Ya tenía un mes en el nuevo apartamento, con Irene me llevaba muy bien, tenía muchos gustos iguales, siempre y después de que cada una llegará de su trabajo, nos poníamos a conversar de nuestro día, reíamos con las ocurrencias de cada una.
Durante este tiempo, tuve que cambiar de número de celular ya que Rafael no se cansaba de llamar e insistir, y siempre tenía la misma respuesta, es decir, ninguna pues no me daba la gana de contestar. Además durante este tiempo esos ojos color azul de aquel desconocido no salían de mi mente.
En el trabajo, le prohibieron la entrada a Rafael, después de que un día llegó a buscarme y armó tremendo alboroto. Así que ahora los vigilantes están atentos de que él vaya y arme el bullicio.
Es sábado y me encuentro acostada en mi cama, Irene está en la cocina preparando la cena, me llega un olor delicioso, me levanto como un resorte de mi cama y de repente me mareo, me llevo la mano derecha a la cabeza y con la izquierda la extiendo tratando de agarrarme de algo para evitar caerme. Me vuelvo a sentar en la cama y espero a que se me pase, seguro fue por pararme tan rápido de la cama. Pensé.
Me levante después de unos minutos y baje a cocina, Irene al verme sonrió.
-¡Pensé que nunca ibas a bajar! Últimamente te la pasas durmiendo en tus ratos libres.- y si tiene razón, ¿Pero qué puedo hacer si me da mucho sueño?
- si bueno, y que esperas mujer aliméntame.- Dije haciéndola reír.
Ella colocó un plato de rica pasta con milanesa de pollo en salsa. Empecé a comer como si no hubiese comido en años. Ella ya había comido, así que se despidió de mí diciendo e iría de compra por toallas sanitarias, me dijo que ya estaba próxima a su periodo. No le preste atención y seguí comiendo la rica comida. Ya estaba terminando de comer cuando me entran unas ganas enorme de vomitar, deje mi plato aún lado y respire profundo, seguro había comido mucho.
Por más que trataba de contener las ganas no pude evitarlo, sentí una arcada y tuve que salir corriendo al baño, y así entre arcadas y arcadas vacíe todo mi estómago en el inodoro. Me levante y me lave la cara en el lavamanos, enjuague mi boca y apoye mis manos a los lados del lavamanos levante la cara y me mire en el espejo, estaba pálida y mi cabello alborotado.
De pronto parte de la conversación de Irene vino a mi mente, "Ara, te dejo un rato voy a la farmacia a comprar toallas sanitarias mi periodo está por venir" sacudí mi cabeza y empecé a sacar cuenta en mi mente mi periodo no había llegado, tenía un retraso. ¡Oh! No, no, no, no puedo estar embarazada, no puedo tener un hijo y menos de un desconocido, porque de estarlo estaba 100% asegura de que era de él.
Con mis piernas casi como gelatina subí a mi habitación, busque mi celular y me lance literalmente en la cama, tenía mi mente vuelta un ocho, no paraba de llorar, marque el número de Irene.
-hola Ara, ¿deseas algo? Pregunto pero yo solo lloraba y lloraba
-Ara, dime ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? Voy para allá ahora mismo-
-no, no es nada, necesito un favor tuyo.
-y ¿por eso, estas llorando? Pregunto aún con duda en su voz.
-no, no es por eso, pero te lo explico cuando llegue, ahora solo quiero que compres un prueba de embarazo, no mejor no, no una sino todas las que encuentres.
-oh! Fue lo único que dijo.
-por favor no me hagas preguntas, no ahora, te lo explicaré después.- y sin más colgué. Sabía aún si no hacía eso me interrogará peor que en la policía.
Me encontraba en el sofá mordiendo mis unas de los nervios, ya que Irene está tardando más de lo debido.
-al fin llegas,- dije mientras corrí hacia ella apenas cruzó la puerta, le arrebato las bolsas y busco la maldita prueba de embarazo, habían tres en total. Con ellas en manos corrí hasta el baño con Irene detrás de mí pisando mis talones.
Entre en el baño y leí las instrucciones una rayita es negativo, dos rayitas positivo. Hice todo tal cual lo indicaban las instrucciones, ahora tenía que esperar 5 minutos, salí del baño y afuera estaba Irene esperando.
-te debo una explicación...- Dije y ella solo asintió con sus brazos cruzados en su pecho y recostándose en la pared, parecía un padre en pose autoritaria esperando a que su hijo confesara alguna travesura.
-hace un mes, iba a casarme- empecé a contar ella abrió sus ojos tan grande que pensé que se saldrían de su órbita, intento hablar pero lo impedí levantando mi mano hacia ella.
-bueno hace un mes iba a casarme, pero el día de la boda, cuando estaba frente al altar dije que no...- y así empecé a contar todo... - Al día siguiente amanecí en la cama de ese desconocido, que me ayudo y me ofreció consuelo sin saber nada de mí, el problema fue que antes de irme de allí, tuve sexo con él, necesitaba sentirme querida, deseada, después de me fui de ahí mientras él dormía y sin saber ni como se llamaba.
- ¿Ahora estás embarazada de un desconocido?
-oh, no, no, no digas eso yo no puedo estar embarazada, no puedo.
-bueno eso no lo sabrás hasta que veas los resultados, creo ya paso más que tiempo suficiente para cerciorarse si es positivo o negativo.
Camine muy lentamente hasta el baño nuevamente con manos temblorosa tome uno de los test, caí de rodilla me faltaba aire en mis pulmones. Escucho a mi espalda a Irene hablar.
-¡oh! ¡Dios míos! ¡Voy a ser tía! Grita. Y yo siento mi mundo caer a mis pies y todo volverse negro.....