Prólogo
ADRIÁN
Hace tres meses
—Nadie está cuestionando tu capacidad para dirigir el negocio, Adrián. Cada m*****o de la junta cree que no hay nadie más adecuado que tú—. Chase Thornton toma un sorbo de su bebida. No solo es el m*****o más antiguo de la junta de Blackwood Empire, sino también el mejor amigo de mi difunto abuelo.
Él sabe lo que está en juego aquí.
Hace cuatro años, asumí el cargo de CEO de Blackwood Holdings, nuestra empresa hermana, y ahora, siguiendo la tradición de décadas, la junta debe votar por el próximo líder oficial de Blackwood Empire.
Todo iba bien hasta hace unas semanas, cuando una columna de chismes puso en la mira mi amor por la soledad. No es la primera vez que los medios husmean en mi vida personal, pero, por lo general, rápidamente pasan a enfocarse en mi trabajo profesional. Eso siempre ha jugado a mi favor… hasta ahora.
Debe haber una pausa en los escándalos de celebridades o en las bodas llenas de estrellas para que los reporteros de la sección de sociedad se enfoquen en mí. Un chisme llevó a otro, y pronto comenzaron a cuestionar mi privacidad celosamente guardada, etiquetándome como una especie de monje moderno o ermitaño.
—Pero no podemos ignorar la imagen que los medios han comenzado a pintar de ti: un solitario, una persona que rechaza la sociedad—, comenta Roderick Flint, el m*****o más reciente del comité de la junta y alguien que cree que los chismes son el juicio más auténtico de mi carácter. —Willowridge es un pueblo muy unido. Los residentes quieren saber que sus intereses están seguros y en buenas manos. Con tu empresa familiar siendo una parte fundamental de la economía del pueblo, tu estado de soltería y, más importante aún, tu aversión a las actividades sociales, levanta muchas sospechas, hijo.
Chase se levanta de su asiento y me da una palmadita en la espalda antes de dirigirse a su bar, ofreciéndome su apoyo silencioso mientras las palabras de Roderick se sienten como si físicamente se hubieran deslizado bajo mi piel, atravesando mi fino traje Tom Ford y mi camisa de seda.
—Estuve en la casa del alcalde en una cena anoche—, continúa Roderick , —y alguien sacó el tema del próximo sucesor de Blackwood Empire. Aunque todos coincidieron en que eres el mejor empresario, hubo varios argumentos de que tu imagen carece de la calidez esencial para un líder del pueblo.
—No me postulo para un cargo en el gobierno—, respondo con brusquedad, apretando los puños con dolor. —Blackwood Holdings ha hecho más por la economía del pueblo bajo mi liderazgo en estos últimos cuatro años que en décadas. Puede que aún no sea la cara visible de la empresa, pero todos saben que soy yo quien toma todas las decisiones.
Chase regresa y se reclina en su asiento. —Cuando se trata de la cabeza de Blackwood Empire, nunca se tratará solo de los números. Sabes mejor que nadie la influencia que tu familia tiene en este pueblo.
Me quedo en silencio porque, aunque odio sus palabras, en el fondo sé que son ciertas.
—Queríamos darte un aviso sobre las dudas que tienen los miembros de la junta antes de la votación oficial para el próximo heredero de Blackwood—, Roderick se ajusta la corbata mientras una tormenta de pensamientos gira en mi mente, cada uno avivando el fuego de la ira.
—¿Qué estás sugiriendo, entonces? ¿Que entregue este imperio que mis antepasados construyeron desde cero a un extraño?
—Nadie quiere eso, Adrián—. Chase niega levemente con la cabeza. —La solución más sencilla es que seas más socialmente activo. O mejor aún, cásate o, al menos, comprométete. Todavía tienes unos meses. Encuentra una buena chica si no lo has hecho ya y asienta cabeza. ¿Cuál es el problema con eso?
Lo que él no sabe es que mi privacidad, mi soledad, es lo único que he guardado para mí. Quiero ser suficiente solo por mí mismo, para mí, para el negocio familiar y para este pueblo.
