Ayudame

1441 Words
—Bien, ya sabes, sigue igual que siempre... Silencio de nuevo. Tocar el tema de su mamá era algo doloroso para ella.. —Escuché que ganaron el campeonato —agregó rápidamente para cambiar de tema—. Por cierto. Felicidades —Alzó sus pulgares y sonrió. Oliver le regresó el gesto al escucharla y asintió. Era extraño como a pesar de que hubiera escuchado de muchos otros esa misma palabra solo cuando la dijo Mia la había sentido de verdad. Era extraño. —Ya sabes. —Se encogió de hombros—. Soy el mejor —dijo engreído. Mia había olvidado lo terriblemente arrogante que podía llegar hacer Oliver y se limitó a soltar una risita mirándolo de reojo. —He bebido un par de cervezas en la fiesta que hizo Tom, así que perdón si soy más idiota de lo que soy de por si. —Siguió sonriendo—. Por cierto no te vi ahí —dijo expectante. —Ya te había dicho por que jamás me veras en lugar de esos. Esas fiestas son tu mundo, no el mío. —Miró hacia el cielo—. Yo prefiero estar sola, leer un buen libro, escuchar música mientras tomó una buena taza de té. —Lo sé, pero pensé que irías por Matt... —Alzó una ceja, sugerente y hasta un poco burlón. Mia lo miro asustada. ¿Lo sabía? —j***r, recuerda que sé leerte tan bien. —Río. La rubia pensó que no lo podía hacer más, pero al parecer se había equivocado, aun tenía el don. —¿Cómo lo descubriste? —preguntó curiosa. Estaba segura de que estaba haciendo un buen trabajo ocultando sus sentimientos, dejando de lado las veces que se perdía viéndolo en clase, mientras babeaba (literalmente) haciéndolo. —Solo tartamudeas con los chicos que te gustan —le explicó Oliver inclinándose hacia atrás, mirando el cielo estrellado también, aún se sentía un poco mareado por el alcohol—. Sigues siendo una cobarde. ¿Recuerdas a Nethan? —Empezó a reír y Mia bufó. —Éramos solo niños —Objetó. —Lo sé, pero si tan solo fuera más valiente y le hubiera dicho lo que sentía por él, no hubiera salido con Layla por despecho. Todo mundo pesaba que tú y yo salíamos porque la pasábamos juntos siempre. —Bromeó. —Para ti era fácil decirlo, todas las niñas querían contigo y era por eso que me odiaban... también sufrí por ti. Además tú no tienes nada que reclamar, mírate, ahora ere el chico popular y sexy de la escuela que tiene a todos a sus pies. —Oliver no dejaba de sonreír al recordar los viejos tiempos, todo lo que habían pasado juntos. —¿Te parezco sexy? —Dejó de sonreír y preguntó con su voz aterciopelada mirándola fijamente. Mia se quedó muda sin saber qué decir—. ¿Sabes? Tú eres más que eso. —La rubia lo miro atónita—. Eres inteligente, atractiva y una buena persona. —Se miraron por un par de segundos hasta que uno de ellos parpadeo expectante. ¿Estaba Tratado de darle ánimos? ¿O tal vez era porque venía más borracho de lo que realmente dijo? —Eso díselo a Matt. Los chicos de ahora solo miran tu exterior, el cómo te ves y luces. No importan los sentimientos o lo que seas por dentro. El ser atractivo lo es todo. Solo mírate. Si eres poco agraciada como yo eres un perdedor. ¿Sabes? Por estereotipos como esos es que la gente tiene miedo de mostrarse como es y ser despreciado, eso apesta. Silver no sabía que Mia pensara de esa forma, pero tenía razón, incluso él fingió muchas voces ser lo que no era para ser aceptado. El moreno volteó a ver a su amiga y se acercó un poco más a ella. Mia se quedó quieta cuando lo observó con sus ojos fijos en su rostro y formó un mohín, pensativo. —¿Qué?, ¿Qué tengo? —preguntó preocupada desviando la mirada para todos lados. Oliver estaba actuando raro. —No eres fea como piensas. Tienes unos hermosos ojos y... —Su vista descendió hacia sus labios. Silver parpadeo preguntándose que jodidos estaba pensado—. Digo... —Se separó cohibido y se rascó la cabeza con nerviosismo—. Podrías cambiar algunos aspectos en tu estilo, tal vez tu ropa, por ejemplo cambiar esos pantalones anchos y esos suéteres de colores chillones. —Escudriñó el cuerpo de su amiga—. Tu forma de peinarte. —Subió de nuevo la mirada—. Y un poco de maquillaje no te haría daño si es que quieres encajar en los estereotipos de la gente sin cerebro a quienes quieres impresionar como lo es el idiota de Matt. Mia no supo qué decir y no por lo que le había dicho Oliver sino por la forma en lo que lo hizo, aun así era impensable, ella jamás encajaría en algún papel de eso porque sus ideales eran muy diferentes, ellos pensaban en fiestas, alcohol incluso sexo y ella no era nada de eso. —No escuchaste lo que dije, no quiero aparentar lo que no soy. —Por favor, no aparentarías nada, seguirías siendo tú por dentro con un pequeño cambio por fuera, eso sería todo. —Mia se mofó y negó. —Solo piénsalo. Podrías hacer que cualquiera volteara a verte. No solo serías hermosa por dentro sino por fuera, imagínalo. Mia Stone la reyna del baile. —Alzó sus manos haciendo un ademán de presentación y no pudo mentir, Mia en verdad se lo estaba imaginado y para el colmo lo que veía le estaba gustado. —¿Qué te hace creer eso? ¿Y si después de hace todo lo que dices, sigo igual de fea que antes? —Se cruzó de brazos ante su realidad, pero Oliver negó. —Créeme cuando te digo que no será así. —Estaba seguro de eso. Mia mordió su labio, hubo veces donde ella trató de cambiar, pero siempre había obtenido el mismo resultado. La moda ni el maquillaje era lo suyo y jamás pidió ayuda, sus amigos se negaban a que cambiara por una cosa tan absurda como gustarle a alguien. Así que con ellos no contaba. —Tendrías al idiota de Matt muerto y babeando por ti —Oliver susurró a su lado como si fuera su conciencia, persuasivo. ¿Esa era la solución? ¿Sería posible que cambiando podría conquistar a Matt? Esa idea la hizo sonreír. —¿Harías esto por mí? —Oliver frunció el ceño cuando Mia lo miró sonriente—. ¿Me ayudarías a cambiar y conquistar a Matt? —Para, para, para... —Levantó la mano frenando toda idea de su amiga—. Yo solo te estaba dando una idea, nunca me ofrecí a ayudarte —Mia puso ojos de cachorra y formó un puchero, cabizbaja—. O no, ¿aún crees que eso funciona conmigo? Ya no tenemos 11 años. Ahora fue Mia quien se acercó a él. Podía decirse que esa era su arma letal contra Oliver, jamás se había podido negar a nada después de ver sus ojos de cachorra, acabando con su puchero de patito. No podía ser, Oliver cerró los ojos, eso le pasaba por andar metiéndose en lo que no lo llamaban. Hubiera dejado el asunto e ignorar la situación como siempre lo hacia en cada cosa de su vida. —No lo sé, Mia, ¿Yo que obtendré a cambio? —La rubia lo sopesó. Dinero, era ilógico, Oliver era una persona con recurso, sus padres mantenían un negocio próspero. Tal vez si le decía que sería su esclava por un mes aceptaría. "Piensa, Mia" era más ingeniosa que eso, pero en ese momento no se le ocurría nada. —¿Toda mi gratitud? —Lo observó con una pequeña sonrisa nerviosa, esperaba que eso fuera suficiente para su viejo amigo. —Me largo. —Oliver hizo el ademán de irse, pero lo tomo de la mano casi arrodillándose. No podía dejar pasar la oportunidad, no después de imaginarse con Matt como reyes del baile. ¿Quien más podría ayudarla si no el fuckboy de la escuela?, el maestro y experto en flirteos, y cambios de imagen Oliver Silver. j***r. No podía dejar que se fuera sin que aceptara. —Por nuestra amistad —suplicó. Pero para Jackson no era suficiente, necesitaba algo que lo motivará. No es que no lo pudiera hacer sin nada a cambio, pero su valioso tiempo era algo que tenía que tener alguna recompensa.
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