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Emily : Rosas Con Traición (Libro I)

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Blurb

Tal vez si se viviera en una vida llena de verdades probablemente nadie sufriría; pero entonces llegan las mentiras, esas que nos hacen sentir como si estuviéramos caminando entres rosas y espinas que nos lastiman y perforan la piel, que nos dejan cicatrices imposibles de reparar o simplemente de olvidar de nuestros corazones, esos recuerdos están para toda la vida aun cuando no quisiéramos que fuera así.Separación, dolor, angustia, y un poco de superación personal. Emily tomará decisiones luego de transitar un camino de  esos que te hacen sentir incluso lo que crees que sería imposible sentir; el hecho de vivir y sentir con tanto fervor el deseo de querer salir adelante, cumplir su sueño: ser diseñadora de moda.Su familia, esa parte sufrió una ruptura incapaz de ser reparada, no se pudo hacer nada por ello cuando una mitad de ella es quien quiere luchar. Pero ¿Quién puede renacer cimientos que se encuentran llenos de mentiras? La sangre derramada que los dejó sin ánimos de continuar con la vida, pero cuando tienes un gran apoyo no puedes derrumbarte y simplemente luchar a pesar de la traición a causas de la satisfacción.Solo les queda moverse en el punto de sobrevivir y continuar con la vida con los pasos firmes y bien puestos sobre la tierra, ya no será fácil andar entre engaños y mentiras porque tus decisiones te llevarán a lo que parece un mejor camino.

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¿Rosas O Espinas?
Emily Ross Entre la ironía del vivir una vida llena de tranquilidad envuelta en lo que era experimentar un lindo amor de color rosa que muchos dicen que viven, sin duda parece como si estuvieras en el cuento de Alicia en el país de las maravillas, parece estúpido en cierto punto. Agradezco tanto el cómo se encarga el tiempo de mostrarte lo que significa el confiar en ese género al que todas les tenemos dudas, a veces nos volvemos tan ciegos que creemos en todos los pájaros, arcoíris, y cuentos que nos dicen prometer hasta el fin de muchos días. Un nuevo año de clases me hizo asomo, estoy tan emocionada y a la misma vez nerviosa, este es mi último año en secundaria. La realidad es que muchas chicas este año se preocupan en conseguir una pareja para eso del último baile del año, no estoy entusiasmada con ello pero tampoco es que no esté un poquito abierta a intentar encontrar amor. Mi cabello n***o semi ondulado que cae hasta mi cintura, que por alguna razón a la mayoría de los chicos les encanta; mis ojos grises hechiza, hipnotizan de tal manera que es difícil no escuchar a alguien decir que son increíbles y mi cuerpo que aunque no realizo ejercicio se encuentra muy bien moldeado. La suerte está a mi favor. —Emily — escucho a mi madre gritar, tan normal en ella — hazlo ya o es que tengo que agarrar tus orejas para que lo hagas. —Ya bajo, no hay necesidad de llegar a la violencia. Trato de verme una última vez en el espejo antes de que Ivonne, mi madre, vuelva a llamarme a gritos, lo cual es un poco estresante como para apenas empezar el día. Recojo mis cosas y caminó por el pasillo hasta llegar a las escaleras y ver el desayuno puesto en la mesa del comedor. —Pensé que te quedarías por siempre en tu habitación — la ironía y antipatía de mi hermana algunas ocasiones se levanta con un carácter hecho mierda, es como si se levantara con el pie izquierdo. —Bájale a tu carácter, conmigo no te desquites. — Tenía que ser muy clara, no tenía ánimos de comenzar una discusión. —Ña-ña-ña. — Comenzó con sus niñerías, veo como mueve sus manos alrededor de sus orejas burlándose de mí. —Ya párenle — interrumpe mi madre — hagan el grandioso favor de sentarse y desayunar en paz como una familia normal. —Está bien — decimos ambas al unísono. Después de unos largos minutos nos fuimos con mi encantador y estupendo padre en su auto, le encanta llevarnos a la escuela. Pero ya casi seré mayor de edad y tengo pensado hacer trámites para conseguir mi licencia de conducir. Solo falta eso, mi papá se encargó de enseñarme en algunos de sus días libres pero dice que lo correcto sería obtener mi licencia antes de regalarme mi propio auto y comprendo a la perfección su punto. —Nos vemos luego, mis princesas. — Menciona mi padre, se despide de nosotros siempre, cada día. —Aquí nos separamos, que tengas un mal día. — Sí, tan típico de Arantxa, puedo ver el brillo de sus bellos ojos verdes, iguales a nuestra madre. Mis padres son las personas más exóticas, aunque soy la versión femenina de mi padre, soy tan idéntica a él que no hay dudas de ser su hija, además de que soy muy apegada a él. En cambio Arantxa, ella es la versión perfectamente idéntica de mi madre, tanto sus ojos como su personalidad. Es horrible comenzar el día de esta manera, matemáticas. El horror de todos, no soy mala pero no podían dejarla por lo menos para el final de las clases, comenzar con números el día es como levantarse con el pie izquierdo enredado con el derecho. —Emi — escucho la voz de mi mejor amiga — ¿Ya viste al chico nuevo? —¿De qué me estás hablando? — Claramente estaba perdida, no entendía nada. —Venia justo al lado tuyo, ¿De verdad no lo viste? —La verdad es que no me fijé, así que no lo vi. —En fin, quedarás impactada cuando lo veas o tal vez al revés, él a ti, pero Emily ese chico es tan atractivo que es difícil no verlo. —Vamos Jimena, para ti todos los chicos son hermosos. —En mi defensa, en la cama son buenos, algunos. —Si claro, como tú digas. —Por cierto el nuevo va a hacer una fiesta este fin de semana en su casa y quiero que me acompañes. —Si pasas por mí, con todo gusto. —Sí, ella ya tenía auto, tal vez fue para aliviar la carga de salida en las mañanas a su mamá. —Está bien, pero cuidado te retractas. Oye te creció bastante el cabello en vacaciones, pensé que no lo querías tener largo. —La verdad es que no sé porque lo deje crecer tanto pero al final me gusta como esta. —Por cierto, escuche que este año harán esos bailes de graduación que salen en las películas. Aún no es seguro, dijeron que aún está en junta estudiantil con los directivos. —Esperemos que suceda, y si es así que por lo menos tenga con quien ir. —Dije con un deje de tristeza, la verdad el tema no era el mejor para mí como persona. —Ya verás que sí, y si no para eso me tienes a mí, sola no estarás nunca. Ya sabes Jimena Byrne a sus órdenes — hizo pose militar y me hizo sonreír un poco. —Sí que estás perdiendo un tornillo. —Por mi mejor amiga, la cabeza entera. Cuando las clases terminaron Jimena y yo nos fuimos a una cafetería, si la niña interior de mi mejor amiga tenía antojo de comer algo de forma inmediata, claramente no podía esperar hasta llegar a su casa. Mientras tanto espero a Xandro, mi padre. Hasta donde sé vendrá por mí, mientras disfruto del tiempo con mi amiga, y si mi padre no viene claramente pedirle que me lleve a casa. Puedo ver como atiborra su boca de papas fritas y una coca cola que pidió, se nota que tenía demasiada hambre, la pobre demuestra eso como si fuera una indigente que tuviera días sin probar un poco de comida, pero es que come demasiado. —¿Quieres papas? — Extiende su plato con algunas pocas que le están quedando. —Tranquila, come tú. Yo aguanto a llegar a casa, además que aún no tengo hambre. —No entiendo por qué no comes estos deliciosos placeres grasosos de la vida. —Tú sabes muy bien por qué. Eso del ejercicio no es lo mío, así que debo cuidarme de la comida grasosa como dices tú. —Aun así, ¿Quién en plena actualidad no se da estos placeres? Para algo los inventaron en cierto punto ¿No lo crees? —Si los he comido, solo que no lo hago a diario, es por eso que tú te matas en el gimnasio aunque tienes por lo menos la voluntad que yo no para hacerlo todos los días. —Que bien te conoces, porque tienes toda la razón, el ejercicio no es lo tuyo. —Es que eso de matarme en ejercicio como tú, no es lo mío. Además que no creo estar tan mal, hasta donde yo sé. —Bueno en eso tienes razón; pero agradece que tu cuerpo no engorde tan fácil como el mío, a mí hasta el aire me engorda como si fuera una bomba a punto de explotar de tanto aire. —Jimena, no exageres la historia, siempre te he visto delgada. —Claramente porque me he cuidado de no engordar. — Sus palabras salieron con una risilla que me hacía ver que ella no quería perder en esta conversación. —¡Ay dios! — Jimena suena sorprendida, y eso es raro en ella. —¿Y ahora qué sucede? —El chico nuevo, está aquí. — Hace un pequeño chillido de asombro y alegría —Si pudieras verlo se ve tan sexi con esa camisa que trae — veo como se muerde el labio inferior. —Porque exageras tanto, debe ser como todos los hombre, ordinarios e idiotas. —Espero no verte embobada por el cuándo lo veas y te hable, porque justamente viene hacia nosotras. —¿Y por qué? No tiene nada que ver con nosotras, hasta donde tengo entendido. —Puede que quiera invitarme personalmente a su fiesta. —Eso sí, que menos me lo creo. Tal vez solo quiere darse el lujo de que todos lo vean y noten su presencia, subirse el ego con todo el que lo alabe. —Como digas, pero yo si no me perderé esa vista, por guapo si está. —Como digas, pero no seas demasiado obvia. —Sí claro. Pude ver como todos a nuestro alrededor se le quedaban viendo y los que no lo hacían directamente lo hacían una que otra vista como para no pasarlo por alto; de acercarme a él, eso no claramente. He aprendido que no se le debe dar tanta atención porque su maldito ego se le infla tanto como si se los merecieran, si somos nosotras las mujeres quienes damos el primer paso nos mostraremos como necesitadas, y yo no estoy necesitada de tener un hombre idiota e ignorante en mi vida. Muevo un poco mi cuerpo para fijarme el dichoso espécimen que todos admiran como si fuese Percy Jackson quien descendiera del olimpo y les juro que no es él. A fin de cuentas lo hago porque la curiosidad me mata, quiero saber si es digno de que mi preciosos y oscuros ojos grises lo vean por lo menos una vez en su vida. Y lo veo, está allí con unos pantalones negros y una camisa a medio desbotonar blanca, se nota que es un poco atlético y ni hablar de sus rulos cayéndoles por la frente, unos labios rosa bastantes provocativos, sus ojos cafés tan comunes pero llamativos, no lo niego si es un chico sexi. Él se ve como las rosas, con hermosos pétalos que te hacen querer tomarlas en tus manos pero que te pinchan con sus espinas y es allí cuando pienso en él, y preguntarme ¿Que es él exactamente? ¿Una rosa dulce o una espina que te lastima hasta verte sangrar las manos? ¿Sería posible que no fuera solo belleza? Algunos chicos solo te buscan para llevarte a la cama y después de eso desaparecen de tu vida como cenizas en medio de la brisa enredándose entre la tierra y los árboles. Y justamente eso es lo que yo no quiero, yo soy una romántica empedernida, que le encanta lo de las cartas, los chocolates, las salidas y el tiempo de calidad que se supone que debemos pasar, es por eso que deje las locuras y decidí buscar algo más que solo sexo. Solo quiero evitar ser pinchada por espinas que haga que la sangre que corre dentro de mi salga sin previo aviso y con demasiado dolor. Solo quiero hundir mi mirada en una linda sonrisa y saborear unos labios tal vez dulces y apasionados que me enamoren aún más que el primer día. El hecho de andar de su brazo, sentir su calor y que arrope mi frío. Que nuestro amor no sea juzgado y que nuestros corazones lata con el hermoso amor que dedicamos cada noche. Solo espero que por lo menos pueda tener algo así en mi vida, llegar a olvidar el pasado que no me enorgullece y que me deje disfrutar del futuro que está justo frente a mí. Pero sé que el mundo da tantas vueltas que me he dado cuenta que algunas situaciones de la vida son demasiado impredecibles, difíciles de evitar y cuando nos lastiman solo hay que dejar que el tiempo haga su trabajo, y cure lo que nos hace daño.

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