JESSA
Me despierto a la mañana siguiente con el olor de algo delicioso flotando en el apartamento de Trace. ¿Es eso…tocino?
Me incorporo, bostezando, sintiéndome contenta y satisfecha de una manera que nunca antes. La noche pasa en una neblina de suaves susurros y duro placer; ahora que he tomado la decisión de confiar en él, todo ha encajado. Pertenecemos el uno al otro.
—Buenos días— dice Trace, entrando en la habitación. Lleva una bandeja con un desayuno increíble. —Espero que tengas hambre—
Por él, sí. Mis pezones se tensan y no puedo evitar el calor que me inunda los muslos.
—¿Desde cuándo les preparas el desayuno a tus chicas? —
Sonríe con suficiencia y acerca la bandeja. Dice: —Créeme, nunca ha habido nadie como en tú en mi cama—
Me sonrojo. Concentrándome en la variedad de pasteles para el desayuno, huevos, tocino, jugo recién exprimido. Pero en el fondo de mi mente, una voz susurra. La confianza va en ambos sentidos>> Tengo que contarle lo de Christina. Pronto. Pero no ahora.
Coloca la bandeja en la cama entre nosotros y sirve café de la prensa francesa.
—Mmm…— Me relajo felizmente mordisqueando un trozo de tocino. —Esta es la manera perfecta de empezar el día—
—Yo diría que si— Trace me dedica una sonrisa lobuna, su mano deslizándose bajo las sábanas hasta mis caderas desnudas.
Me río apartando su mano. —Primero la comida— pretendo regañarlo. —Necesito mi fuerza—
—Buen punto— Trace se adentra en los huevos, desdoblando un periódico que está en la bandeja.
Miro por encima de su hombro y veo un artículo sobre la gala de aniversario de Rosberg Cross este fin de semana.
—¿Estás seguro de que tienes tiempo de relajarte conmigo? — pregunto. —Debe haber mucho trabajo que hacer, preparándose para el evento—
Trace se encoge de hombros con facilidad.
—Estoy seguro de que pueden con ello. Además, prefiero pasar el día contigo—
Me sonrojo de felicidad. —Yo también quiero pasar el tiempo juntos. Es solo que…— Hago una pausa. —Normalmente visito a mi madre hoy. Me estará esperando— si es que recuerda quien soy, claro está.
Trace asiente. —Estaré encantado de llevarte—
—¿Estás seguro? — pregunto. Visitar una residencia de ancianos no es exactamente material emocionante para una cita.
—Por supuesto. Me encantaría conocerla, si te parece bien— añade.
—Ah. Entonces… Si— sonrió asintiendo. —A mi también me gustaría eso—
* * * *
Le explico a trace sobre la golosina favorita de mamá, así que nos detenemos y compramos una caja de garras de oso como de costumbre, antes de dirigirnos a Vistas del prado. Siento que los nervios se me enredan en el estómago mientras nos estacionamos y entramos. Nunca he traído a nadie aquí, y no puedo evitar esperar que mamá este lo suficientemente lucida como para conocer a Trace.
Por suerte, su enfermera favorita nos saluda con una sonrisa. —Está de buen humor— comenta, guiándonos por el pasillo. —Ha estado sentada en su patio todas las mañanas. Le encantan las flores—
¿Patio?
Frunzo el ceño, confundida, especialmente cuando llegamos a su habitación y veo que está vacía. Miro a mi alrededor.
—¿Dónde están todas sus cosas? — pregunto.
Alma parece sorprendida. —En su nueva habitación. Esas fueron tus instrucciones, ¿no? La mejor habitación del edificio—
Miro a Trace, que tiene una sonrisa cómplice bailando en sus labios. —¿Sabías de esto?— pregunto.
Me aprieta la mano. —Puede que haya llamado para ver si había algo que pudiéramos hacer para que estuviera más cómoda. Mencionaron que disfrutaba de los jardines, así que tenía sentido que tuviera un patio privado—
Quiero rodear su cuello con mis brazos y besarlo, aquí mismo en el pasillo.
—Gracias— murmuro, devolviéndole el apretón.
Seguimos a Alma a una parte del edificio que no sabía que existía. Esta sección es más lujosa, más luminosa y más hogareña. —Esta aquí mismo—
Alma se dirige a una habitación que debe ser el doble de grande que la anterior, decorada en alegres tonos amarillos. ¡Y que luz! Todo es luminoso y soleado, e incluso tiene una pequeña zona de descanso junto al dormitorio principal con un sofá y sillas cómodas. Hay un par de puertas francesas entreabiertas que dan al exterior, y cuando salgo, la encuentro en un pequeño patio con vistas a los jardines. Esta entretenida, regando algunas hierbas que crecen en macetas de colores.
—¡Hola, mamá! — digo alegremente, esperando y rezando para que me recuerde.
Ella me mira y sonríe. —Jessa. Estaba pensando en ti. La albahaca está quedando tan bien, ¿recuerdas esa receta de pesto que siempre te encantó? —
Mi corazón se llena de alegría. Es solo un simple recuerdo, pero significa tanto que pueda aferrarse a él, aunque sea por un rato.
Me apresuro a abrazarla fuertemente. —Te extrañé— digo con voz ahogada, antes de controlarme. —Te traje algo—
Trace interviene y las cejas de mi madre se levantan al verlo. —¿Todo esto es para mí? — pregunta bromeando.
Me río.
—En realidad, los pasteles son para ti— dice Trace, extendiendo la caja. — Yo ya estoy tomado—
—Este es Trace— los presento. —Él es…Mi…—
Oh, Dios. ¿Qué es? El jefe no está bien. Ya no. El novio es demasiado de sexto grado. ¿Y el amante? Nada puede hacerme decir eso delante de mi madre.
Se acerca y le estrecha la mano. —Hola, señora Winters. Encantado de conocerla— dice con un encanto natural, y el tema se olvida.
Ella sonríe radiante. —Dios mío. ¿No eres guapo? — me guiñe un ojo.
—¡Mamá! —
Se ríe. —Está bien. ¿Puedo traerles algo de beber con esos pasteles, señoritas? Vi una máquina de café al entrar—
—Gracias—
Nos deja con eso, y me siento junto a mamá, observándola cuidar sus plantas. —Bueno…— dice. mirándome con complicidad. —No me extraña que te veas tan feliz—
—¿De verdad? —
—Por supuesto. Lo tienes escrito en la cara. No puedes ocultar el amor— añade sonriendo.
Amor…
Dejo escapar un escalofrió. Ha estado dando vueltas en mi mente todo el día, pero todavía no estoy lista para admitirlo.
—Es…complicado— le digo, pero mama solo sonríe.
—El amor es simple. ¿Todo lo demás? Bueno, eso puede complicarse. Pero siempre sabes en tu corazón lo que es correcto— Mamá me da una palmadita es la mano. —El truco está en escuchar esa voz interior, en lugar de todo el ruido que te rodea—
Sonrió abrumada, por la emoción. Estar sentada aquí, hablando con normalidad…es algo que nunca doy por sentado. Porque cada momento de claridad es un regalo que quizás nunca recupere.
Trace regresa con nuestras bebidas y todos nos sentamos, comiendo y hablando. Ojalá y pudiera quedarme para siempre, pero Alma finalmente nos interrumpe. —Es hora de su sesión de terapia— dice arrepentida. —Es muy importante para su tratamiento—
Asiento, poniéndome de pie. —Te veré pronto— prometo, abrazándola con fuerza de nuevo.
—Por supuesto que si— Mamá sonríe. —Y espero verte también— añade, dirigiéndose a Trace. —Cuida de mi niña—
—Lo haré—
Me quedo en silencio mientras nos vamos. Es agridulce. Fue maravilloso pasar tiempo así con ella hoy, pero sé que podría no volver a suceder por un tiempo.
Trace parece entender. Me deja con mis pensamientos, y cuando levanto la vista, descubro que nos hemos detenido, estacionándonos en una calle junto a Central Park.
—¿Qué tal si damos un paseo? — sugiere.
—Eso suena perfecto—
Es un día precioso, una fresca brisa primaveral en el aire, y caminamos durante horas, simplemente hablando de todo lo que hay bajo el sol. Parece que también se ha quitado un peso de encima. Esta sonriendo, una persona diferente al hombre tenso y enojado que explotó anoche.
Tal vez me estaba diciendo la verdad. Cualquiera que fuera el problema, ya lo había solucionado.
Compramos perros calientes en un carrito y nos sentamos en un banco junto a la estatua de Alicia en el país de las maravillas, tomando el sol.
—Delicioso— digo, limpiándome la mostaza de la barbilla. —Olvídate de todos los entremeses elegantes, deberíamos servirlos en la gala de mañana—
Trace se ríe. —Me encantaría ver sus caras si lo hiciera. Christina probablemente volcaría una mesa—
Christina.
Así, sin más, mi buen humor se agría.
Porque Trace no es el único con secretos, y los míos no han quedado atrás. Ni de cerca. Entre en su vida con falsas pretensiones. Todo lo que tenemos está construido sobre una mentira.
¿Tengo que decírselo? ¿O podría hacer lo que él ha hecho: dejar todo eso en el pasado y seguir adelante? ¿Sin hacer preguntas? ¿Podría vivir con ese tipo de mentira?
—Escucha, Trace…— empiezo, y luego me detengo de nuevo. ¿Cómo puedo siquiera explicarme? ¿Y qué dirá si digo la verdad?
Me mira expectante.
—Nada— me desanimo, acobardándome en el último segundo. —Solo estaba pensando en la gala de mañana—
—Yo también— dice Trace. —¿Vendrás? —
—Allí estaré— Asiento con la cabeza. —Vivian me ha dado una lista completa de trabajo para hacer. Estaré corriendo entre bastidores toda la noche.
—No— dice Trace, sonriéndome. —Quiero decir, ven conmigo. como mi cita—
Me detengo en seco. —¿Hablas en serio? — pregunto. —Porque eso significaría…Estar juntos, en público. Oficialmente—
—Lo sé — Trace asiente. —No quiero andar a escondidas más. Quiero que el mundo sepa que voy en serio contigo. No más secretos—
Recupero el aliento. Quiere decirles a todos que estamos juntos. Que soy a la única que quiere. Es increíble y abrumador y real. Y ahora sé lo que tengo que hacer. Si vamos a tener un futuro juntos, tengo que hacer esto bien.