Capítulo 38. Una boda, un conflicto, un regreso y algo más. El amanecer irrumpió sin piedad. El cielo comenzaba a teñirse de tonos anaranjados cuando el móvil de Sebastian vibró sobre la mesa de noche. Él apenas lo escuchó, pero el sonido insistente lo obligó a soltar el sueño tibio donde aún olía la piel de Paulina y el mar. Tomó el teléfono con desgano, sin mirar quién era y respondió con voz ronca, no quería que Paulina se despierte. -- Coronel Durand -- -- ¡Coronel Durand!, en posición de alerta inmediata -- era la voz seca y directa del General a cargo de la base militar, -- Recibimos coordenadas sensibles esta madrugada. Tiene que regresar a la base en menos de seis horas. Es una orden directa -- Sebastian se incorporó de golpe, el corazón le dio un vuelco. -- ¿Qué ha pasado?

