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805 Words
Justo antes de dormir, un mensaje llegó a su w******p, era de Rovi, con una dirección y una hora acompañado de emojis de corazón, diablito y tres gotas de agua. Algo estúpido que como respuesta recibió un “Ok” cortante y desesperanzador. La cita sería el jueves al otro día era miércoles, por lo que debía inventarse algo pronto o de lo contrario, asistir. El insomnio se apoderó de ella hasta las tres de la mañana, donde pudo cerrar los ojos y caer en un pozo n***o, donde no soñó con nada, ni tuvo pesadillas, al menos eso era algo bueno. . . La misma rutina del día anterior, eran las nueve y catorce de la mañana, Isabella se encuentra encogida dentro de la gran chaqueta que la protegía del agresivo aire acondicionado y con los audífonos puestos rogando a quién sabe qué entidad que aquel chico que la observaba desde su cubículo no se atreviera a acercarse a ella por lo que pretendía estar ocupada cuando lo que estaba haciendo era eludir una penosa situación de su camino: No se encontraba en la posición para jugar con los sentimientos de una persona que se podría llegar a prendar de ella justamente cuando su mente estaba en otro punto, en el proceso de su muerte, específicamente. Sí, porque es ese el tema aquí. Isabella no quiere amores pasajeros o duraderos, no busca aventuras sexuales o amistades. Ella no quiere divertirse y disfrutar de la vida, ella no busca besos ni caricias, sólo desea lo que ya les expliqué: el éxtasis puro de la paz, tranquilidad y silencio que da la muerte únicamente.  Marcó al cliente número quince del día tachandolo de su lista diaria de veinticinco personas por llamar. Lo más gracioso, ¿Saben qué? Es que Isabella era realmente buena. Curioso, ya que le vendía seguridad a aquellos tontos que creían  que aquella dulce y amable voz provenía de una chica llena de vitalidad y planes a futuro. Decir que era buena engañando era decir poco, haciéndose pasar por alguien más, era casi perfecta. Luego de que la señora al teléfono accediera a aumentar un 15% su seguro, el cual ahora cubriría accidentes viales, porque seguramente su marido era un alcohólico empedernido que manejaba hasta casa luego de irse de juerga por ahí y así creía que se protegería a ella y a los suyos si algo le pasaba al hombre, sin darse por enterada que ese porcentaje no cubría accidentes que involucran alcohol, drogas o elementos en el que se descubriera a la víctima como causante y culpable de su propia desgracia. Un engaño más a la lista, tachado. Se tomó un descanso, aquella ensordecedora voz femenina le había causado jaqueca, rebuscó en la gaveta, junto a la computadora y encontró una barra de granola, cambió la música por algo más alegre y se encontró en el buscador de Google sin saber qué teclear. Hasta que lo hizo. “¿Cómo morir?” No era estúpida, sólo estaba aburrida y curiosa.  Salieron varios enlaces de grupos de ayuda, otros de grupos suicidas y chicos emo, pero el que realmente atrajo su atención fue uno que se dirigía a un blog personal donde se leían los pasos que deberías seguir para tener “Una muerte plena y no fallecer en el intento”. Vaya chiste. Estar completamente seguro: Que tu decisión no sea tomada a la ligera. No pienses que por enojarte con tu familia, o pelear con tu pareja, o ser regañado por tus padres es el motivo correcto para hacerlo, toma años de preparación y mucha madurez llevar el acto acabo. Si es en serio, no lo comentes: Usualmente las personas que toman el tema con ligereza y lo comentan con otros, son las que nunca lo llevan a cabo y sólo molestan para causar sobre sus familiares y entorno cierta presión y chantaje para complacer sus caprichos. Deja todo en claro: Cancela las deudas, los que quedan no tienen por qué cargar con tus asuntos y menos aún en momento de duelo. También deja una nota, un vídeo, una grabación. Que ellos sepan los motivos que te impulsaron y sobrevivan con la tranquilidad que les dará saber la verdad, además verte y saber que actuaste dentro de tus 4 cabales les servirá de consuelo. Encargate que tus pertenencias ocupen el lugar que deseas antes, ya sea con tu hermano, tu hermana, tus padres, amigos, pareja o el basurero de la calle. Lleva a cabo tus preparativos: Cómo ya sabes, ellos estarán en shock la mayor parte del tiempo y sería agradable de tu parte dejar todo listo, además, ¿Quién organizará tu funeral mejor que tu mismo? Isabella no sabía si aquello iba en serio o si alguien seguiría esos consejos, pero a ella la inspiraron de forma inmediata.
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