bc

RAPUNZEL

book_age16+
1.2K
FOLLOW
11.0K
READ
age gap
kicking
city
secrets
friends with benefits
like
intro-logo
Blurb

Me llaman Rapunzel, ese en realidad no es mi verdadero nombre, pero es el que uso para mis noches como bailarina erótica en el Night Diamond, uno de los clubes más exclusivos de la ciudad. Después de que mi madre y mi prometido me traicionaran, me prometí a mí misma nunca más involucrarme emocionalmente con nadie, sin embargo, no puedo apartarme del hermoso, misterioso y millonario hombre que viene todos los viernes a verme bailar.

Lo llamo Zeus, aunque sé que no es su verdadero nombre, acordamos no darnos información personal mientras hago bailes privados para él en su pent-house. Me consuela cuando el mundo se me viene encima, Zeus es la única persona que está allí para mí y pronto, los sentimientos comienzan a volverse más y más intensos.

Pero es un amor prohibido por muchas razones, y si nos descubren, todo puede acabar muy mal.

chap-preview
Free preview
1
—Creo que Alfred me está engañando mamá —murmuré de pronto, mientras desayunábamos en la isla de la cocina. Mamá dejó su cucharilla a mitad de camino hacia la boca y abrió mucho sus ojos. Su mano tembló un poco, parecía sorprendida. Antes de que pudiera responder, seguí hablando. — Está actuando muy raro conmigo. Mamá carraspeó un poco y dejó la cucharilla de nuevo en el plato del cereal. Siempre desayunábamos cereal con leche, con un poco de jugo de naranja, sentadas una frente a la otra, yo mirando mi Tablet y ella leyendo el periódico. Era nuestro momento juntas, porque luego yo tenía que correr a la Universidad y ella a atender la tienda de ferretería donde era la encargada. —¿Raro cómo cariño? —preguntó despacio, calmada y casi escéptica. Ella era mi mejor amiga, la única en que confiaba, por la misma razón estaba contándole algo tan personal, tan privado. No era de las que iba contando sus problemas amorosos a la gente, ni siquiera a las pocas amigas que tenía en la Universidad, prefería guardarme mis problemas, pero esto era algo que no podía contenerme. Alfred llevaba más de tres meses actuando extraño. Cancelaba nuestras citas, no respondía mis llamadas por horas, desaparecía sin razón alguna y contaba excusas sacadas de cuentos baratos para explicarse. Además, ya no estaba interesado en tener sexo como antes, lo que era lo más preocupante de todo. No sólo porque era una mujer sexualmente muy activa, me gustaba disfrutar del sexo, sino porque mi novio era igual a mí, desde que lo conozco, hace cuatro años, siempre fue un hombre muy activo. Habíamos tenido sexo en todas partes, de todas las formas y como se nos antojaba. Si no estaba teniendo sexo conmigo, entonces estaba teniéndolo con otra. Era un pensamiento un poco exagerado por sí solo, pero no estaba hablando sólo de que su apetito s****l hubiese disminuido bastante, si le agregábamos lo sospechoso que había estado actuando también, entonces algo malo estaba haciendo. No quería desconfiar de él después de cuatro años de relación, íbamos a casarnos en algún momento de este año, ya lo teníamos planeado. Tampoco le había atrapado en alguna traición nunca, y viendo que eso era normal en las parejas últimamente, era un punto a su favor. Pero no podía dejar de pensar en que siempre había una primera vez para todo. —Se desaparece y luego reaparece con alguna tonta excusa, estudio derecho, no puede creerme tan tonta como para creer las cosas que llega a decirme —dije, dejando mi comida a la mitad. No tenía apetito, aquel dilema estaba poniéndome de mal humor y un poco triste también. Mi mamá me tomó de la mano y me dio un suave apretón, mientras me sonreía cálidamente. Era una hermosa mujer, con cabello rubio y largo, y unos deslumbrante ojos azul cielo. Yo era su vivo retrato, aunque mi piel era más oscura por mi padre. Cuando estábamos juntas en público, los desconocidos tendían a confundirla con mi hermana mayor. —¿Eso es todo? —preguntó con escepticismo. Asentí, no iba a contarle que tampoco estaba follándome como antes, y que las pocas veces que lo hacía era rápido y aburrido, como si quisiera separase de mí lo más rápido posible. Eso sería muy vergonzoso, y aunque mi madre y yo teníamos una relación muy abierta y confiábamos mucho en la otra, nunca habíamos hablado tan abiertamente del sexo. —Cariño, creo que estás exagerando las cosas —argumentó, volviendo a comer, más calmada. — Alfred te adora, llevan cuatro años juntos y nunca te ha traicionado. ¿Por qué dudar ahora? Ella tenía un punto, pero tomando en cuenta que quería a Alfred como otro hijo, no estaba segura de creer en sus palabras. Pareció entender mis pensamientos, porque negó con la cabeza, frunciendo el ceño. —Antes de que lo preguntes, estoy de tu parte. Pero Alfred se ha portado muy bien contigo estos últimos años, seguramente sólo está atareado por la universidad y el trabajo, habla con él a ver que te dice, aunque estoy segura de que no es nada malo —pidió, siendo la voz de la razón. A veces, sentía que mi madre defendía demasiado a mi novio. Ella lo quería muchísimo, habíamos estado juntos desde que entré en la universidad, nos enamoramos a primera vista y mamá estuvo encantada cuando lo traje a casa. Era amable, respetuoso, inteligente, de buena familia y nunca se metía en problemas. Era el novio perfecto y nadie estaría más feliz cuando nos casáramos que ella. Pero apestaba que lo quisiera como un hijo, porque lo defendía de igual forma. —Cuando tu padre estaba vivo, yo también me hacía novelas locas en la cabeza. Sabes lo mucho que eso viajes podían extenderse, y a veces también imaginaba que estaba con un montón de morenas o brasileras, o italianas, bebiendo un coctel. Me costó bastante tiempo entender que su trabajo tomaba mucho de su tiempo, me casé con él así, y tuve que aguantarlo porque lo amaba. Sonaba melancólica mientras hablaba de mi padre. Ellos tuvieron un matrimonio de años, antes de que él muriera en un accidente aéreo. Fue el mejor piloto de la ciudad, hizo cosas que la mitad de nosotros nunca podría hacer en toda su vida, conoció los lugares más exóticos y se hizo amigo de muchas personas alrededor del mundo. Su trabajo lo llevó a vivir una vida increíble, por eso mismo no se sentía tan mal al abandonarnos a mi madre y a mí en sus viajes, por eso no le costaba tanto como a nosotras despedirse después de unas cortas vacaciones en casa. Cuando murió, ella quedó devastada, porque, aunque él pasaba la mayor parte del tiempo viajando, el amor que le tenía era más fuerte que todo el rencor y rabia que pudo sentir por su abandono. —Resultó que gracias a que trabajó tanto, tú pudiste pagar tu universidad completa, así que no te quejes de un hombre que trabaje mucho. —Sí, y también resultó que tenías razón y sí se acostó con esa morena, esa brasilera y esa italiana. Puso los ojos en blanco, después de tantos años, ya no dolía como antes. Después de la muerte de mi padre, a ella le había costado bastante abrirse a alguien más que a mí. —¿De verdad crees que sólo está muy ocupado? —pregunté, dudando. Ella parecía muy confiada en sus palabras, confiaba mucho en mi novio, tanto o más que yo. —Estoy segura Alyssa —inquirió, usando mi nombre completo para hacerme saber que hablaba en serio. Le di una sonrisa aliviada. Era por eso por lo que era mi mejor amiga, siempre lograba hacerme sentir bien y tranquila, ella le encontraba la lógica a todo. Tenía razón, estaba exagerando, Alfred debía tener alguna razón para desaparecerse, a lo mejor sólo estaba estresado y no tenía tiempo para verme tan seguido como antes, o para tener sexo desenfrenado. Tenía que hablar con él y escuchar sus razones, si estaba pasando algo malo, juntos lo resolveríamos. Me incliné y le di un beso a mi madre en la mejilla. — Gracias, eres la mejor mamá del mundo. Su sonrisa flaqueó un momento, antes de levantarse de un salto del taburete y dar media vuelta delante de mí. — ¿Cómo se me ve este vestido? La miré de arriba abajo, lucía un vestido veraniego hasta los tobillos, de un color amarillo pollito y con estampados de flores negras. Eso sólo podía significar una cosa: que iba a verse con su nuevo novio. Nadie se vestía de una forma tan alegre y divertida si no era por un evento especial, y para mi madre, una mujer viuda de cuarenta y cinco, salir con su novio lo era. Después de todo, había guardado luto por diez años, desde la muerte de mi padre, antes de decidirse a salir con Carrick. —Te ves fantástica —dije, con una sonrisa sincera. Ella me la devolvió, mientras recogía su bolso y tomaba el abrigo detrás de la puerta. Cuando me miró, había seriedad en sus ojos. —Ya tengo que irme, pero no sigas atormentándote cariño —pidió, lanzándome un beso. —Lo haré —dije. — ¡Y usa condones! No respondió, salió de la casa cerrando la puerta de golpe detrás de ella, pero pude ver un sonrojo en sus mejillas antes de que se fuera. Reí por bastante rato, hasta que el estómago me dolió por no haber comido nada. *** Pasé toda la mañana pensando en las palabras de mi madre, Catherine era una mujer inteligente. Ella no confiaba en la gente como los demás, se resguardaba sólo en los suyos, así que, si estaba aconsejándome que confiara en mi novio, era porque de verdad no encontraba razones suficientes para dudar de él. Ahora me sentía como una perra, dudando de mi novio cuando él nunca me había fallado antes. Después de salir de ciencias políticas, tomé el celular y le marqué. Me envió a buzón, lo que era aún más extraño, nunca apagaba su teléfono cuando estaba en la universidad. Tampoco lo había visto en toda la mañana, por lo que decidí ir directamente hacia donde su hermana menor estaba. Ella dijo que él se sentía mal y que se había ido a casa, que seguramente me llamaría cuando se diera cuenta de mis llamadas. Ignoré el sentimiento de duda en mi pecho, y pensé en las palabras de mi madre una y otra vez. Pero cuando llegué a casa y me enfrenté a la soledad, mis pensamientos comenzaron a embargarme. ¿Dónde estaba? ¿por qué no contestaba mis llamadas? ¿por qué no me avisó que se sentía mal? Eran preguntas y más preguntas, pero no encontraba ninguna respuesta, a menos no una que me convenciera. La respuesta a todas mis dudas llegó en un mensaje a las cinco de la tarde. Mi madre no había llegado del trabajo, lo que era normal ya que siendo la encargada a veces tenía que quedarse hasta tarde organizando todo. Me había quedado en pijama, leyendo algunos ensayos que encontré en internet sobre el código penal que necesitaba analizar. Mi teléfono sonó con un mensaje de Alfred. Sonreí aliviada, pero al abrirlo, mi sonrisa se borró de inmediato. Esto no está funcionando para ninguno de los dos. Te quiero, pero creo que nos hemos convertido más en amigos que en otra cosa. Lo mejor es que no nos veamos por un tiempo. Besos. Mi boca se abrió y se cerró varias veces. No podía creer lo que estaba leyendo, mi novio por cuatro años estaba terminándome por un mensaje, un simple mensaje de cuatro pobres y miserables líneas. Leí la carta un centenar de veces, tratando de descubrir si se trataba de una broma, o si el mensaje tal vez no era para mí. Pero no tenía sentido, y a la vez, tenía todo el sentido del mundo. Íbamos a casarnos este año, compraríamos una casa adosada y tendríamos hijos. Yo me graduaría de abogacía y él sería un grandioso ingeniero, teníamos todo perfectamente planeado, tal vez no en ese orden, pero queríamos lograrlo todo. ¿Y me terminaba de repente? ¿y de una forma tan cruel? Mis manos temblaban cuando respondí el mensaje. ¿Estás jodidamente bromeando? Bien, tal vez no era la mejor respuesta, pero dadas las circunstancias, no podía preguntar otra cosa. Quería llamarlo, gritarle y llorar, pero hacer eso sólo me haría ver patética. En cambio, le marqué a mi madre, para que como siempre, ella me calmara antes de llamar a mi reciente exnovio. Pero ella no respondió, por lo que me quedé mordiéndome las uñas, sentada en el sofá, con unas ganas enormes de llorar. Lo siento de verdad. Tengo que irme, pero espero que entiendas mi decisión. Las lágrimas se derramaron por mis mejillas al momento en que terminé de leer el mensaje. Él ni siquiera iba a quedarse para explicarme nada, tenía cosas más importantes que hacer que explicarme porqué estaba rompiendo conmigo, porqué acaba con cuatro años de relación. Como si todo lo que habíamos vivido no hubiese significado nada para él, como si yo no fuera nada en su vida. ¡Era su jodida prometida! Decidida, me levanté del sofá, no podía seguir lamentándome. Fui a mi habitación y me cambié rápidamente por unos vaqueros y un suéter y salí de casa, sin importarme que estuviera lloviendo a cantaros. Detuve a un taxi y le di la dirección de mi exnovio, en todo momento presioné la llave de su apartamento en mi mano. Me había dado la llave por si algo pasaba y él no estaba, ni siquiera me la había pedido de vuelta. No tenía el valor para verme a la cara, pero eso no va a ser posible. Si él no quería verme, era su problema, pero no iba a dejar que nadie terminara conmigo por mensaje después de tres años, me negaba aceptar que lo hiciera de esa forma. Si quería acabar con lo nuestro, entonces tendría que mirarme a la cara y decirme las razones de frente. No iba a dejar que me atormentara todas las noches pensando en qué pude haber hecho mal para que quisiera abandonarme. No iba a convertirme en mi madre, preguntándose porqué un hombre no la quiso suficiente como para quedarse. Yo me había entregado, había hecho todo lo posible para que la relación funcionara y quería saber cuál era el verdadero motivo para dejar todo ahora, también necesitaba saber por qué había estado evadiéndome por meses. Quería saber si se trataba de una chica, aunque no había que ser muy inteligente para deducir eso. Al llegar, le pagué al taxi y saludé al portero del edificio. El hombre me conocía, sabía que era la novia de uno de los inquilinos y me dejó pasar con una sonrisa amable, sin avisarle a mi novio. Ni siquiera sabía si estaba en casa, pero tampoco me importaba, lo esperaría toda la tarde, e inclusive toda la noche hasta que llegara. Iba hablar conmigo, quisiera o no hacerlo. Me acerque a su piso, de lejos, se escuchaba una música sonando. La canción me sonaba vagamente conocida, pero no me detuve analizar cuál era. Solo pensaba en el hecho de que estaba en casa escuchando música tranquilamente, mientras yo me volvía nada por su culpa. Usé la llave que me dio y abrí la puerta. La música me golpeó en los oídos de inmediato, estaba muy alta, ni siquiera sabía si era permitido escuchar música a tanto volumen en el edificio. Cerré la puerta con fuerza, pero el sonido se ahogó entre el escándalo. Frente a mí, el espejo del recibidor me dio la bienvenida. Me miré en el por un par de segundos, notando que mis ojos estaban abiertos y mi labio inferior temblaba. Respiré profundo y me adentré en el apartamento. Apenas di unos pasos, y me detuve en la sala de estar. Su casa no era muy grande, por lo que lo encontré sentado en el sofá, con una mujer rubia moviéndose encima de él. Sentí como si me hubiesen golpeado el estómago, mientras la veía subir y bajar encima de mi novio, con delicadeza, pero a la vez con fuerza. Se movía con rapidez, mientras que él acariciaba su trasero. Estaban tan concentrados que ni siquiera notaban que los miraba. Por esto él me había dejado, por otra mujer. Aspiré una bocanada de aire al mirar al suelo. Un montón de ropa estaba esparcida por el suelo. De inmediato, una prenda amarillo pollito resaltó. Me incliné y la tomé entre los dedos, era un vestido veraniego con estampado de flores. Oh Dios. Oh Dios. Oh Dios. Mi mundo dio vueltas, ya había vito ese vestido antes, justamente ésta mañana, mientras le contaba a mi madre sobre mis problemas amorosos. Ella lo lució contenta porque iba a verse con su novio. ¿El novio de mamá era mi novio? Al mirarla bien a la mujer que follaba con mi novio, la detallé mejor. Llevaba el cabello largo y rubio, del mismo tono natural que el mío. Su espalda era arqueada y gozaba de un trasero pronunciado, su piel era pálida y cremosa. Tenía el cuerpo igual al mío, en realidad, yo tenía el cuerpo igual al de ella. Los genes eran una cosa increíble. Gemí y tuvo que ser lo suficientemente alto, porque de inmediato se dieron cuenta de que no estaban solos. Mis manos temblaban tanto que la prenda cayó de nuevo al suelo, al mismo tiempo que mi madre se daba vuelta para mirarme. Al notar que estaba de pie allí, parada mientras ellos tenían sexo, su expresión cambio de la sorpresa al terror en un segundo. Su cara palideció como nunca había visto en alguien, inclusive sus labios se volvieron blancos. Alfred maldijo en voz alta, lo que la puso en marcha. Salió de encima de mi novio y buscó su ropa por el suelo, tratando de taparse con lo primero que veía. Que resultó ser el mismo cojín que le había regalo a Alfred para navidad, un estúpido cojín de una foto de los dos juntos. —Dime que no es verdad mamá —pedí, mi voz sonaba hueca y perdida. — Dime que hay una explicación lógica —supliqué, aunque sabía que no la había, más que la evidente. Ella abrió la boca para hablar, pero nada salió. Estaba tan sorprendida y aterrorizada como yo me sentía. —Alyssa por favor, hija, escúchame yo... Intentó hablar, pero se quedó muda a mitad de frase. —Ella no tiene la culpa de nada, si vas a reclamar algo, reclámamelo a mí —dijo Alfred, levantándose para ponerse su bóxer. Se acercó para tomar el vestido de mamá, pero di un paso atrás, aterrorizada de que se acercara a mí. — Ella intentó negarse, pero al final, las cosas sucedieron. —¿Qué sucedió? —pregunté tontamente. Mi cerebro no quería procesar nada, estaba en blanco. —Me follo a tu mamá —murmuró, sin pena, sin culpa. Mi madre le gritó que se callara, pero algo en sus palabras me golpeó. Comencé a temblar más fuerte, lo miré incrédula, con tanto dolor, con tanta ira. No sabía que alguien pudiera sentirse tan enojado como para ver rojo, pero a la vez, tan herido como para derramar lágrimas sin llorar. —¿Por cuánto tiempo? —pregunté de nuevo, con voz dura. —Hija.. —¡No me llames así! —grité, enardecida. — No te atrevas a llamarme de esa forma cuando te estas acostado con mi novio. —Yo no quise hacerlo, pero no pude evitarlo —dijo mirándome, casi suplicándome con la mirada. Mi mano se levantó, para ir directo a su cara, pero se detuvo en el aire, a punto de golpearla. No podía hacerlo, no podía pegarle, aun estando enojada, enfadada, no podía dejar de pensar en que era mi madre a la que iba a golpearle. ¿Por qué ella no penó en eso antes de acostarse con mi novio? ¿por qué lo hizo? De todos los hombres, tuvo que elegir al que estaba prohibido. Eligió al novio de su única hija, al chico que amaba, con el que quería casarme y tener hijos. ¿Cómo podía mirarme a la cara después de lo que estaba haciendo? ¿cómo pudo darme consejos sobre mi relación cuando se follaba al único hombre que tomé en serio? —Esta misma mañana hablé contigo sobre él, me dijiste que no estaba engañándome, que estaba exagerando —grité, derramando más lágrimas. Alfred apagó la música, pero lo ignoré— ¡Eras tú la que se estaba acostando con él! —No quería que supieras, no quería hacerte daño Alyssa, no quise nada de esto. Te amo, sólo por favor perdóname. —No importa, Alfred terminó conmigo hoy, probablemente porque pensaba tener una relación contigo. ¿Cómo dormiría por la noche sabiendo que le quitaste el novio a tu propia hija? Mis palabras la golpearon, una expresión de dolor fuerte apareció en su rostro. Miró a Alfred, buscando una explicación, pero él sólo se encogió de hombros. —¿Ibas a terminarle? —preguntó, parpadeando las lágrimas. Bufé. —Sí, le terminé porque quiero estar contigo —dijo, dejó de mirarla a ella y me miró a mí, como si fuera un cachorrillo y estuviera diciéndole que no podía darle de su golosina. — Lo siento Alyssa, pero la quiero a ella. Me enamoré de tu madre, no sé en qué momento, no sé cómo, sólo sé que la amo más que a nada en el mundo. Ninguno de los dos quiso hacerte daño, no fue nuestra intención. —¡Si no hubiese sido su intención, entonces no lo habrían hecho! —exclamé fúrica. Me di la vuelta para irme, pero me detuve al ver nuestro retrato en la repisa de la sala de estar. Nos veíamos tan felices, tan enamorados, como si quisiéramos comernos el mundo, estábamos seguro de que lo lograríamos. Hubiese dado mi vida por él, hubiese dado mi vida y todo lo demás por mi madre, y ellos decidieron hacerme algo tan bajo como esto. En un impulso, tomé el retrato y lo tiré en el piso con fuerza. Sollocé, pero me detuve antes de quebrarme delante de ellos por completo, no quería verme más patética. Mi madre, ella ya estaba llorando incontrolablemente, pedía perdón y murmuraba maldiciones, pero al final, todos sabíamos que con pedir disculpas no se resolvería nada. Se acaba a de romper algo que nunca iba a ser recuperado de nuevo. Ellos acaban de romperme a mí en pedazos, no sólo acabó con mi familia, acabó con la futura familia que pude haber tenido. Acabó con todo mi mundo. —Nunca les voy a perdonar esto —dije, pero mi voz se quebró a mitad de frase. — De verdad espero que el mundo se encargue de hacerles pagar lo que me hicieron. Salí de allí, ignorando los llantos y llamados de mi madre. No me di cuenta de que ya era de noche, no me di cuenta de la lluvia, no me di cuenta de que la gente me miraba con curiosidad cuando pasaba junto a ellos llorando, no me di cuenta de nada esa noche. Estaba demasiado concentrada en mis pensamientos, pero en realidad, no sabía ni siquiera que pensar. Estaba en blanco, estaba perdida. Acaba de perder una parte de mi corazón. No por Alfred, hubiese podido superar su ruptura en menos de un año, lo que no podía soportar era la traición de mi madre. Ella había sido mi mejor amiga, mi única confidente, la persona que siempre estuvo allí. Mi compañera, éramos nosotras contra el mundo, siempre había sido así, inclusive cuando papá estaba vivo. Él siempre se quejó de que nuestra relación era más de amigas que de madre e hija, pero su personalidad vibrante y juvenil me había hecho difícil verla como una madre. Ella sabía lo mucho que dolían las traiciones, mi padre probablemente la engañó con una mujer en todos los países que visitó, sin contar las muchas aeromozas que juraron ser sus amantes. Ella pasó por el dolor muchas veces, y se las arregló para infringirme un dolor muchísimo peor a aquel. Un novio podía superar, podía reemplazarse, pero ¿cómo se reemplaza a una madre? Eso no se podía hacer, no podía ir a un bar y conocer a mi futura madre, no podía hacer nada para llenar el vacío de mi corazón.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La esposa rechazada del ceo

read
168.5K
bc

Navidad con mi ex

read
8.9K
bc

Bajo acuerdo

read
9.7K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.7K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
51.8K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.2K
bc

Yo, no soy él

read
88.5K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook