En sus brazos

Rose Un vestido rojo largo con una abertura en la pierna envolvía mi cuerpo, me abría paso entre las personas, lo he buscado desde que llegue, pero no he logrado verlo, se suponía que el iría por mi y no lo hizo, estoy furiosa por eso. Cuando lo encuentre se las verá conmigo, es un completo imbécil. Maldito gilipollas, este es uno de esos momentos en que lo odio con todo mi ser, pero es que en cuanto veo su sonrisa me vuelvo en una debilucha. He pensado tanto en esto pero esta relación no da para más, solo han sido meses pero creí que sería distinto, el es un hombre muy guapo, pero no debí dejar que me conquistara. —¿Has visto a Thomas? —le pregunto a la recepcionista. —Si, me pareció verlo en el elevador, creo que iba a su habitación —asentí agradecida y me encamine hacia el elevador, no sin antes enviarle un mensaje diciendo que me iré de aquí. Antes de subir en el elevador mi móvil vibra en mi mano. *Thom* En dos minutos estoy ahí cariño, espérame en nuestra mesa. —Idiota —murmuro, busco nuestra y tomó asiento, el lugar está lleno de empleados, el señor Fletcher hizo esta fiesta de aniversario a lo grande, a sus setenta años ha decidido entregarle por completo el mando a su hijo mayor, Tristan Fletcher, el hombre más atractivo de Londres, trae a muchas mujeres tras de él, todas son capaces de besar el piso solo por ser notadas, a sus casi cuarenta años no se le conoce ni una sola novia, solo alguna que otra amante loca, su cabello es tan oscuro como de seguro lo es su corazón, su mirada penetrante me hace sentir pequeña a su lado. Diría que es un hombre amable a pesar de todo, diría eso si alguien me lo preguntara, como empleada se supone que debo hablar bien de mi jefe, pero mentiras no puedo decir. Espero… y espero… al idiota de Thom no aparece, lo único en que pude distraerme en este tiempo fue en beber, perdí la cuenta de todos los tragos que he tomado, siento que veo borroso ya, creo que llego el momento de parar, el señor Fletcher da un discurso, en el cual su hijo mayor si esta presente, pero su hijo menor no apareció nunca. Me pongo de pie y decido ir en su búsqueda, le daré un par de puñetazos al idiota por dejarme sola, me tambaleó un poco, llego al ascensor y marco el piso donde se supone estará su habitación, creo que marque, vi dos números iguales, lo único malo que podría pasarme es perderme borracha en este hotel. Salgo del ascensor en cuanto este se detiene y abre sus puertas, parpadeo un par de veces, siento mi vista muy borrosa, avanzo con lentitud no quiero romperme el tobillo con estos tacones, en ese pasillo oscuro chocó de repente con una persona, levanto mi vista pero no logro ver nada, su mano sujeta mi cintura con fuerza, su aroma se me hace conocido. —Thomas —susurre —maldito… imbécil, me dejaste… so…la…. —golpeó su pecho con fuerza. —Detente —me pide, su voz fuerte me hace temblar, subo mis manos a su rostro y lo acarició, me pongo de puntillas, busco su boca con mis manos y cuando la localizo, lo beso con intensidad. —Es nuestra noche, es… la oportunidad… —susurré. —Estas borracha —replicó. —Estoy caliente joder —guio su mano de su cintura hasta mi trasero —¿no me deseas? Tómame… y apaga el calor de mi cuerpo —digo y lo vuelvo a besar, el se resistía, me tomó con fuerza por la cintura pegándome a la pared, su boca devoro la mía, sus labios tenían un ligero sabor a menta, eran frescos y calientes, ese calor recorría mi cuerpo, sus manos se sentían tan grandes y fuertes, solo me hizo desearlo más, después de meses de relación esa noche fue la primera y última vez que estuve en sus brazos… … Desperté y a mi lado no había nadie, el se había ido, mi cabeza dolía demasiado, cerré mis ojos nuevamente tratando de recordar lo sucedido la noche anterior, solo recuerdo el olor de su perfume, el sabor de sus labios, sus manos sobre mi cuerpo. ¿Por qué se fue? Estoy segura de que tuvimos sexo por el dolor en mi entrepierna y porque estoy completamente desnuda. Suelto un suspiro, Thom es un hombre muy atractivo, pero todo es difícil a veces, no quise acostarme con el antes por miedo a perder mi trabajo, apenas lo conocía ¿Que pasaba si me acostaba con el y al día siguiente tenia mi carta de despido en la mesa?. Luego pasaron muchas otras cosas, estuvimos a punto de hacerlo varias veces pero siempre fuimos interrumpidos. Hasta ahora que pude estar con él y solo para que me dejara aquí el muy …. Ahg será mejor que me vaya. Me levanto sintiendo mis piernas como gelatina, miro la hora en mi móvil y pasan de las 12, dormí demasiado, termine demasiado cansada, odio no recordar todo. Tomé un baño, cuando me vi en el espejo me espante, parecía que un vampiro se había aprovechado de mi, tenía mordidas y chupetones en mis pechos, en mi cuello, estaba llena de marcas incluso en mis muslos, después de eso salí del hotel, llamé a Thom pero su móvil sonaba apagado, creo que tendré que esperar a verlo en la empresa. … Me pase el fin de semana en mi departamento, ordenando, viendo estúpidas películas románticas e intentado recordar, todo se ve borroso, pero solo de recordar el como se sentía sus labios sobre mi piel me produce un escalofrío qué recorre todo mi cuerpo y un estúpido cosquilleo en mi vientre. Su toque sobre mi piel, son cosas que recuerdo, solamente eso. … Lunes por la mañana un día más de trabajo, odio los lunes, demasiado. Llego hasta mi lugar al parecer mi jefe no ha llegado aun, aprovecho para ir a buscar a Thomas y hablar con el, saludo a su asistente y esta me sonríe con burla. —¿Sigues con la estúpida de Rose? —escucho la voz de una mujer. —Algo así, pero no hablemos de eso ahorita —su voz se escuchaba jadeante. —Regrese Thomas, entiendo que necesitarás diversión, pero eso se acabó ¿entiendes? —abrí la puerta con cuidado, ella estaba sobre el escritorio, solo veía su espalda y al parecer Thomas estaba entre sus piernas. —Me dejaste por mucho tiempo, ella solo fue una distracción —dijo el, sonreí llena de amargura. No se porque espere mucho más de el —terminaré con eso. —No te molestes —dije llamando la atención de los dos. —Rose… esto… no… —¿No que? Habla Thomas escuche todo, no te preocupes, tampoco es que seas el único hombre en el mundo —el arreglo sus pantalones y se acercó a mí, menudo idiota. —Rose… ella… —titubea como si en verdad le importara yo. —Tranquilo Thomas, tu tampoco me importas demasiado, sigan disfrutando, ya no los interrumpo más, con permiso —salí de la oficina, la maldita asiente se burlaba de mi. No le preste atención y seguí mi camino. —¡Rose! ¡Rose! —escuché su voz tras de mí, subí al ascensor y el logro hacerlo también —no hagas caso a lo que escuchaste solo fue el momento. —¿Quién es ella? —pregunté sin verle. —Es una amiga, estaba de viaje y… —¡Ja! Que bien la recibes ¿no? Mira Thomas no es algo que me importe, puedes revolcarte con quien quieras, esto —nos señale —ni siquiera fue una buena relación, no me quieres, no te quiero, terminamos y cada quien su vida —me tomó por la cintura. —Rose, no, cariño… —¡Basta! Eso es lo que le dijiste, joder hasta mi nombre sabe ella, vete con ella y déjame en paz —las puertas del ascensor se abrieron. —¡Thomas! —grito la mujer al vernos, Thomas cerro los ojos y se giro —¿Me quieres explicar?. —No es, lo que piensas yo… —reí sin gracia ¿otra más? ¿es en serió?. —¿Quién eres? —Le pregunte directamente a ella. —Rose, ve a tu lugar luego te busco —Thomas sujeto mi brazo con fuerza, pero me solté de su agarre. —Soy Brenda, la novia de Thomas y futura esposa —mire a Thomas y le di una fuerte bofetada. —Hijo de puta —le dije furiosa, el me sujeto con fuerza del brazo. —Thomas… ¿Quién te crees para hacer eso? —me reclama la mujer —¿Cómo permites eso Thomas? Despide a esta mujer. —No te preocupes querida, yo renuncio —me solté del agarre de Thomas y lo deje con esa mujer, fui por mis cosas enviaría mi carta de renuncia por correo, no quiero saber nada de él, ciertamente Thomas era un imbecil, uno que quería a pesar de todo, esto me pasa por querer dejar de ser un alma libre, lo estaba queriendo de más, cuando el no merecía nada de mi…