Capítulo quince

1523 Words
-Oye, tu familia es asombrosa -comentó Brenda cuando subieron las escaleras al segundo piso. -Sí, eso dicen -contestó Charlie. -LA PUERTA ABIERTA, CHARLIE -se escuchó la voz resonante de su madre y Charlie se sonrojó cuando sus ojos tropezaron con la mirada divertida de la porrista. -Lamento eso -dijo mientras atravesaban el pasillo. Era un enorme y largo pasillo, se sorprendió Brenda, y cada habitación tenía una considerable distancia la una de la otra. -Está bien -respondió la porrista encogiéndose de hombros. -Siempre hacen de todo para dejarme en vergüenza -comentó entre dientes girando en una esquina del pasillo. -Creo que ese es el trabajo de toda familia -bromeó Brenda-. Especialmente los hermanos mayores -volvió a encogerse de hombros-. Mi hermana mayor hace lo mismo. A Megan le gusta avergonzarme, pero creo que es una forma de demostrar su cariño -puso los ojos en blanco-, en cambio Logan siempre me protege, al igual que Chris, aunque él sea menor -contó. Charlie le sonrió. -Mis hermanos son sumamente protectores con todos, pero son tan molestos. -Créeme, sí que lo noté. -Incluso Sara y Amelia se unen a ellos para hacerme bromas. -Mi hermana menor, Zoe, siempre se confabula con Megan para hacerme sus bromas y avergonzarme ante los demás. Finalmente se detuvieron frente una impresionante puerta doble de madera tallada. Charlie enseguida la abrió y se puso de lado para permitir el paso de Brenda. -Adelante. La respiración de Brenda se atascó al entrar. La habitación era enorme y había un gran balcón frente a la puerta de entrada por el cual se accedía a través de las puertas corredizas de vidrio que en ese momento se encontraban cerradas con las cortinas recogidas para que la luz del sol llenara la habitación. Cerca de las puertas del balcón, Charlie tenía una guitarra acústica y una eléctrica posadas en sus pedestales. -No sabía que tocabas la guitarra -murmuró suavemente pero no espero a una respuesta porque continuó ojeando la habitación. Sus ojos vagaron más allá y encontró un set de Baseball, y un balón de baloncesto. La fabulosa cama de madera negra estaba en el medio de la habitación, con el respaldar pegado a la pared y junto a ella había una mesita de noche con una lámpara y un despertador. Por encima del respaldar de la cama colgaba una repisa de tres pisos, llena de libros y vinilos. Su mirada se desplazó hasta el escritorio a unos metros de la cama, al costado derecho, donde había una Mac Pro (último modelo, seguramente) junto a una Macbook cerrada y portalápices llenos de colores y carboncillos. Brenda recordó haberlo visto hace unos días dibujar en el laboratorio de Química y no le impresionaría saber ahora que tendría muchos más dibujos o pinturas escondidas en algunos de los cajones cerrados de su escritorio. Los ojos de Brenda se posaron en las películas ordenadas en la pared junto al televisor empotrado. Luego se desplazaron a la puerta doble en una esquina, donde supuso se encontraba el baño. -Woow -fue lo que Brenda al fin pudo articular luego de observar la habitación tan detalladamente. Se giró y encontró a Charlie de pie contra las puertas de lo que supuso sería su closet. Realmente no se sorprendía que tuviera un walk in closet después de ver su casa. -Tu habitación es el triple de la mía -comentó, riendo. Charlie agachó la mirada tímidamente y se rasco el cuello. -Bueno… mis papás a veces exageran un poco. -Sí. Bueno, igual es muy linda -comentó y se acercó al escritorio. Charlie le abrió la silla, ayudándola a sentarse y Brenda enseguida aceptó, ubicando su mochila en el piso junto al escritorio. Charlie se dejó caer a su lado y ambos sacaron sus libros y cuadernos. Charlie la miró y le sonrió. -Hora de trabajar. * Charlie detuvo su camioneta y Sara saltó fuera enseguida. -Oye, Charlie. Sean apareció a su lado y le rodeó los hombros con su brazo. Charlie lo miró y le sonrió. -¿Listo para patear traseros canadienses este sábado? -Más que listo -respondió Sean-. Debemos practicar todo lo que podamos si queremos participar en la AWC el próximo año. -Ya lo sé, aún tengo problemas con algunas técnicas, pero lo resolveré. -Ese es el ánimo. -Oigan ustedes dos ¿de que hablan? -preguntó Jane apareciendo detrás de ambos, -Nada que realmente te interese- -Oye, eso fue rudo Loyer -bromeó Jane. -Solo digo la verdad -respondió Charlie y miró curiosamente a los alrededores y encontró a Sara besándose con Paul a unos metros, pero no había pista de sus demás amigos- ¿Y Stefan y los demás? -Stefan y Tyler tuvieron una práctica temprana, así que deben estar en las duchas alistándose para las clases -respondió-. Y Blair tuvo que llegar temprano para hacer una tarea, así que ya debe estar en su salón. Entonces ¿de que hablaban? -insistió. Sean suspiró. -Hablábamos de participar en la AWC el próximo año. -¿Es ese videojuego de roles que tanto les gusta? -preguntó Jane- ¿por el que se encierran en tu increíble sótano y pasan todo el fin de semana comiendo chatarra y apestando a vagabundos? -Eh… si -asintió Charlie-. Ese. -Tienes razón, no me interesa. Charlie puso los ojos en blanco. -Entonces, se acerca mi cumpleaños. Lo recuerdan ¿verdad? -preguntó Sean lanzándoles una mirada aguda. -Si, por supuesto -dijo Jane-. Falta un mes entero, pero empezarás hoy recordándoselo a todos. -No quiero que nadie se pierda de la grandiosa fiesta que organizaré. -Es tan amable de tu parte, Sean. -Lo sé, por eso las chicas me aman. Jane puso los ojos en blanco y fingió arcadas. -Entonces, Jane ¿Qué planeas obsequiarme? -le preguntó. Jane volvió a poner los ojos en blanco. -Estaba pensando en obsequiarte un puño en la cara, me agradarías más. -Uy, que cruel mujer -Sean se alejó y levantó las manos en señal de rendición-. Tendré en cuenta no molestarte mientras Stefan no esté cerca. Charlie los miró con una sonrisa divertida, y se acercó a su mejor amiga. -Está bien, Killer Jane, no te pongas agresiva. Jane soltó una risita divertida y le golpeó el hombro. -Vengan, vamos a buscar a los demás para que Sean pueda alardear de su próxima gran fiesta de cumpleaños -dijo la porrista tomando las manos de sus amigos. Sean asintió. -Si, eso me gusta. Dieron un par de pasos y se detuvieron al ver entrar en el estacionamiento un bonito Volkswagen Beetle Cabrio. La fuerte música desbordaba por los parlantes del auto en el que iban las cuatro porristas. Mientras Maya y Andrea cantaban a todo pulmón sentadas en él cabecero del auto sobresaliendo de él, Lexa, sentada en él copiloto agitaba sus manos al ritmo de la música y Brenda manejaba lentamente, logrando que todas las miradas se posaran en ellas. Como era de esperarse. Siempre que Brenda Hastings hacia acto de presencia, todos parecían notarla y querer estar cerca de ella, así que Charlie no se sorprendió al observar cómo todas las porristas y los jugadores de los diferentes equipos de la escuela, se acercaban a las chicas y las rodeaban. -¿Ese es un auto nuevo? -preguntó Sean. -Escuché que su padre se lo obsequió por haber terminado con el detestable de Jacob. Sean soltó una risita. -Ese tipo sabe cómo hacerse querer -bromeó el chico. -La soltería le sienta bien a Brenda ¿no creen? -dijo Paul apareciendo junto a Sara. Brenda salió del pequeño auto junto a sus amigas y, para sorpresa de Charlie, miró en su dirección. Sintió que sus mejillas se sonrojaban al verse descubierto y enseguida agachó la mirada y fingió que nada había sucedido. Sin embargo, sus ojos se volvieron a tropezar con la porrista, quien enseguida levantó su mano en un claro gesto de saludo y Charlie se sorprendió. Sabía que eran compañeros de trabajo, y que había estado en su casa compartiendo la comida con sus padres y hermanos la tarde anterior, pero no había estado seguro de que Brenda quisiera hablarle en la escuela o tener contacto con él, así que si, se sorprendió terriblemente y luego se sintió avergonzado. Entonces, aun inseguro, giró su cabeza buscando alguien detrás de él, imaginando que posiblemente a sus espaldas se encontraba un amigo de la porrista. Se volvió a sorprender al no encontrar a nadie más que sus amigos. Charlie regresó su mirada a la porrista y, para cerciorarse, se señaló a sí mismo, preguntándole con el gesto si era a él a quien saludaba. Brenda se rio y asintió en respuesta. Charlie entonces le respondió agitando la mano y trato de evitar que su sonrisa creciera, pero le fue imposible al notar como sus miradas no se despegaban. Pero entonces el timbre sonó y los trajo a ambos de vuelta a sus cabezas. -Bien Romeo, basta de cursilerías -se burló Jane y tomó la mano de Charlie para tirar de él con dirección a las puertas de la escuela. Charlie solo negó con una sonrisa divertida y la mirada en el piso mientras se dejaba arrastrar por su loca mejor amiga porrista.
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