UNO

1244 Words
Gisel. Cuatro meses después. El sol entro por la ventana de mi habitación, recordándome que había iniciado un nuevo día. Me levanté de la cama y me metí en la ducha, hoy debía ser el día. Recogería mis cosas de la casa que el padre de Luke nos había dado como regalo de bodas, terminaría con la mierda de sentirme miserable, me metí en unos leggins negros y mi enorme camiseta con la cara de Edward Cullen en ella lista para salir de la casa de mis padres, no sin antes encontrarme con la esposa de papá. -Hola cariño, ¿está todo bien?.- Aston estaba en la cocina como de costumbre, horneando galletas o haciendo la cena, sus ojos verdes aun me miraban con lastima. -Hola As, todo está bien, saldré por unas horas con Lizy. Me detuve frente a la cocina antes de irme. -¿volverás para la cena? -No, comeré fuera, no te preocupes por eso.- Di un paso al frente antes de que me detuviera. -Gisel…- su voz era cautelosa y dulce, era imposible odiarla a pesar de lo que su hija me hizo.- Quiero que sepas que de verdad lo siento… si yo lo hubiera sabido, nunca… -No es tu culpa As.- le aseguré, corrí a la puerta para no tener que hablar de lo que paso hace meses. Mi móvil vibro en el pequeño bolsillo de mis leggins, era un mensaje de Lizy. “Mi jefe continúa siendo un imbécil, no creo que pueda escapar, lo siento. Prometo invitarte un trago en Millie´s esta semana. xx.” Se supone que debía acompañarme a ordenar mis cosas para no sentirme sola, pero como sea, debo hacerlo hoy. Camine durante unos 20 minutos, la casa no estaba lejos del lugar de mi padre además el clima era agradable, cuando estuve frente a la casa saque mi juego de llaves y abrí la puerta, era un lugar lujoso de dos pisos, las escaleras de caracol, el piso de mármol que, hacia juego con la isla de la cocina, tonos dorados y blancos por todos lados, amueblado todo al gusto de los recién casados, era como pisar una casa ajena nada de esto se sentía mío, aunque la mayor parte de la decoración la había elegido yo. Cerré la puerta tras de mí y subí las escaleras hasta la que sería nuestra habitación, la cama estaba hecha y el lugar olía a limpio, no parecía que estuviera abandonado. Me conduje hasta el vestidor, saque las cajas que había dejado aquí y que supuse botaría después de acomodarnos, las arme y comencé a descolgar mis vestidos, la ropa de Luke no estaba aquí,me alegre porque no quería tomar una de sus camisas horribles y abrazarla mientras lloraba. Continue con mis zapatos, luego mi tocador, quitando mis perfumes y maquillaje, me tome mi tiempo para acomodarlos y asegurarme de que nada se rompiera para este punto ya habían pasado unas tres horas, era una mierda tener que llevarme todo de aquí. Recordé que había traído una enorme botella de Champagne el día antes de la ceremonia así que baje, tome uno de los vasos de fino cristal que mi madre nos envió como obsequio y lo llene hasta el tope del líquido dorado, cuando le di el primer trago las burbujas bailaron en mi boca, me lo bebí todo decidiendo que iría por el segundo vaso, me lo lleve arriba para terminar de empacar. Conseguí otra caja, abrí los cajones de mi ropa interior, la mayoría había sido un regalo de Lizy, era demasiado provocativa para mi gusto además de que nunca usé nada como esto era todo encaje y tiritas de tela que no podrían cubrir nada. Tome más champagne y recordé el último mensaje que Luke me había enviado unas horas después de que desapareciera con mi hermana. “Imbécil hijo de puta” Mire la tela rozando mis dedos respire unas diez veces hasta que me arme de valor, quería usarlos y ver que se sentía, quería ser una nueva Gisel, a partir de ahora nadie me vería con lastima. Me quite la ropa que estaba usando incluidas mis bragas y sostén y me deslice por el tanga rojo de encaje, luego subí por mis piernas la delgada tira que se amarraba a mi cintura y deje caer los pequeños tirantes sobre mis piernas -Tienes que utilizar medias ¡y listo! Te veras como una perra sexy. recordé las palabras de Lizy, saque del cajón las medias negras, las deslice sobre mis piernas y las ajuste a las ligas, por último, me coloque el sostén del mismo color que apenas cubría mis pezones gracias a mi maldita copa c, decidí que usaría unos tacones rojos también. “Solo por esta vez déjame ser libre” Me dije a mi misma. Corrí al vestidor en busca de mis tacones nuevos, ya que estaba siendo atrevida me puse mi labial cereza y estaba lista, mi cabello castaño bailaba en mi espalda, me miré en el espejo de cuerpo completo que estaba frente a la cama de nuestra habitación, me di cuenta de que no era yo… Mis ojos brillaban y mis labios resaltaban su color verde olivo, mi trasero parecía más grande con esta cosa puesta, me bebí todo el líquido que quedaba en mi vaso, eso pareció calentar mi estomagó. Me veía tan malditamente bien que por primera vez pude sentir que sería Luke quien se arrepentiría de dejarme. “Bueno, que se joda” Cerré los ojos y me toqué, mi mano toco mis pechos presionando un poco mis pezones y bajo por mi vientre hasta llegar a mis bragas, frote mis piernas y mi centro comenzó a ponerse húmedo, abrí los ojos para mirarme al espejo de nuevo y lo que vi me sorprendió, en la puerta de la habitación estaba un hombre mirándome con sus ojos marrones claros, su mandíbula se apretaba y estaba recargado en el umbral con los brazos cruzados, llevaba una camisa blanca arremangada hasta los antebrazos y unos pantalones de traje, la ropa se apretaba a su cuerpo, era alto, MUY alto, su cabello me dejaba ver unos pocos rayos de cabello gris y no tenía nada de barba, pude imaginar que tendría unos cuarenta y tantos años. Debí asustarme, pero no lo hice. Deje que me mirara, mientras conectaba sus ojos con los míos en el espejo durante unos minutos, luego me recorrió el cuerpo, y yo continue con el espectáculo, me toque mientras echaba la cabeza hacia atrás y soltaba un pequeño gemido. Algo se removió en sus pantalones, no era pequeño. Mis labios se entreabrieron y quise besar los suyos, parecían carnosos y expertos. ¿Qué podría hacer con esa boca? -¡Hay alguien en casa! ¿Señor Gross?.- alguien grito desde abajo y me hizo despertar de mi maldito trance y mi mente comenzó a trabajar. ¡¿Señor Gross?! ¡El maldito padre de Luke! Por todos los putos cielos, me acaba de tocar enfrente de su padre… no, aún peor… me gusto que me mirara mientras me tocaba como una puta. -Vístete, no creo que te guste que alguien más te vea semi desnuda.- su voz me derritió como un puto helado en verano. Era gruesa y poderosa, dominante y áspera, iba tan bien con él. Antes de que pudiera decir algo, desapareció por el pasillo.
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