Capítulo 2

1371 Words
Llevaba un rato ya que no podía dejar de ver a Jasmine. Y es que desde hacía tres años que no la veía ni tampoco sabía nada de ella.  Desde que se la habían llevado... Pero en ese momento la veía y no podía evitar notar que había cambiado un montón. Estaba mucho más hermosa pero aún poseía esa ternura en su mirada que tanto la caracterizaba. —Señor Cruise. —Llamó el profesor y yo di un respingo en mi puesto, provocando algunas risas en el salón.— ¿Qué encuentra más interesante que las Leyes de Mendel? Porque ha estado toda la clase pensando en quién sabe qué cosas. —Y-Yo… —Balbuceé y mis compañeros nuevamente volvieron a reír. —Profesor, es que Kevin se ha pasado la clase observando a la chica nueva. —Añadió Clarissa Hank detrás de mí y de inmediato sentí que mis mejillas ardieron cuando todos comenzaron a corear: “A Kevin le gusta la nueva, a Kevin le gusta la nueva”. —¡Silencio! —Exclamó el Señor Bunch y cuando todos se callaron sentí hundirme en mi puesto. Seguramente Jasmine estaría viéndome y probablemente la había hecho sentir incómoda.  A ninguna chica le gustaría que la involucrasen con un perdedor como yo. Mucho menos alguien tan linda como Jasmine. El resto de las clases fueron un martirio; cada vez que los profesores nos perdían de vista, las bolitas de papel no tardaban en llover sobre mi cabeza, además cuando me levanté a entregar el trabajo de Historia y regresaba a mi puesto, alguien me puso el pie provocando que cayera y nuevamente las risas no se hicieron esperar. El timbre para ir al receso sonó y cuando mis compañeros comenzaron a salir del salón, pasaban por mi puesto tirando mis cosas y pisoteándolas en su trayecto hacia la puerta.  Suspiré cansado. Todos los días siempre era lo mismo.  Pero lo que sí había sido una sorpresa para mí, fue cuando una persona se quedó para ayudarme a recoger los libros. Levanté mi vista y me encontré con unos grandes ojos azules que había extrañado por tanto tiempo.  —Hola, Kev. —Dijo acompañada de una dulce sonrisa.— ¿Me extrañaste? Una sonrisa involuntaria se formó en mis labios al escucharla y las palabras no salieron. Pero ella lo entendía perfectamente, aunque éramos totalmente diferentes, siempre nos complementábamos y supe que con ella en la escuela, mis días oscuros tal vez se llenarían de luz.  *** Las clases terminaron y por primera vez sentí que mi estadía en la escuela no se hizo tan tormentosa. Jasmine estuvo junto a mí en el almuerzo, fue una de las pocas veces que pude comprar algo en la cafetería y aunque las miradas de muerte por parte de Mike y sus amigos no faltaron, al menos ella hizo que me distrajera un poco de lo que pasaba a nuestro alrededor.  Nuevamente volvimos a ser Jasmine y Kevin.  —¿Y esa sonrisa, Kev? —Pregunta mi madre en el momento que cerré la puerta.— Nunca vienes tan feliz del colegio. Mis ojos se abrieron de par en par. —N-no sé a q-qué te refieres. —Me di un golpe mental por tartamudear. Se acercó a mí con una tierna sonrisa y cuando estuvo a punto de responder, su teléfono sonó.  Esa era mi oportunidad para escapar, pensé. Pero cuando estuve a punto de empezar a subir las escaleras, algo que mi madre mencionó en su llamada llamó mi atención.  —¿Cómo dices? ¿Que Kendall, qué? —Cuestionó. Recordé en seguida que Kendall no había ido a clases. Nuevamente, estaba en otra protesta en contra del maltrato animal. Pero ya debía haber llegado. Se suponía que debía estar en casa a la hora de salida de clases para no generar sospechas. Demonios, Kendall. —¿Para qué quieres que encienda el televisor? —Preguntó nuevamente mi madre.— ¿Cómo? ¿Kendall? No puede ser. Cuando mi madre se dirigió a encender la televisión, sin pensarlo corrí hasta ponerme en frente de la pantalla, impidiéndole la visión.  —Kevin déjame ver. —Advirtió mamá aún con el móvil en la oreja tratando esquivarme. Negué con la cabeza aún obstaculizándole. —Kevin… —No. —¡Kevin! ¿Qué me estás ocultando? —Intentó quitarme de su camino y yo forcejeé con ella.— ¡Ya voy a mirar! —Respondió en la llamada— Kevin no me deja. Suspiré.  Kendall me debes una grande. —¡Kevin! —Se quejó mi madre. —Jasmine ha vuelto. —Solté rápidamente buscando una distracción para que mi madre se olvidara de Kendall. Y al parecer, había funcionado. Sus ojos se abrieron con asombro, sin poder creerlo. —Kate, te tengo que colgar. —Avisó mi madre para dar por finalizada la llamada y centrar totalmente su atención en mí. Tragué saliva. —Ha vuelto y está en la misma secundaria. —añadí. El rostro de mi madre se volvió inexpresivo, no sabía cómo reaccionar a lo que le acababa de contar y eso indicaba malas noticias. —Hablaré con tu padre cuando regrese del trabajo.  —Fue lo único que dijo antes de irse hacia la cocina.  Solté el aire y me dejé caer sobre el sofá. ¿En qué estaba pensando cuando le conté a mamá sobre el regreso de Jasmine? Sabía perfectamente que se iban  a interponer y justo cuando las cosas aparentemente se iban a poner mejor en mi vida... Un mensaje en mi móvil llamó mi atención. Cuando lo saqué de mi bolsillo me di cuenta que se trataba de Kendall. “Me están llevando a la estación de policía. Van a llamar a papá.” Negué con la cabeza en desaprobación. Y articulé un mensaje en respuesta “Llegó tu fin.”  *** Un par de horas habían pasado desde qué papá salió del trabajo, y había vuelto a casa con Kendall. Ya llevaban un rato en la sala, mis padres sermoneando a mi hermana por lo ocurrido ese día.  La protesta había terminado mal, un grupo comenzó a vandalizar en la ciudad y la policía tuvo que intervenir. Aunque Kendall no era parte de ese selecto grupo que arrojaban piedras, los policías la detuvieron y fue ahí cuando los periodistas grabaron los disturbios y Kendall apareció en las noticias.  El problema era que apenas teníamos 15 años. Y el hecho de que Kendall ya hubiese terminado en una estación de policía, no ayudaba mucho a decir verdad. Di un respingo cuando escuché a papá llamarme. Ya sabía para qué me llamaba.  Claro, primero iba con Kendall. Y ya seguramente mamá le había mencionado lo otro.  Salí de mi habitación y bajé las escaleras para encontrarme a Kendall sentada en el sofá y mis padres, de pies frente a ella, con caras de pocos amigos. Tragué saliva y tomé asiento junto a Kendall quien permanecía con la cabeza agachada. —¿Así que esa chica ha vuelto? —Cuestionó mi padre.  —Se llama Jasmine, papá.  —Como sea, hijo te cambiaremos de escuela. —Advirtió y yo me puse de pie. —Pero, ¡¿Por qué?! —Reclamé. —Hijo no es conveniente para ti que estés cerca de esa chica… —Añadió mi madre y yo la interrumpí. —¿¡Y acaso saben qué es lo que me conviene?! —Cuestioné.— ¡Jasmine es la única que puede entenderme!  —Kevin… —Intentó convencerme mi padre. —No papá. —Continué.— No dejaré que me separen de ella, no otra vez.  —Ella está enferma, hijo. —Intentó persuadirme mi madre.— ¡Entiéndelo!  Negué con la cabeza. —Estaba. —corregí— Por eso se fue. Pero ya regresó y las cosas serán diferente ahora. Mi padre se tomaba el puente de la nariz con frustración.  —Papá, por favor… —Supliqué. —Podrían intentarlo… —Añadió Kendall con un hilo de voz.— Digo, si las cosas nuevamente… Salen mal, pues lo cambian de escuela. Mis padres intercambiaron una mirada y hablaron entre ellos por un momento, el cual aproveché para girarme hacia Kendall y agradecerle en voz baja. Ella me respondió con una pequeña sonrisa. —Bien. —Dijo mi padre tomando la vocería.— Kevin se quedará en la escuela… No pude evitar esbozar una sonrisa y levantarme del sofá para abrazar a mis papás.  —...Pero —añadió—, si esa chica vuelve a… Hacer lo de antes, te cambiaremos. —Pero rápidamente aclaró, dirigiéndose a mi hermana— Y Kendall, serás la encargada de ver que todo marche bajo control. Así también nos daremos cuenta si estás faltando a clases para ir a esas estupideces que van puros vándalos.  —Y matamos dos pájaros de un tiro. —Finalizó mi madre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD