─No puedo creer que se me acabara el internet. ─reniega para sí misma, pero una de sus compañeras de clases logra escucharla.
─¿qué tanta urgencia tienes por internet? ─pregunta mirando su teléfono de manera indiscreta.
─Tengo correos sin abrir, y quería aprovechar que estoy aquí y tengo algo de tiempo para revisarlo, ya que al llegar a casa, seguro no me dará tiempo, pero ya está. ─dice dejando de lado su teléfono y saca su cuerno de notas.
─¿y ahora qué vas hacer? ─pregunta curiosa.
─Voy al baño. ─dice con una sonrisa mientras se levanta y deja el cuaderno de regreso en su bolso.
Tan pronto Ángel se levanta del asiento, la amiga se levanta y se une al grupo de compañeros que se han formado al final del salón.
Al llegar al baño se sienta y revisa su teléfono un par de veces más intentando abrir su correo, pero para su suerte, se abre uno de los correos, donde lo primero que lee es el nombre de la empresa con la que ha creado varios libros en una plataforma digital.
─¡¡bien!! ─celebra aún sentada en el sanitario.
Sus ojos se abren como platos al ver el contenido del correo, su corazón late muy fuerte y el calor empieza a invadir su cuerpo de manera descontrolada.
─no inventes... ─suspira a su vez que cubre su boca con una ambas manos al dejar su teléfono en sus piernas. ─¡¡no intentes!! ─grita aún dentro del baño.
Se levanta la ropa y sale enseguida a lavarse las manos y continúa dando brincos sin parar.
─¡¡No puede ser!! ─grita emocionada y dando brincos sin parar.
Las personas a su alrededor no tardan en verla como bicho raro, sale ya con más calma, aunque aún la ven, uno que otro murmurando entre ellos, al llegar al salón se coloca los audífonos y se sienta en su lugar. Lo bueno de tener audífonos puestos, es que nadie se acerca a ella, así que ella puede tomarse el tiempo de continuar leyendo el correo que le ha llegado.
─Editorial, Stramberry... ─balbucea discreta. ─Agradecemos que... tara, tarará, tara... ─tambalea su cabeza de una lado al otro tratando de contener su emoción. ─nos comunicaremos en..., hora local... ─mientras más lee, más asombroso sale de si, no lo puede creer, hay una propuesta de libro en físico, al ser uno de los libros más vendidos en la página digital. ─¡Eso es una hora! ─suelta con asombro, ve al reloj de la pared y al darse cuenta que son las 9, y la salida no es sino hasta dentro de dos horas.
El correo era preciso, querían hacer físico uno de sus libros, y para llegar a un acuerdo tendría una vídeo llamada con un delegado de la editorial, pero sería a una exacta, misma en la que ella debería estar en su casa, ya que es el único lugar con internet fijo.
Se escucha una sirena fuera y eso le llama a todos la atención, todos se acercan a las puertas para intentar ver que sucede fuera, y uno que otros empieza a rumorear que se trata de un asalto, otros que de un muerto, pero no es sino hasta que la puerta se abre y varios oficiales entran corriendo en dirección hasta la parte trasera del instituto que la sirena del instituto empieza a sonar.
─¿qué pasó? ─pregunta una de sus compañeras mientras se acerca a la multitud.
─Dicen que hubo un asalto y creen que se metieron a la parte de atrás del instituto, que van a revisar a todos mientras salimos. ─dice y todos entran en pánico, pero Ángel en lo único que puede pensar es en que se tardará más de dos horas en salir.
─Necesito Internet o perderé la oportunidad de mi vida... ─dice muy preocupada, mirando la puerta, como si está le ayudará de alguna manera.
Su tutor se acerca rápidamente a ellos y les ordena regresar a su salón, se tomará lista de todos y cada uno en el salón a puerta cerrada, mientras los oficiales se encargan de buscar a los delincuentes.
Al cerrar la puerta, el tutor de salón recibe una llamada, su rostro muestras consternación y miedo a la vez todos se miran entre sí.
─Ya, ya voy. ─dice guardando sus cosas muy nerviosa. ─ya viene el licenciado Matías. ─dice y sale corriendo sin dar más explicaciones.
Una que otras mujeres entran en pánico, uno que otro hombre se ponen a la defensiva con la mirada en la puerta, al abrirse, todos se paralizan, enseguida se calman al ver que se trata del reemplazo del tutor.
─Calma chicos, deben mantenerse calmados, ya la policía se está encargando.
─Pero ,"licen" ¿que fue lo que pasó?
─No estoy tan informado como quisiera. ─dice algo tímido.
─¿es verdad que se metieron delincuentes al instituto? ─pregunta una de las chicas del final de la fila.
─Lo que sé, es que "se especula que uno de los delincuentes que se dio a la fuga en un "aparente asalto" lo vieron entrar por la parte trasera del instituto, pero no sé sabe a ciencia cierta si es o no así. ─Dice sacando la lista de alumnos. ─Les voy a tomar lista y por favor colocarse en el mismo orden para salir. ─dice y rápidamente todos terminan de recoger sus cosas.
Uno por uno va llamando, pero Ángel lo único que quiere es poder hacer la videollamada que sabe que tendrá, ya que para la hora local de donde es la empresa creadora de la página digital y el país donde ella está, la hora pactada es precisamente en una hora.
─¿ya nos podemos ir? ─pregunta mirando el reloj una vez que ya han tomado lista.
─No. ─dice y queda impregnado en su mirada, aunque ella no lo está mirando, por el contrario, ella no ha dejado de ver la puerta. ─tenemos que esperar que la policía no se dé luz verde, de lo contrario debemos estar aquí hasta que abran la puerta.
─¿puedo ir al baño? ─pregunta Ángel mirando a Isaí, y está vez sus miradas chocan. Tarda un par de segundos en reaccionar, pero al final niega con la cabeza. Es tanta la emoción y los nervios que le causó el recibir el correo que su cuerpo responde de la única manera que sabe, con ganas de orinar, pero ahora hay un problema, ella, ni nadie puede salir del salón.
─Esperemos un rato más, tal vez nos den otra resolución en un par de minutos. ─dice señalando el asiento de ella, asegurándose que se vuelva a centrar.
─¿Que vamos hacer aquí mientras tanto? ─pregunta Mercy, acercándose al profesor de inglés. Un par de sus amigas se unen a Mercy aprovechando el acercamiento a Isaí, y lo rodean para tener solo ellas tres su atención.
Ángel aprovecha que estás rodeado, que no podrá verla y que ella está cerca de la puerta para salir corriendo del salón al baño.
Las luces del baño están apagadas, lo que le parece extraño en un principio, pero no es la primera vez, así que entra tranquila al baño.
─No puedo creer que quieran mi libro en físico... ─suspira aún con emoción mientras entra al baño.
Tiene la mirada en el piso, ya que es lo único que tiene algo de visibilidad, aunque al entrar al baño la luz solo llega hasta dos pasos dentro del baño, abre la puerta, guarda su teléfono en el bolsillo de la chaqueta que usa, se baja los pantalones y se sienta en el baño, está por orinar cuando escucha unos pasos.
─¡Identifíquese! ─dice una voz ronca, a su vez que se escuchan los pasos pesados más cerca.
Sube rapidamente su ropa interior y su pantalón, está por abrir la puerta cuando siente que la toman por la cintura y cubren su boca con fuerza.
─No hagas ruido, no digas nada. ─susurra una voz ronca a su oído.
Es falso, esos que dicen que cuando estás en un momento de extremo terror tu vida para por tus ojos, no es cierto. Mi mente se nubla a tal punto que no sale una sola palabra de mi boca.
─¡identifíquese! ─vuelve a repetir el oficial fuera, por lo que entra en pánico al estar allí, encerrada con alguien que podría ser un asesino.
─No te voy hacer daño, solo no te muevas, no digas nada. ─vuelve a susurrar a su oído al sentir que en sus manos empiezan a caer lágrimas, las mismas que ella aterrada empieza a derramar.
El oficial se acerca y toca una por una las puertas del baño, mientras repite lo mismo. ¡identifíquese!
─Yo no hice nada, lo juro. ─dice está vez a modo de súplica. ─no me delates... ─insiste a su vez que suavemente baja su mano, la misma que le ha cubierto la boca.
Tratando de sobrevivir, asiente, seca sus lágrimas y arregla lo mejor que puede arreglar su rostro a oscuras, saca sus auxiliares de su estuche y los toma en su mano.
Suavemente empuja al tipo a la pared, tras la puerta del baño, se baja los pantalones y se vuelve a sentar en el baño, y cuando el oficial toca bruscamente la puerta, ella abre un poco, dejándose ver sentada en el baño, hasta que el oficial apunta con la linterna.
─¡¿que hace?! ─grita fingiéndose muy ofendida.
─Salga por favor. ─ordena el oficial algo apenado. ─he repetido varias veces ¡identifíquese!, ¿porque no lo ha hecho? ─la regaña.
─Estaba en el baño, con mis auriculares. ─abre su mano y le deja ver.
No le hace falta preguntar si es del instituto o no, ya que ella lleva puesta la camiseta que es parte del uniforme.
─Regrese a su salón, que están por salir. ─dice y ella no lo dudó un segundo y sale corriendo de regreso al salón, pero en el pasillo se choca con su profesor de inglés.