Capítulo 1.
Recuerdos de un pasado.
Pov Isabella Cooper.
Bueno caballeros, estas son nuestras metas para el año siguiente, espero seguir contando con cada uno de ustedes en este camino que nos queda por recorrer.
Termino de hablar a los directivos de mi empresa. Cuando van saliendo uno por uno, ingresa mi asistente Miguel, quien es mi mano derecha en todo lo que es el lado C&S visión, y uno de mis mejores amigos.
. — ¿Sabes que no debes estar de pie por tanto tiempo? — dice entregándome mis zapatos de descanso.
Gracias, mi amigo mío. — Le tiro un beso tomando mis cosas para poder ir a mi oficina y poder abrazar a mi bebé. Y revisar los últimos detalles de las nuevas empresas que quieren que les realicemos su publicidad y marketing.
Termino de entrar a mi bella y acogedora oficina, miro a mi preciosa bebé que al verme se tapa sus ojitos como si no pudiera verla.
Donde está la niña más hermosa de la mamá. — preguntó siguiéndole el juego, a lo que mi niña salta en su lugar riendo por mis palabras, corro por ella y la tomo entre mis brazos mientras me siento en el sofá que tengo en mi oficina privada. Sentirla hace que mi corazón lata de forma regular nuevamente.
Pasé unos minutos jugando con ella hasta que llegó la hora de almuerzo, y cuando eso sucede, empieza a llegar mi familia.
Mis amigos, quienes llenaron el vacío que dejaron mis padres al morir, ellos llegan y almorzamos entre risas por las cosas que los chicos le enseñan a mi pequeña Hope.
Vicente, desde que nos conocimos, me tomó como su hermanita pequeña y a mi pequeño rayito de sol le enseña a sacar la lengua a quienes la miren raro.
. —Eso, princesa, si alguien te mira raro lo que haces. — pregunta como si fuera un cuestionario.
Todos reímos porque ella hace lo que él le pregunta. — No le enseñes cosas a mi princesita, después lo hará con todo el mundo.
. —¿Sabes por qué lo hago, verdad?—Me responde con otra pregunta vice.
Lo sé y te doy las gracias por enseñarle a defenderse desde pequeña. La plática termina cuando Miguel recibe la confirmación de que los representantes del cliente han llegado.
Pasamos a reunión junto con Miguel, quien se asegura de que nadie se me acerque.
Solo media hora duró la maldita reunión, porque el hombre, para firmar el contrato, debíamos salir a cenar, para conversar más a gusto.
La reunión se termina aquí, el video será entregado a su jefe inmediato, hasta luego.
. — Eres una maldita perra, que te crees superior, bastarda. —grita el hombre acercándose amenazadoramente. Hasta que llega vice y lo toma de la chaqueta tirándolo a fuera de la sala de juntas.
Mi respiración falla y mis manos tiemblan, ya que imágenes llegan a mi mente sin querer, no puedo evitarlo. Miguel llegó a mi lado tratando de sacarme del hoyo donde estaba cayendo.
Pasan unos minutos y volvemos a nuestra rutina en que yo nuevamente me encierro en mi oficina con mi hija, donde mi pequeña pide su siesta, la tomo en mis brazos y se duerme casi de inmediato. Yo solo la contemplo, la miro dormir.
Acaricio su pequeño rostro y en ese momento veo nuevamente la cicatriz que el maldito de su progenitor le hizo cuando trató de matarnos.
Cierro mis ojos y nuevamente revivo los momentos que viví a su lado.
¿En serio crees que seguiría con una mujer tan inservible como tú? Por favor… Ahora tengo a una mujer de verdad, mucho más hermosa que tú, más joven que tú.
Entonces le respondía que debía irse y jamás volver a mi lado si tanto asco le daba.
Entonces déjame en paz, maldito, vete con tus putas y déjame en paz.
Pero solo recibía un golpe en mi rostro, acto que desencadenaba que huyera por la golpiza que se aproximaba. El primer golpe.
Salto en mi asiento cuando me informan que el representante del empresario automotriz ya llegó y me espera en la oficina.
Bueno, debo aclarar que tengo dos oficinas: esta que es la privada en donde tengo una guardería y que nadie tiene acceso, solo nosotros y nadie más. La otra es en donde atiendo a los clientes y que está junto con la sala de juntas, así nadie está cerca de nosotras.
Controlo mi respiración por el leve temblor después de la pequeña pesadilla.
Cambio mis zapatos, me ajusto mi traje de dos piezas, cambio mi rostro amable que solo conocen mis amigos y mi bebé, por la fachada de perra empoderada.
Buenas tardes, caballeros. Soy Isabella Cooper, la presidenta de C&S visión. Mi asistente les hará entrega de los documentos requeridos para poder trabajar juntos.
Por favor, revisen todos los puntos y si en alguno tienen preguntas, háganmelo saber.
Pasan los minutos y ellos siguen leyendo hasta que un hombre de unos cuarenta años se me acerca y se sienta en la punta de la mesa, intenta tocar mi cabello, pero antes de cualquier otro movimiento, hablo fuerte y claro.
Miguel, por favor, retira todas las carpetas de la mesa. Esta reunión se acaba de terminar.
. — Perdón, pero ni siquiera hemos hablado sobre nuestra propuesta.
Bueno, acá él ya dijo lo suficiente de todo y no trabajó con personas que están acostumbradas a acosar a mujeres que no les han dado señales.
—Vamos, preciosa, se nota que eres toda una hembra. Y te puedo convencer de pasar una noche conmigo.
Nuevamente, miro a los demás y levanto mis cejas, por favor, retírense y no vuelvan a pedir una cita.
Me levanto y me retiro mientras el tipo reclama y los demás le reclaman a él, porque trabajar conmigo te asegura el éxito. No por nada tengo una filial en Europa y la casa matriz acá en Nueva York, sin mencionar que soy la mejor en lo que hago a nivel mundial.
Le pido a los chicos que ya terminemos la jornada de trabajo que necesito descansar.
Llegué a mi casa, la cual cuenta de seis habitaciones, 8 baños, y una maravillosa vista. A penas llegamos, me meto en la ducha con mi hija para poder tener tranquilidad y un poco de normalidad.
Una vez que mi pequeña cae rendida en su camita, yo me dirijo a mi oficina a corroborar si él aún está en el agujero.
Desde que él está en la cárcel de alta seguridad, a diario recibo sus correos electrónicos, no los leo, solo corroboro que él está en donde debe estar.
Voy por un vaso de agua a mi cocina, camino pensando en todo lo que ha pasado en mi vida, en cómo todo lo que sucedió dio un giro de 360 grados cuando lo conocí.
Todos los días reniego de lo que alguna vez sentí por él, de los sueños que tuve con él, del infierno que viví con él.
Sé que esto me acompañará por el resto de mi vida, será la cruz por la que debo cargar.
¿Será que alguna vez llegaré a ser feliz o solo debería enfocarme en mi hija y empresas?
Dejo de pensar tanto, ya que veo el reloj de pared del pasillo marcando las dos de la madrugada. Llegué a mi habitación y me acuesto a dormir.