MISTER ELEGANT

Zavaid Capella. Recientemente graduada en Ingeniería de Organización Industrial en Bruselas, Bélgica y también próxima sucesora del Conglomerado Capella, que está posicionando dos de sus ramas en los primeros lugares de las más exitosas y millonarias de Europa, Capella Holdings y Capella Trading Company. Sin embargo, Zava se ve en la necesidad de mudarse con su padre y pequeño hermano a Londres, Inglaterra buscando dejar el pasado atrás o por lo menos tranquilizarse y tratar de vivir en paz en una nueva vida donde solo tratara de ser feliz. Iniciando una nueva vida en dicha ciudad decide que quiere buscar lo que en realidad la felicidad es, lo que el valor de la vida significa y se declara a sí misma "Pobre y Humilde" lo que la lleva a buscar trabajo en un bar donde para ella el hecho que le den postres, chocolates y golosinas gratis ya es un pago suficiente. Su padre Symmone Capella, y hasta el momento el hombre más rico y exitoso de toda Europa, furioso por el hecho que su hija pueda ser engañada por cualquiera que le ofrezca a su hija una buena ración de postres, obliga al dueño del bar el inmediato despido de Zava como uno de sus empleados. Zava resignada decide marcharse, sintiéndose débil y agotada camina por las calles de Londres de regreso a su mansión pero en el camino encuentra a alguien que podría salvarle la vida, o llevarla hasta el mismo infierno. Un hombre que la sostiene entre sus brazos y le recrimina su descaro desde la primera palabra que cruzan y ella lo único que puede hacer es resporderle cosas que seguramente no son agradables a la vista de un hombre que siempre conquista con una sola sonrisa. ¿Destino? Por supuesto que no, es solo una ayuda pasajera que Zava está dispuesta a olvidar y continuar tratando de encontrar lo que sea que está buscando para ser feliz. "—¿No piensas agradecerme lo que he hecho por ti? Has pasado la noche en la casa de un extraño que te ha cuidado, ¿y le pagas tomando comida del refrigerador?" pregunta él con una mirada asesina al ver que la chica no se interesa por el asunto. "—Eh, solamente tome un flan del refrigerador no es que haya querido robar algo. Dar de comer al hambriento, recuérdelo señor, además no es necesario que un hombre mayor como usted coma dulces como estos.—le dice con una expresión de calma y alegría al probar lo dulce del flan. " "—¿Me estás diciendo viejo? —pregunta con desconcierto y ofensa. Zava le mira con obviedad. —Que descaro, por el amor a lo sagrado ¿tienes alguna vergüenza?" ella niega y se acerca a él con expresión de agobio. "—No es descaro, tengo vergüenza de lo contrario hubiese tomado el helado que estaba en el congelador. —él le mira con molestia y furia. Zava agobiada se acerca a él. —Vale. Lo pagaré, soy pobre y no tengo dinero conmigo pero tendrás que valerte con esto." Se acerca a él y sin previo aviso le planta un beso profundo, él sintiéndose atraído la toma de la cintura y desliza la mano por dentro de su camisa para acariciar suavemente su piel. "—¿Besas a cualquiera que te ayude en la calle? Vaya que no tienes vergüenza." "—Para ser un viejo creído hablas más de lo haces." le responde. Él se acerca más a ella y la lleva hasta la cama, Zava le mira con entretenimiento. "—Nena, tu manera de ser me desagrada pero puedo asegurarte que de ahora en adelante seré lo único en lo que pienses.” "—¿Por qué? ¿Acaso eres cobrador de impuestos? No lo piense mucho, señor, no creo que después de hoy me acuerde de ti." El destino... ¿Realmente existe para dos personas completamente diferentes?