- Capítulo 2

2145 Words
ALLISON DAVIS Hubiera seguido durmiendo, pero hay ruidos abajo que no me dejan dormir una mierda. Mi madre limpiando lo más seguro. Bostecé para luego mirar la hora 2:03pm ¿ya es de tarde?, no tengo razones para bajar y reclamarle el ruido ya que diría que ya no son horas de dormir. Tome una ducha, lave mis dientes. Busque en mi armario unos pantalones deportivos, unos tenis también deportivos y un top n***o. De vez en cuando salgo a correr los sábados por la mañana, hoy se hizo un poco tarde pero igualmente aprovecharé la tarde. Desconecté el teléfono del cargador, tomé los audífonos y puse mi cabello en una coleta. Baje al salón, veo muchas cajas en todas las esquinas de la casa y recordé que el huésped llegaba hoy. Madre mía, que cabeza la mía. Vi a mi madre ayudando con algunas cajas, se para en seco y me mira — ¿Vas a correr? — dijo dejando la caja en el suelo. — Si... ¿y todas estas cajas? — ella mira alrededor — Ah si, algunas son para llevarlas al garaje, cosas que ya no quiero en casa. Y solo unas pocas del nuevo inquilino — dijo sonriente. — Por cierto, ¿no lo piensas conocer? — en ese momento no había prestado atención al "lo" — La verdad ahora mismo no... cuando venga de correr. — agarré mi botella de agua, le di un beso en la mejilla y salí. Vi una moto fuera, y solo pensé que todos hoy en día tienen una de esas, aunque me pareció conocida. Tenía tanta mierda en la cabeza que no seguí pensando en eso. De inmediato empecé a correr por toda la calle durante dos horas con descanso entre minutos. Me senté para descansar un poco, tome agua y seque el sudor. ¿Y qué coincidencia ha de haber que justo me encontrase con Justin en la calle? Al parecer tengo la peor suerte del mundo. Me levante comenzando a caminar para evitarlo, pero es inútil ya que me alcanza. — Allison — dice detrás de mí. Me detuve y volteo sobre mí misma para poder verlo. — ¿Que necesitas? — Hablar — reí levemente — ¿Hablar más?, ¿de qué?, ¿más mierda? — volví a reír. — no quiero seguir escuchando tus excusas. — Solo quiero saber si estas bien, no quiero que quedemos mal. — me acerqué hasta él. —No, no estoy bien, y es normal, en estos momentos yo no quiero hablar Justin, entiéndelo, si eso cambia te lo hago saber. — volteó y sigo mi camino de vuelta a casa. Ya no veo las cajas fuera, pero si la moto que vi al salir. Al menos no tendré que ayudar. Toqué la puerta ya que salí sin llaves. Abre la persona menos esperada en mi puta vida, comprobé que realmente estaba cagada en la mala suerte. Suspire y casi que mi cara expresa todo el desprecio que tenía acumulado. — Miren quién es — dice recostado en el marco de la puerta con esa sonrisa estúpida... me preguntaba quien carajos se cree, es tan arrogante. — Qué gracioso — no he asimilado que voy a vivir con este señor. Creo que no tengo que decir quién es... pero es el idiota tatuado, con piercings y su moto bonita. El que casi me mata. — Y pensar que casi te mato — ríe. Lo quite del medio de un empujón por sus costillas para poder pasar. — ¿Y mi madre? — pregunté mirando a los alrededores — Salió a hacer las compras. — dijo mirándome de arriba a abajo — Deja de mirarme y pon atención a lo tuyo. — dije tratando de sonar segura... pero en realidad su mirada me pone nerviosa de una manera rara. — Como dejarte de mirar... si estás más sudada que el sudor. — ¿se supone que fue un chiste?, tiene un muy mal gusto del humor. — Que gran chiste, deberías ser payaso... — le sonreí falsamente. Subí las escaleras hasta mi habitación para refrescarme con una ducha. Me vestí con algo cómodo y bajé a comer Suena el timbre — ¿Puedes abrir? — le dije a este chico que está sentado en el sofá ya que yo estaba en busca de comida. — Estoy ocupado — su respuesta es indignante, respire profundamente, deje lo que estaba haciendo para ir a abrir. — ¿Qué haces aquí? — resulta ser Alexis, que diablos le pasa a este maldito día de mierda. — Quiero hablar contigo. — La verdad que yo no. — de verdad tiene los ovarios de venir a mi casa... en estos instantes no quiero prestarle atención — Necesito que quede todo claro entre nosotras... — suspire y la dejé entrar — ¿Puedes dejarnos solas? — me dirigí al chico que estaba sentado en el mueble. Aún no sabía su nombre. — Si, señorita — se levanta y sube a su cuarto. Me senté y seguido ella conmigo. — Habla. — traté de escuchar, pero sólo quería que se fuera, así que sinceramente no escuché nada. — ¿Terminaste? — pregunté después de que terminara de hablar — Si... — Entonces puedes irte — me levanté hasta la entrada dándole a entender que quería que se fuera de inmediato — Pero, Allison... — Déjame pensarlo — Está bien — se acerca hasta donde estoy — Puedes irte. — ella se rinde y se va. Suspire profundo recostada de la puerta pensando en todo lo que dijo y haciéndome recordar lo mal que me siento... y la buena amistad que teníamos — Tienes una vida con muchos dramas, niña — escuche su voz de repente lo que hizo que me asustara. — No te metas en lo mío — reaccioné para volver a la cocina. — Fue inevitable escuchar lo que hablaban. ¿Por eso llorabas esa noche? — dijo casi con una sonrisa burlona en sus labios. — No es de tu incumbencia, repito — me serví algo de comer y me senté en el comedor donde él también se sentó después de mí. — Vamos, quiero ser tu amigo. — lo mire chistosa — ¿Que te hace pensar que yo sí? — No pensé que serías tan difícil — mi respuesta fue una sonrisa sin mostrar los dientes. En un abrir y cerrar de ojos él tomó mi cuchara y se dio un bocado de mí comida lo cual me hizo enojar bastante, uno porque no lo conocía de nada, y dos es mí comida. — ¡Que te pasa! — dije en un grito — Solo fue un poco, relájate — Habrá que poner reglas entre los dos. — el ríe ante mi propuesta — Das risa, pequeña — Primero, no me llames así — según yo, me escuchaba amenazadora. — ¿Estás consciente de que me importan una mierda tus "reglas"? — dijo haciendo comillas en el aire, mi boca se abrió de sorpresa por su actitud. — Está bien, como quieres. — Como digas, niña. Voy a salir — Dijo tomando sus llaves y su casco... recordé que iba a ir a ver una vieja amiga y que vive un poco muy lejos. — Espera... — se voltea para verme intrigado. — ¿Puedes llevarme a un lugar? — Depende. — ¿De? — levanté una ceja. — Que me das a cambio. — ¿Estás bromeando? — pensé un momento que podría darle. — Puedo pagarte. — Dime que quieres. — dijo con prisa — Quiero ir a ver una vieja amiga que vive un poco lejos... — él sonríe levemente y asiente. — Hazlo rápido sino te dejaré. — me levanté deprisa en busca de algunas cosas, cerré la casa. Nunca me he montado en una motocicleta, así que temo por mi vida, me presto su casco y nos fuimos, es una sensación placentera sentir todo el aire en tu rostro, pero por desgracia no podía disfrutarlo mucho por temor a morir. Me baje de la moto cuando había llegado, me quite el casco y se lo pasé. — Llegó a su destino, princesa — lo fulmine con la mirada. — ¿Quieres que pase por ti? — me pereció extraña su propuesta — En realidad no, habrá una fiesta entonces puede que no llegue a casa. — ¿Tu madre lo sabe? — pregunta intrigado — No, y tampoco le dirás. — sonreí dulcemente — ¿Que te hace pensar eso? De igual manera te pasaré a buscar. — guiña su ojo derecho. Arranca y se va. Toque el timbre y Laura me abrió. Es una amiga desde hace tantos años que... me hace olvidar un poco a Alexis. Había quedado con Laura para una fiesta porque quería despejar mi mente, porque aún tengo el corazón roto como es obvio, y tampoco quería quedarme en casa a llorar todo el día. — ¡Amor! — dijo al verme ahí parada, con mi cara de problemas, ansiedad, tristeza y decepción. Le di una sonrisa a mitad y reaccioné abrazándola. — Tranquila. — dijo a mi oído. — Entonces... ¿me dirás quién era ese chico guapo que te trajo? — sonreí al recordarlo — Ah... — suspire. — Realmente ni siquiera lo conozco, es el nuevo inquilino del que te conté. — Cierto, es muy lindo... — No voy a negar eso — reímos. Nos adentramos a la fiesta en busca de alcohol. No suelo tomar, pero tomó de vez en cuando si... más bien cuando me siento mierda... y este es el momento adecuado. Esperaríamos hasta que se hiciera más tarde y llegaran algunos de nuestros amigos para pasar un buen rato. 7:20pm Ya la gente estaba entrando a la casa... se sentía ese ambiente. Después de haber bebido hasta más no poder me encuentro tirada en el sofá de Laura, siento unas manos moverme levemente — Levántate ya. — me dijo al oído, renegué porque quería seguir durmiendo. — Vamos perezosa, el chico guapo está afuera — eso me me hizo reaccionar de inmediato, aunque no estaba tan consciente — ¿Que? — casi no se entiende lo que digo. — El tatuado... — dijo echando miradas a la puerta a donde yo también puse la vista, él y yo pasamos miradas lo que hizo que algo en mi cuerpo se revuelva. Me ayudó a ponerme de pie y a caminar hasta la puerta donde está recostado mirando al cielo. — Toda tuya. — dijo poniendo mi brazo por encima de su cuello... — Mañana me llamas. La cuidas — me dijo Laura, le sonreí a lo tonto. — ¿Y tú puedes beber? — dijo cargándome en brazos, me sostuve fuerte de su cuello recostando mi cabeza de su pecho. — Te dije que no me pasaras a buscar. — trataba de mirarlo a los ojos, pero todo me daba vueltas. —Hueles muy bien, ¿qué perfume es? — decía cosas sin pensarlas tanto, se me era fácil soltar cualquier cosa que llegaba a mi mente en el momento. — Pues ya veo porque no querías que te buscará — dijo caminando e ignorando mi gran halago hacia su perfume — ¿Y la moto? — pregunté casi durmiendome — ¿Crees que te llevaré ahí estando así? — nos miramos. — ¿Me cargarás hasta la casa? — Si quieres te dejo en medio de la calle para que duermas. — me da una sonrisa leve y suave que hace que mi corazón latiera más rápido. — ¿Te drogaste también? — me mira por un segundo fugaz y volvió la vista al camino. — No— dije algo confundida. — ¿Por? — Tu corazón está latiendo muy rápido. — mierda. Me puse más roja que un tomate. No dije nada ante eso y traté de calmarme, me acurruque más en su cuerpo ya que sentía frío y él me calentaba... se dio cuenta de lo que estaba haciendo y me apegó más a él. No supe más de mi desde ese momento hasta que volví a sentir frío, abrí los ojos lentamente... estaba poniéndome sobre la cama, me colocó la manta y se distanció de mi — ¿Te vas? — se voltea para mirarme desde la puerta — Se supone — dice sonriendo confundido — No te vayas — qué diablos estás diciendo... ya cállate Allison. — ¿Le temes a algo? — se acerca con unos cuantos pasos. — Solo tengo frío — dije en modo bulto — ¿Duermo contigo? — se acerca más. — Si — sonríe, se sienta en el borde de la cama, se sacó los zapatos y se recuesta del otro lado de la cama, me acomode quedando un poco cerca de él solo para sentir el calor... quede rendida.
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