Juego mecánico

3057 Words
ELIZABETH Llevo un par de días refugiada en el acogedor apartamento de Nicole. Sus mañanas comienzan temprano, dejándome sola con el desayuno, y las tardes derivan en pedidos de comida. Para la noche, Nicole regresa, siempre con una bolsa de cena y una sonrisa. No hablamos directamente de Liam; ella sabe que, cuando esté lista, le abriré mi corazón. Liam ha estado tocando a mi puerta antes de ir a la oficina, con palabras de arrepentimiento y promesas vacías. Nicole dice que son las típicas palabras de un traidor. Lo que me hace pensar que no soy tan diferente a él. La única diferencia es que yo lo sé y él no. A veces pienso en él, pero trato de reprimir esos pensamientos, no quiero recordar sus ojos, su barba, ni sus labios. He estado dándole vueltas al asunto, creo que necesito más tiempo para decidir qué hacer; sin embargo, no puedo postergar más tiempo el hablar con Liam y sobre todo necesito volver a la oficina. Papá no está y confía en mí para manejar HRRS. ARCHITECTS, y no estoy siendo nada profesional. Estaba perdida en mis pensamientos cuando Nicole me sacó de ellos al abrir la puerta. —Hola, cariño. Llegó la cena —dice moviendo la bolsa que trae en la mano. —Hola, ¿cómo te fue? —le pregunto. —Bien, ni te imaginas, llegó un caso muy interesante de una… —dice deteniéndose en la última palabra. Sé que se ha detenido porque seguro es algún divorcio y prefiere callar, ya que sabe que estoy en medio de una situación complicada y no quiere incomodarme. —Descuida, comamos antes de que se enfríe —digo. —De acuerdo —responde sentándose a la mesa. Estamos terminando la cena y decidí hablar con ella. Creo que ya es tiempo de que regrese a casa y hable con Liam. —Nicole —digo para llamar su atención. —Sí, cariño —responde, dejando de comer para prestarme atención. —Regresaré al trabajo —informó. —Qué bien. No te sirve de nada estar así, solo retrasas algo que tienes que enfrentar tarde o temprano —comenta. —Lo sé, pero aún no sé qué hacer. Me duele mucho. Creía que Liam era el hombre con el que estaría toda la vida y que formaríamos una familia… no sé qué me duele más, si su traición o que haya actuado, como si no le importara la muerte de nuestro bebé, o que me haya dado por muerta —dije, tratando de no llorar. —Elizabeth Harrison, eres inteligente, guapa, sexy. Lo que pasó con el accidente, tu bebé y Liam… eso solo te debe hacer más fuerte —aconseja, seguido de un abrazo. —Gracias, no sé qué haría sin ti —. Correspondí con su abrazo. —¿Y qué vas a hacer? —preguntó, curiosa. —Aún no lo sé, pero por ahora voy a volver a casa y al trabajo —respondí. —¿A casa con Liam? —preguntó, sorprendida. —Sí, pero no como piensas —aclaro. —¿A qué te refieres? —cuestiona con intriga. —Necesito confirmar que ya no me ama —digo en un susurro ahogado. —¿En serio, Eli? —. Se sorprende, pero igual se molesta. —No es la mejor decisión, lo sé, aun así, ¡Necesito saberlo! —digo mientras ella se masajea las sienes. —¿Por qué? ¿Qué más prueba que su engaño? ¿Qué más quieres? —expresa frustrada. Quiero no sentirme tan culpable, quiero que me confirme que ya no me ama para no sentir esta pena que me quema. Y quisiera poder contarle lo de esa noche; sin embargo, no estoy lista para sus preguntas y menos con este silencio que abruma el aire. —Eli, trabajo todo el tiempo con divorcios. Y créeme que solo quiero que no pierdas tu vida perdonando a alguien que no te valora —aconseja. Para lo cual no tengo palabras, sé que tiene razón, pero no sé cuál sea mi reacción estando frente a él, no sé si pueda mirarle por la culpa que siento, aun sabiendo que él me engaña de la peor manera. —Respetaré tu decisión, pero piénsalo, ¿quieres? —agrega, molesta. —Necesito que me ayudes —le dije. —¿En qué? —preguntó curiosa. —A ir de compras, esta vez tú elegirás todo —dije, y ella solo sonrió. —¿Estás segura? —dudo un poco, ya que mi ropa es un poco anticuada. Ella siempre me dice que me visto como una señora de la tercera edad y que debería cambiar mi imagen. Yo siempre me resistía hasta este momento. —Sí —mi respuesta marcó más su sonrisa. Al día siguiente nos levantamos muy temprano. Nicole canceló sus pendientes de hoy. Llamamos a Emily para que nos acompañara al spa por la tarde, pero se negó diciendo que tenía muchos pendientes en el trabajo. En cuanto llegamos a la tienda, una señorita se ofreció a atendernos. Nicole se adelantó con ella y comenzaron a hablar entre ellas. Me doy cuenta de que me miran de arriba a abajo y entiendo por qué: llevo ropa deportiva, una talla más grande. Me gusta estar cómoda; la ropa holgada es mi elección favorita, aunque Nicole diga que me visto como su abuela. Ellas empiezan a escoger de todo: vestidos, faldas, jeans, blusas. Yo las sigo, mirando lo que eligen para mí, ya que no me consultan mucho. Solo intervengo cuando algo me parece demasiado extravagante o atrevido. Después de minutos me llevaron a los vestidores. El primer atuendo es un vestido rojo, ajustado y corto, con escote cuadrado que resalta mis senos y zapatillas negras. Me miré al espejo y no podía creer lo bien que se me ve el vestido, me siento linda y sexy. Es una pena que me haya concentrado demasiado en ser una señora. Abandoné mi juventud en amplias telas, para evitar ser admirada por otros ojos que no sean los de mi esposo, y en el proceso, olvidé que el mundo está lleno de maravillas, esperando a ser admiradas, acariciadas y sobre todo amadas. Con cada atuendo que me media, me sentía aún mejor. Pienso que Nicole tenía razón, cuando me decía que cuidara más mi imagen. Debe ser porque ha atravesado más divorcios que episodios en una telenovela. Puede que este sea el motivo de la traición de Liam. Después de unas intensas horas de compras, salimos de la tienda cargada de bolsas, como si hubiésemos conquistado un castillo lleno de tesoros. Con todo asegurado en el coche, nos dirigimos a un restaurante donde rompimos la dieta como dos rebeldes enfrentándose a la tiranía de las calorías. La comida era un festín digno de reyes; como diría Carmelita, “¡De rechupe té!” Luego, nos entregamos a una experiencia celestial en un spa, regalándonos una tarde de relajación que nos dejó flotando en una nube de tranquilidad. Salimos, rejuvenecidas y con el rostro resplandeciente, que optamos por comprar comida para la cena. Una vez en casa de Nicole, disfrutamos la cena digna de una película de amigas, y nos fuimos a descansar, anticipando con emoción el día siguiente. A la mañana siguiente, una ráfaga de energía me hizo saltar de la cama. Me arreglé con un vestido n***o sin mangas, escote redondo y suficiente glamour para iluminar una sala oscura. Lo combiné con un blazer n***o y unos tacones plateados que podrían hacer competencia al brillo de las estrellas. Nicole, siempre la estilista experta, me ayudó a peinar mi larga cabellera en suaves ondas que caían con elegancia. Me maquillé ligeramente, solo un toque de base y rímel para resaltar, porque creo en la naturalidad con un pequeño toque de magia. Salimos de su apartamento con todas las cosas que compré ayer para subirlas a mi coche. Emily se encargó de traerlo a casa de Nicole. Subimos todo y mis nervios crecieron; al parecer, Nicole lo nota porque me da ánimos. —Todo saldrá bien, tienes que ser fuerte y sensata en todo, ¿ok? Llámame si necesitas algo —me dice, abrazándome. —Ok, gracias, pero es inevitable no estar nerviosa —le contesto. —Suerte —me dice, despidiéndose de mí. —Gracias —le digo, subiéndome a mi auto. No lo voy a negar, estoy estallando de nervios mientras conduzco a HARRIS ARCHITECTS y mi estómago se siente como si se cayera y subiera al mismo tiempo, como si estuviera en un juego mecánico de esos que dan mil vueltas por segundo. Y mientras más me acerco, más se me revuelve el estómago por el miedo a cómo será mi reacción al verlo. Por fin se terminó mi camino. Cuando llego al estacionamiento, bajé del coche, entré al edificio y todos me observan. No sé si por mi cambio de imagen o porque, desde lejos, se me ven los cuernos. Subo a mi piso y apenas salgo del elevador, me encuentro con una fila de chicas bien vestidas. Al final de la fila veo a un chico algo afeminado y una chica muy guapa a pesar de su vestimenta. Al verla, no puedo evitar pensar en mi antigua ropa. Noté que todos cargaban unos documentos. Sigo caminando hacia mi oficina sin parar, pero algunas chicas me dicen que la fila está del otro lado. Me molesta un poco el tono prepotente que usan. —Disculpa —respondo. —Sí, lo que escuchaste —me dice una de ellas, mirándome de arriba abajo y cruzando los brazos. Las demás chicas la apoyan, diciendo que soy creída y que, por ir bien vestida, no tengo derecho a pasar por encima de ellas. Dicen que el puesto va a ser suyo y empiezan a discutir entre ellas por quién lo merece más, mientras los dos chicos al final de la fila son ignorados. Los observo y veo que el chico está nervioso, mordiéndose las uñas, mirando con desaprobación el caos que han montado las otras chicas. La chica, igual de asombrada que él, se tapa la boca con una mano ante lo que escucha. Las chicas estaban discutiendo por el puesto y una de ellas pierde la paciencia y dice que escuchó a la otra en el baño hablando por teléfono, diciendo que solo quería el trabajo para estar cerca de Liam Miller, mi esposo. Todas se quedan en silencio cuando la puerta de mi oficina se abre y sale una chica, seguida por Mari. Todavía no sé qué pasa exactamente, pero ya me hago una idea, y Mari me lo confirma con la mirada. —Señora Elizabeth —dice sorprendida. —Hola, Mari, ¿qué está pasando aquí? —cuestioné fingiendo no saber. Las chicas que estaban discutiendo se quedan con la boca abierta al escuchar a Mari decir mi nombre. Sus caras de sorpresa son épicas; me dan ganas de reírme, pero eso sería inmaduro. —El señor Liam me pidió que le contratara una asistente —informa. —Entiendo —dije mirando a las chicas que discutían; todas llevan escotes pronunciados y faldas cortas. Lo que no sabían es que en realidad iban a ser contratadas para mí. Me dirigí hacia los dos chicos al final de la fila, lo cual hizo que las chicas fruncieran el ceño en desaprobación. —Hola, ¿cómo te llamas?—le pregunté al chico. —Jonathan —se presenta algo nervioso. —¿Y el tuyo? —le pregunté a la chica. —Sara. —respondió con una voz temblorosa, era evidente que era muy tímida e insegura. —¿Me pueden mostrar sus documentos? —les pedí, señalando los papeles. —¡Ah! Sí, claro —dijo Jonathan. Sara extendió sus documentos en silencio. Empecé a revisar primero los de Jonathan y noté que era muy joven, apenas unos meses había salido de la universidad. En cuanto a Sara, que ya había terminado la universidad hace un año, no ha generado experiencia en ningún otro lugar. Es evidente que ninguno de los dos, cuenta con experiencia. Así que decidí darles la oportunidad de trabajar para mí. —Bien, ¿pueden empezar desde hoy? —Cuestione. Jonathan saltó de emoción, aplaudiendo y abrazando a Sara, quien no era muy expresiva. —Es una pregunta —aclaré. —¡Sí!, —dijo Jonathan, controlando su emoción, mientras Sara asentía con la cabeza. —Ok, pues ya está hecho. Mari, ¿puedes informarle a Liam? —ordené. Mari se marchó, al terminar mis palabras, mientras las demás chicas solo los miran enojadas. La chica, que solo quería el puesto por Liam, me regaló una última mirada de desagrado, antes de subir al elevador. Antes de que se cierren las puertas, le digo adiós con la mano y una sonrisa sarcástica. Ella se lo ganó. Estando ya en mi oficina. Les di indicaciones a los chicos. —Jonathan, Sara, la razón por la que los contraté a ambos es porque no cuentan con experiencia y espero que se apoyen entre ustedes. No quiero rivalidades, ¿entendido? —declaré. —Sí, señora —responde Jonathan. —Entendido —responde Sara. —Bueno, comiencen con su área de trabajo y, ya que tienen conocimiento, sean creativos —declaré. —¿Quiere que organicemos nuestra área de trabajo como queramos? —se sorprende. —Sí, eso fue lo que dije —repito. Puedo ver que Jonathan expresa mucho sus emociones, muy diferente a Sara. De hecho, Sara tuvo que darle un codazo discreto para que se calmara. Estoy entretenida viéndolos cuando de repente tocan a mi puerta. Jonathan de inmediato se ofreció a abrirla. Es Liam, mi “esposo”, y me siento como si me subiera de nuevo al loco juego mecánico del amor. Lo miro directamente a los ojos, evitando que vea cómo esta situación me carcome por dentro y fingiendo que estoy bien a pesar de sus estupideces. Desearía tener el poder de leer su mente y entender sus motivos, pero al mismo tiempo me siento culpable y sin derecho a exigir nada. Sin embargo, la ira se apodera de mí, inflando mi ego. Pienso que él actuó conscientemente, mientras yo estaba perdida en alcohol. Pero no hay excusa, mis acciones no tienen justificación alguna. Le pido a Jonathan y a Sara que nos dejen solos, y ambos salen, dejándome frente a frente con Liam. Con pasos decididos, él se aproxima, y lo detengo en seco: —¡Siéntate!—digo, elevando la voz un poco y apuntando la silla frente a mi escritorio. Él obedece sin protestar, pero su apariencia revela el caos interior. Sus ojeras profundas son ventanas al insomnio, y su cabello y corbata parecen haber tenido una batalla con la almohada. Me dio un poco de pena verlo así, pero también me recordó todo lo que yo he pasado por su culpa. —¿Qué necesitas? —pregunté con frialdad, buscando mantener mis emociones a raya. —Por favor, hablemos, déjame explicarte —respondió, con una nota de desesperación. Tomé aire, intentando ser un océano de calma. —Está bien, te escucho —dije finalmente. —Lo siento, cariño, lo de Ava no fue nada importante. No siento nada por ella. Por favor, dale otra oportunidad a nuestro matrimonio. No quiero perderte, no puedo estar sin ti. Sus palabras me golpearon fuertemente. Recordé vívidamente aquella tarde, la escena que había presenciado se repetía constantemente en mi mente, como una marea implacable. —¿Así que no sientes nada por ella? —Mi risa amarga rompió el silencio sin mirarlo. Aunque me decía que ella no significó nada, aún me dolía mucho. —Cariño, sé que es difícil que vuelvas a confiar en mí, pero por favor dame una oportunidad. Solo una, por favor. —Necesito tiempo —respondí un tanto insegura. —Todo lo que necesites. Esperaré lo que sea necesario —me dijo con los ojos desbordando emociones. —Por el momento regresaré a casa y tú tendrás que dormir en el cuarto de huéspedes —le dije sin dejar de mirarlo, quería ver su expresión. —En la azotea, el piso, el patio, donde tú digas, con tal de que regreses a casa —contestó con un brillo en su mirada. —Vas a respetar mi espacio y no vas a decirle nada a mis padres hasta que resolvamos esto, ¿de acuerdo? —exigí. —De acuerdo, cariño —dijo, visiblemente aliviado. —Bien, si no hay más asuntos personales que tratar, te mandaré a uno de mis asistentes para que se ponga al tanto de todos los pendientes —le dije con seriedad. No quiero pasar mucho tiempo con él ahora mismo; la imagen de él y Ava todavía me atormenta. —¿Pensé que eso lo seguirías haciendo tú? —dijo confundido. —No, a partir de ahora voy a supervisar todos los proyectos de cerca, así que no estaré mucho en la oficina —informé. —Dime, que no haces esto para evitarme —replicó. —Claro que no, es lo que hacía antes del embarazo y considero que es momento de retomar mi trabajo —respondí. lo que dije era cierto antes de enterarme de que iba a ser madre; esa era mi función aquí. —De acuerdo, entiendo —dijo mientras se levantaba de su asiento. Observé que se dirigía hacia mí y lo detuve inmediatamente. —¡No! Detente, no quiero ningún gesto de afecto en este momento. Dijiste que respetarías mi espacio —exprese conteniendo los latidos de mi corazón por sus intensiones. —comprendo. Te veo en casa, cariño —. Se marchó, dejándome un alivio. Este vaivén de emociones me está abrumando. Me quedo en mi asiento, sumida en mis pensamientos. Pienso en sus caricias y en sus grandes ojos oscuros que confunden mi mente. No puedo evitar pensar en él. «Elizabeth fue un error, un grave error», pensé. —Pero, ¿qué me sucede? ¡Ah! Deja de pensar en él —me regaño a mí misma. No sé si es mi conciencia o mi otro yo, pero siento esa inquietud en el estómago por estos pensamientos. Bueno, lo más probable es que sea hambre, ¡sí, eso es! Será mejor comer algo antes de enloquecer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD