Capítulo treinta y seis —Niños, —los paso por delante de mí para que empiecen a subir las escaleras y se puedan ir al cuarto, —porque no van a la habitación donde está su hermanito y lo cuidan por mientras de que yo arreglo algo con su queridísimo tío. Les sonrío para que vean que las cosas van a estar bien y ellos rápidamente suben pasando por su lado, entran al cuarto y no es hasta que escucho el cerrar de la puerta cuando cambio mi cara de felicidad a una de enojo total mientras que lo observo como viene bajando con aires de grandeza como si el haber dejado a los niños cuando estuvo en crisis fuera lo mejor. Es que de verdad... Baja el ultimo escalón dejando caer su peso por completo en el piso y se cruza de brazos esperando lo que le tengo que decir, pero así mismo es como leva

