"La primera vez lejos de mi madre"

1126 Words
Capitulo 6 Con los labios temblorosos y el corazón latiéndome a mil por hora lo veo asustada. En que me he metido, bueno no es como que yo lo hubiera querido así. Varios minutos después… Mantengo mi vista hacia la ciudad la cual se ve a lo lejos, siento el aire golpear mi rostro una y otra vez, esto no es nada a lo que soñé algún día, es tan evidente que mis planes han cambiado rotundamente. Viendo como la realidad me bofetea con guante blanco, me doy cuenta de que solo he sido un peón para Samuel, debería solo ir y denunciarlo por lo que me ha hecho, sin embargo, no tengo la certeza de que lo que dice el señor Gilberto sea verdad. No sé quién es quién, lo único que me atormenta es que va a pasar cuando mi madre se entere de todo esto, no quiero que se decepcione de mi o algo parecido. Suspiro con remordimiento, luego de eso me doy la vuelta, con ojos llorosos lo miro sentado en una de las bancas. Repentinamente él voltea y me mira con una mirada que refleja decisión. —Y dime. ¿Qué pensaste? ¿Harás lo que te digo o tendré que obligarte? —se levanta con las manos metidas en sus bolsillos. Con cada paso que da hacia mí me hace sentir demasiado nerviosa. Al parecer tendré que acceder a su petición, en lo que pienso que hare después. —Antes que nada, quiero pruebas de lo que dice, así como también pido seguridad para mi madre no la puedo dejar sola está enferma y también quiero que no le falta nada en mi ausencia. Dadas las circunstancias el plan es irme de la ciudad, o algo así dijo el señor Abernhaty hace algunos minutos según sus explicaciones pretende tenerme aislada de Samuel y de su prometida, todo eso con el fin de que su hermano no se salga con la suya. Suena tan difícil y más porque mi madre es lo único que tengo, ella es mi fortaleza así que con tal que no se desilusione de mí, hare lo que sea. —Sabía que me pedirías pruebas. Bien aquí las tienes—me muestra el video de su hermano hablando por teléfono, además de estar besándose con mi mejor amiga. Boquiabierta le dejo el celular en las manos. Esto es increíble no solo fui usada como peón, sino que he sido engañada en mis propias narices. Sin poder evitarlo empiezo a sentirme tan sensible que continuo por llorar desconsoladamente en su hombro. Minutos más tarde… —Deberás decirle a tu madre que conseguiste un trabajo fuera de la ciudad, le dejare una empleada doméstica y sus gastos serán pagados por mí. Sobre el embarazo tendrás tu recompensa, como te diste cuenta mi hermano es una fichita y lamento mucho que te haya usado, o por lo menos es lo que dices tú. Quiero aclarar que si descubro que eres su cómplice hare lo que sea para que te metan presa y si es todo lo contrario, repito, tendrás una recompensa. No tomo importancia a sus palabras lo único que me interesa es el bienestar de mi madre, sobre esa dichosa recompensa me da exactamente lo mismo. A la mañana siguiente… —Mi niña no llores —Alina me limpia las lágrimas—Tener un trabajo mejor era lo que querías, es tan bueno que hasta empleada me vas a poner, estoy orgullosa de ti mi amor, no llores. —Te voy a extrañar mucho, mamá—el dolor que siento en mi pecho es muy grande, siendo mayor nunca me había separado de mi madre así que esto es nuevo para mí. —Estaré bien además podemos hablar seguido—ella me da un beso en la frente para luego soltarme. Frente a mi está el auto con el chofer enviado por el señor Abernathy, soltando las manos de mi madre y con mis mejillas mojadas avanzo hacia ese vehículo al cual entro para enseguida ponerse en marcha. Desde el cristal me despido de mi madre quien me sonríe como si nada pasara, si tan solo supiera que todo lo que dije es falso, lo siento mama tengo que hacer esto sino me meteré en muchos problemas. Varias horas después… Han pasado por lo menos tres horas desde que salimos de mi casa, me siento tan cansada que solo quiero llegar a dormir, siguiendo el camino noto que estamos muy retirados de la ciudad y eso lo confirmo en cuanto el auto se detiene en un portón enorme siendo este la entrada a una hacienda. En mi vida había conocido un lugar así tan verde y lleno de vida, aquí hay de todo desde caballos hasta mucha gente trabajando vestidos de jornaleros. —Señorita por favor baje —el chofer me ayuda a bajar. Algo confundida miro la entrada a esa enorme casa, la cual desde afuera huele delicioso, sigo observando cada detalle y cada centímetro hasta que una chica de cabello largo me llama de forma despectiva, con las cejas alzadas la veo por un determinado momento. — ¿Tú debes ser Camila no? —me mira con desagrado. —Si. Mucho gusto ¿Y tú quién eres? —pregunto de manera amable a la vez que extiendo mi mano en forma de saludo. —Soy Eugenia y soy la encargada de esta hacienda, te adelanto que aquí no tendrás contemplaciones, Gilberto dijo que eras una invitada, pero no especial —me mira de arriba abajo. Al parecer no le caigo, pero para nada bien, tanto que me ha dejado con la mano extendida, con disimulo oculto mi saludo y solo me dedico a seguirla. —Tu recamara está arriba es la habitación tres de lado derecho—apunta hacia los escalones. —Ok—subo algunos escalones. —Un momento, se te olvido tu maleta—apunta hacia mi maletero el cual lo trae el chofer en la mano. —No se preocupe señorita Eugenia puedo ayudar así como siempre—el chofer intenta subir los escalones, pero ella lo detiene negándole con uno de sus dedos. —Que ella lo lleve —afirma con seguridad. —Pero señorita… —Te di una orden ¡Cúmplela! —esa joven muestra una mirada de amenaza. —No se preocupe señor, yo puedo hacerlo—le quito mi maleta procurando arrastrarla conmigo sin embargo en un escalón se atora provocando que me tire hacia abajo. Asombrada y a la vez luchando por no caer me mantengo por algunos segundos, repentinamente el señor Gilberto aparece atrapándome en medio de los escalones. Sus ojos llenos de susto y sus manos aferradas a mi cintura me provocan una gran oleada de emociones.
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