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Mi Amante, Mi Enemigo

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Blurb

Theo y Zion son los herederos de dos de las comercializadoras más importantes del país, dos genios de los negocios, seductores y dedicados a llevar la fortuna de sus padres al nivel más alto, aunque el primero de la forma honesta que conoce y el segundo utilizando incluso su cuerpo para conseguirlo.

Un enfrentamiento que los lleva a firmar un contrato que pronto desequilibra la balanza dejando a ambas compañías al borde de la quiebra, haciendo que los patriarcas de las dinastías Yáñez y Kobe tengan que intervenir tomando una decisión que convertirá la vida de estos dos enemigos en un juego de poder tanto en su empresa como en la cama al firmar un Matrimonio por Contrato, que los pronto los convertirá en víctimas de su propio engaño.

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Theo y Zion
Theo palmeó a su montura e ingresó a la arena.  Los aplausos desde las gradas le hicieron saludar tocando el casco y seguir hasta la línea de salida. Desde niño la práctica del salto ecuestre era un deporte que lo relajaba apartándole de los problemas familiares, y ahora a su veintiséis años continuaba siendo su vía de escape para con lo que ocurría en la empresa y con su hermana, desafortunadamente en días como ese, la sombra de quien se declaró su rival desde que lo conoció, siempre aparecía saboteando la tranquilidad que la equitación le brindaba, y hoy no era la excepción, en la barrera junto con otro participante se hallaba Zion Kobe. La yegua bajo él comenzó a sacudirse como avisándole que sus pensamientos la estaban alterando. Acarició el cuello del animal pidiéndole disculpas, el relincho fue la respuesta de que todo se había solucionado. Justo a tiempo, ya que los altavoces dieron el resultado del competidor que le precedió, y su nombre fue anunciado junto con el del Club Alliance que representaba. La campana sonó ordenándole que debía emprender el recorrido. Cada salto reflejaba la unión y el entendimiento entre el jinete y el corcel, el público admiró como los obstáculos fueron zanjados sin hacer ningún derribo. Las trompetas sonaron al terminar la rutina, su tiempo, 72 segundos, lo que le colocó a la cabeza de la competencia. En las gradas Mireya Iglesias, su prometida, le lanzó un beso que recibió mostrando una sonrisa. —Deberías evitar hacer esa cara —casi como un susurro la voz de Kobe le hizo encontrarse con los ojos dorados que brillaban burlándose—. Podrías despertar más de un bajo instinto. —Y a ti ¿Qué te despertaría? —preguntó sin temor de estimular la palabrería de su rival. —Hagamos una apuesta querido Theo —el cuestionado respondió como siempre evadiendo la pregunta principal, el pelinegro le miró aceptando el desafío—. Si gano la competencia me cederás el contrato con Mayakeg… —Y si pierdes me darás lo que te pida sin importar lo que sea —el castaño sonrió satisfecho por como su principal competidor en el campo de los negocios le tentaba, sin más alargó su mano para cerrar el trato. El presentador solicitó la presencia de Zion y Sahara en la pista de obstáculos, mientras Theo Yáñez descendía de Canela entregándola al mozo que la arreglaría para el podio. —Esto es insólito, pero por primera vez vemos un empate en una competencia de salto, hemos revisado el tiempo con milésimas de segundo y el resultado increíblemente es el mismo. Theo Yáñez se sintió satisfecho y descansó porque no perdería el contrato con la azucarera, un acto irresponsable al que cedió por el reto del imbécil que ahora le saludaba como si hubiese ganado. Terminó de beber la botella de agua y cogió la rienda del alazán regresando a la pista, los vítores se oyeron junto con varias flores que fueron lanzadas a su alrededor. —Felicitaciones —dijo el jurado—, el premio será dividido entre ambos y el reconocimiento, tan pronto se duplique, enviado a los clubes que representan. Ambos jinetes asintieron para recibir la copa de primer lugar y levantarla para las fotografías reglamentarias. Kobe le observó alejarse sin mediar palabra, debía reconocer que Yáñez era demasiado bueno, algo lógico ya que el joven practicaba equitación desde muy niño, él por su parte era más de deportes de contacto, por eso el empate se sentía como una victoria. Los brazos que le rodearon desde atrás le hicieron voltear para encontrarse con la bella sonrisa de la hermana del pelinegro. Contemporáneos y amigos desde la preparatoria, Samantha Yáñez y Zion compartían varias cosas en común, pero sobre todo la imperiosa necesidad de derrotar a Theo. —No te veo enojado por quedarte sin el contrato —evidenció Sam mientras lo acompañaba al parqueadero. —El contrato nunca me importó, quería ver que tanto podía incitar a tu hermanito a una apuesta. —¿Qué crees que te hubiese pedido si ganaba? La carcajada de Zion le demostró a Samantha lo poco que valoraba a su familiar, tomándola de la cintura le propuso dejar de pensar en tonterías y dedicarse un poco del tiempo que no compartían desde que llegó de Alemania. El apasionado beso que siguió a la invitación permitía suponer que esa noche no volvería a la casa paterna, por eso en lo que Kobe manejaba al apartamento de soltero que tenía en el centro de la ciudad, ella llamó a Celmira, su madre, para informarle que se quedaría con unos amigos. Al cerrar la puerta de la vivienda las caricias no se hicieron esperar, eran tan compatibles en la cama como en sus intereses, Samantha se liberó del castaño para sensualmente comenzar a desnudarse, después pensaría como derribar la imagen de Theo frente al patriarca Yáñez, por ahora necesitaba a Zion, lo amaba y quería que él lo entendiese así, que la viese más que como un simple desfogue de energía o una relación de sexo sin compromiso. El hombre arrancó las pocas prendas que quedaban sobre el cuerpo de su amiga con derechos, para guiarla a donde necesitaba ser atendido. Disfrutaba el sexo con cualquier mujer, pero Samantha además de complacerlo, era una herramienta para destruir a la competencia en los negocios. Colocó su mano sobre la hermosa melena para marcar el ritmo de la felación, vaya que necesitaba ese espacio después del empate en la competencia equina, la liberación en la boca de la joven que se irguió limpiando los restos del espeso líquido obtuvo como resultado una sonrisa de medio lado que concluyó con el siguiente paso en el ritual de seducción. De esta manera los cuerpos se unieron disfrutando de la entrega mutua. Por segunda vez en la noche los jadeos y el vaivén de las caderas de la chica lo llevaron al clímax para caer rendido a su lado. —La representante legal de Mayakeg firmó con mi empresa desde hace dos semanas —los ojos dorados se posaron en los marrones de Samantha con una mezcla de sentimientos que ella no logró descifrar. La confesión cambió los planes de Yáñez, la reunión con Mireya Iglesias, la CEO de la azucarera era a primera hora, así que le convenía estar al lado de su padre. Kobe la vio vestirse y agarrar su cabello en una cola alta, llamó al servicio de transporte y se despidió avisando que esperaría el carro en la portería, igual cinco minutos pasaban rápido. Al quedar solo Zion marcó el número de Ignacio, su hermano respondió confirmando lo dicho por la mujer, agradeció la información disponiendo la hora a la cual se encontrarían en la mañana, era necesario moverse para el siguiente contrato. Al colgar miró las luces de la ciudad a sus pies. —Pronto te doblegaré Theo y sabrás que yo soy el mejor en muchos aspectos.

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