ADRIANO

Él es un hombre que posee todas las cualidades que cualquier mujer quisiera tener, pero él no quiere a cualquier mujer.   Adriano se ha centrado toda su vida en no hacer caso omiso a amoríos, tal vez con la excusa de que la vida que lleva no se lo permite, pero todos sabemos que no es así, es solo que ante esos trajes bonitos, bien planchados y elegantes, con ese aura y ese temple tan intimidante existen grandes sentimientos que no quiere poner en manos de alguien que no los merezca o sepa cuidar.   La vida le había dado muy duro desde pequeño, y aunque ha tratado de no seguir los pasos de su padre, tal vez en un sentido sea peor que él. Sin embargo, aquellos ojos azules quedarán atrapados en otros de su mismo color y después de que ha pasado los últimos años de su vida preguntándose cuando llegaría alguien que lo cuide tanto como él es capaz de cuidar a otros, su tiempo ha llegado. El temporizador se ha parado, ya no queda más arena por bajar, las agujas del reloj se han detenido, por ella.   —No puedes ocultarle quién eres, Adriano. La estas engañando.   —No puedo decirle a lo que me dedico. No puedo.   —Estas siguiendo los mismos pasos de tu padre entonces, no...— Adriano le impidió hablar.   —No, yo no estoy siguiendo sus mismos pasos. No le puedo decir que soy un mafioso, que soy un asesino, que las veinticuatro horas del día corre la droga en decenas de países con mi sello, que soy un ladrón y un capo de los grandes. No quiero ahuyentarla.   — Acaso no ves cómo te mira? Le estás mintiendo, ¿qué ganas tu con eso?   — Te atreves a preguntarme, ¿que gano yo con esto? Enamorarla por lo que soy, no por lo que tengo, no por temor a mí. No quiero tener a nadie a mi lado por mi poder, por mi nombre o por obligación. Si se enamora de mi será porque le gusta mi forma de tratarla, quiero que vea mi corazón. No las armas que traigo o la sangre que en mis manos cargo. No quiero asustarla y que piense que ya de por sí debe estar conmigo a la fuerza.   —Le va a doler cuando sepa la verdad. Va a sufrir porque le mentiste, porque no tuviste el valor de decirle a lo que te dedicas. La vas a hacer vivir una mentira.   —No, eso no es cierto porque el amor que le doy es real. Tan solo quiero sentir lo que es un amor normal, quiero caminar con ella tomado de la mano en un parque, quiero fingir que no me atormenta absolutamente nada recostado en el césped de una loma con ella en mi pecho mirando las estrellas mientras le acaricio el cabello, quiero que me abrace y que sienta que soy un tipo normal y corriente, que no me trate como a alguien especial, quiero que cuando no quiera que la toque me rechace, quiero que me grite sin miedo y que discutamos sin que ella se cohíba porque piense que la puedo agredir o matar, quiero que en las noches me acaricie mientras duermo y mientras me mire descansar piense que soy tierno. Quiero todo eso sabiendo yo mismo que soy un infierno. Pero déjame sentir lo que nadie de mi familia sintió, porque todos secuestraron a una mujer y se casaron con ella a la fuerza.   — ¿Tendrás doble vida entonces, Adriano?   — Si es para vivir la experiencia de lo que es realmente estar enamorado, lo haré. No puede ser coincidencia, sus ojos me han pedido a gritos, se han conectado a los míos de manera inexplicable, me ha movido el cielo cuando me ha hablado. No me estoy equivocando, mira que no acostumbro a salir con nadie pero con ella no hay vuelta atrás, me vuelve loco.   — ¿Y hasta cuando vas a permanecer con la mentira? ¿Qué le dirás cuando te vayas de viaje? ¿Cuándo a medianoche tengas que hacer entregas de armas o droga? Qué pasará cuando te desnude y vea aquella cicatriz de bala que tienes en el costado? ¿De dónde vas a justificar tanto dinero? ¿Tantos bienes? Eres muy buen negociante pero ella no es una tonta. ¿Qué pasará si ese amor de verdad es real y la quieres llevar al altar? ¿Como podrás mirarla a los ojos sabiendo que ella ama a un Adriano que tú le has hecho creer, cuando en realidad es un mafioso?   En ese momento aquellos ojos azules casi se vuelven negros, porque esas palabras dolían en el corazón de Adriano. Le molestaba saber que su vida en parte ha estado arruinada porque se ha limitado a tantas cosas por ser obligado a seguir los pasos de una familia ilícita. La vida lo juzgaba incluso ante esos que más quería, y la mafia no fue su elección, fue algo que desde que salió del vientre de su madre estuvo destinado a ser por obligación. Pero para el ya no tenía por qué seguir arcaico ante el amor, pero no a esos amores como los de su familia, no a matrimonios a la fuerza ni amoríos u obsesiones que terminaron en secuestros y luego en un noviazgo. Él si quería una relación que naciera de alguna situación normal u cotidiana como todo mundo. Él si tendría su historia de amor a su manera, no como la mafia lo había arrastrado a olvidarse de placeres normales de la vida, como lo sería un amor con ella.   —Ya me las arreglaré, pero mi oficio no define quien soy. Y te juro que le pondré los pelos de puntas pero no de miedo, no por temor, sino porque estará fascinada con el tipo de hombre que soy.   — Yo no dudo del gran hombre que eres, pero las mentiras solo como una bola de nieve, cada vez que rueda se va haciendo más gigante. ¿Acaso nunca le dirás la verdad?   Un silencio hábito entre aquellos dos amigos en ese instante.   — Yo me las arreglaré, siempre lo hago.   — ¿Y si te ama? ¿Y si no puedes arreglártelas? ¿Y si luego se aman como nadie y ella descubre la verdad? ¿Qué harás?   —No me ayudas, pero yo siempre tengo todo bajo control, ella no lo sabrá a menos que de mi boca no lo escuche.   —Por Dios! Contéstame, y también contéstate a ti mismo, ¿qué harás si ella te llega amar y descubre la verdad?   — Entonces, me aceptará. ¿No dicen que el amor cuando es verdadero soporta lo que sea? De ser así le dolerá pero con mi amor recompensaré esa falta.   — No creas que las cosas funcionan así, Adriano. ¿Y si ella no te quiere perdonar?   —Entonces realmente no me ama.   Aquella mujer de quienes hablan es pura luz, es justamente la que un tipo como él merece, alguien muy cálida, llena de vida, con muchos sueños. La indicada para llenar los días de este mafioso de risas. Un completo ángel, curadora de las llagas de un corazón con muchas heridas, la única que puede saciar su sed de amor y darle a él lo que nadie antes ha podido.   Él necesita amor, cuidados y el mismo cariño que es capaz de dar, tan solo que como todos, tiene defectos y el suyo es que no tiene una de las mejores profesiones, pero si el mejor corazón.   A partir de este instante comienza la historia de un gran hombre... tremendo, para ser realistas. Un ser de mucha luz a pesar de ser un horrible mafioso. Un tipo con el alma que probablemente ningún otro humano en la tierra nazca. Alguien capaz de hacer temblar al mundo, pero él no quiere hacerla temblar a ella, o al menos no de miedo. Sin embargo, ante su plan ideado será capaz de hacer arder en llamas aquella mujer encantadora la cual la vida puso en su camino. Aquí todos vamos a temblar, a reír, a amar y a aprender de ADRIANO.