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Corazon Abusivo

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Blurb

Recién a sus 20 años, Camila empieza a descubrir los sentimientos de un “primer amor” y para ella no puede haber persona más ideal que Agustín Valderrama, pero tras estar bajo la presión de su mejor amigo ha aceptado salir con él, aun cuando sabe que no le quiere, al menos no en la manera que él la quiere a ella.

A pesar de estar en una relación, Camila no puede olvidarse de su “primer amor” y al pasar de los meses solo sirve para re afirmar lo que siente, aunque Agustín se aleja de ella para evitar malos entendidos con su mejor amigo, este siempre está en los momentos correctos, cuidándola y protegiéndola.

Camila comienza a experimentar que sus sentimientos son en extremo difíciles de sobrellevar y se da cuenta que sufre de un mal, algo que ha llegado a llamar: “corazón abusivo”, el cual no es otra cosa que el solo alimentarse de los sentimientos que otros le demuestran, pero sin ser correspondidos en su totalidad.

"El primer amor, también parece ser el primer error"

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1. Me atraes.
22 de agosto de 2011 Nunca me había puesto a pensar en el tipo de persona que me podía atraer, me consideraba demasiado joven para perder mi tiempo en relaciones sentimentales, siempre me concentré en mis estudios y en mis amigos. Sin embargo, este año comenzaba a desarrollar cierta curiosidad en relación a mis sentimientos. No era que buscara una relación seria o el contacto de una persona especial, sin embargo, apareció Él. Su nombre era Agustín Valderrama, estudiábamos en la misma universidad, aunque él era un año mayor que yo y estaba en otra facultad, compartíamos una clase en común y ahí fue la primera vez que lo vi, sentí un pequeño hormigueo en mi interior, la sensación fue extraña pero excitante, en ese momento no sabía nada de él, ni su nombre, ni lo que le gustaba, o sí acaso salía con alguien. Lo cierto es que me sentí demasiado atraída. ¿Era este sentimiento a lo que le llamaban “amor a primera vista”? De principio traté de no poner mucha de mi atención en él, no quería parecer muy ansiosa. Pero sin proponérmelo comencé una investigación furtiva, buscar información acerca de él, todo eso que se debe saber antes de decir o suponer que esa persona te interesa. Quería hallarle respuestas al nuevo sentimiento que estaba concibiendo. *** El inicio de un nuevo ciclo escolar había quedado atrás hacía semanas y entre más dejaba que el tiempo avanzara, era más la perdida de oportunidades. Estaba decidida a acercarme a él, podría parecer una loca acosadora o una molestia, pero sabía que, si no lo hacía, tarde que temprano estaría arrepentida. Me gustaba ¿Podría yo gustarle a él? Era la primera vez que sentía esto, era algo especial y quería que lo siguiera siendo. Tomé muchísimo valor, mis amigas habían dicho que: los chicos deberían ser los primeros en acercarse; pero aquello me pareció tan molesto que lo descarté. Yo me había fijado primero en él, tal vez él no sabía nada de mí y si ese era el caso, esperarlo solo sería una pérdida de tiempo ¡No! Tenía que ser valiente y tomar la iniciativa. Había decidido el día, sería especial y diferente para mí, el día que por fin tendría el valor de hablar con él. Me alejé de mis amigas durante un cambio de clase y otra y me dirigí a su facultad, lo observé en el segundo piso, estaba apoyado en el barandal junto con otros compañeros, era el unico que fumaba, no lo sabía y su vicio no me agradó, pero debía admitir que él se veía demasiado atractivo. Lo observé desde lejos a una distancia segura. Agustín ponía atención a lo que uno de los chicos leía, me pregunté si estarían haciendo algún proyecto, no quería interrumpir. Mientras subía los escalones sentí un ligero temblor en las manos, los nervios se estaban apoderando de mí, nunca me había definido como una mujer tímida, ni tampoco antisocial, pero estaba consiente que los pocos amigos que tenía siempre los hice porque me los presentaron o ellos se acercaron a mí. Así que esto obviamente iba a ser algo nuevo, no solo porque el hombre parado a solo unos pasos de mí me atraía, sino porque tal vez sería la primera persona que yo buscaría. Sentí un nerviosismo recorriéndome el cuerpo entero y el corazón acelerado, parecía una locura, me acerqué con paso decidido. —   Hola – dije a sus espaldas, sus amigos me voltearon a ver. —   Hola… ¿te conocemos? — contestó uno de sus compañeros, justo en ese momento Agustín se dio la vuelta y me observó con atención, no podía voltear a verlo, pero sentía su mirada en mí. —   Estoy en la facultad de arquitectura, llevamos una clase en común y quería pedir su ayuda para resolver unos problemas… — señalé la carpeta que tenía en las manos y noté que entre los tres se volteaban a ver confundidos. —   ¿Cómo te llamas? — me preguntó otro de sus compañeros, tenía una sonrisa boba, la cual comprendería mucho después que me estaba coqueteando. —   Camila y ¿tu? —   Mario, él es Agustín y el otro Jaime — los señaló y yo les di una rápida mirada. —   Un gusto. —   ¿Me dejas ver eso? — pidió mientras señalaba la carpeta entre mis manos, la alargué, pero Agustín dio un paso al frente e interrumpió el intercambio del documento. —   Pareces nueva, nosotros no trabajamos con los grados menores ¿sabes? si necesitas que te resuelvan algo, mejor pídele al profesor. — me dijo en un tono tan gélido que me dejó pasmada, parecía molesto. —   Ah entiendo, lo siento. —   Como sea. Agustín se dio la vuelta dándome la espalda y apagó su cigarrillo con molestia, me sentía bastante avergonzada, bajé el rostro, me volteé y comencé a caminar. Pude alcanzar a escuchar como uno de los chicos le decía “fuiste demasiado rudo con ella…” Me sentía bastante herida y mientras bajaba los escalones noté que mis manos temblaban, pensé que la idea de acercarme a él para que me ayudara con dudas de la clase era buena, parecía ser el tipo de persona formal y diligente en su trabajo, aquello lejos de molestarme me alegró, aunque su trato no había sido el más amable. —   Espera… — una voz a mis espaldas hizo que volteara a ver, era Mario — Discúlpalo, está estresado con las clases. —   No — negué con la cabeza — yo entiendo. —   Si quieres yo puedo darle una revisión, pero yo también te recomiendo hablar con el titular para que te resuelva tus preguntas. —   Claro — Mario me recibió el documento, yo le sonreí mientras pensaba que, si bien no era Agustín, eso no me desanimaba, pues al voltear disimuladamente noté como él se nos quedaba viendo, sin duda ahora tenía su atención. Pasaron algunas semanas, comencé a hablar más con Mario, pronto noté que sus insinuaciones hacia mí no eran otra cosa de que en realidad le atraía, pero la verdad era que yo no tenía ningún interés en él, ni el más mínimo, sin embargo, muy a menudo comencé a pensar que, si me pidiera salir, no quería rechazarlo. Tenía un plan en mente, que evitaba el separarme de él, mi principal idea acerca de las relaciones era: “Sí un chico se fijaba en una chica, su tema de conversación no era otro que, esa chica” Así que siguiendo esta teoría sabía que pronto Agustín estaría interesado en mí y eso solo se lo podía deber a su mejor amigo, pero aunque los dos siempre estaban juntos y de una u otra manera aprovechaba para desarrollar una conversación “casual” con él, no sentía que realmente estaba avanzando, era muy difícil hablarle, era como si se aburriera pronto y no quisiera saber nada de nadie. —   De nuevo volvemos a coincidir en el almuerzo — me decía Mario mientras señalaba un asiento vació en la mesa — ¿Por qué no comes con nosotros? —   Gracias — me senté y noté que en la mesa solo estaban él y Agustín. —   Hablábamos sobre teorías conspirativas de la cinematografía. —   ¡Wow! Que profundo. —   Para nada, solamente son tonterías para matar el tiempo. —   ¿Tienen una película favorita? — pregunté para sacar algún tema de conversación, aunque no tenía mucha esperanza de que Agustín participara. —   Forrest Gump me gusta, aunque no diría que es mi favorita. —   Es muy entretenida y Tom Hanks actúa bastante bien — Mario sonrió y yo volteé a ver a Agustín, que no había dicho ni una sola palabra hasta ese momento — ¿y la tuya? —   Inception. —   Oh, el trabajo de Nolan es muy bueno en esa película. —   ¿Conoces la filmografía de Cristopher Nolan? — preguntó algo asombrado, como si no esperara mi respuesta, sin embargo, pude notar que por primera vez tenía su atención —   Muy poco, pero debo reconocer que las películas que he visto son muy buenas, el desarrollo de temas como la psicología en cada una es…increíble. —   Sí, de hecho, la mayoría de sus films se basan en ello. La verdad que a mí me impresiona como las dirige. —   Y su trabajo como guionista también es muy bueno. —   ¡Ni que lo digas! —   Oigan, oigan, no me dejen fuera del tema. — reclamó Mario, Agustín y yo nos miramos avergonzados y nos disculpamos. Traté de agregarlo en la conversación alternando los temas sobre otros directores, pero no fue posible, a la final siempre volvíamos a conversar entre nosotros. No me consideraba una fanática del cine, pero al parecer Agustín si, y me daba muchísima felicidad el haber descubierto eso. Al día siguiente, al término de mi última clase, noté que Agustín me esperaba apoyado en la puerta, el corazón se me agitó cuando levantó su mano y me saludó. —   ¿Han terminado tus clases? — preguntó cuando me acerqué. —   Sí… ¿las tuyas? —   También… le pregunté a Mario donde encontrarte. —   ¿Él no vino contigo? — volteé a mi alrededor buscando a nuestro amigo en común. —   Mmm no, vengo solo — su respuesta me dio felicidad — de hecho, vine a dejarte algo. Abrió su maletín y sacó una película, me la alargó. —   Dijiste que no la habías visto y pues te la quiero prestar — tomé el DVD entre mis manos, y leí el título “The Prestige”. —   Muchas gracias, la veré este fin de semana. —   Sí, y podemos platicar de ello el lunes, ¿te parece? —   ¡Claro! Agustín asintió y luego se despidió de mi con rapidez, el corazón me latía con violencia, estaba muy feliz por esto, sentía que por fin podía acercarme más a él. Pasados unos días de aquella platica, noté que se había vuelto más “abierto” conmigo, de inicio solo me saludaba e intercambiábamos DVD ’s, pero con el paso del tiempo procuraba mantener una conversación, pronto pude conocerlo mejor y lejos de alejar ese sentimiento que tenía, estaba convencida que lo que sentía por Agustín no era un simple “gustito”, nuestro trato solo podía desencadenar que mi atracción por él, aumentara, atesoraba cada pequeño momento a solas con él. Y aunque lo consideraba muy diferente de mí, nos divertíamos juntos y lo que más me agradaba era que nunca había un silencio que rellenar, con él era fácil conversar por largos ratos.

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