Mal momento

1390 Words
Lorenzo había regresado al hotel y se había pedido un café y algo de comer, tenía muchísima hambre pero, sabía que tenía que hablar con sus padres. No podía simplemente lanzarse a amar a Farah sin pensar en las consecuencias, además Isam siempre había sido una buena persona con él, siempre buscó la manera de hacerle sentir que era su hijo igual que todos los demás. En cuando logró calmar sus nervios fue por una ducha y se cambió a ropa fresca, luego encendió el computador y videollamó a Isam. —Hijo, pensé que algo te había pasado. —Todo bien, de verdad. —¿De qué me querías hablar? —¿Está mamá por ahí? —Zair, llama a tu madre, por favor. —Pide y el pequeño se asoma por la cámara para saludar a su hermano mayor.Lorenzo sonríe y le saluda de vuelta y Zair sale corriendo en busca de la reina, quien estaba acostada en una hamaca con el menor de sus hijos. Ella se mueve sutilmente para no despertar a Amir y sigue a su hijo, le da un beso al pequeño en la frente y le envía a su habitación, se sienta al lado de su esposo y le pone la mano en la rodilla. —¿Quieres venirte, cielo, estamos pasándola tan bien? —No mamá, que bien que se lo estén pasando rico. ¿Quién quedó en la cabeza de reino? —El parlamento, me reúno digital con ellos dos veces a la semana. —Qué bueno, papá. —Lorenzo, estoy pensando lo peor —comenta su madre. — Habla. Les interrumpen con la llegada de la comida y él le da un mordisco a la hamburguesa, Eleonor sabe que su hijo come demasiado cuando está nervioso y le deja dar un para de bocados más. —Lorenzo. —No espero que entiendan ni mucho menos romperles la paz y felicidad. La verdad es que esto lleva mucho tiempo y llevo años intentando ignorarla, pero la quiero, la amo y me importa. No puedo seguir debatiéndome entre lo que es y lo que podía ser si ustedes no se hubiesen casado, es egoísta anteponer su amor, a la familia cuando hago sufrir a Farah. —No te sigo. —Farah y yo tenemos sentimientos el uno por el otro y nos voy a dar una oportunidad si es lo que Farah quiere. Se moleste el reino, ustedes o Dios. Voy a pedirle que... —Lorenzo, no tienes quince años, no hay forma de que eso salga bien —le advierte su madre. —No, tengo veintitrés, estoy cansado de fingir. En tres años ella será la esposa de alguien más, la madre de los hijos de alguien más y yo voy a seguir echando polvos tristes, bebiendo y yéndome de fiesta si no nos doy una oportunidad. —No entiendo a que has llamado Lorenzo, a advertirnos o a pedirnos nuestra bendición —Isam se encoge de hombros y pasa su mano sobre su rostro con tristeza y preocupación. —Estoy informándoles. —Lorenzo, espero lo disfruten muchísimo, tú y Farah, mis hijos menos constantes, los que pasan de actividad en seis meses. Espero que tengas los huevos y el dinero para mantener sus caprichos. A partir de hoy les corto el grifo a todos, estoy cansado de ser paciente y vivir rodeado de estos mal agradecidos del culo. Isam tira su celular contra la pared y su esposa le observa impresionada. Ella sabe que Isam tiene un carácter paciente, divertido y amoroso, pero, Lorenzo era el hijo que terminaba de desbordar el vaso. Su esposo llora descorazonado, lo cual le llama la atención porque tras veinte años de conocerle era la primera vez que le veía derramar lágrimas como un niño pequeño. Isam se abraza a sí mismo, se intenta consolar, pero el llanto solo brota de él. La reina mira al menor de sus hijos, quien espera a que su padre se tranquilice. Amir va por un vaso de agua con azúcar y Eleonor se queda junto a su esposo esperando que el llanto se detenga, pero el sonido de su alma desbordada se escapa junto a cada una de sus lágrimas. Después de minutos viéndole llorar, su mujer le abraza, Zair se anima a hacer lo mismo y el hombre se siente aún más vulnerable al recordar la escena que acaba de montar. —Papá, bebe esta agua —pide Amir y le acerca el vaso. Eleonor ve a su hijo sorprendido porque han pasado semanas desde la última vez que habló, su voz suena ronca y dolida. —Yo solo quería ser un buen papá, disfrutar de la vida. Este no es mi sueño y les he fallado a todos, al reino, a ustedes, a ellos. —Todos estaremos bien, papá—Asegura Zair. Isam se limpia con una servilleta que le alcanza el menor de sus hijos y bebe un poco de agua con azúcar, les da las gracis y los tres sonríen y asiente. Se sientan al lado de Isam quien les abraza y se disculpa por el escándalo. Su esposa le da un beso en la mejilla. —¿Por qué no van a caminar? —propone. —El cielo se pondrá precioso. —¿Tú no vienes? —Voy a hablar con Lorenzo o Farah y a coordinar un vuelo a Nueva York. Isam asiente y le da un beso en los labios a su esposa, toma la mano de su hijo menor y la de su hijo mayor, los lleva al exterior de la casa y ella va por su celular, llama a Lorenzo, pero este no contesta, llama a Farah quien tampoco lo hace. Insiste un par de veces y le deja un mensaje de voz a su hijo: —Lorenzo, llámame. —advierte y finaliza la llamada. Lorenzo sabía que su padrastro no estaba molesto con él, así que esperó una llamada de disculpa por media hora mientras comía su hamburguesa la cual nunca llegó, el joven decidió ponerle huevos e ir por la joyería que encargó. Cuando regresó al hotel llamó desesperado la puerta de Farah, quien no contestaba. —¿Dónde está la princesa? —Puede estar descansando. —Traigan la llave, algo le pasó. —Indica furioso.—FARAH. —Qué jaleo, ya voy. La joven se cubrió con los albornos, y abrió la puerta. —¿Estás bien Lorenzo? —Gracias, ya no necesitamos la llave. Él empuja levemente a Farah y ella le ve impresionada por la osadía. —No voy presentable. —Toma asiento y dame dos segundos. Lorenzo se frota el pecho y toma aire. —Me amas, y yo a ti, y es estúpido seguir fingiendo que no. Yo no quiero alegrarme por ti. Por el imbécil al que decidas elegir para compartir tu vida. Quiero alegrarme por nosotros, por nuestra felicidad, nuestro amor, nuestro matrimonio y nuestros hijos. Yo no voy a ofrecerte ser mi novia porque eso es muy pequeño y porque no cubre lo importante que eres en mi vida, yo voy a ofrecerte ser mi esposa, para toda la vida, incluso cuando seas una perra rabiosa que es casi todo el tiempo. Te amo Farah Habib, ¿me aceptas como tu legítimo esposo? Ella mira a Lorenzo sorprendida, mientras analiza sus palabras, él abre la caja con el anillo con cierta dificultad. La joven le quita la caja de las manos y observa el anillo que acaba de solicitar a Cartier, mejor de lo que había soñado. —¿Farah, qué… qué dices? —Lo siento, pero no puedo aceptar la pedida o la declaración. —¿Estás jugando de difícil? —No es el momento adecuado. He tomado decisiones con respecto a mi futuro que no te involucran como mi compañero. —¿Estás bromeando?—pregunta dolido. — Acabo de abrirte el puto corazón. —Sí, literal; pésimo momento. —Ella saca el anillo con el sol de la caja y se lo coloca en el dedo, Farah sonríe y anuncia —El anillo me lo dejo, está precioso. —¿Farah, qué putas? Merezco una explicación y que le bajes a ese cinismo de mierda. —He decidido ser reina y tú no puedes ser mi rey. Uuuuy, las leo, que hay mucha telita que cortar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD