Capitulo 2

1567 Words
Llegamos al centro comercial, estacionamos en el sótano y el baja con su mochila. Abro la puerta del auto y bajo. -Bueno antes de ser tu Hado de la suerte, vamos a depositar el dinero y luego buscaremos una tienda donde puedas escoger lo que quieras… -Rodrigo – lo llamo por su nombre y él se detiene, voltea a mirarme. Espera a que hable. Sonrió y el se pone serio. -Se que escogerás algo muy costoso, te vengas de mí, ¿Cierto? – pregunta. Asiento con la cabeza, lo agarro del brazo y comenzamos a caminar hacia el elevador que nos llevara al primer piso. Estamos parados en la cola del banco se nos acerca el vigilante y dice que solo una persona puede ingresar, me aparto de la cola y le envió un mensaje. “ te esperaré afuera, no me ire” “ mas te vale que me esperes amor” Intento decirle algo pero me llega una notificación de la app de citas. Acabas de hacer Match con Gabriel, deslizo la notificación para eliminarla e ingreso al wsp para ver si me han contestado mis amigos, pero como son muy pocos y todos tienen una vida universitaria, aun no me contestan. Rodrigo tarda demasiado en el banco, estoy comenzando a aburrirme pero dije que no iría a ningún lugar. Abro Tinder con mucha vergüenza, mirando a todos lados para que nadie me este observando, como si esto fuera malo. ¿Sera malo tener esta app? – me pregunto a mi misma. Quito todo pensamiento de mi cabeza y decido abrir el chat con el desconocido. -Gabriel – leo en voz alta. Me gusta su nombre. “Hola J, ¿Cómo estas?” Este saludo no es tan tétrico como el anterior. Le respondo con un frio: “Bien, y tú? ” Y asi me adentro en el mundo de lo desconcodido, quizá termine esto mal. Seguimos la conversación. “ pues bien apreciando la belleza de una tarde soleada” Algo en esos ojos verdes y esos labios carnosos llamo mi atención. Todo en su foto gritaba a Patán pero yo soy ciega. Así que continue hablando con él. Rodrigo sale a los diez minutos y me quita el teléfono. -¿Con quién hablas que te ríes? – me pregunta. Mira la pantalla de mi teléfono y unos labios rectos acompañan a esa mirada llena de reproche. -Oye creo que debemos hablar. -Rodrigo creo que eres el menos indicado para hablar… -Yo soy hombre se para que sirve esta app. -Rodrigo – digo con tono serio y de molestia – no soy una niña se para que sirve. -Solo fue una apuesta tonta Elena, no lo tomes enserio. Elimina la app ahora. Nos quedamos mirándonos hasta que él me entrega mi teléfono.Tomo mi teléfono y comenzó a caminar hacia alguna tienda. -Elena – toma mi brazo Rodrigo. -Dime. - Prometeme que no saldrás con ningún idiota de esa app. Dudo mucho que me inviten a salir, lo dudo realmente, pero este tipo me parece interesante, hablamos de toallas por una mentira mía, pero hasta una conversación tan insignificante él la acaba de volver interesante. -Promételo – dice molesto. Miro hacia otro lado y asiente con la cabeza. -¿Por qué tienes tanto miedo que salga con alguien? -Solo buscamos sexo, y por más que nuestros perfiles digan que somos unos santos eso es mentira, así que por el amor a tu madre, evita liarte con estos tipos. - En fin la hipocresía. -Yo no busco nada tuyo, solo tu amistad. -Es bueno escucharlo – le digo. Entramos a una tienda de zapatillas y voy a la sección deportivas. -Solo son 15 minutos. -Sera por tienda. -En una sola tienda – dic él. Saca su billetera, busca y me enseña su tarjeta negra. Ruedo los ojos y tomo su mano. -Bien vamos a buscar ropa. Entramos a Zara y veo vestidos, polos, veo todo y me parece bonito. -Si quieres podemos comprar en Tommy… -Esta bien aquí. Luego de darme el tiempo de ver todo lo que voy a escoger en 15 minutos, caminamos hacia la puerta de la tienda. -Todo lo que yo elija cierto. -Todo lo que pidas, no habrá reproche. -Vale. El de seguridad nos mira extraños pero luego voltea su mirada. Rodrigo me muestra su cronometro. - En one, Two… Presiona la pantalla del teléfono y yo comienzo. Veo una chompa de lana en talla s, la tomo y luego un vestido n***o, otro rojo, otro azul, otro morado, pantalones, shorts, polos camisas, tops… Zapatillas carteras. Por decime fea vas a pagar muy caro, se cómo es Rodrigo, el no rompe sus promesas y si lo dice lo cumple, quizá por eso es que me cae tan bien y tan mal al mismo tiempo. Se me acerca cuando estoy en la sección de zapatos. Tomo el zapato numero tres. -Termino – dice él. Ve toda la ropa que llevo encima. -Veamos cuánto cuesta insultarte y perder. -Pues te diré que una casaca vale una semana de sueldo mínimo. Nos comenzamos a reír, nos acercamos a la caja y el chico que me ayudo con las compras me trae mas ropa. -¿Asustado? – le pregunto. -Usualmente cuando compro suelo gastar todo un año de trabajo, así que tu compra será un sencillo. Pasan y siguen pasando la ropa y me arrepiento cuando pasa el monto llega a un 9 y tres ceros. Me quedo casi en shock. -Oye ya va a llegar los cinco cifras, deja de pasar la tarjeta. -No, yo siempre cumplo con mi palabra. La cajera me queda mirando y luego mira a Rodrigo a quien sonríe descaradamente. Pasa las cinco cifras y el pasa su tarjeta. -Tu padre te matará. -Este es mi dinero. Rodrigo me mira y me pone algo en el cuello, es una pañoleta negra. -Te queda bien con el cabello ondeado que tienes, me gusta. Me quedo en silencio hasta que mi teléfono vuelve a sonar. Veo una llamada de Hector y intento contestar pero Rodrigo agarra mi teléfono. -Dime que deseas… No, no puede – veo como se dibuja un sonrisa en su rostro – ya ya esta bien iré a dejarla a su casa y luego vamos a tu casa… porque hemos comprado, yo siempre cumplo lo que digo. Intento acercarme a la llamada pero él se aparta de mí. Veo como todo lo ponen en bolsas, hay mas de doce bolsas y me da mucha pena y vergüenza salir de la tienda con tantas compras. Rodrigo sigue hablando por teléfono, cuando ve que ya terminaron de empacar todo se acerca y la señorita pasa su tarjeta. Mi teléfono vuelve a sonar y es Héctor. Me aparto para que no me vuelva a quitar el celular. -pasame con Elena… -Soy Elena – le digo, escucho que suelta un suspiro. -Melanie dice que traigas tu bikini para meterte a la piscina – dice él. Le digo que llevare uno y terminamos de hablar. Bueno vámonos, tenemos una reunión en casa de Hector. -Solo es una reu en la psicina. -Será una fiesta. - ¿Un jodido lunes? – pregunto sorprendida. -Cierto siempre dice que no a las fiestas los días de semana. -Eso… Es verdad, siempre digo que no a las fiesta de los días de semana, porque no tolero muy bien el alcohol. Estamos en el auto y ponemos todas las compras en la tarde de atrás. -Dame tu teléfono… -Para. -Eliminar la app, Elena por favor tu no sabes con clase de loco te vas a encontrar en esa app. -No tengas miedo. -Dame… Miro sus ojos y lo conozco es capaz de romper mi teléfono y comprarme otro, veo como elimina mi cuenta de Tinder y me quedo callada unos segundo, pero luego hablamos de Toallas y el también vuelve la conversación mas interesante. -No te lo vuelvas a descargar. -Rodrigo te seré muy sincera – digo mirando hacia adelante. -Habla te escucho. -Hace tiempo que nadie me invita a salir, no hablo con ningún hombre… -Oye, hablas con Héctor y conmigo – dice fingiendo enojo. -Son mis amigos y tengo mas amigos y amigas, pero no es lo mismo. En la universidad ningún dicho se me acerca, en que siento que soy demasiad fea, a veces siento que tiene razón. El frena el auto y suelta un suspiro. -No eres fea, ya quedo comprobado, quizá solo te tiene miedo… -¿Miedo? – pregunto vacilando. -Si quizá sea eso. Melanie es guapa, usa la ropa adecuada, siempre esta arreglada y a veces tu parece que solo te lavaras la cara para venir a la universidad. Eso dolió y mucho, pero al mismo tiempo comprendí su punto. Enciende nuevamente el auto y continua manejando. -No lo digo en un plan de ofensa, digo que quizá se te acerquen si te vistieras bonito, mas ya sabes sensual, vi que compraste vestidos y todo eso espero que lo uses. Todo el camino a casa me quedo en silencio. Busco mi ropa de baño en mi cómoda, tomo todo lo necesario para la fiesta en casa de Héctor. Bajo rápido y subo al auto de Rodrigo. -¿Hoy vendrán varios chicos? -Pensé que no vendrías, pelaríamos como siempre y me iria. -En un salón de clases no vamos a sociabilizar pero en la fiesta si. Rodrigo entre cierra los ojos.
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