Oso sonrió, aquella fue una sonrisa espantosa, digna de convertirse en la pesadilla que nos atormenta en las noches. En otro momento, en otra situación, Luca Lee habría retrocedido con asco y pavor, mientras intentaba mantener la mayor distancia posible entre él y aquel ser despreciable, una creación monstruosa salida del propio infierno. Pero él no pudo apartarse ni escapar, no cuando se acababa de convertir en el centro de atención de ese espantoso hombre, y su corte de criaturas infernales. El rey del infierno se aproximó a él, con aquella sonrisa asquerosa ocupando espacio en sus labios ajados y partidos, debido a la ingesta de solo Dios sabia que cantidad de sustancias ilícitas. De lo único que era consciente Luca, era que el tabaco era la menos problemática de todas ellas. —Tien

