bc

Amor en La Toscana

book_age18+
378
FOLLOW
3.1K
READ
one-night stand
HE
friends to lovers
powerful
boss
bxg
lighthearted
office/work place
assistant
seductive
like
intro-logo
Blurb

Ryan Carter es un magnate de los negocios y que ha enfocado toda su vida en su trabajo debido a un corazón roto. Él después de un tiempo decide viajar a La Toscana, ahí tendrá un encuentro con una desconocida a la cual intentará proteger de unos acosadores.

Ella al calor de los tragos se va a entregar a un misterioso hombre enmascarado del cual solamente sabrá que se hizo llamar Hades y posee unos hermosos ojos con heterocromía, él solamente sabrá que ella es su Perséfone.

Años después… Cuando Saskia Montesco necesita trabajar para poder mantener a su hija enferma es que entra a trabajar a la empresa Carter como la secretaria de Ryan Carter, ella se da cuenta que este hombre tiene un lado que nadie ha visto y su relación cada día es cada vez más tensa.

chap-preview
Free preview
Prólogo
— ¡Eres una inútil! — Elías me lanzó la jarra de cerveza — esa no es la marca que quiero, además se encuentra caliente. — Lo siento, Elías. Iré al supermercado, prometo no demorar — recogí la jarra — solo deja que me seque. — Espero que esta vez sí hagas las cosas como deben de ser, también recuerda que hoy es el día en que finalmente vamos a hacerlo. Ya me cansé de esperar a que estés lista. — Si — respondí nerviosa — vendré enseguida. Salí de la casa mientras pensaba en muchas cosas, la primera era lo mucho que extrañaba a mis padres. Ellos fallecieron en un maldito accidente que fue provocado por un conductor ebrio. Después de su muerte, lo único que me quedó fue Elías, mi novio. A pesar de que mis papás no aprobaban nuestra relación, lo cierto es que después de su muerte, él era lo único que yo tenía y justo por eso lo invité a vivir conmigo. — Saskia — Colette salió a mi encuentro — ¿Adónde vas? — Iré a la tienda a buscar cerveza para Elías. Me he equivocado de marca y pues ya sabes cómo es él. — Si, es un gilipollas inútil que no te ayuda con nada y vive prácticamente de la herencia que tus padres te han dejado, en fin, sinceramente no sé cómo lo aguantas. — Él es bueno, solo que no saca su bondad con tanta frecuencia como debería — miré cómo mi mejor amiga le dió vuelta a sus ojos — mejor me voy, no vaya a ser que él se enojé. — En fin, ya no te voy a decir más nada. Ve con cuidado. Salí de la zona residencial en la que vivía, mis padres eran personas acomodadas y no me dejaron en una mala posición económica. Ellos realmente se esforzaron en darme todas las posibilidades para poder ser alguien de provecho en esta vida. Una vez que tuve las cervezas más frías que encontré y de la marca que le gustaba a Elías, me marché rumbo a casa. Por suerte no tuve que ir hasta el centro ya que quedaba algo lejos y probablemente me tomaría dos horas ir y venir. — Ya he venido, Elías — entré a la casa y cerré la puerta — he encontrado la cerveza que te gusta aquí cerca, también te he traído algunas carnes frías y queso para preparar unas botanas. Elías no se encontraba en la sala. ¿Dónde podrá haber ido? Incluso el televisor se encontraba encendido. Mientras lo buscaba, escuché unos golpeteos en la habitación que había sido de mis padres, ¿Por qué hay ruido ahí? Se supone que esa recámara estaba cerrada y debía permanecer de esa forma, no era capaz de utilizar esa pieza ya que lo consideraba una falta de respeto a su memoria. — ¿Elías, eres tú? Los golpeteos se volvieron gemidos, ¿Acaso podía ser posible que él…? No no puede ser, Elías sería incapaz de engañarme con una mujer. — ¡Elías! Ese pensamiento que tuve minutos atrás se fue al demonio en el momento que lo encontré no solo con una mujer sino también con un hombre. Todo mi estómago se revolvió al ver la escena y contuve las arcadas que me dieron. — ¡¿Qué haces aquí?! — él se levantó y cerré mis ojos — ¡Se supone que ibas a tardar más tiempo! — ¡Por favor vístete! Me da asco verte desnudo — le di la espalda — quiero que estas personas se larguen de mi casa y solo así hablaré contigo. — Ellos no se van a ir a ningún lado, por favor Saskia debes comprender que soy un hombre y tengo mis necesidades. Dado que tú no me abrías las piernas pues tuve que buscar en la calle lo que no hay en casa. — Eres un maldito asqueroso — me di la vuelta y él ya estaba con una toalla en la cintura — si antes no te abría las piernas como estás diciendo pues ahora te digo que las posibilidades son más que nulas y no es solo por la infidelidad sino porque me di cuenta que verte desnudo me provoca un enorme asco. — Eres una perra — él me dió una bofetada que reventó mi labio — al menos puedo decir que te hice sangrar de algún lado de tu cuerpo, no tienes idea lo insoportable que ha sido estar contigo todos estos años, solamente sabías llorar porque tus padres estaban más tiesos que mi pene y buscabas consuelo en mí. Al menos puedo decir que mientras te daba palmaditas en la espalda, pensaba en todo el dinero que te dejaron y que me iba a dar la vida de rey que tanto merecía. — Realmente fui una estúpida contigo, pero ya no más. Diles a tus amantes que tienen dos minutos para irse de MI casa, ya se te acabó tu tonta hijo de puta. — Ellos no se van a ir hasta que finalicemos, ahora ve a preparar unas botanas que nos encontramos cansados de tanto movimiento. Te espero en dos minutos. — ¿Unas botanas? ¿En serio quieren que yo haga eso? — Si, al final es para lo único que sirves. — Perfecto, van a tener sus botanas en menos de dos minutos. Solo esperen un momento. Me fui del cuarto y pude escuchar como los tres empezaban a reír. Entré al despacho de mi padre y miré en la pared los rifles que él guardaba con tanto recelo, en muchas ocasiones les di mantenimiento ya que sabía bien cómo hacerlo. — Ustedes tuvieron mis servicios por muchos años — los miré y sonreí — ahora soy yo la que requiere de su ayuda. Tomé ambos rifles y subí, ya no más humillaciones, ya no más falta de respeto a la casa de mis padres. Hoy se acababa el poder que le había dado a Elías, porque no era solamente buena para cocinar, limpiar, hacer las labores de la casa y muchas otras vainas. Sé lo que valgo y ahora lo recordaba, incluso le di ese poder a Elías, de guardar toda mi valía como persona, en un cajón con varios candados, mismos que empezaron a abrirse en el momento que miré a ese poco hombre que solo se aprovechó de mi vulnerabilidad mezclada con estupidez. Elías estaba besándose con el hombre mientras que la mujer lo masturbaba. Esta escena me dió más asco aún, probablemente iba a necesitar terapia. — Bueno, aquí están sus botanas — sostuve el rifle con seguridad — espero que les guste el plomo. Elías en el momento que me miró se puso pálido y frío, detuvieron la asquerosidad que hacían en la cama de mis padres y se levantaron. — Les doy dos minutos para que se vayan. Tú también, Elías. Ya no somos nada y por ende no puedes estar aquí. — ¡Suelta esas armas! No me obligues a golpearte nuevamente. Al parecer estás más idiota de lo que pensaba, si nos haces algo vamos a levantar una denuncia en tu contra, así que deja de hacerte la valiente porque no te queda. Haré como que nada de esto pasó si te vas en este preciso momento. — Una vez dejé que me golpearas, ya dos veces no lo vas a hacer. Ahora largo de aquí, sabes bien que sé disparar muy bien — alcé mi rifle — mi papá me enseñó después de todo y esa era mi manera de distraerme de la maldita vida que me hacías llevar. Ya no tienes poder alguno en esta casa y si se atreven a denunciarme pues haganlo, al final esos dos están en propiedad privada y tú me golpeaste inicialmente. Cuando miré que ellos no tenían la intención de irse, comencé a repartir plomo por todos lados. Los amantes de Elías junto con él, salieron huyendo despavoridos. — ¡Largo de mi propiedad! ¡Hijos de la chingada! ¡Me voy a encargar de dejarlos como colador! Empecé a dispararles en los pies y veía como ellos brincaban tratando de esquivar las balas. Cuando las balas se acabaron, tomé el otro rifle. — ¡Eso, vayanse, infelices asquerosos! Cuando miré que ellos no estaban fue que pude respirar tranquilamente. Colette salió de su casa y me miró completamente asustada. — ¿Qué ha pasado, Saskia? — ella se acercó al borde que dividía las casas — me estaba duchando cuando escuché los disparos. — La era de Elías se acabó, él me engañó con una mujer y un hombre — Colette se mostró sorprendida y asqueada — ahora las cosas van a cambiar. — Te tengo una propuesta — ella sonrió de lado — en La Toscana están los carnavales, ¿Qué te parece si viajas allá para cerrar ciclos? Yo te pago todo, digamos que ese es mi regalo por haberte deshecho del bueno para nada de Elías. Horas después Aquí me encontraba abordando el avión en primera clase rumbo a La Toscana. No podía creer que me dejé convencer por Colette, generalmente el ambiente de los carnavales no era lo mío, prefería la tranquilidad de un buen café. Me desperté, era de noche cuando llegué. Finalmente bajé del avión y tomé un taxi que me llevaría hasta el hotel en donde se había hecho la reservación. — Buenas noches — saludé amablemente a la recepcionista — tengo una reservación a nombre de Saskia Montesco. — Buenas noches — ella miró en la laptop — si, bienvenida señorita Montesco. Un botones me ayudó con mi equipaje y luego de darle una generosa propina fue que se marchó. — Dios mío, pero qué jodida locura he hecho — me dije mientras miraba el techo del hotel que tenía temática victoriana — bien, hay que ir a ver los alrededores. Me cambié de ropa y bajé al bar. Pude escuchar la fiesta que suscitaba en estos momentos, si Colette estuviera aquí definitivamente me pediría que me divirtiera, aunque sinceramente no quería hacerlo ya que no era así en absoluto, por lo que decidí salir del hotel a buscar un sitio un poco más tranquilo, en la entrada se encontraba un trabajador con una bandeja de máscaras. — Puede tomar una, el carnaval es con esta temática y aunque salga del hotel va a encontrar a muchas personas usándolas. Tomé una máscara negra con incrustaciones de cristales dorados, llevaba a un lado una pluma negra bastante larga y encima del antifaz llevaba una tela muy fina que me permitía ver sin ningún problema. Salí del hotel y comencé a buscar un sitio tranquilo, desafortunadamente esa palabra en estas fechas no existía, absolutamente todo era una fiesta, tomé la decisión de dejar de caminar y entré a una especie de bar-restaurante. — Buenas noches — saludé amablemente — deme una cerveza, por favor. Mientras me encontraba tranquila en la barra, tres sujetos se me acercaron. Ellos me veían con lascivia y me removía sumamente incómoda. — Voglio farti mio così forte mentre urlerai il mio nome. — No habló italiano así que largo de aquí. Lo corrí múltiples veces, pero él no lo quisó hacer, tampoco sus dos amigos, en el momento que uno de ellos me tocó terminó siendo golpeado, los otros dos sujetos se aprovecharon de que una mujer iba pasando con una bandeja que llevaba una botella así que me tomaron por la fuerza y me hicieron beber de golpe, tenía tolerancia hacía la bebida pero en estas cantidades era imposible mantenerse sobria. — ¡Que alguien me ayude! — pedí y todos me ignoraban — ¡Por favor! De repente un misterioso enmascarado salió a mi defensa, en un dos por tres noqueo a los tres tipos y me tomó entre sus brazos. Sentí una tranquilidad que nunca antes había sentido y su perfume inundaba mis fosas nasales. — Ora è al sicuro, signorina. La porterò al suo albergo. Aunque no podía entender lo que él me había dicho, su voz era como mi paz, entendí la palabra hotel, eso fue lo único. Puse mi cabeza en el hombro de mi salvador y de esta forma él me cargó hasta donde me quedaba. — Este es mi hotel — respondí con dificultad — ¿Cómo te has dado cuenta? — Miré que esos sujetos la estaban siguiendo así que decidí ir detrás de ustedes. Yo también me estoy hospedando aquí. — Así que habla español — sonreí al escucharlo — tiene una voz muy relajante. Me estoy quedando en la habitación 505. El hombre me llevó sin ningún tipo de problemas a mi habitación, finalmente pude abrir mis ojos y vi con más detalles a mi salvador y a pesar que él llevaba puesta una máscara se podía notar que era muy apuesto además de tener una autoridad muy grande. — Tienes heterocromía — acaricié su rostro — un ojo verde y el otro azul. Siempre soñé con un hombre como tú. Entramos a la habitación, acostaron y el hombre quitó mis zapatos, iba a irse pero lo detuve, le di un beso bastante subido de tono, no me explicaba qué demonios tenía ese vino pero al parecer no solamente me había bloqueado mi conciencia si no también mi juicio. — Señorita deténgase por favor, se va a arrepentir de esto cuando se encuentre sobria. — No importa, solamente quiero vivir el momento y deseo que sea contigo. No quise dejarlo ir, comencé a acariciarlo de múltiples maneras, aunque el misterioso enmascarado se negaba a estar de esta forma conmigo, terminó cediendo, me besó con unas ansias tremendas, quitó mi ropa a una velocidad impresionante. Él no se podía contener, se introdujo en mi parte privada y sentí un enorme dolor. Él se detuvo en el momento que me escuchó gemir de dolor, también podía ver que logró sentir que se había roto algo. — La entrada se encuentra estrecha, nunca antes había estado con alguien que preservara esta zona tan cerrada. Pude ver en sus ojos que un temor lo invadió al pensar en algo y en el momento que sacó su m*****o la sangre terminó por confirmar sus sospechas, maldijo por lo bajo mientras chasqueaba sus dientes y sus ojos mostraron arrepentimiento. — ¿Por qué no me dijo nada? Pude ser más delicado, realmente lamento esto. — No importa, solo sigue. A pesar de que había perdido mi virginidad con poca delicadeza, no me había dolido tanto como pensé. Solamente sentí un ardor en el momento que él me penetró. A partir de ese momento, el misterioso enmascarado se portó totalmente diferente, sus movimientos fueron lentos y poco a poco me fui acostumbrando. Cualquier sensación desagradable desapareció por completo y el placer que me embargaba hizo que me viera pidiendo que aumentará la velocidad. Luego de todo el éxtasis que mi cuerpo experimentó, él me puso en frente suyo y colocó sus amplias manos en mi espalda. Me abrigó con mucho cuidado y se quedó un momento a mi lado, pero después se levantó para comenzar a vestirse. — ¿Ya te vas? — le pregunté mientras me cubría la sábana y él solamente asintió — espera un momento. Llevaba conmigo una pulsera que me habían obsequiado mis padres cuando era una niña, la tomé y me levanté para dárselo a él, esto era algo que atesoraba como lo más preciado que tenía , a pesar de esto en mi interior nacía un sentimiento de que le decía que se lo diera. — En recuerdo te entrego esto — le di un delicado besito — gracias por esta maravillosa noche. Él me sonrió, debido a la oscuridad que había en algunas partes de la pieza, no pude ver su rostro y solo me queda conformarme con esos hermosos ojos. Cuando él me entregó su máscara en retribución de la pulsera que le había dado, la situación no cambió mucho. — No tengo nada más para darte, solamente está máscara, lo siento mucho. — No te preocupes, es perfecta, ¿Cómo te llamas? — le pregunté — desconozco tú nombre. — Puedes decirme Hades. — Entonces yo seré tu Perséfone… Lo último que miré fue al hombre dejándome sola en la habitación, había algo en él que me atraía como el metal al imán, me dije que jamás olvidaría esa noche, así pasaran mil años. Esas maravillosas vacaciones llegaron a su final, traté de seguir con la vida que llevaba en Noruega con total normalidad y decidí seguir con mi secretariado internacional que había interrumpido por varios motivos. — ¿Qué te sucede, Saskia? — Colette me tocó el brazo — pero madre mía, si estás sudada y pálida. Has estado muy rara desde que viniste de La Toscana y de eso ya son casi cuatro meses. — No es nada — sentí mi estómago jugado — es solo que estoy estresada por los exámenes finales, ya sabes como son los profesores. No soporté más el asco y fui corriendo al baño, Colette me llevó del brazo a la enfermería. Cuando se le dijo a la enfermera lo que tenía, ella me dijo que tenía la presión baja y al mismo tiempo me entregaba una prueba de embarazo, tuve que hacerla aunque era imposible que estuviera embarazada. Al menos eso era lo que pensaba, sin embargo en el momento que miré las dos rayas supe que no podía estar más equivocada…

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.2K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.6K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
52.1K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.7K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.1K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.5M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook