El aire estaba impregnado de una tensión sutil pero palpable entre nosotros. En medio de la suave luz de la habitación, nuestros ojos se encontraron, comunicándonos más de lo que las palabras podrían expresar. Había algo en el ambiente, una electricidad que nos envolvía, algo que nos empujaba hacia el otro. Con un impulso que no pude resistir, me acerqué lentamente a Ryan. Nuestros rostros estaban a centímetros de distancia, el corazón latiéndome fuertemente en el pecho, mientras nuestras respiraciones se mezclaban en un ritmo acompasado. Fue un momento suspendido en el tiempo, hasta que finalmente me dejé llevar por lo que mi corazón anhelaba. Con una suavidad temblorosa, incliné mi cabeza y rocé sus labios con los míos, un gesto que se convirtió en un beso tierno y apasionado al instan

