Sentir como príncipes

1648 Words
Los días siguientes fueron complicados para los hermanos, llevaban tres días a ocupados buscando la manera de encontrar solución. Los enredos de su vida. Farah lo estaba pasando ligeramente peor que los demás, porque entre sus malas acciones estaba el disgusto que había ocasionado en el rey, quien si bien, le prometió reunirse con ella, se estaba tomando su tiempo y le sumó un gran silencio hacia su hija. La mueven sabía qué se había pasado, pero también entendía que para ser la líder que quería ser, tenía que empezar a jugar las cartas de una manera más ruda. Por otro lado, tenía el corazón no roto, pero sí rasguñado, Lorenzo la había estado evadiendo, no le había buscado ni siquiera para discutir. Cuando se encontraron para cuidar a sus sobrinos mientras Elías y Nala iban a una cita al teatro, el joven le había pedido que no se hiciera ilusiones de una familia feliz porque su situación no cambiaría ahora y probablemente nunca. Fara le había dado vueltas a la conversación un millón de veces. Estaban en la cocina lavando y guardando los platos cuando Lorenzo se giró hacia ella. —Farah, no quiero que te hagas ilusiones. —No he dicho nada. —Sí, pero te conozco y no quiero que te inventes la escena de la familia feliz que no existe ni existirá. —Lorenzo, no entiendo de donde viene esto. —Viene de la comida con Kamal. Yo de verdad te amo, muchísimo, más de lo que es apropiado. Y puedes llamarme cobarde o que sea que dijeras el otro día, pero yo prefiero protegerte, a ti, a tus sentimientos y a los de nuestra familia, que perderte. Si no quieres ser mi hermana. Vale, lo entiendo, pero no quiero que estés esperando por mí o por una relación que no va a pasar. —¿Es tu respuesta final?—preguntó la joven con cierto desconcierto y tristeza. —Es lo que hay —Responde Lorenzo con una sonrisa a medias que no terminó de convencer a la joven. Para suerte del príncipe, sus sobrinos interrumpieron, por lo que la conversación se dio por terminada, pero el dolor de sus palabras quedó en la memoria de la joven y la actitud de Lorenzo; tan cortante, le ponía cierto ácido a la herida. El príncipe Kamal sentía algo similar a su hermana. Selene daba un paso a delante y como mil atrás, habías sido clara en que no podía perdonarle de la noche a la mañana. A él no le surgían más ideas para reconquistarle, no quería seducirle, quería ganar su corazón, pero no tenía idea de cómo y no contaba con su tío, su hermano parecía más perdido que él y Lorenzo estaba de un humor insoportable. Kamal solo podía recordar lo fácil que había sido para ellos enamorarse la primera vez, lo entregados que estaban al cuerpo del otro y deseaba volver a aquello, incluso al sexo excesivo de: “tengamos un bebé”. No querían acelerar procesos que no dependía del todo de él, pero necesitaba una esperanza, por pequeña que fuera. Elías, a diferencia de sus hermanos, sabía que en tres días no se obraba un milagro. Estaba agradecido por cualquier muestra de interés por parte de Nala, pero, tener dos hijos les quitaba flexibilidad, incluso esa parte espontánea de las relaciones, y si soltera y la joven Nala, era difícil; como adulta y madre, era mucho más. La esperanza que guardaba Elías era que por el momento iban caminando juntos, solo era cuestión de tiempo enterarse si iban para la misma dirección. El príncipe heredero estaba sacando toda esa energía en el gimnasio, mientras el príncipe Elías se dedicaba a aprovecharlo en su arte, pero la princesa estaba por ganarse un título en evasión de sus sentimientos y decidió usar su insomnio para crear una propuesta más sólida que la de cualquiera de sus hermanos, no quería despreciarlos, no obstante; para ella eran inútiles para regir cualquier cosa que no fuera su propio cuerpo, y si hablamos de olores, pues no les va muy bien higienizándose. La princesa además estaba planeando uh tributo para celebrar la vida de su hermano y concientizar a todas las personas sobre la importancia de la salud mental, para ello se reunió con Lorenzo, Elías, Kamal y Eleonor. —Familia es un placer verles el día de hoy. Quiero recordarles lo importante que es su opinión, pero voy a remarcar que no hay nada que puedan hacer para impedir que salga a la luz este proyecto. —Sus hermanos rodaron los ojos y juguetearon con las carpetas, Eleonor miró divertida a la joven desde su pantalla. —¿A qué se debe el honor de estas dulces palabras, Farah? —ironizó la reina. —¿Papá no tomará la reunión? —Papá está indispuesto. —¿Conmigo?—preguntó Farah y sus hermanos, le moraron interesados, porque no conocían la magnitud de sus últimas palabras, pero, no entendían qué podían haber dicho para que su padre rehuyera una conversación. —Antes de iniciar, cuéntanos; qué has hecho pequeña?—pregunta Kamal. —Nada que te interese. —¿Te mudas sola? —pregunta Lorenzo—Farah, mira te quiero, pero España es mío. —Te felicito, tengo otras ciudades de las cuales ocuparme. —Le informa y mueve su melena hacia la dirección de Lorenzo, el joven se siente herido ante el desplante, pero decide no continuar una discusión que solo les hará más daño. Farah señala la documentación y les indica que estará abriendo una ONG con la intención de dar apoyo a pacientes deprimidos en cualquier estadio con énfasis en pacientes con intentos de s******o o ideación s*****a. —Farah, es un proyecto maravilloso, lo has montado tú sola. —No, me he instruido con profesionales de la salud, abogados y de más para traerles la propuesta lo antes posible. —¿Cuánto llevas trabajando en esto?—pregunta Kamal sorprendido. —Tres días y le falta pulir, con el apoyo de cada uno de ustedes podremos ayudar a miles de personas. Yo sé qué hay que empezar por limpiar la casa antes de hablar de limpiar el planeta y creo que la muerte de Max nos ha hecho reflexionar sobre lo mal que está Tierra del Sol en valores, inclusión y aceptación, pero creo que poco a poco. Podemos ir mejorándole, por ahora, vamos a asegurarnos de que tantas familias como sea posible en países tercermundistas reciban la atención, información y apoyo necesarios. —Te felicito, Farah, es un proyecto fascinante. La joven asiente y se repite en la cabeza las palabras de Lorenzo: “Te felicito… blah, blah”. Quería que hablara de ellos, de construir una vida juntos, de amarse; no de dejarle ir como si fuese una esclava encadenada a quien le otorgan la libertad. Ella no se sentía presa por amarle, no se sentía infeliz por esperarle; ese malestar lo habían ocasionado sus palabras. Lorenzo busca la mirada de Farah, pero la evita a toda costa, se dedica en su lugar a escuchar las dudas y comentarios de sus hermanos y la reina, resuelve todo lo que puede tras su investigación y se asegura de hacer anotaciones para discutir con su equipo. Elías y Kamal alaban la iniciativa y Eleonor enfatiza que su padre estará encantado con la propuesta y lo apoyará con todas sus fuerzas. La joven sonríe ante la idea de hacer feliz a Maximiliano, su hermano; indudablemente fue una persona que disfrutaba ayudando a otros, brindado amor, sabiduría, gratitud y educando a gente. Si bien, no entendían la nube oscura que le llenó la cabeza su último día de vida, podían entender que el amor de Max viviría a través de la sanación de muchos jóvenes. —El nombre lo quiero discutir con un equipo de marketing y publicidad, evidentemente, quiero que el nombre de mi hermano esté por todos lados y creo que es importante que la historia se sepa al completo. —Bueno, eso tenemos que hablarlo con los asesores del reino, cariño. Es una propuesta brillante, tu padre estará encantado y sé que Max… él hubiese amado hacer algo tan grande por la gente. Elías propone unos cocteles para celebrar la inteligencia de su hermana. Lorenzo se disculpa por razones de trabajo y Kamal por un compromiso con su esposa, sin embargo; antes de irse les recuerda a sus hermanos que mañana sería el cumpleaños de su madre y les sugiere cenar los seis juntos y celebrar su memoria. Kamal, siempre intentaba que sus padres no murieran en su mente. Elías, hacia cualquier cosa por evitar el dolor de la pérdida y Farah, fingía no recordarles para no doler. Los tres hermanos compartieron una mirada, Elías, quien era muy consciente de la fecha, buscó las palabras correctas para desestimar el plan de su hermano mayor sin herir sus sentimientos. —Yo no puedo comprometerme, prefiero pasarlo solo. —Yo no la recuerdo, lo siento, Kamal. —A mí sí me duele, eran mis padres. Ella no solo me dio la vida, sino que me cuidó, me alimentó y veló por mí, por mis necesidades. ¿Saben cuantas clases recibe el futuro rey al día? —pregunta y ante el silencio de sus hermanos añade: —cinco idiomas, etiqueta, cultura general, historia del país, gramática, literatura, matemáticas, defensa personal, estrategia, todo inicia a la edad de un año, por órdenes del rey, pero la reina, mi mamá, siempre tenía unos minutos para dejarme ser niño, ayudarme a disfrutar y encontrarme a mí mismo. Si cambian de opinión, me avisan, Selene y yo cenaremos en el restaurante del hotel. Hola, chicas, estuve enferma, por eso desaparecí. Lamento muchísimo la demora, pero, aquí vienen los príncipes llenos de detalles por resolver para ustedes. Espero leerlas en comentarios y nos vemos nuevamente mañana.
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