bc

A sangre y fuego ...

book_age18+
20
FOLLOW
1K
READ
dark
sex
second chance
decisive
brave
mystery
abuse
enimies to lovers
secrets
crime
like
intro-logo
Blurb

Fue una esclava golpeada y enmudecida, se convirtió en tormenta desatando el deseo, y ahora le toca vivir a Sangre y Fuego ...

Es el precio de bailar entre las llamas con el rey del infierno.

Pérdida, dolor, guerra y amor, ahora llegó la hora de mostrarle al mundo quién es la reina, que se enclinen ante ella o que mueran bajo el peso de sus tacones.

La mafia italiana no ha caído, no mientras ella se sostenga en pie.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Las armas se aprietan entre sus manos, reforzando el agarre de la policía en ellas, las ordenes están dadas y estas son claras. El capitán de la policía enfrente de sus hombres demostrando que la placa tiene precio, y es el monto más alto.     – No tienen permitida la entrada  – deja en claro mientras Brazy se contiene para no llenarle el cuerpo de balas.    – No pueden negarle la entrada a la viuda al funeral   – le dice y este escupe hacia un costado regodeándose de un poder que no tiene, porque seamos claros, en cuanto la primera bala truene, él saldrá corriendo em busca de un agujero en donde meterse.     – No permitiré problemas en mi jurisdicción   –. Sonríe   –. Así que encienda el auto y de la vuelta …    Sus palabras se cortan mientras me bajo del vehículo y las miradas de sus hombres viajan sobre mí, al igual que las mirillas de los francotiradores en los techos de los ediciones aledaños, aun así, camino quedando expuesta en medio de la extensa acera que abarca la entrada a la iglesia.     Me acerco a él y su mirada me recorre por completo, fuera de los eventos que asistí con Mikael, nadie más me había visto, tan solo escucharon mi nombre entre los murmullos de los que se atrevían a mencionarlo.     Mikael se encargó de construir muy bien su identidad, nadie sabía quién era él, al menos que lo quisiera. Ni las fuerzas de la ley más temidas habían conseguido saberlo, al menos hasta ahora. Su muerte ha llamado la atención de muchos, y la llegada de los hombres más poderosos del mundo vinculados a las organizaciones criminales más temidas, lo han revelado quebrando el silencio ante el mundo, pero, aun así, siquiera los noticiarios ni los diarios más aventurados, han logrado confirmar los rumores como para lanzar los artículos al mundo.     Así que nadie conoce realmente mi rostro ni quién soy, no al menos hasta ahora, en donde todas las ráfagas de las cámaras colocadas por ellos me captan desde varios ángulos, posicionándome de inmediato en su radar, sin que aún sepan si soy motivo de preocupación, ya que, ante esta sociedad delictiva, no soy más que la mujer joven que ha pedido a su esposo, y con ellos toda protección, quedando expuesta frente los hombres más crueles y su poder.     En silencio todos gritan lo que eso significa, junto a su ataúd hay otro con mi nombre escrito, al igual que con el de toda la familia. Así es la mafia, cuando se pierde el poder, el linaje se limpia con sangre, la nuestra.     – Si va a impedirme entrar la iglesia, será mejor que esté dispuesto a utilizar esa arma   –. Señalo la pistola en su cintura   –. Porque de otro modo, nadie va a prohibírmelo   –. Lo miro directo a los ojos dejando que el gris intenso haga su efecto a través del velo que cae del sombrero.     El comandante no dice nada y sin inmutarme paso por su lado con sus hombres temblando cuando Brazy, Triatos, Royers, Rafael, y Zenit toman posición a mi lado escoltándome. Todos conocen a las manos de la mafia, quien las han controlado siendo los verdugos entre las sombras.     No es cualquiera quien está dispuesto a parase ante estos hombres y detener su camino, así que abren paso salvaguardando sus vidas de una muerte segura, mientras asciendo los escalones de la iglesia con ellos resguardando la entrada.     Desde el lugar en donde estoy alcanzo a escuchar la voz del padre, su rezo y el cántico de los niños en honor a él. Mi pecho se comprime viendo el lugar lleno de personas mientras ninguno de ellos nota mi presencia, al no ser los dos guardias que se interponen entre el extenso pasillo que recorre la casa de Dios y yo.     – Lo sentimos, pero usted no puede entrar  – dice el hombre robusto que está frente a mí mientras devora mi cuerpo con la mirada sin el más mínimo respeto, a pesar de que sabe quién soy.      – He escuchado mucho eso el día de hoy   – respondo y el hombre de detrás solo ladea una sonrisa viéndome sola frente a ellos, porque mis escoltas se mantienen a mi espalda a un metro y medio de separación, con las armas guardadas según mis órdenes.     – Pues entonces evite volver a oírlo   –. Se ríe observándome con burla y sin consideración, y es que para estos hombres una mujer no merece tal cosa, tan solo son objetos que utilizan, de los que se sacian y desechan, pero yo no soy cualquier mujer.     A pesar de todo, sonrío, porque una sonrisa es todo lo que se necesita para engañar a toda esta ciudad. «Inocente, débil», me gritan con el látigo de sus miradas. «No eres nada, regresa», asumen que obedecer es mi papel y eso haré, mientras el sol sale y no se ponga, incluso durante toda la noche si así ha de ser.     Porque hoy les diré lo que quieren oír mientras dejo mi velo n***o puesto conteniendo el derrame de las lágrimas porque no es el momento correcto, no mientras la caja de madera yace al final del pasillo, con su foto puesta junto a ella, cuando los que le arrancaron la vida asisten viendo cómo llega el deceso de su reinado con su muerte.      Solo que les daré algo que ellos no saben, que mientras disparaban el arma que acabaría conmigo esta tarde, yo me colocaba mi armadura lista para demostrarles lo fuerte que soy ….    – Eso pretendo, nadie volverá a decirme qué no puedo hacer, yo soy Suhaila Bernardi, soy la reina de la mafia italiana   –. Saco el arma escondida sobre la piel de mi muslo cubierta por la tela del vestido, aprieto el gatillo que detona el cañón que hace que su frente se tinte en el carmesí de mis labios, mientras su cuerpo cae al suelo y todos miran entendiendo que yo he llegado. Pasando por sobre su cadáver avanzo mientras la falda larga arrastra el derrame de sus sangre manchando el suelo por donde mis tacones aplastan a todo el que me quiera detener, mientras el segundo guardia se hace a un lado viendo a su compañero tendido en el suelo sagrado de la iglesia.      Soy mujer, soy imparable, no creas que porque estoy en el suelo voy en caída, porque no me dejo vencer. Soy invencible, capaz de ganar cualquier juego, ser mujer hace que grite poder, no me intentes detener, porque te haré caer bajo el peso de mis tacones.     ¿Que si me derrumbo?, pues únicamente a solas lloraré, no mostraré lo que escondo mientras asisto a su muerte, hace mucho que ya no tengo miedo, y hoy les demostraré qué tan fuerte puedo ser.    Avanzo mientras todos se vuelven únicamente viéndome a mí, sin notar las sombras silenciosas que aguardaba su momento de gritar, elevándose en sus puestos mientras uno a uno toma su lugar a mi lado.     Barbara aparta el manto oscuro que mantenía cubierto su rostro mientras las exclamaciones llegan de quienes la reconocen, sus pasos se unen a los míos por el corredor. Justo de enfrente, Leonardo se yergue alcanzándonos mientras emerge del gentío que permanecía de pie, enciende el puro que se lleva a la boca dándole una calada que suelta avanzando a mi lado, Grabriella, la chiquilla ya no es una niña, hace mucho que lo sé, pero hoy se lo demuestra al mundo portando el collar que era de Eleonor, su madre, mientras el vestido n***o cae por su cuerpo tomando su lugar junto a mí. Todos nos siguen con la mirada, viendo a la sangre Bernardi más de pie que nunca.     El ataúd espera justo al final, su madera brillante, perfectamente lijada, y quiero gritar, hasta que mis pulmones duelan, destrozarlo todo, y demostrarles que tú no estás dentro, pero en vez de eso me quedo callada, mientras me destrozo el alma resistiendo el dolor, el vacío.     Tomo la flor acercándome al lugar frío en donde no está tu cuerpo, entre los murmullos exclaman cuando al abrir la caja que sepulta la ausencia de tu cuerpo, dejo entre la madera la flor, junto con todo lo que no me permita avanzar, con aquello que me detenga, porque para lo que tengo que hacer, no puedo dejar que me ates a ti, a tu ausencia.     Me despido de los gritos en la noche, del llanto contenido mientras las lágrimas se me escapan, pero no de ti mi amor, porque, aunque pasen los años, siempre te seguiré amando, y nunca dejaré de buscarte.     Cada m*****o de la familia coloca la flor en el interior el ataúd declarando que no es a él a quien entierran   –. No han acabado con la sangre Bernardi, su rey ha muerto, pero la mafia italiana no ha caído, no mientras yo sea la reina y aún me sostenga en pie  – digo en alto para que todos puedan escucharlo y así es el inicio de la guerra que ellos no conocen que está por venir, retándoles mientras todos miran atentamente, enfrentando sus escrutinios, sus garras filosas que se esconden bajo los trajes distinguidos, en donde solo hay pudrición y crueldad.     Sobre todo, la del hombre que se coloca en medio del pasillo, y no me contengo avanzando hacia él, hasta que su cuerpo entorpece mi paso cuando todos solo aguardan ver lo que pasará ahora. Su sonrisa se extiende mientras lo reto a que me detenga, pero ambos sabemos que no puede hacerlo, la sangre del rey que cae no puede ser tocada, el duelo de su viuda no puede ser prohibido, porque un hombre tiene derecho a que su esposa lo llore.     No puede intentar matarme aquí delante de todos, no puede violar las leyes de la mafia italiana cuando están mirando, así que Tulio sonríe y susurra muy cerca de mí   –. No eres lo suficientemente fuerte para resistir la tormenta, Suhaila   –. Su mirada golpeado la mía, todos a la espera, las cabezas de la mafia anhelando la victoria mientras yo paso por su lado chocando su hombro haciéndolo volverse a ver mi camino, cuando quedo en el centro del pasillo mirándolo fijamente, diciendo en claro para que todos me escuchen.    – Dices que no soy lo suficientemente fuerte para resistir la tormenta  –. El ladeo de sus labios me corresponde   –. Pero olvidas que yo soy la tormenta   –. Sonrío mientras los estruendos se apoderan de la ciudad, el aire levanta los destrozos mientras los edificios caer y los gritos llenan el lugar al ver a lo lejos el gran edificio de Corporación Bernardi venirse abajo, haciéndose pedazos mientras su mirada se enfoca en la mía sabiendo que esta vez, yo estuve un paso por delante.     Me volteo enfocándome en todos los presentes que me observan sin comprender lo que acaba de ocurrir  –. Querían todo lo que le pertenecería a él, pues bien, ya lo tienen, pero hecho pedazos, espero que disfrutes de lo que era suyo   –. Me burlo dándome la vuelta cuando las armas se levantan apuntado en mi dirección, me detengo elevando la mirada hacia los hombres que se atreven a apuntarme, diez de ellos las mantienen firme dirigiendo los cañones hacia mí, y uno de los ancianos de la mafia que reconozco como Secilio Difaro, se acerca apresuradamente.   –¡No puedes dispararle!   –. Se interpone   –. Estarías violando nuestras leyes.     –¡Me importa una mierda las leyes!  – Tulio lo toma de la camisa empujándolo contra la multitud que permanece sentada, pero eso detona la molestia en los demás miembros que entienden que no podrán controlarlo como imaginaban.     – ¡No saldrás de qui con vida!   – me amenaza de frente acercándose con el odio clavado en los ojos.     – Entonces moriremos todos   –. Más de veinte hombres se levantan de entre la geste elevando las armas largas, apuntándole a los hombres de Tulio obligándolos a bajar las armas y desarmarlos, Tulio maldice y yo disfruto de la escena que se desata frente a mí.     – ¡Hagan algo!   – les grita a todos y nadie mueve un dedo, si algo tiene esta gente es que cree fielmente en sus leyes, porque sin ellas, no son más que un grupo de delincuentes con trajes elegantes   –. Esta no va a ser la última vez que nos veamos  – advierte a medida que me doy la vuelta saliendo con lentitud del lugar mientras los Bernardi caminan tras de mí.     – Cuento con ello   – le respondo saliendo del lugar mientras los bomberos y las patrullas resuenan sus sirenas apresurándose hacia los lugares que fueron derrumbados, mientras yo sonrío viendo el atardecer descender junto a las nubes, que anuncian que la calma se ha ido, porque es hora de la tormenta. 

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Casado con mi secretaria

read
9.5K
bc

Azótame. Señor

read
33.8K
bc

La admirable exesposa del CEO

read
3.2K
bc

Casado por Venganza

read
23.7K
bc

Vuelve como multimillonaria

read
14.3K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.9K
bc

Navidad con mi ex

read
9.0K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook