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FANTASO

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Blurb

Fan y Sam no podían ser más diferentes pues mientras él era un aventurero de vida tranquila con poca experiencia en el amor, ella era una chica de ciudad, bisexual y de vida disipada que cambiaba de amantes como de pantaletas... así que, luego de ese encuentro fortuito en la boda del hermano de él, no se volvieron a ver a pesar de su increíble química s****l.

Pero cuando la mujer sufra un accidente y quede perdida en una isla de la que nadie sabe, ¿podrá ser él la única persona capaz de rescatarla...?

Para ello deberán no solo salir sanos y salvos de allí sino enfrentar sus propios miedos...y a una terrible y poderosa mujer que querrá separarlos incluso antes de que tengan una oportunidad para probar que, a pesar de sus diferencias, pueden encontrar un lugar en el mundo para amarse...

¡ESTA HISTORIA SE PUEDE LEER DE FORMA INDEPENDIENTE!

PERTENECE A LA SEGUNDA ENTREGA DE LA SAGA DIOSES Y SU PROTAGONISTA ES FANTASO, EL HERMANO DE MORFEO.

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Capítulo 1. La boda de Kathy
—Por Dios Kathy, tu familia política está como para practicar una orgía...— exclamó Samantha con asombro. Samantha era bisexual, aunque los últimos años se había inclinado más por los hombres, esa era la verdad. Pero de más joven no le había hecho asco a nada, sobre todo en sus años de universidad. Ahí realmente se había alocado del todo. Después de descubrir que su último novio la engañaba, hacía unos cinco años, se entregó a la vida disipada de sus años de juventud nuevamente. Y no se arrepentía de nada...los hombres generalmente apestaban, al menos para las relaciones serias...eso pensaba ella por eso esa fue la última vez que había intentado algo serio con uno de ellos. Aunque últimamente estaba cansada del juego. Y en los 40 viendo limitada ya la posibilidad de formar una familia, un sueño muy escondido a lo largo de su vida pues había crecido en casas de acogida luego de la muerte de su madre, había empezado a considerar la posibilidad de una inseminación artificial. Aunque nunca se había considerado muy maternal, había ocasiones en las que se sentía realmente sola y últimamente le había empezado a pesar un poco... más de lo habitual. Estaba en el lugar que quería a nivel profesional, y, sin embargo, muy de vez en cuando sentía que las cogidas con desconocidos no llenaban su vacío existencial. Que necesitaba algo más. Algo que esos hombres que bien podrían no tener rostros, porque eran uno igual que el otro, no le terminaban de dar lo que en verdad ella necesitaba... aunque si le preguntaban posiblemente no sabría definirlo del todo. Nunca se había planteado tener hijos seriamente, hasta cruzar el umbral de los 40 en soltería. Y que sus amigas de su edad se casaran embarazadas también le empezaba a resonar... amigas como Kathy desde ya. Pero en ese mismo instante esos pensamientos quedaron relegados momentáneamente, solamente era un ser desearte, rodeada de estímulos en forma de cuerpos hermosos que la rodeaban. —¿Tienen raíces griegas dices??? Los griegos que yo conozco no se parecen a estos — murmuró viendo hacia todos lados a la familia del reciente esposo de su amiga y jefe de ambas, Morfeo Prince. El dueño de la editorial donde trabajaban, un millonario misterioso que había aparecido de forma repentina y le había robado el corazón a su amiga. Kathy sonrió de manera misteriosa mientras tomaba un sorbo de su bebida sin alcohol mientras acariciaba y su vientre abultado por su embarazo, le faltaban unos meses aún para parir. —¿Cómo hiciste para conquistar a ese hombre hermoso??? ¡Danos tu receta!!! — chilló sin poder evitarlo la rubia neoyorquina y otra de las amigas de Kathy la miró represiva. —¡Samantha!!! — chilló June. —¿Qué?, ¿¿¿qué dije de malo??? Si están para comérselos, uno mejor que otro — murmuró sin ningún tipo de pudor y Kathy se tapó la boca para contener la incipiente carcajada pensando que Sam no cambiaría más. —¿No te parece de mal gusto acaso? Es la boda de Kat— la reprendió su otra amiga escritora. No la novia a la que no le pareció malo el comentario, realmente la familia de su esposo tenía hombres y mujeres hermosos. Casualmente Kathy, quién se estaba casando con MORFEO el nuevo dueño de la editorial, y June eran de sus escritoras más talentosas, ella era su editora...aparte de que les tenía un cariño especial a ambas. Kathy había estado con ella, casi desde sus comienzos en el trabajo. Se habían conocido en la universidad de hecho... y June se incorporó un tiempo después. Cansada de su trabajo en The New York Times decidió dedicarse a escribir, y resultó que ideó una exitosa saga adolescente que podría convertirse en una serie de películas para la gran pantalla dentro de muy poco si las cosas salían como esperaban...o en su defecto, para Disney, Paramount o Netflix... el cielo era el límite para ella y June. Resultó que Morfeo, un misterioso millonario, poco después de adquirir la editorial se enamoró de Kathy, una mujer común, de la misma edad de Samantha. Y Morfeo al igual que su nombre, poseía un porte digno de un Dios Griego. Mientras Kathy carecía de algún atractivo particular, aunque desde que estaba con él irradiaba una especie de atractivo magnético que antes no poseía, incluso embarazada. —Está bien, no me siento ofendida — dijo Kathy riendo —Yo al principio tampoco podía créemelo...— dijo mirando la espalda de su atractivo marido con deseo. —¿Qué miras? — escuchó en su mente. Desde que se había reencontrado con el amor de su vida, un Dios griego y descubierto que era la reencarnación mortal de una Diosa e hija de Amón Ra, un Dios egipcio...muchas cosas habían ocurrido. Había quedado embarazada, y su hijo era una reencarnación también. Resultó que Morfeo y ella fueron separados por su padre Amón hacía miles de años por un acuerdo ridículo entre panteones que decía que no podían relacionarse entre ellos, poco antes de firmar ese tratado Amón había descubierto lo de su hija egipcia y el Dios griego y la exilió lejos de su amado...ella murió sin saber que estaba embarazada y él nunca supo por qué desapareció... Luego reencarnó sin ningún recuerdo de su anterior vida, allí en Nueva York. Entonces de manera fortuita se relacionó virtualmente con su cuñado Fobetor (uno de los hermanos de Morfeo) y aparentemente eso produjo que los recuerdos de su vida anterior de alguna forma despertaran... así, ella empezó a tener sueños eróticos con Morfeo, a quien nos creía conocer ni mucho recordaba en ese momento. Por su parte, él sin saber que ella era la reencarnación de Amontsesere (su primer y único amor, la hija del Dios Amón) bajó intrigado a la tierra...una cosa había llevado a la otra y allí estaban. Él compró la editorial para la que ella trabajaba para acercarse más y después de algunos sucesos inesperados habían descubierto la verdad... Luego de miles de años, reunidos nuevamente y embarazados se habían finalmente casado. Kathy sonrió en su cabeza. Su bebé le daba poderes de alguna manera, ella no entendía aún bien el mecanismo, pero ese último tiempo se habían empezado a comunicar telepáticamente con su nuevo marido. —Estoy pensando en todo lo que voy a hacerte esta noche...— le respondió en su cabeza, proyectándole una imagen erótica telepáticamente. —Mmm me estoy poniendo duro, y estoy aquí hablando con tu madre...me siento un poco extraño... — admitió él y le guiñó un ojo desde la otra esquina de la terraza dónde se estaba celebrando su unión entre Dioses semi Dioses y simples mortales. Ella rió más profundo en su cabeza. —Amo tu risita sexy — confesó él con voz ronca en su mente —. Juro que extrañaré este poder si lo perdemos después de tener al bebé — le decían “el bebé” pues aún no sabían su sexo. En parte porque así lo habían decidido, igual su embarazo no era un embarazo normal. La amiga y ex amante de Morfeo, Artemisa junto al padre de Morfeo el Dios Hipnos, monitoreaban como iba todo. Artemisa, la Diosa griega, también estaba allí en la celebración. A ella le caía bien, no le guardaba recelo por su antigua relación con Morfeo y era mutuo. A su vez, ella le agradaba a Artemisa. —Si dejamos a Samantha más tiempo con tu familia, transformará la celebración de nuestra boda una orgía...— murmuró ella risueña y fue el turno de él de reír, con esa risa profunda que hacía que a ella se le mojaran sus bragas, y más desde que estaba embarazada —.Creo que no aguanto hasta la noche, te encuentro en cinco minutos en el baño de hombres … — demandó ella con voz ronca, aún en su cabeza. —¿Por qué el de hombres??? — preguntó él ingenuamente pues sabía poco del mundo de los mortales, el que no frecuentaba demasiado antes de descubrir que Kathy, una completa desconocida antes de todo eso, estaba teniendo sueños eróticos con él. —Es menos concurrido, cosas de mortales, nunca lo entenderías. Tu solo espérame si no quieres pasar más vergüenza con mi madre...— ordenó ella en su mente demandante. —Si señora, no quiero enfrentarme a tus ojos rojos de nuevo... — respondió él en tono de broma. Ella volvió a reír, cuando se enojaba le salía una voz demoníaca y sus ojos se ponían rojos. Eso había descubierto en el mismo momento que descubrió en el panteón egipcio, que era una semi Diosa. —Rojo te va a quedar “ya sabes qué” después de tantas mamadas que voy a darte, te voy a exprimir hasta sacarte toda la leche... literalmente... — gruñó y sintió que sus bragas se empapaban más. —Promesas, promesas... —En cinco minutos, baño de hombres... — reiteró ella. —...yo definitivamente me quedaría con el misterioso, tiene un aura peligrosa que me pone cachonda...— estaba diciendo Samantha acerca de Fobetor, el hermano más peligroso de Morfeo... con quien Kathy había tenido un vínculo virtual y de quien había creído estar enamorada. —Es tu tipo sin duda, cosmopolita, refinado...y con fobia al compromiso — acotó la recién casada metiéndose en la conversación... Justamente ella nunca había concretado un encuentro en el mundo “real” con él pese a su estrecha relación virtual justamente por ese mismo motivo. Él había rehuido, a pesar de que ella le gustaba... —Jaja que graciosa — le dijo la rubia atractiva con sarcasmo. —No sé...a mí el bohemio me da como ternura, parece dulce — June lo decía por Fantaso. Un Dios del sueño más ligado a la naturaleza. El otro hermano de Morfeo. Los tres hermanos tenían un porte similar como trillizos, aunque no eran iguales, sí todos pasaban el metro 90 y eran muy musculosos. Morfeo, Fobetor y Fantaso. Fobetor parecía sacado de una portada de revista y Fantaso, a pesar de su traje, de la película Náufrago, con su cabello castaño desgreñado y largo. Igual era un hombre atractivo, con su cabello apenas ondulado por debajo de los hombros castaño en una cola de caballo, que hacía juego con ojos en el mismo tono y sí, parecía amable. De hecho, lo era. Amable y simpático. —Ay no por favor, con ese pelo y esa barba...parece muy desaliñado, no me gusta...— dijo con rechazo Sam, aunque apreciando a la distancia su cuerpo de musculatura desarrollada. —Creo que me molesta la vejiga, las dejo un ratito para ir al baño — dijo Kathy interrumpiendo la charla, pensando que lo que le molestaba en realidad era esa punzada en su hambrienta v****a que quería al pene de su marido. —Yo voy por un trago, ¿quieres algo? — le ofreció Samantha a June. —Dale, tráeme un mojito por favor— le pidió la castaña. —A sus órdenes mí generala — le dijo haciendo la venia que correspondía al saludo militar. Y se acercó a los saltitos a la barra de tragos. Tenía un vestido de paillettes plateado de mangas largas cruzado y los Manolo Blahnik icónicos de Carrie Bradshaw de s*x and the city en los pies, solo que en color n***o con la hebilla plateada. Su cabello rubio claro en un moño con algunos cabellos sueltos le daba un toque sensual que en realidad no necesitaba. Samantha era una chica sexy a pesar de estar en los 40, de hecho, no aparentaba la edad que tenía para nada. Solían decirle que parecía nórdica por sus ojos color celeste tan claro, "del color del cielo". La gente solía verla toda glamorosa, bella, exitosa y pensaban que su vida fue un cuento de hadas. Nada más lejos de realidad. Se rompió el alma para llegar donde llegó y tener éxito. Luego de la muerte de su madre en un accidente, y cuando su tía que vivía en Minnesota no se quiso hacer cargo de ella (y el favor que le hizo) terminó en un hogar de acogida. En ese entonces tenía gafas, acné y todavía no se había desarrollado del todo, aunque era adolescente. Pero se prometió salir adelante. Y mierda que lo hizo. Consiguió una beca en Columbia, dónde casualmente estudió Kathy, aunque nunca se habían cruzado hasta que leyó de casualidad su blog de ese entonces. Tomó el trabajo en la editorial y comenzó desde abajo. Pero de eso hacía años... ya en ese momento era de las editoras más exitosas de Nueva York. Samantha Black, quién lo diría. Pidió los tragos, coqueteó con el barman y cuando se dio vuelta apresurada chocó contra un muro de concreto en forma de hombre. —¿Puedes fijarte por dónde caminas? Me tiraste todo el trago encima — gruñó y al levantar los ojos se dio cuenta de que era uno de los nuevos cuñados de Kathy, el de cabello largo y barba que no era su tipo, aunque si tenía que ser sincera con ella misma tenía un cuerpo para el pecado...y mierda que ganas de pecar pensó mordiendose la mejilla por dentro. Incluso de cerca era más atractivo todavía. Tenía los ojos color miel, y su cabello castaño que de cerca parecía tener algunos reflejos dorados al azar como hilos de oro y al igual que sus hermanos era tan alto que a pesar de que ella con tacos superaba el metro 75 casi se desnuca cuando alzó su cabeza para mirarlo. —Disculpa — le dijo casi atajando el trago antes de que cayera, y sus manos se cruzaron. Las bragas de Samantha se mojaron en ese momento, ok no era su tipo, pero tampoco iba a negarse si le proponía algo. Su sonrisa era sincera, sus dientes blancos. —Si quieres puedo pedirte otro... ¿Tú eres amiga de Kathy no? ¿Su editora??? Creo que no nos han presentado. Yo soy... me dicen Fan, y soy uno de los hermanos de Morfeo... — se presentó con formalidad él. Un rato después Samantha se estaba acomodando la ropa en el cubículo del baño de chicas que afortunadamente estaba solo ocupado por ellos, por Dios ese tipo era increíble. Se estaba acomodando las bragas precisamente. —Cuando vuelvas del Everest, de la Garganta del Diablo, o donde sea que vayas si quieres puedes darte una vuelta por casa cariño...— dijo, estiró sus brazos, él se agachó y le dio otro beso sensual. Fantaso rio, ¡qué mujer! Y nunca había sido arrastrado así a un baño para tener sexo, pero la rubia -aunque no era su tipo ya que tenía un exceso de urbanidad en su persona- lo sedujo cuando lo miró con esos ojos que le hacían recordar al mar Caribe. Él, al igual que Morfeo intentaba evitar a los mortales, pero no era tan riguroso ni tan serio como su hermano el recién casado. Bebió ese sabor embriagante de sus labios. Pensó que era una pena que posiblemente sus caminos no volvieran a cruzarse. Y sonrió. —Mi próximo viaje es a la Patagonia Argentina... — le aclaró, aunque ya se lo había dicho a la rubia. Ella no había prestado demasiada atención evidentemente. Sam abrió la puerta y salió del cubículo. Terminó de acomodarse frente al espejo el cabello. —A dónde sea cariño, las puertas de mí casa para ti siempre estarán abiertas — murmuró guiñando un ojo en el espejo y saliendo del baño luego. Él negó con la cabeza y volvió a sonreír. Sin saber que sus caminos volverían a cruzarse mucho antes de lo que él pensaba.

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