—¿Crees que estoy siendo muy blanda? —preguntó Berenice a Miriam, con quien charlaba. —¿Blanda? —cuestionó la joven que la escuchaba, de nuevo, en sus lamentaciones diarias—. Amiga, te estás dejando llevar por la corriente como camarón dormido. Bernice rio ante la comparativa recibida, pero lo cierto era que no le costaba ningún trabajo seguirle la corriente a Antuán, por el contrario, lo que le costaba trabajo era negarse a cualquier cosa que él pidiera. » ¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que quieres? —preguntó ahora Miriam, que notaba la evidente imposibilidad que Berenice alejara de su vida a Antuán. Berenice asintió, presionando un labio contra otro mientras la miraba fijamente. —Es lo único que me pregunto —dijo la joven, que de verdad se hacía esa pregunta, por lo me

