Capítulo 4

1076 Words
La música deja de retumbar en el lugar dando por terminando el sensual show, los hombres no se hacen esperar, comienzan a aplaudir y a silbar complacientes por el espectáculo. — ¿Aquí solo vienen hombres? —pregunto estupefacta por lo que acabo de presenciar. El lugar está lleno de hombres, solo unas pocas mujeres que los acompañan. No me imagino verme bailar medio desnuda enfrente de cientos de hombres. —Sí, en pocas ocasiones vienen mujeres. —Esto es... —antes de que termine Jeff me interrumpe. —Estás equivocada, Emi. Esto no es un prostíbulo, solo las chicas bailan sin quitarse ropa y los hombres lo disfrutan —aclara. —¿No pasa a más? Tengo miedo a que uno de ellos se propase conmigo. —Calma. Hay una regla aquí, ningún hombre se mete con las bailarinas, solo ellas bailan, es todo. Nadie te tocará si eso te preocupa. No tan convencida entramos de nuevo a los camerinos donde las chicas están descansando y bebiendo agua. —Lo hicieron perfecto —las felicita, Jeff. —Gracias —cada una agradece por el cumplido. —¿Qué tal te pareció Emily? —una de las chicas me habla. —Lo hicieron muy bien, las felicito —me sincero. —Gracias. Me presento, me llamo Isabel. —Mucho gusto —la saludo amablemente. —Ellas son Luisa, Victoria, Teresa, Raquel, Pilar, Lucia y Elena —las presenta Isabel señalando a cada chica para que pueda reconocerlas. —Un gusto conocerlas chicas. —A ti Emily —habla Pilar, la pelirroja. —Chicas prepárense para el otro espectáculo —interrumpe Jeff. Después de un gran show lleno de aplausos y gritos, el salón se vacía lentamente, las chicas se fueron a cambiarse de ropa, es hora de salida. Salgo del lugar, es de madrugada, hace frío y tengo miedo de ir sola caminado por las palabras que me dijo la señora Lily advirtiéndome del peligro de la ciudad. Por último, me despido de Jack. Camino unos cuantos pasos, estoy pensando en cómo regresar, a pesar de no estar tan lejos la casa no puedo irme así, si pido un taxi no creo que haya a esta hora es tarde y si me quedo hasta que amanezca moriré de frío. Camino hasta doblar la esquina y ahí me quedo de pie por un momento, contemplo la fría y oscura noche. Vuelvo a la realidad por el sonido de un claxon, me hace sobresaltar en mi lugar por el susto, volteo a ver al dueño del auto. Con poca luz puedo ver a Jeff adentro. —¿Todo bien? —pregunta. —Si, todo bien —contesto, no muy convencida. —Sube, te llevo a casa. —No, estoy bien. Solo me quería despejar un poco —miento. Él me ignora y baja del auto, camina hasta mí y pone sus manos calientes en mis brazos fríos. —Ten, ponte esto —se quita la chaqueta y la pone sobre mis hombros. —No, no. Yo estoy bien —me niego. —Hace frío y tú no tienes un suéter, vamos te llevo a casa. No me deja responder, me toma de los hombros y me lleva hasta su auto. Abre la puerta y me deja entrar para luego subir él. —No te hubieras molestado —digo avergonzada. —No puedo dejar a una linda chica afuera sola en plena oscuridad de la noche —me regala una de sus contagiosas sonrisas. —Gracias —tímida por sus palabras me encojo en mi lugar. —¿En dónde vives? —Cierto, en… «No sé en donde vivo, no sé la dirección.» —Me dices por donde ir —mi silencio le dice todo. Sin decir nada enciende el auto y nos alejamos del centro de espectáculos. «Que tonta me vi.» Mientras le digo por donde ir mi estomago hace un ruido chillón sorprendiendo a Jeff, toso para disimular, pero es innecesario, estoy segura que lo escucho y su sonrisa me lo confirma. Estoy más que avergonzada. —Lo siento —me disculpo apenada. —Tengo hambre ¿Te parece si vamos a comer? —desvía mi vergonzoso momento. Apenada, asiento. Se desvía del camino y nos lleva a un minisúper. Él baja del auto para comprar, yo me quedo en el auto esperando. Después de unos minutos llega con una bolsa, se mete al auto y de inmediato me extiende unas galletas y un yogurt bebible, los acepto y le agradezco, de igual forma él toma lo mismo y comienza a comer de ello, con hambre como lo que me dio. —Gracias por la comida —digo. —De nada, no es mucho por la hora, pero espero te sirva. —Claro que sí, muchas gracias —destapo el yogurt y tomo de él enriqueciendo mi estómago y degustando del rico sabor a fresa. El ambiente se pone muy silencioso, a estas horas nadie pasa, solo pasan muy pocos vehículos. Tomo la iniciativa de romper el silencio. —Gracias por comprarme esto y llevarme a mi casa. No sé cómo agradecerte. —De nada. No tienes por qué hacerlo, los amigos se ayudan. «Jeff es muy lindo.» — ¿Sensation’s es tuyo? —pregunto. —No, soy un socio, hay dos socios en Sensation’s. Uno soy yo encargado del baile y otra es Amalia, ella se encarga del bar. Lo último mencionado sobre su socia lo noté muy indeciso, tal vez soy yo y estoy equivocada. Sigo con mis preguntas y él de igual forma me pregunta. —Y dime, Emily, ¿Tienes novio? —Sí, lo tengo, solo que él en este momento está fuera del país por cuestiones del trabajo —miento. —Oh, que bien —sonríe un poco; luego me quita la basura de mis manos y lo hecha en la bolsa. —Debo de llevar a tu casa —asiento y partimos a donde me estoy quedando. Llegamos en unos minutos y me deja enfrente de la casa, le agradezco y bajo del auto; antes de bajar me dice que nos vemos en la tarde para mi entrenamiento, asiento y veo cómo se va en su auto. Sin motivo alguno de estar afuera entro a la casa y luego entro a mi pequeña habitación, me acuesto sobre la colchoneta, tomo la cobija de aun lado y con la chaqueta puesta de Jeff me quedo dormida.
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