bc

Hotel de Confesiones

book_age18+
505
FOLLOW
3.5K
READ
love-triangle
one-night stand
HE
friends to lovers
kickass heroine
police
boss
billionairess
bxg
bisexual
kicking
campus
city
musclebear
naive
seductive
wild
like
intro-logo
Blurb

Esto es una cautivadora recopilación de historias de amor independientes que se desarrollan en el romántico escenario del "Hotel de las Confesiones". Como nuevo administrador del hotel, he sido testigo de innumerables relatos de encuentros amorosos, amores prohibidos y conexiones emocionales que han tenido lugar en sus acogedoras habitaciones.

Cada historia retrata un encuentro único y poderoso, protagonizado por parejas de diversas procedencias y circunstancias. En este hotel, los huéspedes encuentran un refugio donde pueden abrir sus corazones y compartir sus más profundos deseos, temores y anhelos.

A medida que cada historia se desenvuelve, los lectores se adentrarán en el mundo íntimo y conmovedor de los personajes, compartiendo sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y desilusiones. Desde romances apasionados hasta amores prohibidos y segundas oportunidades, estas historias revelan la profundidad y la magia de las conexiones humanas.

chap-preview
Free preview
La Historia de Geronimo
Prólogo Estaba amaneciendo, volvía de casa de Germán, el viejo me había llamado de madrugada que no se sentía bien, llamé a la emergencia médica, al llegar el doctor y controlarlo, me dijo que la presión arterial estaba un poco alta y por eso los mareos y el dolor en la nuca. Me quedé con él hasta casi las seis de la mañana en que se quedó dormido. Caminando en dirección al complejo, a unos cincuenta metros de la entrada, un auto estacionado al costado de la calle, un hombre solo en el asiento del conductor, con sus brazos apoyados en el volante y su cabeza apoyada en los brazos, llorando y con la mirada perdida en algún lugar al frente. Al verlo me hiso recordad al dolor que alguna vez sentí, ese desasosiego que te deja así de aturdido y decidí preguntarle si se sentía bien, si podía ayudarlo. Lo vi desmoronado, desolado, como sin saber qué hacer con su vida, y decidí invitarle un café en el complejo y escucharlo, quizás necesitaba hablar con alguien, escuchar una palabra de aliento, quizás algún consejo que le permita seguir adelante. Hablamos mucho, me contó lo que estaba viviendo y su historia hasta llegar a este momento. Se quedó en el complejo hasta las primeras horas del domingo, cuando emprendió el camino de regreso a La Plata. Me dejó su teléfono y me prometió que volvería a pasar unos días, pero que esta vez pagaría la estadía. Es así como inicia esto, esta es la historia de Geronimo. * * * * * * * * * * No sé por qué la vida me ha puesto tantos dolores por delante, dicen que Dios aprieta, pero no ahorca, pero sí deja marcas, que nunca te da situaciones que no puedas superar, ¿tantas tristezas vividas me tendrían que haber templado el alma? ¡Quizás! Pero mi limitado entendimiento, no me ha permitido ver de qué manera superar esos traumas del pasado, que han aparecido uno tras otro como si de una repetición de angustias a vivir se tratase. ¿Acaso tengo que aprender a vivir la vida de otro modo? ¿No alcanza con ser buen hijo, buena persona, agradecido, trabajador, preocupado por el bienestar de los demás? ¿No alcanza? ¿Qué más quiere el universo de mí? ¿No se ha contentado aún con haberme hecho sufrir lo que sufrí? Sentado en mi auto fumando un cigarrillo y terminándome la segunda lata de cerveza. Son las diez y cuarto de la noche del viernes, Ayleen mi esposa, con la que estamos casados hace poco más de dos años, luego de casi otro año de novios, salía con sus amigas esa noche. Me lo había recordado esa mañana de viernes en una videollamada durante el desayuno, por supuesto que lo recordaba, quizás estuviera equivocado, y de ser así, me sentiría muy ridículo, un marido inseguro y desconfiado. Pero por todos los sufrimientos que he tenido que vivir, me salió en estos momentos, desconfiar de ella, ya hacía un tiempo que venía viendo ciertas actitudes diferentes en mi esposa, varias llegadas tarde, cambios en su vestuario, bloqueo con contraseña en su teléfono, y lo más notorio, nuestras relaciones sexuales se habían empezado a espaciar, de hacerlo muy seguido, varias veces por semana, se redujeron a uno, a lo sumo dos encuentros semanales, aunque algunas semanas, ni siquiera eso, justificados, claramente, por el cansancio y el estrés laboral. Su trabajo como agente administrativa de cuentas en un estudio contable y legal, le estaba exigiendo más horas de trabajo, o al menos era eso lo que me decía. Su horario laboral habitual era desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, pero en estos últimos dos meses, no llegaba a casa antes de las siete u ocho de la noche, incluso algunos días me decía que cenaba algo rápido en el estudio para terminar alguna tarea, y llegaba a eso de las diez de la noche, por supuesto molida de tantas horas de trabajo. La cena, a lo sumo un baño y a la cama, para caer dormida a los cinco minutos. Tras tantos años de terapia para poder seguir adelante después de tantos reveces, para poder confiar en la persona que tenía a mi lado, a la que amaba, a la que le prestaba toda mi atención y a la que me había entregado en cuerpo y alma, me volvía a sentir inseguro y la incertidumbre no me dejaba pegar un ojo, tantas noches viéndola dormir, pensando que era un error lo que se cruzaba por mi cabeza, que era una locura producto de mis miedos, que estaba insanamente equivocado. ¡Ella no!, ¡Ayleen no!, ella no es así, sabe al dedillo mis sufrimientos anteriores y no sería capaz de algo así. Necesitaba saber si mi esposa estaba haciendo cosas a mis espaldas, si me estaba ocultando algo o mintiendo, y aunque me duela el solo pensarlo, si me estaba engañando. ¡Necesitaba saberlo! Desde hace cinco años soy arquitecto, luego de trabajar un tiempo en un estudio, montamos con mi amigo Martín el nuestro y empezamos a tener proyectos en nuestra ciudad, algunas pequeñas casas, locales comerciales, remodelaciones, no era una locura, pero siempre teníamos varios trabajos a la vez. Después de un tiempo, fuimos encadenando trabajos un poco más importantes, incluso varias obras en ciudades vecinas. Cómo excusa de un posible proyecto en una localidad costera a unos casi cuatrocientos kilómetros de La Plata, para uno de nuestros clientes, me inventé un viaje a esa ciudad para poder ver lo que hacía mi esposa cuando yo no estaba, . Preparé un bolso con ropa como para tres días y me despedí de ella el jueves por la tarde y le dije que volvería el domingo por la mañana o al medio día. Me hospedé en un hotel a unas treinta cuadras de casa, dejé mi auto en el estacionamiento y alquilé otro auto para esos días. Me desperté ese viernes y mientras desayunaba, fue que hicimos la videollamada, ella estaba aún en casa y después de hablar un rato, me recordó que esa noche, saldrían a tomar algo con sus amigas para festejar el cumpleaños de una de ellas que había sido el miércoles, le dije que lo pasara muy bien y nos despedimos, antes de cortar, le dije que en la noche la volvía a llamar. A la hora que supuestamente salía del estudio, la llamé por teléfono desde el auto estacionado a unos metros del lugar donde trabaja, mientras la veía salir puntual del edificio, conversando con una mujer, supongo que compañera de trabajo, hablamos unos minutos y me dijo que se iba para casa. La seguí sin que pudiera verme hasta que entró en un local de ropa para mujeres, un rato después, salió con una bolsa con la ropa que supuse había comprado. De allí la seguí hasta que entró en una casa de estética y depilación a la que suele ir, a unas diez o doce cuadras de casa. Una hora y cincuenta minutos después, salió de ese lugar, y ahí sí, se fue caminando para casa. A eso de las ocho de la noche, estando a unos metros de la puerta de casa, la llamé diciéndole que cenaría con el cliente y que seguramente la volvería a llamar el sábado al mediodía, ella me dijo que se estaba preparando para salir con las chicas, hablamos unos minutos y nos despedimos hasta el otro día. Nunca me gustó ser un hombre posesivo ni controlador, siempre consideré que la confianza debe estar por sobre todas las cosas, pero con tantos dolores vividos, esa sucesión de pequeños hechos, me hicieron sentir esta desconfianza y pergeñar este rebuscado plan que claramente no me enorgullece. Faltando diez minutos para las nueve, la vi salir de casa, iba con un vestido que yo no conocía, y supuse que era el que habría comprado esa misma tarde, era de color hueso, algo más corto de lo que suele utilizar, abotonado al frente dejando ver sus hermosas piernas y con algo de escote, y conociendo sus hermosos pechos, por el movimiento, me di cuenta que no llevaba corpiño, no era la primera vez que no los llevaba, el tamaño medio de sus pechos y lo bien puestos que los tiene, se lo permite. También unos zapatos blancos de taco alto, una pequeña cartera blanca, su pelo castaño claro recogido con una cola de caballo, aros colgantes y un collar. Estaba realmente hermosa, ella es realmente hermosa, pero en esta ocasión no iba a ser yo, el beneficiado de su belleza y de su sensual elegancia. Su metro setenta, sus caderas algo más anchas que la media, una cola hermosa, aunque ella dice que es muy grande, hermosas piernas y unas hermosas tetas. Se paró en la esquina de casa hasta que vi pasar un taxi al que le hizo seña, las luces intermitentes se encendieron y el auto se detuvo para que ella subiera. Incluso me preocupé por esa actitud, hubiera preferido que llamara un taxi por teléfono desde casa o a un Uber. La seguí a prudente distancia por unas treinta y pico de cuadras, hasta que se detuvo en una de las zonas donde hay decenas de bares y restaurantes. Bajó del taxi, miró por un momento su teléfono y se paró en la puerta de un pub. En los diez o quince minutos siguientes, llegó Mariana, una de sus amigas que conozco hace tiempo, minutos después llegaron juntas Paula y Andrea, amigas que también conocía, y en ese momento me sentí un boludo, me sentí terriblemente mal por haber sospechado de ella, y en verdad se había juntado con sus amigas como me había dicho. Entraron las cuatro al pub y en ese momento no supe que hacer, si seguir allí con ese ridículo seguimiento o irme al hotel a dormir y a pensar una excusa para volver a casa un día antes del supuesto viaje. Bajé del auto después de terminar la cerveza y apoyándome en la persiana de un negocio cerrado de la vereda de enfrente, encendí otro cigarrillo. Mientras fumaba, me puse a recordar todo lo que me había pasado en mi vida para llegar a esta sensación que me presionaba el pecho, para estar allí parado, desconfiando así de mi esposa y montar esta ridícula treta para seguirla a la distancia y ver lo que hace cuando no está conmigo. No pude evitar que viniera a mi mente la primera traición que la vida me hizo vivir.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Bajo acuerdo

read
10.1K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
169.1K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
52.0K
bc

Navidad con mi ex

read
9.0K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.6K
bc

Yo, no soy él

read
88.6K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook