Abrió los ojos tras un nuevo horrible sueño, y descubrió que había llorado dormida, de nuevo. A decir verdad, ni siquiera recordaba lo que había soñado, pero podía asegurar, por esa sensación de agobio que la despertaba por falta de aire, que esos sueños no eran para nada agradables. —¿Qué se supone que debo hacer? —susurró y soltó el llanto abiertamente—, ¿cómo hago para poder estar de nuevo en paz? No lo sabía, ni ella ni nadie a su alrededor, al parecer, y por eso seguía teniendo sueños dolorosos que la dejaban con una sensación de angustia por un par de horas tras despertar cada mañana. Pero despertar llorando no era lo peor que le pasaba, igual que Ángela, ella pasaba la mayor parte del día recordando a quien no estaba, y llorando por él, también. Era extraño, de verdad había ju

