CAPÍTULO 4

1734 Words
—¿Vas a decirme entonces que no estás detrás del ingeniero Noé? —cuestionó Lorena altanera. —No —respondió Sofía—, sí estoy detrás de él. Tan es así que le pedí a Diego que lo hiciera realidad. Quiero que el ingeniero Noé nos oriente en las cuestiones que sean necesarias en el trabajo, por ese lado sí estoy detrás de él. —¿Solo por ese lado? —continuó la joven agrediendo a su mayor con fingida sutileza—. Si puedes hacerlo fácil y tenerlo como a todos. ¿Qué te detiene de ofrecerte a cambio? —Lo único que me detiene es que, en realidad, yo no me ofrezco a cambio de beneficios cómo tú pregonas por los pasillos. —Ay, por favor. Todo el mundo sabe que te revuelcas con Diego a cambio de favores. ¿O me vas a decir que tienes el trabajo sólo por tu talento? Digo, porque incluso tienes un proyecto que muchos estaban esperando y cayó en tus manos inexpertas, porque, hasta donde sé, no eres ingeniera. —Bueno —habló Sofía—, debo de admitir que tienes razón en dos cosas: uno, no soy ingeniera, y dos, sí me revuelco con Diego. Pero sí te voy a decir que es por mi talento y esfuerzo que obtuve el proyecto a pesar de que muchos lo estaban esperando, y a pesar también de que no soy ingeniera. » Te lo había dicho ya, Lorena, no estoy sentadita detrás de mi escritorio todo el día calentando una silla. Tengo demasiado tiempo en este trabajo, y lo conozco palmo a palmo. Es cierto que no puedo hacer planos con precisión, pero puedo ver un terreno y diseñar un espacio ideal para él en mi cabeza, es por eso que necesito ingenieros, para que ellos hagan lo que yo no puedo. La que escuchaba torció los ojos y frunció la boca, dando a entender que no se creía lo que la otra decía, pero Sofía llevaba mucha razón en sus palabras, y el apoyo llegó de donde no lo sospechaba. —Buenos días —saludó Noé entrando a la oficina más bulliciosa de todo el edificio—, lamento interrumpir su disputa. Revisé la propuesta y me parece bastante buena para no haber sido hecha por un ingeniero, y tiene errores de novatos, pero no causarían daño, aunque los señalé por si quieres repensarlo, también te dejé propuestas de cambios para esas fallas. Sofía se quedó en blanco por algunos segundos, así que sólo atinó a aceptar el sobre que el hombre de treinta y seis años le entregaba de regreso. » Me ofrecería a explicarlo a detalle, pero por lo poco que escuché tienes el enemigo en casa, y no necesito más rumores dañando mi reputación y destruyendo la tuya. Dile a Salomo que se contacte conmigo, y si tienen alguna duda puedo apoyarlos. Suerte con —Noé hizo una pausa para mirar a la joven con quien Sofía había estado discutiendo antes de terminar su frase—, pues con todo. Sofía agradeció al hombre que no dijo más y se fue, luego de eso también miró a Lorena y movió la cabeza en negativas mientras suspiraba. Estaba en serio cansada, pero antes se había negado a tomarse alguna molestia con respecto a ella, aunque comenzaba a pensar que se tenía que empezar a molestar. —Lorena —habló la ejecutiva antes de darse la vuelta para llegar hasta su oficina—, ve a recursos humanos y pide que te cambien de área, no te quiero ver más y, sobre todo, me encantaría dejar de escuchar todas tus idioteces. Hazlo por tu cuenta pronto, porque si me toca encargarme no vas a quedar bien parada. —¡No puedes hacerme eso! —gritó furiosa Lorena—. ¡Tú no me contrataste! —¡Sí! —gritó también Sofía, callándola momentáneamente—. Yo te contraté. Idiotamente pedí específicamente que tú fueras reclutada y asignada a mi equipo porque tu currículo decía que tenías habilidades comunicativas, lo que yo no me esperaba es que fueran del tipo de habilidades que me llenarían el buche de piedritas, pero me equivoqué, y pretendo enmendar ese error. Te lo dije ya, y esta será la última vez que lo diga, o pides un cambio de área o haré que firmes tu renuncia. Sofía no dijo más, caminó a su oficina donde respiró profundo intentando encontrar la calma, pero no lo logró, por eso se arrepintió de no haber aceptado la propuesta de Diego la noche anterior. Pero era tarde, ya estaba ahí entre la mierda, solo debía soportarlo algunas horas y disfrutaría de un fin de semana en entera soledad. » ¿Por qué demonios estoy aguantando todo esto? —se preguntó dejándose caer en la silla detrás de su escritorio. —Yo espero que sea por la buena paga —respondió Arnoldo, el gerente de recursos humanos que había sido llamado por alguna secretaria para detener la candente disputa en el área de administrativa que regía Sofía. —No, creo que no me pagan lo suficiente —rezongó cansada la mujer—. Esto me tiene harta de verdad. —Te dije desde el inicio que no debías dejarla hablar así. —Pensé que con el tiempo se resignaría y me dejaría tranquila. —Pues ya viste que no. —Sí, ya vi. ¿Puedes encontrarle otra área? Es la mejor amiga de Daniela, no quiero más problemas con ella. Estoy segura de que no tarda en venir a armarme un pancho porque me quedé con el proyecto de Inolav a pesar de que a ella Diego no le ha dado ninguno... ah, y quiero un bono por ese pancho. —Los bonos se piden directamente con el jefe. Aunque estoy seguro de que dirá que sí solo por tratarse de ti, necesito su autorización. Pero con lo del cambio sí te puedo ayudar, necesito quien me cubra una vacante en recursos humanos, y Lorena hace nóminas, así que me cae de perlas; lo que no puedo hacer pronto es cubrirte el puesto de Lorena, porque Analí se va a descanso por maternidad el lunes y no tengo autorizada una nueva contratación por su baja. La que entornó los ojos ahora fue Sofía. Tener más trabajo, justo en ese momento que ya tenía demasiado, no se le antojaba para nada, pero si pensaba en su salud mental esa era la mejor opción, sobre todo porque recursos humanos era casi independiente, así que no se encontraría con la bocona de su exempleada. —Me las voy a arreglar, no te preocupes. Pero, por favor, llévatela contigo ahorita que te vayas. —Prometido. Además, para que veas que somos amigos, te mandaré un té calientito para tus nervios. —Gracias. —Nada qué agradecer. ¿Lo quieres con azúcar o con leche? —Creo que me gustaría con veneno, pero supongo que no tienes. —No, justo se me terminó ayer, así que elije algo más. —Entonces con nada, que sea simple pero bien cargado. Arnoldo asintió sonriendo y de salida, tal como prometió, se llevó a Lorena que ya había recogido todas sus cosas personales. La joven lloraba de frustración, así que debió caminar con la cabeza gacha para evitar que los demás vieran sus incontenibles lágrimas. Adentro, en la oficina, Sofía también quería llorar, pero ella ya no tenía la edad de verse bien con semejantes desmanes, así que solo respiró profundo por enésima vez, logrando, también por enésima vez, nada. —¿Puedo pasar? —preguntó Amelia tras tocar un par de veces la puerta a la oficina de su jefa y entre abrirla un poco. Sofía asintió y la cuarentona de lentes abrió más la puerta y caminó para sentarse frente a su amiga. » Yo solo vine a decir una cosa —dijo la mayor de las dos—, y eso es que yo no voy a ayudarte con las nóminas. Sofía le miró con sorpresa, no se esperaba semejante diálogo en la seriedad de esa mujer, así que solo abrió los ojos enormes antes de soltar una sonora carcajada que la relajó demasiado. Luego de reírse como una verdadera desquiciada por algunos segundos, Sofía terminó por resoplar para poderse detener. —Quiero renunciar —declaró desganada la más joven en la oficina, pegando su frente a su escritorio. —Ánimo, que es viernes, y Lorena dejaba todo para el último día de entrega. ¿Adivina cuándo es quincena? Sofía hizo una rabieta, agradecía haber terminado la propuesta de proyecto el jueves y no haberse ido de fin de semana con Diego. La quincena sería el martes, así que debía sí o sí entregar la nómina ese día, y era una nómina enorme, porque era la primera nómina de Inolav proyect y se debían agregar a todos los involucrados en el proyecto. Amelia la dejó sola, de nuevo, y Sofía se replanteó de nuevo su estancia en ese lugar. Y no, no es que pensara en renunciar, sólo necesitaba encontrar algo que le diera la fuerza de despegar la cara del escritorio y ponerse a trabajar en algo que sabía hacer bien, pero que odiaba bastante por todo lo que implicaba y desconocía justo en ese momento. Necesitaba algo que le devolviera el ánimo y le obligara a levantar el teléfono para indagar asistencias, ausencias, horas extras, incapacidades y demás, de las tres cuadrillas a su cargo, de los administrativos de cada área, de los ingenieros y sus secretarias, eso sin contar el personal en su oficina. ¿Qué era lo que la mantenía ahí? La respuesta era clara, necesitaba encontrar a alguien que no conocía, pero que conocía bien la cara de ella, y estaba segura de que estaba en el segundo mejor lugar para lograrlo, el primero era un lugar del que había sido despedida por acostarse con su jefe ebrio, pero no podía llorar sobre la leche derramada, por eso se había dedicado a ser demasiado buena en su trabajo para no ser despedida por acostarse con el jefe. —Aunque, de haber sabido que tenía que aguantarme tantos problemas, hubiera sido mejor no haberlo hecho. Un dialogo murmurado a conciencia, pero, aunque pudiera, no cambiaría las cosas, estaba consciente de que lo mejor para su propósito era tener a Diego comiendo de su mano. 
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