Igor. - Trae las velas, mientras yo me cambio, - dijo ella y se escondió detrás de la puerta de su habitación. Nunca me gustó el ajetreo de la Navidad y del Año Nuevo. Normalmente, yo como la mayoría de los hombres de negocios solía ir a países cálidos en estas fechas o, divertirme en fiestas épicas, que se parecían más a una reunión de negocios. Pero tuve por primera vez una fiesta tan exótica con platos sencillos, un árbol de Navidad decorado con cosas increíbles, velas y una estufa en compañía de una mujer tan increíble que no conocía de nada. Y me gustó lo que vi, sentí algo mágico en todo esto. Como si algo bueno debía suceder esta noche. Y sucedió. La aparición de Lisa, vestida para la cena de Nochebuena, me dejó asombrado. Salió de su habitación, como un hada plateada, brillando

