Connie Cuando llegué a mi habitación, no podía creer lo grande y hermosa que era. Jamás había estado en un lugar como este; ni en mis más locos sueños cabía esa posibilidad. Sonreí al ver la hermosa cama, así que, sin pensarlo dos veces, me tiré en ella. Suspiré al sentir lo suave del colchón. Dios, esto es tan delicioso. Cerré los ojos y respiré profundo. Estoy por quedarme dormida, pero mi estómago empieza a rugir como un león hambriento, y ahora recuerdo que no he comido nada. Así que, sin ganas de hacerlo, me pongo de pie y voy a la ducha. Cuando salgo, me coloco un vestido algo sencillo; lo había comprado hace tiempo en una rebaja, pero ni siquiera había tenido oportunidad de estrenar. Coloco mi cabello en una cola de caballo y salgo de mi habitación rumbo al restaurante. Cuando ll

