CAPÍTULO 1: ¿Millonario?

2343 Words
Stefan Nowack “Un nuevo día, una nueva aventura” Esa frase me la enseño mi madre desde que tengo uso de razón, la dice todos los días antes de empezar cualquier actividad. Ella dice que, si tienes una actitud positiva todo el tiempo, la vida te devuelve cosas buenas. Admiro y amo mucho a mi madre, ella no me llevo en su vientre, sin embargo, jamás a dudado en darlo todo por mí, su tiempo, su poco dinero, su amor, todo, absolutamente todo. Ella y su noble corazón me rescataron de los brazos de la muerte y voy a estar agradecido por eso toda mi vida, por eso me esfuerzo. Ella y mi hermanita se lo merecen todo. Hoy es mi primer día en una nueva firma de abogados, la más importante de Polonia, después de la universidad trabajé en un despacho bastante bueno, gané un caso importante de un político hace dos semanas y la firma para la que siempre he querido trabajar me buscó después del juicio, no lo dudé por un segundo porque significa mejores ingresos, mejores casos y mejores oportunidades para crecer, que es lo que necesito ahora, el tratamiento de mi madre costará una fortuna. – Deja de divagar o llegaras tarde – las palabras de mi hermana me sacan de mis pensamientos mientras termino con el nudo de mi corbata. – No estoy divagando – contradigo terminando con mi atuendo. – Entonces ¿solo te admirabas a ti mismo y tu hermosura? – pregunta riendo mientras termina de poner comida sobre la mesa. – Verse al espejo y valorar tu apariencia es muy bueno para la autoestima. – Es imposible tener problemas de autoestima cuando luces como un adonis – dice arrugando el entrecejo. – No lo decía por mí, te daba un consejo – le digo riendo, ella gira los ojos y sonríe, me acerco a dejar un beso en su frente a modo de despedida mientras ella empieza a desayunar – cuida de mamá, cualquier novedad, me llamas, tendré el teléfono encendido todo el tiempo. – Estaremos bien Stef, no te preocupes, somos chicas rudas – dice con la boca llena de comida. – No salgas a explorar, aún no conoces bien el vecindario – le recuerdo antes de salir de la casa, nos mudamos hace unos días, el lugar donde vivíamos antes era algo peligroso y cuando tuve lo suficiente para un apartamento más adecuado, salimos corriendo. Al llegar a la parada de autobús recibo un e-mail de recursos humanos, debo acercarme a firmar mi contrato final antes de recibir mi nueva oficina, el transporte llega, subo y me dirijo a mi destino. Al llegar, me quedo admirando el edificio unos minutos, es el más imponente de la ciudad, no mentiré al decir que no me pone nervioso trabajar para una firma tan importante, los casos que llegan aquí son sumamente fuertes, por ello, la mayoría de los abogados son penalistas. – ¿Abogado o cliente? – pregunta una voz femenina a mi lado. – Abogado – respondo girando el rostro para ver a quien me habla y mi cuerpo se tensa de inmediato, creo que estoy viendo una obra de arte andante. – Genial, eso significa que te veré seguido – dice mostrando una hermosa sonrisa y extendiendo una mano hacia mí – Raquel Sobanski – tomo su mano, su piel es suave y delicada, ella es realmente hermosa y muy sexy. – ¿Sobanski?, ¿Cómo los condes? – pregunto buscando generar una conversación - Stefan Nowack, por cierto, mucho gusto. – Si… mi familia es parte de la nobleza polaca, y no, definitivamente no ha influido en mi formación y éxito profesional. – Abogada también, supongo – digo al soltar su mano. – Jueza, de hecho – dice sonriendo de nuevo. – Vaya, debo cuidar mis palabras entonces – intento hacerla reír y funciona. – Solo si tomas casos que vayan a mi tribunal. – Lo tendré presente. – Bueno, ¿vas a entrar o no? – creo que ya se te hace tarde – comenta mirando el brillante reloj en su muñeca, yo no podría comprarme algo tan costoso por ahora. – Cierto, no quiero llegar tarde mi primer día – digo invitándola a pasar al edificio. Después del papeleo me encamino a la oficina de mi nuevo jefe, aún faltan unos minutos para nuestra cita, pero me gusta ser puntual siempre. Ubico la oficina y la secretaria me informa que está en una reunión con su esposa, por lo que debo esperar en el pasillo. – Señor Nowack, puede pasar – me habla la secretaria luego de unos minutos. – Gracias – digo acomodando la chaqueta de mi traje antes de entrar – buenos días, señor Kowalski – saludo una vez que cruzo el umbral de la puerta. – Nowack, ¿cierto? – pregunta sin levantar la vista de su computador – pasa y cierra la puerta – ordena, obedezco y me acerco a su escritorio – toma asiento – finalmente me mira – quisiera darte la bienvenida y el recorrido, pero acaba de llegar un nuevo caso y estamos escasos de tiempo. – No se preocupe por mí señor, soy bueno orientándome – digo con una sonrisa amable. – No lo hago Nowack, te traje aquí porque tienes referencias impresionantes y el último juicio que enfrentaste captó mi atención, me gusta trabajar con los mejores, porque no debo preocuparme por ellos. – Entiendo – respondo adoptando una posición más seria, no quiero verme ingenuo. – Perfecto, Dalia te llevará a tu oficina, tus casos te están esperando ahí, necesito que consigas una audiencia para el caso Dabrowski lo más pronto posible, que sea con la jueza Sobanski, ella es incorruptible, así que el otro equipo no podrá comprarla. – Cuente con ello señor – digo emocionado, porque volveré a ver a la bella mujer de esta mañana. – Perfecto, cuento con que no voy a tener problemas contigo, eres el mejor de tu generación, se te pagará como tal, se te asignó una secretaria y un pasante que hará los trabajos pequeños por ti – dice mientras enciende un puro, parece que fuma mucho. – Muchas gracias señor, daré lo mejor de mí, siempre he querido trabajar para esta firma – no miento. – Todos quieren trabajar aquí, a pocos se les da la oportunidad, aprovéchala – dice regresando la mirada a la pantalla de su computador – puedes irte. – Claro, que tenga un buen día señor – digo levantándome y dirigiéndome a la salida de su oficina. – Nowack – me llama cuando toco la perilla. – Señor. – Llámame Henry, señor me hace sentir como de 80 y apenas tengo 37 – dice con una sonrisa relajada, le doy un asentimiento de cabeza y salgo de su oficina. La secretaria me acompaña a mi nueva oficina, que está en el mismo piso que la de mi jefe, es mas pequeña pero igual de imponente y la vista es maravillosa, me acerco a mi nuevo escritorio donde reposan las carpetas de los casos que me acaban de asignar. Mi nueva secretaria y pasante están esperando dentro de la oficina también. – Karla Pruszinsky, estaré a su servicio todo el tiempo señor – la mujer es la primera en hablar, es alta, rubia, esbelta y parece muy vivaz. – Jared Sikorski – se presenta el joven, no parece tener muchos años menos que yo. – Stefan Nowack – me presento con ambos – espero que trabajemos bien – digo antes de tomar asiento en mi nuevo escritorio, esto es muy emocionante, desde que me convertí en abogado he querido estar aquí y por fin es una realidad. La mañana se me pasa en menos de nada y no es hasta que mi estómago ruge que recuerdo que debo alimentarme. – Esta bien, es hora de ir a comer – digo cerrando la carpeta que tengo en mis manos, Jared hace lo mismo con una expresión de alivio que me hace reír. Salimos de la oficina al mismo tiempo, pero en direcciones diferentes, él va a la cafetería y yo salgo del edificio, me gusta leer mientras como y cuando venía de camino vi una cafetería – librería, creo que será mi nuevo lugar favorito. Me dirijo al lugar y cuando llego ahí el olor a café entra en todo mi sistema haciéndome respirar más profundo, ingreso, hago mi pedido y deposito mi chaqueta en una de las sillas para que dejen mi comida en ese lugar mientras busco el libro que me acompañará hoy. Recorro la sección de novelas fantásticas y encuentro un ejemplar bastante llamativo, me lo llevo a la mesa, donde ya se encuentra mi comida servida, empiezo con la lectura y mi almuerzo, pero mi momento de paz se ve interrumpido por la sombra de un hombre frente a mí, despego la vista de mi libro para mirarlo y el hombre me sonríe. – Has crecido mucho muchacho – dice mirándome con… ¿dulzura? – ¿Disculpe, lo conozco? – pregunto desconcertado. – No, bueno, nos conocimos cuando naciste, pero no creo que lo recuerdes – dice mirándome de la misma forma, empieza a incomodarme. – De acuerdo, ¿En qué puedo ayudarlo? – pregunto con recelo. – Me alegra que preguntes, vengo a pedirte algo, pero primero debo contarte una historia sobre tu verdadera familia. La sangre de todo mi cuerpo viaja a mis pies a velocidades alarmantes, no entiendo nada. – Creo que me confundió con alguien más – digo intentando huir del lugar. – En lo absoluto, he seguido tus pasos desde que te puse en brazos de Sofía – Sofía es mi madre – te he visto crecer desde lejos y debo decir que estoy muy orgulloso de todo lo que has conseguido. – Señor, no sé de que habla, yo… debo irme ahora – intento levantarme, pero soy detenido por el hombre. – Sé que es confuso, intentaré explicarte todo, pero necesito que me escuches por favor. Dudo, pero algo en sus ojos me dice que no es mala persona, me acomodo en mi asiento y decido escucharlo. – Bien, lo escucho. – Mi nombre es Arthur Pawlack, he sido mayordomo en la mansión Nowack por casi 35 años – empieza el relato, el apellido que usó es el mismo que llevo yo – mi padre trabajó para la familia antes que yo y yo crecí ahí, conocí y conviví con tu padre toda mi vida, presencié tu nacimiento, tu destierro y fui quien te entregó en manos de Sofía, una vieja amiga mía, he cuidado de ti todos estos años, desde lejos y bajo mis posibilidades. Siento como el piso bajo mis pies empieza a tambalearse. – Conocí a tu madre y también estuve en su sepelio, ella era mi amiga, mi mejor amiga, por ella me he quedado en la mansión todo este tiempo, porque se merece justicia y tú mereces recuperar lo que te pertenece. – Alto – lo detengo, no estoy procesando todo esto. – Tu padre está muy enfermo, no le queda mucho tiempo, me pidió que te buscara, necesita arreglar su testamento. – Arthur, yo no tengo padre, mucho menos uno millonario, no soy la persona que buscas – intento negarlo todo. – Eres Stefan Nowack, tienes 28 años, fuiste recogido en una calle oscura a mitad de la noche, tu madre es Sofía Meyers y tu hermana es Kassia Meyers y vives en el residencial Rafal de Varsovia, ¿me equivoco? – pregunta mirándome con la misma dulzura del inicio. – No, todo es correcto – admito con voz baja – pero, yo no puedo creer que sea hijo de un millonario. – Es una larga y complicada historia que prometo contártela poco a poco, vine hasta aquí porque es imprescindible que vayas a la mansión pronto, necesitas hablar con tu padre. – Yo no tengo un padre. – Lo tienes, él cometió errores, pero te ama y necesita tu perdón, no es un mal hombre. – Un buen hombre no abandona un hijo a su suerte – reclamo sintiendo como la furia empieza a nacer en mí. – Cometió errores, era un niño cuando sucedió, ahora es un hombre, uno arrepentido y en busca de emendar su pasado. – O salvarse a sí mismo – digo comprendiendo que hay algo raro aquí - ¿por qué ahora? – pregunto de pronto. – Su esposa, una mala mujer, ella quiere quedarse con todo, repartir la fortuna Nowack entre ella y su avaricioso sobrino, quieren la muerte pronta de tu padre, lo que destruiría años, generaciones de legado. – Ella suena como una persona muy mala – pienso en voz alta. – Lo es, por ello es importante que regreses a reclamar lo que por derecho te pertenece. – Creo que lo perdí todo cuando me echaron de esa mansión – las palabras me salen amargas. – No es así, tienes un lugar que reclamar en esa familia, tienes que volver, yo te pido que vuelvas, que reclames lo que es tuyo, lo necesitas, yo no puedo aportar mucho para el tratamiento de Sofía, con la fortuna que heredaras podrías cubrirlo. – Tengo un trabajo para eso – sigo negándome. – No te alcanza y lo sabes, solo debes aceptar algo. – ¿Aceptar qué? – Para reclamar tus derechos, tu padre pidió que regreses a la mansión, que adoptes el lugar que te corresponde poniéndote al frente de las empresas y negocios Nowack, pero a la mansión debes llegar solo, él no sabe de Sofía ni de Kassia, no podrás tener contacto con ellas por un tiempo. – ¿Quieres que abandone a mi familia por cumplir un capricho de un millonario desahuciado? – pregunto indignado, yo jamás le daría la espalda a mi familia. – No las abandonarás a su suerte, es solo un tiempo, en lo que… – No, olvídalo, no quiero involucrarme y no quiero nada que ver con el hombre que donó e*****a y luego me abandonó
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD