bc

Esa Parte De Mí

book_age16+
471
FOLLOW
1.7K
READ
love-triangle
fated
badgirl
bxg
humorous
kicking
bold
genius
enimies to lovers
affair
like
intro-logo
Blurb

La sensualidad de una mujer puede llegar a ser mu mayor cómplice en el amor o bien en el odio, o en este caso en el talento innato de una ladrona que busca en el placer de la seducción su próxima víctima, una mujer que por su pasado siempre ha tenido que lidiar con un futuro incierto, que ha hallado la manera de vivir de una forma un poco convencional de la mano de quienes son sus cómplices, pero el amor, ese que ella se niega tanto a encontrar, tocara su puerta para hacerle ver lo mejor de las dos versiones de ella misma, al final deberá decidirse por quien quiere ser, y por el amor verdadero que le corresponderá en su decisión.

chap-preview
Free preview
Un Baile Más
Capítulo 1 Un Baile Más [Valery] Las luces de la ciudad brillaban con especial elegancia sobre los vidrios oscuros de un elegante auto de lujo, su color n***o brillante se confundía con los destellos de los anuncios de los edificios y de las farolas de la calle que sutilmente alumbraban con su tenue color naranja. Las personas caminaban por el centro de buenos aires a esa hora de la noche sin ninguna preocupación, eran apenas las 8 de la noche y curiosamente la vida nocturna apenas comenzaba, al igual que mi noche, me sentía tan nerviosa como siempre, lo había ya hechos cientos de veces, pero aún me daba nervios momentos antes de llegar a mi destino, bien podría estar en casa descansando junto con mi hermana, pero eso no tenía mucha gracia para mí, tampoco arreglaría algo de lo que había sido mi vida hasta esa noche. Mis manos temblaban como si fuera la primera vez que lucía un vestido tan elegante en público, mis zapatos altos eran tan caros como el mismo vestido y que decir del brazalete o bien el collar de plata con joyas de imitación que lucía espléndido en mi cuello, justo por sobre el escote que de seguro sería la tentación de los hombres casados y la motivación de aquellos que se sentían esa noche con algo de suerte, nadie sabría a quién le perteneció dicho collar anterior mente, o quien fue la afortunada dama, amante, esposa o novia a la que le habían regalado la esta pulsera tan costosa, de seguro ni se daría cuenta de que alguien más la tenía en su poder, quizá su novio, esposo o desdichado mujeriego siquiera tendría el valor de contarle el modo en que la perdió… ahora estaba en mi muñeca y hacía perfecto juego con el anillo que si era mío, de hecho es un regalo de mi madre… su anillo de matrimonio, ese que llevaba consigo el día que ese conductor irresponsable choco su camioneta y los lanzo al río de La Plata, apenas si habían salido de la ciudad de Rosario, mi padre conducía con extrema precaución, pero eso no fue suficiente para evitar que él y mi madre perdieran la vida, al caer en el río, curioso fin para alguien que manejaba botes en su adolescencia, ¿Pero qué sería de la vida sin un poco de ironía?… me preguntaba cada mañana que despertaba y dejaba a un lado mi elegante vestido y mis zapatos altos, me preparaba y me colocaba esa fea camisa uniforme propio para alguien que escatima en cada detalle para ahorrarse unos centavos, quien lo diría que el dueño de un supermercado fuera tan tacaño hasta con sus propios empleados, en fin… eso es otro asunto para hablar después. —¿Por qué estás tan nerviosas…? —pregunto Jorge al verme por el retrovisor. —No lo estoy…—respondí colocándome derecha y mirando por la ventanilla del auto. Me había sentado en la mitad del asiento trasero del auto, me hacía sentir importante y sobre todo me ayudaba a entender que era una nueva yo, meterme por completo en el papel de Valery. —“Soy Valery”— me dije yo misma en voz baja. Jorge me miro por el retrovisor, apenas si le di importancia, él estaba más nervioso que yo, pero siempre actuaba como si hacer esto fuera su mayor talento, y posiblemente lo fuera, ganaría la medalla de plata quizá si robar fuera un deporte, quizá si ganaría la medalla de oro si fuera pelearse en las villas un deporte olímpico… o bien su otro talento podría ser el conducir, eso si debía ser honesta y reconocerlo, lo hacía casia a la perfección y ese era su trabajo esa noche. —¿Falta mucho? —le pregunte impaciente. —No mujer… como 10 calles, pero hay bastante tráfico…— Sobe mi frente con delicadeza para disimular mi estrés, lo hice con suavidad pues no quería correr mi maquillaje, ya demasiado tiempo me había costado el verme de esta manera, como para tener que retocarme en cuanto llegara a la fiesta, además que mi hermana menor Amy, era la que realmente obtenía el crédito por mi maquillaje y por mi peinado, la muchacha tenía talento, pero prefería quedarse haciendo nada en el piso mientras yo salía a trabajar, pero que podría esperar diferente a la rebeldía de una muchacha de 22 años, yo tengo 28 y aun así me cuesta entenderla, las generaciones habían cambiado y para alguien que venía de los barrios bajos cada vez había menos esperanzas de hacer algo de provecho, Amy dejo la universidad luego de 1 año en la facultad de odontología, al parecer no tenía los nervios de acero que tanto presumía cuando era una adolescente, pues apenas vio un cuerpo humano en los anfiteatros de la facultad, dejo la carrera con la disculpa de ser algo supersticiosa, yo diría que es más bien cobarde, en villa 31 donde vivíamos se veían peores que cosa que en la escuela de odontología. Recosté mi frente sobre la ventanilla del auto, “Soy Valery” me repetía en la mente para terminar de meterme en el papel de una sofisticada dama de la alta sociedad, una soltera que gozaba de la libertad en todo su esplendor, de su belleza y de su sensualidad, esa que le hacía robarse la atención incluso de quienes a las fiestas y noches de gala iban acompañados por modelos o incluso actrices de televisión… “Pero eso no soy yo” pensé en ese momento, quizá era eso lo que me hacía sentir tan nerviosa en ese momento, había pasado un par de semanas sin ser Valery y como en todo trabajo se pierde algo de práctica, la ventaja que tenía es que podía ser totalmente contraria a personalidad que normalmente tenía, era fingir la vida que mis padres no pudieron darme y por lo menos una noche a la semana podría fingir que la tenía. —Jorge…— le llame algo impaciente. —Ya casi mujer… hay demasiados autos estacionados… sin duda es una gran noche—respondió él con demasiada confianza. Mire por la ventanilla del auto y no pude evitar sentir miedo, miedo por toda la gente que a las afueras del hotel Grand Brizo esperaban entrar a la noche de gala, no recuerdo siquiera que excéntrico millonario había organizado tan importante noche, de seguro era el cumpleaños de algún niño rico o bien la excusa de alguna fundación para recaudar fondos, aunque los fondos eran para la misma fiesta… no lo sé, solo sé que mi nombre estaba en la lista, “Valery Santo ni” inversionista, millonaria, odiosa y excelente amante… todo lo que yo no era durante el día, pero si Valery era tan exitosa era porque yo la hacía serlo. —¿Estas lista Valery? —pregunto Jorge con algo de entusiasmo. —Claro que si…— le respondí mirándolo con odio. —Repasemos… ¿Quiénes están? —pregunto el confiado. —Empresarios, extranjeros, compañía de trasportes… viajes de negocios y algunos de Montevideo…— El auto avanzaba por la calle de la entrada del hotel, esperaba su turno para avanzar cuando Jorge insistía en hablarme de todo lo que yo ya sabía. —¿Qué debes evitar? —pregunto él. —Fotos de los medios, fotos caseras, nada de r************* …— Tome mis manos y acomode mi anillo y mi pulsera, no tenía un bolso para no levantar muchas sospechas, tan solo llevaba conmigo una cartera adornada con brillantes, del mismo color que mi vestido, incluso hacía juego con mi lencería. —¿A quiénes evitarás…? —siguió preguntado insistente. —Casados, solteros caprichosos… todo aquel que haya visto antes… también funcionarios del gobierno…— El auto avanzaba lentamente mientras Jorge insistía en preguntarme lo que yo ya había estudiado en detalle, estaba a punto de colmarme la paciencia, pero por suerte el enojo me ayudo a no sentirme del todo nerviosa. —¿A quién buscas? — —colombiano, casado, viaje de negocios… se hospeda en el Tango de Mayo…— El auto era el siguiente en pasar por la entrada del hotel, había un sin fin de camarógrafos que sería imposible pasar desapercibida, por fortuna y por experiencia sabía que una cara desconocida no era motivo de fotografía, debía entrar lo más pronto posible a la fiesta. —Vale, todo correcto…—respondió conforme, —¿estarás bien? —pregunto mirándome fijamente por el retrovisor. —No me mires como si fuera novata… Soy Valery Santoni de por dios…— le reclamé algo molesta. Tan pronto como se detuvo el auto, el ballet abrió la puerta trasera y sin dudarlo un solo segundo me incline para salir del auto, el ballet me brindo su mano para tomarla y eso hice, en señal de ser una inofensiva señorita, la multitud se quedó en silencio y no hubo un solo disparo de ninguna cámara, tan solo escuché sobre la multitud la pregunta de quién podría ser yo, pero por supuesto que no lo iban a saber en ese momento … Ni nunca. Acomode mi vestido sutilmente y avance por en medio de la improvisada calle de honor que hacían las personas que esperaban entra en la fiesta, las luces acentuaban el brillo de mis joyas y el sutil resplandor de mi vestido, avance hasta la entrada y una elegante dama me pregunto mi nombre con amabilidad. —Valery Santoni…—respondí con seguridad. Una de las primeras reglas era el no tener un contacto visual directo con ninguna persona, fuera un mesero o incluso un viejo conocido no podría mirarlo a los ojos con el fin de que no detallaran mi mirada ni mi rostro, el lenguaje corporal lo era todo si quería hacer mi trabajo como quería. La señorita de la entrada busco en su tableta mi nombre hasta que lo hallo en la lista de invitados, uno del hombre de seguridad se ofreció a llevarme hasta el salón de eventos y por supuesto que accedí a su compañía, estaba segura de que él no lo había notado, pero ya nos habíamos visto antes, solo que para él era imposible darse cuenta de esto. El amable guarda de seguridad me llevo hasta el salón de eventos, logre detallar cada centímetro de su traje, tenía un reloj bastante caro como para ser un guarda de seguridad, de seguro se lo había ganado de algún desdichado que lo perdió de manera imprevista… no éramos tan diferentes entonces. Entre al gran salón y para mi mala suerte la fiesta aún no había empezado, todos estaban aún en sus mesas discutiendo de asuntos nada importantes para mí, tuve que buscar un lugar rápidamente antes de que llamara la atención que no quería tener, busque una mesa donde había otras mujeres y una pareja, el hombre no me vería por qué estaba acompañado y podría tener problemas con su pareja, las mujeres solo me mirarían de reojo brevemente para juzgarme en cuanto pudieran lanzando punzantes comentarios sobre mi vestido o bien de la forma en que me veía en general (mugres envidiosas…), sin embargo el sentarme en esa mesa tenía ese propósito, no llamaría la atención pues quien me viera en ella pensaría que venía acompañada, así podría ver desde el anonimato ese hombre al que buscaba, y que por cierto no había visto aun, quizá no había llegado… o bien eso quería pensar, no sería nada bueno el haberme metido en este vestido tan ajustado para nada. Revise mi teléfono celular y mi hermana me había escrito preguntando si llegaría a cenar… por supuesto que no, le conteste, avise a Jorge que aún no había ninguna señal del colombiano, él tan solo me confirmo que estaba esperando en el estacionamiento del cine por la avenida de mayo, “Valiente cómplice tengo yo que se estaciona a más de 20 calles…” pensé en ese momento volteando los ojos enojados. Pasaron los minutos y el mesero ya había traído a la mesa una bandeja con entradas de canapé y dejado en mi lugar una copa con champaña, digno derroche de dinero para un aparente evento de empresarios honestos, sabía más de todos los presentes que ellos mismos, pues esa noche había empresarios de toda argentina, incluso había deportistas y personas del gobierno, todos tratando de manejar de manera carismática las cuerdas tras el telón del poder… y otros cuantos perdedores que solo asistían para fingir tener algo de importancia en un mundo que no controlaban, pero mi invitado de honor aún no llegaba al salón de eventos. Comencé a preocuparme en cuanto vi en el reloj que eran más de las 9 de la noche, el hombre quien quiera que sea se estaba retrasando más de la cuenta, sin embargo mi preocupación se esfumó de inmediato pues al mirar hacia la entrada, pude notar brevemente que el hombre había llegado junto con sus compañeros y una dama que no lucia muy bien en mi opinión, de seguro su acompañante ya había satisfecho ciertas necesidades de hombres… lo cual era perfecto para mí, pues su ego estaría por los cielos y me sería más fácil el manejarlo como si fuera un globo con una simple atadura. Paso el tiempo y pospuesto que la fiesta comenzó, era curioso como esta gente tan refinada bailaba como si fuera cualquier hijo de vecino cuando los tragos comenzaban a surtir su efecto, no podía negar que también tenía ganas de bailar, pero no podía hacerlo hasta que mi víctima se animara también a hacerlo, trate de hacer contacto visual en varias ocasiones, pero el boludo estaba distraído con la chica que lo acompañaba… difícil, pero no imposible tarea sería el llamar la atención del hombre, pero debía ser paciente y confiar en este vestido. Como era de esperarse minutos después de que la fiesta comenzó la muchacha salió del salón en compañía de otro hombre, posiblemente iban a tomar un café… a las 10 de la noche, o más bien ella iba a continuar trabajando… en fin, era el turno de Valery. Lleve mi sensual figura a la pista de baile, un hombre con algo de edad en su rostro me saco a bailar y yo acepte, el pobre hombre parecía tan sorprendido por mi respuesta afirmativa que de seguro no tenía pensado que hacer si yo aceptaba, pero fue afortunado, también era lo que yo necesitaba para poderme acercar al colombiano que desde su mesa miraba en todas direcciones distraído, o por lo menos así lo hizo hasta que hice contacto visual con él, desde entonces la mitad de mi trabajo ya estaba hecho, pues el pobre no me quito la mirada de encima todo el tiempo que estuve bailando con el hombre mayor, al volver a mi mesa me asegure de que él me viera, contonee mis caderas un poco más y tome asiento en mi lugar, le pedí al mesero otra copa de champaña y no tardo en traerla. Un par de minutos después un hombre de traje n***o se acercó a mi mesa, me sentí nerviosa pues pensé que era alguien de seguridad, aunque no me mostré un solo segundo insegura. —Disculpen señoritas, el señor Maltes quiere invitarlas a su mesa…—dijo el hombre dirigiéndose a todas. Entre risas algo nerviosas y murmuraciones las mujeres que estaban a mi lado aceptaron ir a la mesa del hombre, no me harían el trabajo más difícil pues no eran siquiera comparables conmigo, además yo ya había sembrado la semilla de la curiosidad y ahora debía ir a cosechar lo sembrado. Con algo de seriedad me levanté de la mesa y el hombre me acompañó hasta la mesa del señor Maltes, el colombiano tenía un asiento listo para mí en su mesa, acepte sentarme junto con él y lo salude con un tierno beso en la mejilla… ya era mío, no había duda. Fingí interés en charlar con él por varios minutos, salimos a la pista de baile y terminé de seducirlo, bien dicen que quienes bailan bien suelen ser los mejores en la cama, él no lo sabría, pero por supuesto que se lo había hecho entender, él bailaba bastante bien también, de hecho era bastante apuesto, su piel morena le daba un toque tan distinto, tenía buen cuerpo y por supuesto que se veía exquisito en su traje de noche, por poco y me convence de que era perfecto para mí, y quizá lo sería, pero no era mi trabajo averiguarlo en esa noche. Fui al tocador un par de veces, aproveché para informarle a Jorge que ya estaba a medio trabajo, él seguía esperando en el estacionamiento del cine cerca del hotel donde se hospedaba el colombiano. Al volver a la mesa el hombre parecía cada vez más deseoso, permití que su mano se posara sobre mi pierna, no puedo negar que incluso despertaba algo en mí, aunque no podía expresarlo, no podía dejar que supiera que podría ser suya, no sin antes embriagarlo un poco más, lo cual no tardo mucho tiempo, las otras mujeres ya habían escogido con quien irse esa noche, lo hacían por gusto y por el éxtasis de vivir al límite en medio de aventuras de una noche, yo lo hacía porque era mi forma vengarme de un mundo que no hacía nada ante la injusticia, era una revolucionaria en tacones y traje de noche… así me gustaba pensarlo en ocasiones. Pocos minutos después de la media noche la fiesta paso por un eclipse entre el bullicio y algarabía, me quede en mi lugar mientras un maestro de ceremonias daba un ridículo discurso que tan solo se empeñaba en elogiar a quien quiera que haya sido el responsable de tan ostentosa fiesta, yo estaba concentrada en mis asuntos cuando el maestro de ceremonias dio la señal a la banda de tocar un tradicional tango, algo que para mí fue más que perfecto, era el punto final para terminar mi trabajo esa noche. Tan pronto como la comenzó a tocar sentí en mi sangre la pasión por el tango, esa pasión que me heredo mi padre que escuchaba cada mañana a Gardel, invite al colombiano a bailar y este lo tomo aún algo de gracia, por supuesto que lo único que podía hacer era el ridículo, mientras que yo a cada paso clavaba en su cuerpo una espada más, con elegancia, como la dama que era, selle el trato de hacerlo mío esa noche, mientras él solo lo tomaba como un baile más, para mí era la vida misma en sentir el tango dentro de mí.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.9K
bc

Bajo acuerdo

read
10.1K
bc

Navidad con mi ex

read
9.0K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
169.1K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
52.0K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.6K
bc

Yo, no soy él

read
88.6K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook