Capitulo 1

2108 Words
Kleo miró a la doctora hablar, sin embargo, no escuchaba nada de lo que está estaba diciendo. Desde que se despertó su mente estaba dispersa. Seguía reviviendo una y otra vez lo cerca que Brittany estaba de su esposo, como se había dejado caer en sus brazos buscando su atención. No lograba entender porque James no le ponía límites. Habían estado juntos, pero eso había sido hace años. Nadie era tan cercano a su ex pareja a menos que todavía tuviera sentimientos por esta. Su esposo puede que no la estuviera traicionando, pero eso no le aseguraba que no lo fuera a hacer o que continuará a su lado. Era cuestión de tiempo para que James se alejara de ella, más cuando su matrimonio había sido más una obligación que un deber. —¿Señora Kim, me escucho? Kleo pestaño volviendo al presente, sintiendo como sus mejillas se tornaban rojizas al ser atrapada por la doctora. —Lo siento, ¿Qué fue lo que dijo? —Las heridas que tiene dejarán algunos moretones que se irán aclarando con los días. No es necesario que se quede en el hospital. —Entiendo, muchas gracias. —La enfermera pasará por aquí para quitarle el suero en unos minutos. —Esta bien. Luego de algunas indicaciones más, la doctora finalmente salió y Kleo volvió a quedarse perdida en sus pensamientos. No había nadie con ella en el hospital. Toda la atención la había acaparado Brittany. No quería contarle a nadie sobre el incidente, pero a este paso sabía que todo el mundo debía estar enterado y haciendo suposiciones erróneas. Lo que la dejaba en mal lugar y la hacía más consciente de la ausencia de su esposo en el hospital. Un sentimiento extraños se poso en su pecho. No sabía si era angustia o decepción. James nunca estaba de su lado y eso era totalmente humillante. Cuando la enfermera le quitó la intravenosa, Kleo se hizo cargo de todo el papeleo y tomó una taxi hacia la casa que compartían con su esposo. Un lugar al que no podía llamar hogar de lo impersonal que era. Aún se le hacía doloroso respirar y caminar, pero no podría soportar quedarse en el hospital. Si lo hacía su esposo pensaría que estaba exagerando y que solo quería llamar la atención. Al llegar a la casa nadie la recibió. Subió a paso lento hasta su habitación, sintiendo como el agotamiento se iba apoderando de su cuerpo. Cuando finalmente estuvo en un espacio que la hacía sentir segura, y dónde sabía que nadie la iba a juzgar, se permitió desahogarse. Las lágrimas contenidas finalmente se derramaron por sus mejillas. Avanzó hasta dejarse caer en la cama con poca delicadeza, lastimando las heridas que adornaban parte de su cuerpo. Su cara se hundió en las sábanas, mientras sus manos se aferraban con fuerza a estás. Estuvo cerca de morir atropellada y nadie la había socorrido. No hubo una sola persona que se preocupara por ella de manera genuina. Mientras sollozos amortiguados se escuchaban por la habitación, Kleo repitió el momento una y otra vez de forma obsesiva. Dándose cuenta de lo poco que valía su existencia para la persona que más quería. Amaba a su esposo. Se había enamorado de James Kim de una manera indescriptible. Había hecho todo para que este finalmente se fijará en ella y la dejara ser su esposa. Se había desvivido por él. Le había dado lo poco que ella tenía sin reproche. Durante dos años estuvo completamente segada. Aunque sabía que su esposo no la amaba, creía que eventualmente, mientras pasaran tiempo juntos, este llegaría a quererla. Solo ahora se daba cuenta de lo estúpida que era. Había estado viviendo en un mundo llenos de ilusiones. Ilusiones que fueron desvaneciéndose una vez que Brittany regresó a la vida de James. La única manera de detener su sufrimiento era alejándose de James y solo podría hacerlo si se divorciaba de él. Solo estaría adelantando un poco el final que ya veía venir. Mientras sentía como las lágrimas se deslizaba por su rostro hasta perderse en la superficie de las sábanas y su mente iba recordando cada detalle de su vida al lado de su esposo y lo absurda que había sido su creencia de un matrimonio perfecto, fue cayendo presa del cansancio y finalmente se quedó dormida. *** James miró por enésima vez el video en dónde su esposa y Brittany caían al suelo evitando el coche que por poco las chocaban. Luego de llevar su esposa al hospital, se había pasado el día investigando lo que había sucedido ya que tenía que darle una explicación a la familia de Brittany, y estaba claro que tendría que terminar esto como un accidente a pesar de las evidencias que había. —Señor, su esposa dejo el hospital. James pauso el video, y miró a su secretario. —¿Hace cuánto? —Hace una hora. Mientras estábamos resolviendo lo del accidente.—respondió el secretario resistiendo la mirada malhumorada de su jefe. —Bien. James se levantó sin decir nada más. Tomó su chaqueta y salió de su oficina con una calma inquietante. Mientras el secretario de este miraba el video una vez más y se quejaba de los problemas en que siempre la esposa de su jefe los metía aunque algunos no fueran provocados directamente por ella. Una hora más tarde James llegó a su casa. Era el único lugar al que su esposa iría luego de armar semejante escándalo. Está tenía la habilidad de meterse en problemas de una manera extraordinaria, algo que lo molestaba ya que siempre tenía que lidiar con los estragos. Al llegar a la casa se encontró con la cena ya lista, obviamente hecha por la cocinera que había contratado ya que Kleo nunca lo hacía. Paso a un lado de esta y subió al segundo nivel en dónde estaban tanto la habitación de el como la de su esposa. Fue directamente a la de ella ya que tenía que hablar con esta. Estaba agotado, pero aun así se las arreglo para mantener sus emociones a raya. No tocó. Kleo nunca le ponía seguro a la puerta porque usualmente iría a visitarla a su habitación, aunque se podían contar las veces que lo había hecho. Al entrar la imagen que lo recibió lo dejo estático sobre el suelo. Sabía que su esposa había recibido algunas contusiones y golpes con el choque, pero ahora que podía verlas dudo un momento si era necesario hablar sobre el accidente, sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con los de ellas y está tapo rápidamente sus piernas, el enojo que no sabía que tenía guardo salió a flote. —¿Por qué no esperaste a que fuera a visitarte al hospital? —¿Lo ibas a hacer? Pensé que estabas muy ocupado con Brittany.— el tono indiferente en que Kleo respondió solo provocó que su enojo aumentará. —¿Gracias a quien? James apretó los puños al ver como la mirada de su esposa se ensombrecía. La había lastimado. —Lo único que hice fue tratar de no morir. ¿Acaso estuvo mal?—nunca se había plantado de esta manera delante su esposo. Era la primera vez que se defendía. Quizás porque estaba dispuesta a separarse de él. —Si. Lo estuvo. Brittany pudo haber resultado mal herida. ¿Acaso sabes el lío en el que estarías metida? —Lo único que ella recibió fue un raspón y un pequeño susto.—la voz de esta se escuchaba agotada.— Debí dejar que la atropellaran, así podría seguir fingiendo que necesita de ti. James avanzó y se paró delante de Kleo la cual se había puesto de pies minutos después de que el hubiera ingresado a la habitación. —¿Te has vuelto loca?—James agarro a Kleo por los brazos sin medir su fuerza. —Me estás lastimando. James obvio la queja de su esposa y no la soltó. —Ya me estoy cansado de tus artimañas, estoy harto de limpiar los problemas que me causas. —¡Me estás lastimando!—Kleo lo empujó, logrando salir de su agarre.—Si tan casando estás de mi, dame el divorcio, así podrás volver al lado de ella. James retrocedió sorprendido por las palabras de Kleo. Nunca pensó que está tomaría la iniciativa de separarse de él, no después de todo lo que esta había hecho para lograr quedarse a su lado. —No estoy de humor para tus berrinches, Kleo.—dijo recuperándose de su sorpresa.—Quiero que te disculpes con Brittany. Sus padres no me dejarán tranquilo hasta que no lo hagas. —No lo haré. No tengo motivos para disculparme con ella.—la cara de Kleo se había puesto pálida. Sin embargo, a los ojos de James solo era parte de su artimaña para no cargar con la responsabilidad de lo que había hecho.—La que debería disculparse conmigo es ella, quien no ha dejado de molestarme desde que regresó y todo gracias a que no sabes cómo ponerle un paro a tu maldita amante. —Ella no es mi amante. —Pero estoy segura de que así quisieras que fuera. Estoy cansada James. Me agota tener que caminar con cuidado a tu alrededor cuando lo único que consigo es que me humilles. —¿De que estas hablando? —De que quiero el divorcio, de eso estoy hablando. ¿Por qué no lo puedes entender? —¿Por qué debería hacerlo? —Porque no me amas. No me quieres a tu lado, apenas me soportas. —No pensaste eso cuando te casaste conmigo.—hablo con ironía. —Cuando me case contigo, yo era una maldita estúpida que no podía entender que a la única persona que querías a tu lado era a ella. Cuando me case contigo te amaba. Cuando me case contigo pensé que algún día sentirías lo mismo por mi. James vio las lágrimas de Kleo caer. Sin embargo, no le causaban nada más que molestias. —No me voy a divorciar de ti.— sentenció, sin pensarlo mucho. Dudaba que las palabras de su esposa fueran enserio. —¿Por qué? —Porque no me da la gana. Mañana iremos a ver a la familia de Brittany y será mejor que te comportes como lo que eres. Mi esposa. Deja de ser tan infantil por una maldita vez. Sin esperar a que Kleo respondiera, James salió de la habitación de esta dando un portazo. Se sentía sobre estimulado y agotado. *** Kleo se rio de si misma una vez que James salió de su habitación. Pensó por un instante que este había ido a verla porque se preocupaba por ella. Sin embargo, lo único que consiguió fue salir más lastimada. Sentada en la cama, miró sus brazos levemente enrojecidos. James no había tenido cuidado. Le dio igual que ella hubiera sido la que más heridas obtuvo en ese accidente. Otra carcajada salió de los labios de la pelinegra. Estaba en una situación patética. Obligada a disculparse con la misma mujer que le estaba haciendo la vida imposible. Lo único que podía hacer era reír, mientras sentía el sabor amargo de sus lágrimas filtrarse por sus labios. Le pido el divorcio a su esposo y quedó como una payasa. Le reclamo su falta de tacto y terminó actuando como una niña a los ojos de James. Con los ánimos por los suelos, adolorida y completamente irritada tomó su cartera y su móvil, se calzo sus zapatos y salió de la habitación. Cuando bajo, se encontró con su esposo, cenado con normalidad, como si nada hubiera sucedido. —Si sales por esa puerta, no vuelvas.—advirtió James, dejando la cuchara a un lado del plato. Kleo lo miró, detallando su imagen, lo hermoso que se veía a pesar de tener el pelo desordenado y las mangas de la camisa enrollada hasta el ante brazo. Una imagen poco común hasta para ella que había estado viviendo durante dos años a su lado. Kleo tragó en seco, mientras sentía como se iba acobardando bajo la mirada autoritaria y orgullosa de su esposo, sin embargo, al recordar lo que tendría que hacer si se quedaba, le dio una última mirada y salió de la casa. No estaba siendo impulsiva se dijo mientras caminaba bajo el frío de la noche, solo estaba actuando en consecuencia de lo que deseaba. Divorciarse de James Kim, el hombre que lamentablemente amaba con cada latido de su corazón. Con cada paso se acercaba más a su objetivo, pero cada uno de estos le desgarraban el alma.
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