Capítulo diecisiete

2307 Words
Brenda suspiró y se apartó de la computadora. Se pasó la mano por la cara y sus dedos tropezaron con los lentes de descanso que habían enloquecido el corazón de Charlie cuando la vio usarlos por primera vez. La porrista se los quitó y masajeó sus ojos doloridos. Llevaban ya dos horas trabajando y la rubia se veía bastante agotada. -¿Quieres tomar un descanso? -preguntó Charlie echándose contra el respaldar de su silla. Brenda estiró los brazos por encima de su cabeza y bostezó graciosamente, pero Charlie no pudo evitar la sonrisa tierna que tiró de la comisura de sus labios. Esa sonrisa creció cuando la porrista lo miró cubriéndose la boca y sonrojándose vergonzosamente. -Lo siento -murmuró. Charlie bufó una risita y se encogió de hombros. -Está bien, debes estar agotada por la práctica -respondió. -Algo así -dijo la porrista. -Iré a traernos algo para comer y así tomamos un descanso -murmuró mientras se levantaba de su asiento y ojeaba el montón de libros de historia que estaban desperdigados sobre su escritorio-. Ya hemos avanzado lo suficiente, así que creo que nos lo merecemos. Brenda le sonrió y asintió. -Está bien. Charlie asintió. -Bueno, vuelvo enseguida. -Oye -lo llamó Brenda-, quería preguntarte algo. Charlie enderezó su postura y asintió nuevamente. -Si, dime. Brenda se mordisqueó el labio inferior y esquivó la mirada de Charlie, lucía bastante nerviosa. -Quería saber si te gustaría hacer algo mañana -dijo. Charlie parpadeó, luciendo bastante despistado, y le lanzó una mirada confundida a la porrista. -¿Perdón? -preguntó. Sabía que no había forma en el mundo en que Brenda Hastings estuviera invitándolo a salir. Imposible. Pero Brenda lo miró con una sonrisa nerviosa y un encogimiento de hombros. -Ya sabes ¿salir? -dijo-. Si estás libre quizá podamos ir a ese pequeño lugar cerca de la escuela -desvió la mirada y volvió a encogerse de hombros-. No es que quiera decir que no tengas nada más importante que hacer, porque seguramente si tienes algo, pero si tienes un tiempo libre yo … me gustaría que podamos salir un rato fuera de la escuela -señaló la mesa llena de libros- … y sin trabajos escolares … -¿Salir? ¿Tú y yo? -preguntó en medio de balbuceos que le ganaron esa hermosa risa de la rubia. -Si -asintió Brenda. Charlie frunció el ceño conmocionado. -¿Por qué? -preguntó. -Porque quiero conocerte mejor -respondió. -¿Por qué? -repitió Charlie, sin creerse que estuviera teniendo tanta suerte. -Porque si, siempre he querido conocerte mejor -respondió la porrista-. Pero está bien si no quieres, no tienes que aceptar -le aseguró-. Supongo que ya tienes cosas que hacer, o simplemente no quieres que nos conozcamos más … -No, no -negó Charlie enseguida, y quiso golpearse a sí mismo por haber actuado como un idiota-. Claro que me gustaría, eso sería genial, es solo que … Brenda arqueó una ceja esperando a que continuara. -¿Qué? -preguntó sonando algo ansiosa. Charlie suspiró y sus mejillas se sonrojaron. -Es algo vergonzoso -respondió. -Está bien, no tienes que decirlo. -Oye, realmente me gustaría salir contigo mañana, pero tengo algo importante y si pudiera deshacerme de eso iría contigo. -No te preocupes, podemos intentarlo en otro momento -le aseguró-. No puedo venir a último minuto a imponerme. -Gracias -respondió Charlie. -Entonces ¿Qué dices del próximo viernes? Charlie frunció el ceño confundido, pero enseguida entendió a lo que la porrista se refería y asintió ansiosamente. -Si. Viernes. Es genial -dijo. No pudo sonar más tonto, pero al menos no dijo nada más vergonzoso. -Estupendo -dijo la porrista. -Bien -suspiro Charlie. Antes de que alguno pudiera decir otra cosa, la puerta de su habitación se abrió violentamente y vio Blair y Jane jugando la una con la otra, seguidas de Sara que grababa todo en su teléfono. Parecía que las amigas estaban peleando, pero sus risas demostraban lo contrario. Finalmente, ambas terminaron cayendo sobre la cama de Charlie mientras Sara movía rápidamente sus dedos sobre la pantalla de su IPhone para luego guardarlo en el bolsillo trasero de su pantalón. -¿Terminaron? -preguntó Charlie seriamente, pero Brenda se veía muy divertida por la distracción de sus compañeras de equipo. -¿Ya te he dicho que tu cama es lo más suave y hermoso que existe en el planeta? -dijo Jane, ignorando la pregunta de su amigo. -Todo el tiempo -respondió Charlie, riendo suavemente. Era imposible enojarse con su mejor amiga. -Es bueno que lo sepas, Charlie -dijo la porrista, girando en la cama para poder mirarlo-. Si algún día regresas a tu habitación, y tu cama no está en su lugar, seguramente no fue mi culpa -bromeó la chica, haciendo énfasis en el ‘no’. Blair le dio un golpe en la espalda y se levantó con ayuda de sus codos para mirarlos. -Lamentamos la interrupción, chicos -se disculpó. -No hay problema -respondió Brenda con la sonrisa divertida aun plasmada en su rostro. Sara se sentó en la cama y miró a Charlie con una ceja arqueada. -¿Qué? -preguntó confundido. -Pensé que ya habrían terminado -dijo la chica. Charlie suspiró y se sentó en su silla. -Ya tenemos poco más de la mitad del trabajo listo, así que iba a conseguirnos algo para comer y relajarnos un poco -dijo Charlie. Su ceño se arrugó y enseguida giró hacia su computadora para guardar y resguardar el archivo. Siempre había sido cuidadoso en el tema de sus trabajos, especialmente después de haber perdido un trabajo importante para la clase de literatura hace un año. Desde entonces se preocupaba en mantener una copia de todo. -Que relajado luces -bromeó su hermana y Charlie le lanzó una mirada de muerte. -Mejor digan que hacen ustedes aquí -dijo mirando directamente a sus amigas porristas. Jane se encogió de hombros. -Queríamos verte antes de que te encerraras con Sean en tu sótano para tener su fin de semana. Sara puso los ojos en blanco y suspiró. -Al menos no serán ustedes quien tenga que aguantarlos todo un fin de semana siendo asquerosos. Charlie evitó mirar hacia Brenda que parecía bastante interesada en el tema. -Creo que tus padres deberían cobrarle una renta Sean -murmuró Blair-, él siempre está aquí. Sara asintió. -Esa no es una mala idea. Charlie puso los ojos en blanco. -Sean es mi mejor amigo. Jane saltó enseguida y lanzó una mirada mordaz a Charlie. -Oye, yo también soy tu mejor amiga -dijo la chica. -Si, lo eres -respondió Charlie. Sara soltó una risita. -Mira el lado bueno, Jane -dijo la chica-. Al menos eres “la linda Jane” para papá. Sean sigue siendo “el inútil Sean”. Jane sonrió satisfecha y asintió. -Es bueno saber que el señor Loyer sigue pensando bien de mí. -¿Desde cuándo son amigos? -preguntó Brenda de repente. Jane infló su pecho con orgullo. -Desde el jardín de niños -respondió. -¿Todos ustedes? Blair negó. -Solo Charlie, Sean y Jane. -Blair y los otros chicos aparecieron tiempo después -dijo Jane-. Pero antes éramos los tres mosqueteros. Charlie le sonrió divertido. -Lo seguimos siendo, Jane. La chica hizo un puchero y miró a Charlie con fingida tristeza. -Pero ahora pasas más tiempo con Sean, solo porque son chicos y les gusta jugar sus extraños video juegos en tu sótano durante todo un fin de semana y a mí me han dejado aparte. -No son solo video juegos, este fin de semana tenemos una importante campaña que nos dará puntos para el evento más importante de WoW. Además, no es cierto que te hemos dejado aparte -respondió Charlie-. Vamos a verte todo el tiempo a los entrenamientos y te apoyamos en tus presentaciones. -Ya pero no vas a los entrenamientos solo por mi -gruñó y lanzó una mirada mal disimulada a su capitana. Charlie supo por el sonrojo en las mejillas de Brenda, que la chica lo había entendido, y por la sonrisa divertida de Jane, también sabía que su mejor amiga lo había hecho a propósito. -Lo que digas -respondió. -¿WoW? -preguntó Brenda, buscando evadir las implicaciones de lo que Jane había dicho. Pareció funcionar porque las tres chicas la miraron enseguida, y se sorprendió al ver a Sara sonreírle divertida. -Son esos juegos de rol -dijo la chica-. Charlie y Sean buscan ingresar a un campeonato o algo parecido. Llevan hablando meses de la campaña que tendrán este fin de semana. -No sé de dónde sacas tiempo para tantas cosas -bufó Blair- ¿No tienes el torneo de artes marciales en un par de meses? Se supone que debes entrenar mucho. -Algo que también hace con Sean -gruñó Jane-. ¿Ya ves? Todo lo haces con tu único mejor amigo Sean, y a mí que me caiga un rayo. -Estás siendo tan dramática. -Debes compensarme, Charlie. -¿Pero por qué solo yo? ¿Sean no es tu amigo también? -Si, pero tú eres mi mejor, mejor amigo. Brenda soltó una risita. -¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me una a las porristas? El rostro de Jane brilló con una sonrisa enorme. -Esa no es una mala idea -dijo. Blair asintió. -Podríamos usar tus habilidades de karateka -bromeó. -Quizá puedas hacerle una demostración a Brenda ahora en el patio -dijo Sara divertida-. Después de todo es la capitana. Charlie miró a la rubia y enseguida negó al ver la sonrisa en el rostro de su compañera. -No, por supuesto que no -dijo-. No lo decía enserio -miró a su mejor amiga y suspiró-. Ya podremos hacer algo tú y yo. Jane suspiró y se dejó caer en la cama. -Está bien. Sara se levantó y miró a su hermano. -Supongo que ya no volverán a trabajar -inquirió-, así que ¿Qué tal si vemos una película? Ya pedí la pizza. * La película acabó hora y media después. Eran cerca de las siete de la tarde cuando Brenda decidió que debía regresar a casa así que volvió a la habitación de Charlie para recoger sus cosas y arreglar su bolso mientras Jane, Blair y Sara charlaban desde su lugar en la enorme cama de Charlie. -¿Lista? -le preguntó Charlie y Brenda asintió. La porrista se giró y llamó la atención de las chicas en la cama con un movimiento de manos. -Me divertí mucho -les dijo con sinceridad. Sara se encogió de hombros. -Debo admitir que no eres tan desagradable como imaginé -dijo en un tono bromista pero aun así Charlie le lanzó una mirada mortal. Brenda por su parte, solo soltó una risita y se encogió de hombros. -Me alegra que pienses eso -respondió la porrista-. Espero que eso signifique menos miradas mortales. Sara se sonrojó, pero se encogió de hombros, no queriendo lucir avergonzada. -Tal vez -terminó diciendo. -Quizá puedas reclutarla -dijo Blair-. Es buena gimnasta. Jane asintió, pero Sara enseguida negó. -No, gracias. Las chicas pusieron los ojos en blanco. -Tu perdida -dijo Jane-. El uniforme atrae a los chicos. -Hará que Paul nunca jamás pueda resistirse a ti -acotó Blair. -Y esta conversación se terminó -dijo Charlie-. No quiero escuchar nada más. Las cuatro chicas rieron divertidas mientras Charlie se sonrojaba y ponía los ojos en blanco. -Será mejor que nosotras también vayamos a casa -dijo Jane. -Y tu debes llevar a Brenda -le dijo Sara-. Por favor vuelve antes de que Sean invada la casa. Charlie cogió la chaqueta y asintió. Brenda agitó la mano. -Supongo que las veré el lunes. Se despidió de los padres de Charlie y salieron de casa justo cuando un Jeep descapotable entraba en la residencia Loyer. Sean saltó fuera del vehículo. -Oye ¿Dónde vas? Tenemos que empezar a prepararnos. Charlie señaló a la porrista. -Tengo que llevar a Brenda a casa, volveré enseguida -respondió-. Jane y Blair están arriba con Sara. Una sonrisa burlona se formó en su rostro. -Bien, aún tengo que preguntarle a Sara y Blair que me darán en mi cumpleaños. -Amigo, falta como un mes para eso. -Nunca es temprano para recordarles. -Lo que sea -respondió-. Vuelvo enseguida. -Bien -dijo-. Hasta pronto Brenda, siempre es gratificante verte. Brenda puso los ojos en blanco y sonrió divertida. -Quisiera decir lo mismo, Sean. -Auch -dijo y se llevó la mano al corazón, fingiendo dolor-. Eso me lastimó. Aun así, no puedo negarte la invitación a mi grandiosa fiesta de cumpleaños. Una chica como tú merece pase libre a todos los eventos. -Mejor entra ya -le dijo Charlie. Sean sonrió divertido. -Bien, ya me voy. Brenda siguió a Charlie hasta su camioneta con la misma sonrisa divertida aun en su rostro. -¿Él siempre es tan coqueto? -Ni te lo imaginas -respondió Charlie-. Llega a ser molesto. Brenda soltó una risita y se subió en el lado del copiloto. -Bueno, él es atractivo, así que tiene eso a su favor. Charlie bufó una sonrisa divertida y aceleró para salir de su casa. -Por favor, nunca digas eso frente a él. No lo olvida. Brenda soltó una suave risita y Charlie sonrió enternecido. No dijeron nada más mientras conducía a casa de la porrista con la suave música que salía de los parlantes como ruido de fondo. Cuando finalmente se detuvo fuera de la casa de la familia Hastings, Brenda se giró para recoger su bolso y se desabrochó el cinturón de seguridad. -Gracias por traerme -agradeció la porrista mientras abría la puerta de la camioneta. -No hay problema -respondió Charlie. -Nos vemos el lunes, entonces -dijo Brenda con un encogimiento de hombros. Antes de que Charlie pudiera responder, la porrista ya se había inclinado sobre la consola para plantarle un cálido beso en la mejilla. Luego saltó del auto y corrió a su casa, dejando a Charlie atontado y con un pensamiento en su cabeza. -El mejor día de mi vida.
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