4. Alguien te esta buscando

2383 Words
Rose . . Respire tranquila cuando ya estuvimos en el avión, acaricié mi pequeño vientre, me sentí tan preocupada cuando sentí que me observaban, creo que mi bebé también sintió eso, la última vez que me sentí de esta manera fue cuando mi departamento en Londres termino hecho un desastre por culpa de aquella mujer. —¿Te sientes bien? Te note un poco nerviosa —hablo mi padre a mi lado. —Si estoy bien, no te preocupes —le sonreí tranquilizándolo, no quería preocupar a mi padre. … Llegamos a Australia después de muchas horas de vuelo, me siento agotada, solo quiero dormir, comer y comer. —Bienvenidos, como los extrañe —mi tia nos recibe con un gran y cálido abrazo, no sabía como se sentían los abrazos de una madre, pero sin duda deberían de sentirse como los de tía Ceci —Mira que hermoso regalito traes, te ves preciosa mi Ros —dijo acariciando mis mejillas —sabes que con nosotros nada te faltara —sus palabras me hicieron llenar mis ojos de lágrimas, parpadeo repetidamente, no quiero llorar, no ahora. —Bueno… ¿me tendrás aquí o me invitaras a pasar? —pregunta mi padre. —No seas celoso hermano, sabes que Rose también es mi niña, adelante pasen, les prepare algo delicioso para que coman —a mi se le notaba muy emocionada, mi padre se giro a verme con una enorme sonrisa en sus labios, entonces no me arrepentí de haber viajado, la calidez de su hogar me abrazaba. Sídney es un lugar hermoso, mi tía lleva años viviendo aquí, su esposo era de este lugar pero el falleció hace algunos años, ella no quiso dejar este lugar, además de que tiene negocios en este lugar de los que sus hijos se encargan, sobre todo mi primo mayor. —¡Ros! —escuché que me llamaron, era Ruby mi prima —no sabía que vendrías —corrió hacia mi y me abrazo, ella es igual que mi tía de cariñosa —vienes con regalo incluido ¿puedo? —preguntó, ella quería acariciar mi vientre, asentí y ella poso su mano en mi vientre —se siente extraño ¿aun no se mueve?. —Aun no he tenido la oportunidad de sentir que se mueve —respondí, la doctora dijo que era probable que lo sintiera pronto. —Te ves hermosa, felicidades —en sus ojos podía ver que tenia muchas preguntas por hacerme, me senté en el sofá y ella a mi lado, mi padre se marchó junto a mi tía hacia la cocina. —No estoy con el padre —dije pues sabía que era una de sus dudas, el estuviera aquí conmigo si eso fuera así, al menos eso es lo que ella pensaría —es una historia larga —mencione al ver sus ojos interrogantes. —¿Te quedaras un tiempo? —asentí. —Un par de días —respondí. —Entonces cuéntame, tengo mucho tiempo para escucharte, te he echado de menos —ella me abrazo nuevamente, de niñas éramos muy unidas, la veía solo en vacaciones ya que mi padre y yo teníamos nuestra vida en Francia. Le sonreí y comencé a narrarle todo lo que había sucedido con Thomas, vi el odio en sus ojos, de todas formas no lo culpo solo a él, fui yo la que le hice caso, fui yo quien decidió estar con él a pesar de que sabía que no era buena idea, puede que durante muchos años yo haya vivido cómodamente, sin limitaciones económicas y conozco como son la mayoría de los hombres adinerados, se que no todos son iguales, y por un momento pensé que Thomas no lo era, pero me equivoque. A mi mente viene Tristán, el siempre ha sido un hombre serio, demostraba poco interés en las personas ¿será igual o peor que su hermano? No lo sé, no debí fijarme en ninguno de los hermanos, recuerdo que Tristán me pareció atractivo desde que lo vi en la empresa, con el tiempo me di cuenta de que no debía poner mis ojos en el, no podía aspirar tan alto, Tristán si que estuvo muy lejos de mi alcance, no es que yo intentará seducirlo tampoco, por supuesto que no, yo solo llegue a ese lugar por el trabajo, pero Thomas demostró interés en mi y decidí intentarlo. —Es un imbécil —escupió Ruby con odio —mira que hacerte su novia teniendo a otra, son unos descarados, los hombres solo piensan con la cabeza de abajo. En sus propias necesidades. —No hagas corajes, no me interesa, en su momento me llene de rabia y tristeza, pero ya lo deje atrás —dije con una sonrisa. —¿No lo amabas? —preguntó ella. —No me he enamorado nunca —confesé. Ella me observó incrédula. —¿Nunca? —preguntó con la mezcla de incredulidad y curiosidad. Negué lentamente, mientras pensaba en las veces que había tenido alguna que otra corta relación, me sentía avergonzada y llena de tristeza. Tampoco es que tenga una larga lista de parejas, pero ¿amor? Jamás lo he sentido, he sentido el dolor de la traición y cosas así, pero jamás el dolor por amar a alguien y que me hayan dejado. Quizá sentí un poco más de cariño por Thomas, porque quise que si fuera una relación que llegara más lejos de lo que cualquier otra pudo llegar, pero jamás ha sido amor. —La verdad, no se como se siente o debería sentirse el amor —su mirada se suavizo, como si de alguna manera me entendieras tomó mi mano entre las suyas y sonrió. —Quizás es porque aun no has conocido al indicado, aquel que haga temblar tu cuerpo, que haga que tu corazón quiera salir del pecho. Alguien que haga temblar las bases de tu mundo —culminó soltando un suspiro soñador, como esos que sueltas de niña cuando te imaginas a tu príncipe azul. Mi mente me llevo a esa noche, aunque no recuerdo todo lo que pasó, recuerdo su toque que me hacía temblar y desear más, una conexión inexplicable al sentir el calor de su cuerpo junto al mío, sus besos mojados en mi piel, joder quisiera recordar todo, estoy segura que fue una de las mejores noches de mi vida y me arrepiento de haber bebido tanto. Me obligo a dejar de pensar en eso, de solo imaginarlo un escalofrío se pasea por mi cuerpo. —No creo que eso sea posible o quizás si —dije aclarandome la garganta y dejando aquellos pensamientos atras, sonreí acariciando mi vientre, ella negó. —Eso es un amor totalmente diferente, Ros… —Tengo casi treinta años ¿en serio crees que podré conocer el amor, el de verdad? —un rastro de tristeza surco sus ojos, me sonrió. —Por supuesto, así seas una señora de cuarenta o cincuenta años puedes encontrar el amor, todos tenemos nuestro tiempo —sus palabras eran suaves, me daban esperanzas, pero yo no quería eso, quería solo ver por mi y mi bebé, no quiero poner mi confianza en alguien que pueda lastimarme a mi o a mi hijo, he escuchado muchas cosas sobre las madres solteras y sus hijos, yo quiero que mi hijo esté primero para mi. —Tú ya sentiste todo eso ¿verdad? —ella asintió, me alegre mucho por ella y me sorprendió cuando levantó su mano y en ella brillaba un hermoso anillo de compromiso, cubrí mi boca con mis manos sin poder creerlo —¿Te vas a casar? —pregunté lo obvio. —¡Si…! —chillo feliz, la abracé, un abrazo sincero. —Felicidades, Ruby —dije en medio de nuestro abrazo. —Gracias, me alegra que estés ahora aquí, si no te molesta quisiera que tu me ayudaras a escoger mi vestido, quiero ir contigo y con mamá —comentó. —Por supuesto que te acompañare, me emociona mucho, me alegra llegar en un buen momento… —Y vaya que es un gran momento, me gustaría que te quedaras un tiempo con nosotras Ros —dijo mi tía llegando a nuestro lado. —Eso sería genial Ros ¿Te quedaras? —inquirió mi prima, mire a padre, supe que el le había contado todo a mi tía, suspiré supongo, que el quiere mi tranquilidad y la de su nieta. Será bueno pasar un tiempo aquí. —Esta bien, pero solo será un par de meses —dije, todos sonrieron emocionados, me sentí triste por papá, pero se que el piensa que mi tía podrá ayudarme con mi bebé, ella es madre y mi padre sabe el miedo que yo tengo. … La boda de Ruby se realizo dos meses después de que yo llegue a Sídney, es verdad ella encontró su amor, sus ojos brillaron cuando dio el “si”. Su esposo no se queda atrás parece un buen hombre. Me entretuve en lo que pude, mi tía es dueña de algunos hostales en el lugar, así que a veces le ayudaba como recepcionista, mi primo supervisada los que estaban fuera de Sídney, lo vi en un par de ocasiones. Mi tía fue muy dulce conmigo, siempre me daba consejos sobre la maternidad, solo lo que debía hacer después de alimentarlo, me enseñó como debo de cambiarlo entre otras cosas, dijo que el amor maternal nace conforme ves el milagro de la vida en ti, y sientes esos movimientos en tu vientre haciendo saber que el esta ahí y que no estoy sola. En eso tenía razón, cada día estaba amando más a mi bebé, cuando sentí las primeras pataditas llore, quizás fue por lo sensible que yo estaba o simplemente por lo bello que fue ese momento, en ese momento pensé que su padre debía tener el derecho de sentir lo que yo siento, pero no quiero un desprecio para mi hijo. Intente ver sus redes y saber que era de su vida pero me resistí, no quería molestarme más con el, es seguro que ahora esa mujer es su esposa. Es mejor todo así… Es mejor… Decía para convencerme, aunque no sabia sin en verdad era así. —Puedes quedarte aquí el tiempo que desees, sabes que mi casa es tu casa, eres como una hija para mi —decía mi tía mientras acomodaba unos muebles en la recepción del hostal, mientras yo llevaba a mi boca algunas nueces, parece que a mi bebé le encantan. —Lo sé tía, pero… debo seguir mi vida y… —Puedes seguirla aquí, por eso no hay problema, nos va muy bien, podrías seguir trabajando en el hostal, tendrás lo suficiente para ti y tu bebé —sería una buena opción, quedarme en Sídney para siempre, me gusta el lugar, pero no se si es lo que quiero, sigo aquí, porque me siento tranquila —No se como fue que tu padre se dejó engañar —comentó de repente. —El se gano su confianza y luego lo traiciono tía —decir eso traía malos recuerdos, sobre todo al ver a mi papá triste por perder todo por lo que trabajo. —Le dije que debía ser mar cuidadoso ¿Sabes lo que me dijo cuando estuvo aquí? —negué —dijo que ese hombre parecía muy bueno, trabajaron juntos mucho tiempo y que pensó en casarlo contigo para que el tomara la dirección de la empresa —me quedé inmóvil con la nuez sobre mis labios, ni siquiera llegué a morderla —quise darle un par de coscorrones a como mamá lo hacía, tu padres es un tonto, imagina que te hubiera casado con el. —Ni lo digas, el padre de mi hijo se queda corto a su lado —mi tía me miró interrogante. —¿Todavía piensas en ese imbécil? —sonreí al verla molesta —saca a ese idiota de tu cabeza, hay mejores y con mejores paquetes te lo aseguro. —¡Tía! Nos digas esas cosas, algún cliente podría escucharte… —No lo creo, además es la verdad, eres hermosa, podrás encontrar un mejor hombre, uno de verdad —solté una risita. —Pero si el es de verdad… —replique. —Menudo idiota, esos hombres no son hombres de verdad, necesitan de una y otra mujer para sentirse hombres, el verdadero hombre es que ama y entrega su corazón, vive para una sola mujer, esos son hombres —me gustaba la forma de hablar de mi tía, tenía mucha confianza con ella, sonreí con tristeza y seguí comiendo mis nueces. —Pero si estaba bien dotado —comente sin pensar, sentí su mirada taladrándome —me dejo embarazada en una sola noche, y el dolor en mi parte al día siguiente me lo confirma, como quisiera recordar todo. —Es mejor que no lo recuerdes, deja de pensar en el de una vez por todas —me regaño y sonreí —muchachas estas, un hombre debe tener grande la polla y el corazón —murmuró y solté una carcajada —deja de reír así que te vas a orinar —seguí riendo pero tenía razón, últimamente voy mucho al baño, mi bebé está cada vez más grande, aun no se que es, no se dejo ver así que viene a darme una sorpresa, estoy en el mes siete, así de rápido ha ido el tiempo. El móvil sonó y mi tía respondió, yo tuve que ir al baño. Cuando salí ella me miraba preocupada. —¿Ocurre algo? —pregunté. —El padre de tu bebé ¿crees que te buscaría? —preguntó y negué. —No, el debe estar haciendo su vida ¿Por qué?. —Taylor ha llamado, en el hostal de Wollongong alguien preguntó por ti, lo mismo en los demás hostales —mis alarmas se encendieron ¿será posible que el sepa se nuestro bebé? No, eso no puede ser posible, acune mi vientre con preocupación. Aquel día en el aeropuerto, si… alguien debí verme, por eso me sentí observada. Me quitara a mi bebé, no, no puedo permitirme eso. —Creo que debo irme de aquí tía —mis palabras salieron suaves, llenas de miedo, no voy a arriesgarme a perder a mi bebé…
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