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Mi Destino, Eres Tú

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intro-logo
Blurb

Ella es una Dawson.

Él es un Kelly.

Sus familias se odian

Él debe casarse con una Dunn.

Ella con un Campbell

Pero ellos no van a cumplir el destino que sus padres les han marcado, sino el suyo,

Este libro es parte de una colección de historias cortas que se irán publicando en mi perfil, son historias de pocos capítulos, amenas y que podéis leer rápido, no tiene nada que ver una con la otra.

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Prologo
Siempre he soñado con ese amor por el cual te derrites, el cual solo una mirada basta para que toda la historia de ese amor este escrito. Amo los libros de amor, desde Jane Austin hasta los más novedosos, los amores prohibidos, los enemigos que se vuelven amantes, los amigos de toda la vida que se dan cuenta que se aman, desde las historias de amor más pequeñas a las más grandes son mi mayor pasatiempo, esa cosa en la que amo dejar mis días. Quizás el problema no es enamorarse sino enamorarse de la persona incorrecta, como Romeo y Julieta pero sin tragedias finales. Edimburgo es el mejor lugar del mundo, al menos para mi, quizás que viva ahí influye mucho en mi poca objetividad pero amo la ciudad, sus calles llenas de magia, la lluvia, y de historia. Edimburgo es una de las ciudades más importantes de Inglaterra, y aunque no lo parezca es un punto importante para la economía mundial. Por eso decidió que viviéramos ahí, mi padre no es una persona que tenga problemas en viajar mientras nosotros estamos en un lugar de forma fija, para tener estabilidad, aunque no es muy estable que apenas veas a tu padre.  Aunque no creo que ha nadie le interese la economía y los negocios, sino la historia. Mi padre, Xabier Dawson, mi padre es el único hijo y por ello heredero del imperio del vino de mis abuelos, la vinoteca Dawson. Mis bisabuelos comenzaron con poco vino, unas pocas hectáreas de terreno al norte de Sicilia, y poco a pco su vino se hizo demasiado reconocido, paso de ser algo que solo se vendía en una pequeña isla, a todo un país, luego a un continente y actualmente es uno de los mayores proveedores de vino del mundo. Empresa que en unos años yo misma llevare, Madeline Dawson, pero vamos por partes. Al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer, y alado de mi padre, esta mi madre, o al menos estaban aunque su presencia sigue imponiéndose en todos los aspectos de nuestra vida Evangeline, mi madre era una mujer francesa con gran determinación, era cocinera y cuando fue ha especializarse en vinos, conoció a mi padre. Ella siempre contaba lo mismo, ella era una mujer que  tuvo que luchar por cada cosa y mi padre un niño rico al que le dieron todo por lo que se lo puso difícil, ella es mi ejemplo a seguir. Se casaron y no perdieron el tiempo, yo soy la primera de cinco hijos, a cada cual más cabezota y más diferente, nadie diría que somos familia por nuestra forma de ser porque físicamente todos somos iguales, niños de ojos verdes, pelo castaño y altos. Cameron es el segundo, tiene 19 años, estudia marketing en la universidad de Edimburgo y es un gran aliado, y al ser el mayor de los chicos es el que más responsabilidades tiene después de mi, el hombre de la casa. Tras Cameron, esta Alysa, que a sus dieciséis años vuelve locos a todo el mundo, desde a las personas de su colegio como a nosotros, mi querida hermana es una futura abogada con demasiadas cosas claras por lo que lucha por todo, es la defensora de lo que nadie puede defender. Tras que naciera mi hermana, mi madre fue diagnosticada por primera vez de cáncer, cáncer de riñón, no es algo demasiado común, no es algo que hasta que paso supe que existía, fue cuestión de quitarle el riñón, pero fueron meses duros. Mi madre siempre quiso una familia grande, por eso no quiso dejar de tener hijos, menos al saber que podía volver a tener cáncer en cualquier momento, por eso tuvo a Evie y Archie, mis hermanos pequeños de ocho y cinco años respectivamente. Y lo supo bien, tras el cáncer le costo mucho quedarse embarazada, tuvo que luchar con demasiadas cosas y cuando tuvo a Archie todo se fue a la mierda. El medico que estuvo en el parto de Archie, fue un inútil por el que mi madre sufrió desgarros en el útero, se lo tuvieron que extirpar, una mujer que no llegaba a los cuarenta con mil problemas, apenas pudo ver a Archie, en las pruebas post parto vieron cáncer en las mamas, era tan avanzado que la terapia que debían darle la tuvo que mantener aislada de nosotros, meses de separación ¿Y para que? Cuando parecía que todo mejoraba, salió el cáncer el los pulmones. Estaba en clase cuando recibí la llamada, llevaba casi un año sin ver a mi madre por el asilamiento de su enfermedad, tenía solo diecisiete años, quizás muchos piensen que tenía la vida casi resuelta y que no necesitaba a mi madre, pero siempre se necesita a nuestras madres, por mucho que nos duela es una figura que  siempre se necesita. Hasta antes de la muerte de mi madre vivíamos en el campo, en un pequeño pueblo cerca de la capital, pero cuando mi madre murió, mi padre nos llevo a un piso en el centro, a un lugar en el que pudiéramos tener todo más cerca y él no se sintiera mal por sus largos viajes, todo para que él pudiera trabajar y no sentirse mal por abandonar a unos niños que estaban demasiado perdidos sin su madre, pero que se le va hacer, ahora a mis veintiún años además de estudiar empresariales y relaciones internacionales, cuido a mis hermanos y hago malabarismos para llevar, una casa de locos. Y una familia que debe estar de luto por ocho años ya que hemos perdido un familiar, tradiciones de mi religiosa familia italiana que no entiende que las cosas deben evolucionar y superarse, no agarrarse a un dolor por demasiado tiempo. Pero no solo debía lidiar con mi familia, sino que tenía a la mayor tortura delante de mi casa, los Kelly, una familia demasiado  ruidosa,  y complicada. Los Kelly eran una familia también adinerada irlandesa que se encargaba de la exportación de wiski y otros tipos de alcohol, vivían en la casa de enfrente nuestra. En un piso, los cuatro hijos con  el padre y la madre, eran una familia demasiado unida. Richard Kelly era el padre y el que menos veíamos porque al igual que mi padre, pero el pasaba más tiempo con su familia que lo que pasaba mi padre. Pero eso no es lo importante, ellos tenían una madre hermosa que les apoyaba en todo y les cuidaba diariamente, creo que por eso eran tan diferentes a nosotros, Angelina Kelly era una mujer demasiado amable, nos solía dar pasteles y cosas que cocinaba, sobre todo cuando nuestro padre no estaba, como forma de apoyo, ella también tenía un origen italiano por lo que sabía lo que estábamos viviendo, por lo que las cosas con ella eran más sencillas, pero sus hijos, los Kelly eran lo peor que alguien se podía encontrar. Mia Kelly era la más pequeña de ellos, a sus ocho años con su cabello castaño, era demasiado dura, y traviesa, más de una vez por no ser pillada con muchas cosas las metía en nuestro buzón, muchos problemas daba esa niña. pero no eran comparables con los mellizos Sarah y Dylan que aunque tenían la misma edad que Alysa, estaba claro que mi hermana era mucho más madura y responsable que ellos, les da mil vueltas en todos los sentidos. Eran inmaduros y personas que se pasaban demasiado tiempo haciendo el tonto y no concentrándose en su futuro como personas responsables. Por ultimo estaba Brian Kelly, el mayor y él más inaguantable, era ese típico heredero perfecto que salía en las noticias, serio, guapo, con gran personalidad, fuerte, guapo, inteligente y con demasiada influencia. Las cosas con ellos son demasiado complicadas, ellos tienen una intención demasiado intensa con volvernos locos, a mi y a mis hermanos, creo que disfrutaban de esa manera, viviendo así. Como cada mañana de  entre semana, me desperté a las cinco de la mañana para preparar todo en casa, o al menos para hacer que el servicio dejara todo preparado, por mucho dinero y gente que trabaje para nosotros, mi padre siempre me recuerda algo, si quieres que las cosas se hagan bien, debes hacerlas tu. Me di una larga ducha y me vestí para a las seis menos cuarto poner a todos mis hermanos en marcha.  A la primera persona que siempre despertaba era a Alysa, era la que más tardaba en prepararse por lo que era la que primero tenía que estar en marcha. Entre en la habitación de mi hermana y abrí las persianas. —Madeline, te odio—me aviso mi hermana. Mire a mi hermana. —Dame las gracias que te doy tiempo a ducharte y maquillarte—le avise. Mi hermana me miro. —La imagen es lo más importante—me aviso mi hermana. —Si, pero recuerda ir natural—le recordé. Mi hermana asintió levantándose de la cama. Mi padre siempre nos recordaba la importancia de dar una gran imagen, la mejor posible, éramos los hijos de un gran empresarios por lo que debíamos cuidar cara cosa que hacíamos o decíamos, pero uno de los problemas del luto, era que el color, la alegría y con ello el maquillaje era una forma de deshonrar a la persona a la que le guardabas respeto, por lo que debíamos cuidar cada cosa que hacíamos. Tras dejar a mi hermana preparándose, me metí en la habitación de Cameron, nada más entrar me encontré a mi hermano haciendo flexiones. —¿Cuánto tiempo tengo?—me pregunto. Le mire. —Media hora hasta que este el desayuno, una hora antes de irnos a clase—le avise. Mi hermano se levanto del suelo de un salto y me miro. —Estaré listo—aclaro. Mi hermano Cameron era mi mayor apoyo, al ser también mayor de edad me ayudaba mucho en cosas con las que yo sola no podía, él también tenía esa responsabilidad de que teníamos que cuidar a nuestros hermanos y la casa pero era verdad que me dejaba a mi la mayoría por ser la mayor, no me importaba pero le pegaba. Salí de la habitación de mi hermano para ir a por Evie, otra persona que me daba muchos problemas. Abrí la puerta de mi hermana para ver a mi hermana durmiendo en el suelo con la habitación echa un desastre. Negué divertida, porque yo no iba ser la que organizara esto.  Me acerque a la ventana para abrirla. —Evie—dije acercándome a mi hermana que se movió como un gusano en el suelo. Negué divertida. —Pequeña, es hora de despertarse—comente. Mi hermana se sentó en el suelo y me miro. —No soy pequeña, soy grande y por favor no seas mala, se que tengo que ir a clase, no ves que no quiero—se quejo mi hermana. Gran humor tenía la pequeña al despertar. Me levante y la mire. —Tienes media hora para prepararte y dejar esta habitación perfecta sino quieres quedarte sin regalo de cumpleaños—avise a mi hermana.´ Aunque faltara mucho para su cumpleaños era una amenaza que siempre funcionaba.  Evie salto del suelo para correr por su habitaciones y hacer cosas, me reí, no la iba dejar sin regalo por mucho que hiciera pero era verdad que no podía sola por lo que iba a usar todas mis armas para que me ayudaran. Tras dejar a Evie con su locura, me fui a la habitación de Archie, entre y me senté en su cama para pasar mi mano por su pelo castaño casi rubio. —Bebe—le llame y bese su mejilla. Archie se quejo. —No—se quejo, me reí, mis hermanos tenían demasiado mal despertar. Agarré al pequeño para sentarle en una cómoda y ahí vestirle con el uniforme del colegio, a diferencia de mis otros hermanos, Archie se duchaba por las noches ya que estas le daban sueño y en el colegio nos pidieron que no le ducháramos antes de llevarle, que se duerme en clase, cosas de cada uno. Agarré a Archie en mis brazos para bajar al comedor con él en brazos. Marga, la ama de llaves de la casa, estaba poniendo la mesa mientras organizaba todo, era una mujer sin la que dudo pudiéramos sobrevivir. Marga llevaba desde que tengo memoria en nuestra familia,  y según ella misma mucho más, la madre de Marga, Adara fue la ama de llaves de mis abuelos y la mujer que se encargo de criar a mi padre, siendo Marga como una hermana para mi padre, durante la crianza, ahora creo que solo la ve como una empleada pero para mi esta mujer de cuarenta años es mi tía, es un enorme apoyo y la que estuvo en los peores momentos a diferencia de mi padre. —Gracias Marga—le comente y ella em sonrío. —Estoy para lo que necesite, señorita Madeline—me dijo y la mire. —Evie a hecho un desastre en su habitación, lo va recoger pero compruébalo por favor, no me fio de esa niña—comente. Marga rio. —Revisare que todo no este escondido bajo la cama o en el armario—comento. Senté a Archie en su silla. —Y necesito que llames al fontanero, el agua caliente va mal y no quiero muchas quejas a la tarde con las duchas largas—le avise. Marga asintió. Me senté alado de Archie. —Pequeño, despierta—le dije. Mi hermano pequeño me miro con los ojos entre abiertos. —Eres mala—me dijo y le mire sorprendida—No quiero ir a clase—se quejo. —Ya somos dos—comento mi hermana Evie sentándose en su sitio. —No empecemos—les avise. Mis dos hermanos me miraron. —En realidad tienen razón, creo que comenzar las clases antes de las once no es nada productivo—comento  Alysa entrando en escena, la mire—Estudios demuestran que esas horas no son productivas—añadió. —Quéjate al colegio, yo solo os hago llegar—comente. —Nos podías dejar en la cama—dijo Evie. La mire seria. —Si yo no puedo faltar a economía avanzada, vosotros menos a clase—les aviso Cameron llegando a escena. Por mucho que mis hermanos se quejaran, les gustaba las clases, solo que esta en su naturaleza el  quejarse, el volver loco a todo el mundo para que vivan más tranquilos, obviamente ellos porque las personas que les tienen que aguantar, lo pasan muy mal. Nos pusimos a desayunar, y como cada mañana como un reloj, una molesta música inundo nuestro tranquilo desayuno. Todos me miraron. Suspire. —Voy—deje claro. Me levante y salí de casa para ir a la puerta de enfrente y llamar al timbre, por la música tuve que hacerlo varias veces pero cuando se cambio la canción hubo unos segundos de silencio que dejaron oírse mis llamadas por lo que en menso de un segundo la música se bajo y Brian Kelly me abrió la puerta. —Buenos días vecinita—me saludo con una sonrisa arrogante. —Eres un mal vecino—le dije sin saludarle. El chico paso su mano por su despeinado pelo castaño y me miro. —¿Esa es forma de saludar?—me pregunto. Le mire. —La misma que tienes tu de dar los buenos días—le rebatí. Me miro. —Creo que despertarse con Coldplay es lo mejor del mundo—me comento. Le mire. —No me importa la música que sea, es molesto no poder oír mis pensamientos por tu ruido—me queje. Me miro. —Estás guapa—me dijo. le mire molesta. Hay muchas cosas que odio, la impuntualidad, la gente que escribe con acrónimos, la fruta que no es de temporada pero que me cambien de tema creo que supera todas esas con gran diferencia. —Brian—le llame molesta. El chico clavo sus ojos castaños en mi y sonrió. —Dime encanto—me dijo. Vale, retiro lo dicho, odio mucho más los motes estúpidos que el que me cambien de tema. Le mire. —Punto uno, no me llames encanto—le dije. Brian me miro. —Pues te llamare preciosura, pero si piensas que voy a usar tu nombre pijo, flipas—me dijo. Le mire. —Mi nombre no es pijo—me queje. Brian me miro. —Además es mi nombre, al igual que Brian es el tuyo ¿No te molestaría que yo te llamara de otra forma?—le pregunte. —Por dios, estoy esperando el día en que me llames cariño o amor—me dijo. Le mire. Si hay algo que tengo claro desde hace bastante tiempo es que con Brian Kelly, nada es enserio, todo es una broma de mal gusto que no sirve recordar, que no sirve esforzarse en hacer nada porque es más un dolor de cabeza que otra cosa. —No pongas la música tan pronto—le pedí de la forma más educada que pude. Brian me miro. —Ya veré, según como te portes—me dijo y le mire—¿Cenamos hoy juntos?—me pregunto. Le mire seria. Este chico es demasiado increíble, no solo quiere volverme loca sino quiere que termine encerrada en un maldito manicomio. Quizás la vida es una aventura, debería volverme loca y aceptar pero las cosas no eran tan sencillas, estaba de luto, el amor no era algo que entrara en época de luto, no al menos un amor publico. —No—le dije, Brian me miro sorprendido—No voy a salir con alguien que interrumpe mi paz—le deje claro. Brian rio. —¿Si estoy formal una semana aceptas?—me pregunto. Mire a Brian con gran curiosidad, que los dos saliéramos juntos, que uniéramos nuestros poderes era una gran idea, una idea demasiado prometedora pero ese no era el plan de mi padre, por mucho que yo quisiera hacer cualquier cosa, mi destino estaba alado de Joshua Campbell, un estado unidense a quien no conocía, era mi destino por mucho que quisiera otra cosa, mi padre no lo iba permitir, el odiaba a los Kelly, para él no era un buen ejemplo, eran un desastre, eran como una tortura de padres, en alguna ocasión creo que uso la palabra negligentes pero no lo se. —No, no lo hará—salto Cameron por atrás mío. —Cameron, deja a los adultos hablar—le dijo Brian a mi hermano. —Sabes perfectamente que mi padre tiene planes para ella, supéralo y deja de molestar—comento mi hermano Cameron. Quizás hay un dato importante que deba explicar, Brian es mi ex novio, no fuimos nada formal pero cuando mi madre estaba viva, Brian y yo pasábamos demasiado tiempo juntos, creo que eso hizo que nos gustáramos, pero con la muerte de mi madre, mi padre dejo claro que lo que Brian me iban a traer solo eran problemas por lo que me separe de él, y esperaba que pasaran los ocho años para casarme con quien mi padre quería. Brian fue a responder, pero no le dio tiempo, de su casa salió Daniela Dunn, la hija pequeña de una familia de médicos que era demasiado arrogante y que era con una persona con la que yo no me llevaba muy bien, antes y menos ahora. Daniela beso a Brian y le sonrío. —Hasta la comida—le dijo ella. Se fue al ascensor en silencio sin mirarme ni despedirse de mi, cosa que agradecía, porque odiaba su voz. Me gire sin querer seguir hablando con Brian y entre a mi casa para cerrar la puerta cuando mi hermano entro en la casa. —No sabía que salía con alguien—me dijo mi hermano. No le mire, estaba demasiado perdida en el dolor y la frustración, me molestaba que mientras tenía a una chica durmiendo en su cama me estuviera pidiendo una cena, éramos ex novios, no terminamos como amigos, nos gustamos hasta después de dejarlo, si mi madre no hubiera muerto, no le hubiera dejado, las cosas no eran tan sencillas pero me molestaba que me tratara como una tonta y eso no se iba quedar así. —No me va ver la cara de tonta—le dije a mi hermano. Mis hermanos me miraron sin entender nada. —¿Tanto te ha molestado que te pida salir?—me pregunto mi hermano. Le mire. —Claro que le molesta si esta con otra, eso nos molesta a cualquiera—le dijo Alysa. —Deberíamos meterle arañas en los pantalones—dijo Evie y la mire. Quizás esa idea macabra no era la mejor solución pero quizás el hecho de hacer algo era la mejor forma de marcar territorito, los Kelly siempre fueron personas que tenían su forma rara de vivir, demasiado ruidosa y escandalosa, en ocasiones sin tener en cuenta a los demás, si nosotros hacíamos algo para, quizás todo parara y tendríamos apz. —Vamos a hacer algo, vamos a divertirnos un poco—les dije a mis hermanos que me miraron sorprendido—Se que debemos guardar luto, pero no vamos a dejar de vivir, mama no le gustaría eso—comente. —Eso lo se hace años—comento Cameron. Le mire molesta. —Cállate Cam—le dijo Archie al mayor—Quiero venganza—grito mi hermano. Alysa me miro. —Necesitamos pensarlo bien pero vamos a dejarles claro que no mandan en este edificio—les avise a mis hermanos,´ Alysa me sonrío, sabía que ella estaba demasiado ilusionada por dejar de tener una vida triste, los pequeños eran los que mejor se lo iban a pasar, les estaba dando la oportunidad de ser niños, de volver a vivir, y él más reacio era Cameron pero con el tiempo se iba unir a la idea, solo debíamos darle tiempo. Quizás solo estaba pensando con la rabia de que me quisiera ver como una idiota, no me importa, pero no le iba permitir que jugara conmigo, no se lo permitía antes y no iba a empezar ahora. Tenía claro lo que iba ha hacer, y no me iba a arrepentir de nada, iba a vivir.

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