—¿Quieres cenar esta noche en mi casa?—le pregunto a Sango mientras cierro la laptop al terminar de copiar el diseño que guarde hace un momento en la carpeta correspondiente. —Claro, aunque creo que alguien más quiere cenar contigo—dice divertida viendo como Koga, nuevo socio, no deja de mirarme. Lleva todo un mes en querer llevarme cenar, un café o algo que se asemeje a salir con él, por lo cual, cordialmente lo rechazo. Él se da cuenta de que lo observo y me regala una sonrisa, se la devuelvo para no parecer una mala educada y vuelvo mi vista a Sango quien nos observa divertida. —Pero eso no va a pasar—le digo. —¿Enserio que no te gusta ni un poco?—pregunta Sango mordiendo la punta de un bolígrafo. —No, ya deja de hablarme de lo mismo por favor ¿si?—ella respira resignada y asiente.

