No supo bien qué fue, si su necesidad de no causarles traumas innecesarios a los chicos, si fue el concejo recibido de Raudel o sus ganas de no pelear más consigo misma, pero dejó que el tiempo mejorara su relación con ese hombre que no podía dejar de amar y que, luego de haber visto tan mal por un malentendido y su causa, había perdonado y deseado recompensar. Antuán estaba feliz de que ella solo se dejara llevar por la corriente que él estaba encausando, pues eso les permitía pasar más momentos en familia, y eso era justamente lo que ella necesitaba para darse cuenta de que no había nadie mejor que él para formar esa familia que tanto había deseado tener, sueño que antes de sus idioteces había sido de ambos. Un mes después de que Antuán comprara su casa Berenice recibió la de ella, u

