Capítulo 1
Alice estaba sentada al borde de la cama de su hermano en el hospital, mirando a Liam con preocupación. La habitación era pequeña y fría, el brillo de las luces del techo solo acentuaba la sensación de soledad que invadía la sala. Liam, acostado en la cama con una vía en su brazo, había estado callado durante un largo rato, observando el techo con una expresión distante. Alice no sabía cómo afrontar la noticia de su enfermedad, o mejor dicho, de su viaje.
—Chicago —repitió él en voz baja, como si esas palabras pudieran hacer que todo se resolviera de alguna manera. —Necesito ir a Chicago. Solo allí los especialistas pueden ayudarme.
Alice lo miró fijamente, buscando alguna pista en su rostro que pudiera decirle más de lo que él estaba dispuesto a contarle. Ella deseaba poder hacer algo más, algo que lo ayudara, pero lo único que sentía en ese momento era incertidumbre.
El doctor entró en la habitación, interrumpiendo el silencio tenso. Su expresión era profesional, pero Alice pudo notar un leve destello de preocupación en sus ojos. Dirigió su mirada hacia Liam y luego a Alice, como si sopesara cuidadosamente sus palabras.
—La condición de Liam no es grave, dijo el doctor, su tono suave pero firme. —Es cierto que necesita viajar para recibir algunos estudios y tratamientos especializados, pero puedo asegurarles que se recuperará pronto. No hay razón para alarmarse, todo está bajo control.
Alice respiró aliviada al escuchar esas palabras. Sonrió levemente, agradecida por la calma que trataba de transmitirle. No podía imaginar su vida sin Liam, su único familiar cercano, el hermano que siempre había estado allí, siendo su protector, su amigo, su única referencia en un mundo que a menudo le parecía caótico. A pesar de que, muchas de las veces, actuaba sobre protector con ella.
Tomó la mano de su hermano, apretándola con suavidad.
—Voy a acompañarte —dijo, con la firme intención de no dejarlo ir solo. Era lo menos que podía hacer, especialmente ahora que él estaba enfermo.
Sin embargo, Liam la miró con determinación, su rostro más serio que nunca.
—No —respondió con firmeza. —Tienes que ir a la universidad, Alice. No puedes descuidar tus estudios por mí. Solo te faltan unas semanas para terminar tus estudios, no puedes perder esa oportunidad. Te prometo que todo va a estar bien, solo déjame hacer esto a mi manera.
Alice frunció el ceño, sintiendo que algo no encajaba en sus palabras. Liam nunca había sido tan tajante, tan decidido a que ella se alejara de él.
—Pero Liam… —empezó a decir, pero el doctor intervino rápidamente.
—Lo que dice Liam es cierto —agregó el doctor con tono tranquilizador—. No es necesario que se preocupe más de la cuenta. Liam está tomando las decisiones correctas para su tratamiento.
Alice asintió lentamente, aunque por dentro sentía que había algo más que no le estaban diciendo. Pero no podía insistir en que se lo dijeran.
—Te prometo que todo estará bien, Alice —dijo Liam con una sonrisa débil—. Voy a estar bien.
Alice miró a su hermano, sabiendo que no podía contradecirlo. A pesar de su alivio por saber que no era algo tan grave, una sombra de preocupación seguía rondando su mente. Pero al final, solo pudo sonreír y asentir, como siempre lo hacía cuando su hermano la convencía de que todo estaría bien.
…
En casa.
Alice estaba sentada en el sofá de su sala, el teléfono pegado a su oído mientras conversaba con Clara, su mejor amiga. Clara estaba completamente emocionada al escuchar sobre la noticia de que su hermano Liam estaría fuera por un tiempo, en Chicago, recibiendo tratamiento.
—¡Por fin! Alice, ¡es tu oportunidad! ¿Sabes lo que eso significa? ¡Estás libre, sin Liam vigilándote!
—¡Oye! Se trata de la salud de mi hermano. —Alice le reprochó por parecer tan feliz.
—No me malinterpretes… El doctor dijo que no es nada grave, ¿verdad? Así que no tienes por qué preocuparte. Es hora de que empieces a disfrutar de tu juventud. ¡Tienes que salir, conocer gente, ir a un club, o hacer algo alocado por una vez en tu vida! ¡Solo has tenido un novio en todo este tiempo!
Alice sonrió, sintiendo el calor de la emoción de Clara a través de la llamada. Ella siempre había sido la más extrovertida entre las dos, mientras que Alice, en gran parte por la influencia protectora de Liam, había llevado una vida mucho más reservada y tranquila.
—¡Nunca has ido a un club! Ni siquiera una fiesta universitaria, Alice. ¡Eso tiene que cambiar! Solo tienes pocas semanas para vivir la verdadera experiencia estudiantil. Yo te ayudo a organizar todo. ¡Vamos a hacer de esto un verano épico!
Alice, a pesar de sentir cierta inquietud ante la idea de romper con la rutina que había llevado por tanto tiempo, no podía evitar que el entusiasmo de Clara la contagiara. Tal vez, solo tal vez, podría probar algo nuevo. Estaba tan acostumbrada a la constante vigilancia de Liam que la idea de vivir su vida sin esas restricciones le parecía casi surrealista. Pero, ¿realmente estaba lista para dar ese paso?
Mientras pensaba en todo eso, el sonido del timbre de la puerta la sacó de sus pensamientos. Miró la pantalla de su teléfono, donde Clara aún estaba esperando una respuesta.
—Clara, tengo que colgar, alguien está en la puerta y le di el día libre a Lidia. Te llamo luego, ¿vale?
—¡Asegúrate de disfrutar de tu libertad! —le gritó Clara antes de que Alice desconectara la llamada.
Con una mezcla de curiosidad y ansiedad, Alice se levantó y caminó hacia la puerta. Abrió lentamente, sin esperar encontrar nada fuera de lo común, pero al hacerlo, sus ojos se encontraron con una figura que le resultaba completamente familiar, aunque había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vio.
Magnus Beranov, el mejor amigo de su hermano Liam, estaba parado allí, sonriendo ligeramente. Alice se quedó paralizada por un momento, sin saber qué decir. Magnus, quien hacía más de cinco años que no veía, había cambiado por completo. El joven que recordaba como un chico extrovertido y lleno de energía, ahora se veía como un hombre maduro, seguro de sí mismo, y mucho más... imponente. Su mirada penetrante, su porte erguido, y esa ligera sonrisa arrogante hicieron que el aire en la habitación se volviera más denso.