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Entre Cuatro Paredes

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Blurb

Un beso puede sellar un sentir que no tiene explicación, una mirada, la cercanía y un secreto.

Aventurero, seductor, dulce y pasional, así es como podría definir a la primera persona que ha llegado abarcar mis pensamientos completamente. Santos Muzzir, ese es su nombre y la verdad es que con tan solo escuchar de él, todo mi cuerpo reacciona y es imposible de evitar..

Pero lo nuestro no es más que un secreto que terminara Entre Cuatro Paredes y que nos abarcara de verdades, dolor y superación.

¿Y tu? ¿Quieres unirte a este secreto?

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Capítulo 1
Cepillo con prisa mi cabello, coloco una diadema dorada y me doy un vistazo rápido en el espejo del baño. Entre saltos torpes coloco mi jeans y busco con prisa mis zapatos deportivos, doy con uno, pero el otro está desaparecido, me acuesto en el suelo con la vista debajo de la cama y allí está el condenado. Busco algo para alcanzarlo, pero con mi torpeza lo que logro es que este más y más lejos de mí, me acerco un poco más, hay tanto polvo debajo de la cama que podría ensuciarme o peor aún, enfermar de alergia. Así que me esfuerzo un poco más y soltando un chillido logro atajarlo, lo atraigo hacia mí y lo tengo en mis manos. Sin siquiera levantarme del suelo coloco mis zapatos, los gritos de mamá se escuchan en la parte de fuera de la casa, le contesto de la misma manera para que espere por mí. Ya con mis zapatos puestos, procedo a levantarme, salir y luego bajar con prisa las escaleras. Mamá sabe que me encanta mi privacidad, así que, con un esfuerzo de ambas, logre tener mi habitación en la parte de arriba lejos de todos y con mi entrada independiente. Aunque, para ser sincera paso la mayor parte del tiempo con ella, es imposible estar alejada de ella. –Gahil, hija, apresúrate, debes organizar el pedido. Asiento y entro con prisa en la pequeña tienda que mamá tiene, o que mejor dicho papá le construyo junto a la casa. Ella siempre ha sido una mujer trabajadora, aunque papá siempre le daba todo, ella quería tener algo en que pasar la mayor parte de su tiempo. Yo siempre he estado a su lado, disfruto trabajar para ella, además tengo golosinas gratis. –Han traído chocolates de bolita, por favor, Gahil, no te los comas –sonrió y asiento. –Por favor mi amor, intenta anotar que hace falta para que lo envíen en el próximo pedido, ¿Si? –Si mamá, por cierto, ¿Por qué estás tan acelerada? Parece que te dará algo –me alejo un poco y comienzo a organizar las cajas del pedido. –Mañana tu hermana tiene un evento importante al cual asistir y debo terminar su vestido –otra cosa en lo que mamá se destaca es en ser costurera. –Me tiene presionada, debo terminar su vestido, así que te dejo cargo de todo esto ¿Vale? –su voz se me hace graciosa, está un poco avergonzada de dejarme sola con todo esto. –Está bien, ve, todo estará bien acá, no abriré hasta organizar todo, solo pon el letrero para que los clientes lo sepan. – ¡Ok, ok! –termina por marcharse y me deja sola en la tienda. Alzo la mirada para notar si logro colocar el letrero y una sonrisa se forma en mis labios al notar que no lo ha hecho. Es tan olvidadiza cuando tiene su mente en otras cosas, por lo menos agradezco que se mantenga de esa manera, siendo honesta, la ausencia de papá en casa, en la tienda y en nuestro día a día, ha sido de los peores momentos que hemos tenido. Hace ya un año y medio que falleció, aun a mamá le cuesta aceptarlo. Siempre diré que él lucho por todo lo que nos dejó y fue un hombre que dio todo su esfuerzo y dedicación, para luchar con ese jodido cáncer que de pronto apareció en su vida, pero que lo hizo ser fuerte y duro más del tiempo que los médicos habían predicho. Organizo todas las golosinas y los chocolates en su estantería y vitrina, tenemos una tienda donde puedes encontrar cualquier cosilla, aparte de eso mamá exhibe los trajes que confecciona. Todos se sienten encantados con esta –no tan grande tienda– pero donde atendemos con cariño y entusiasmo. El móvil de campanillas junto a la puerta suena y continuo hundida entre este montón de cajas. –Necesito una soda, urgente –levanto mi mano y señalo la nevera donde se encuentran. –Como siempre tan considerada, coneja –esbozo una sonrisa y me incorporo. –Tu siempre tan exhausta después de tu mañana fitness, pero siempre terminas ingiriendo una soda que lleva más azúcar de la que debes tomar, coneja –mi mejor amiga me guiña y se apoya del otro lado de la encimera. –Buen día mejor amiga, me alegre al ver que abrieron temprano, pero termine notando que ha llegado pedido –asiento y en un cuaderno anoto las cosas que he organizado. – ¿Tu mamá? –Terminando un vestido para mi hermana –Irene asiente y tomo una bolsa de bolitas de maíz inflado sabor a queso. – ¿Cómo van las cosas con ella? –hago un mohín y termino por sonreír. –Digamos que bien. El hecho es que el hombre que le dio todo esto a mamá, no era mi padre biológico, nunca conocí a mi padre, él se esfumo en cuanto mamá le conto sobre el embarazo así que ella lucho solo conmigo por cinco años. Luego conoció a Calum Santini quien fue quien termino por criarme y ser un maravilloso hombre con mamá, él tenía a su lado a su hija, dos años mayor que yo, Paulette, ambos decidieron unir su vida y formaron una familia con nosotras dos. Ellos nunca intentaron buscar un hijo, se sentían felices con nosotras dos, así que la familia siempre fue de cuatro. Paulette es una gran hermana mayor, no puedo negarlo, pero ambas tenemos actitudes diferentes, ella es extrovertida, hermosa y coqueta, toda una profesional, vida independiente, aunque siempre le gusta estar en esta casa. Desde que Calum murió, ella prefirió alejarse un poco, la casa está llena de sus recuerdos. Hemos tenido como todos los hermanos, nuestras diferencias, –y malos momentos– no suelo involucrarme mucho en su vida, ya que no es lo mío. Así que, aunque estemos alejadas, al venir nos ponemos ambas al día, quizás como dice mamá es por la diferencia de edad, aunque son solo dos años, yo con veintiséis, ella con veintiocho, no veo la diferencia, de verdad, no. Paulette es una gran y buena administradora y trabaja para una muy buena empresa, al parecer de la familia de su novio desconocido. Él no es de la ciudad de Florencia, acá en Italia, así que nunca hemos tenido la oportunidad de conocerle, pero ella está encantada con él. –Dime que no lo has olvidado –alzo la mirada y mi amiga pelinegra con cabello alborotado me mira fijamente. –La salida por mi cumpleaños, Gahil –esbozo una sonrisa y niego. – ¿Cómo podría olvidarlo, Irene? ¿Dónde te has decidió a ir? –Aun no lo sé, pero mañana se nos ocurrirá algo ¿Vale? –asiento y ella continúa comiendo sus bolitas de maíz. –Son deliciosos estos condenados. –Solo uno Irene y ya no más. – ¡Si señora! –se coloca firme ambas reímos. _ Mi mejor amiga se quedo ayudarme con todo lo del pedido, ya para medio día esta todo en orden y escrito con exactitud para mamá. Irene termino de marcharse, yo en este momento estoy sentada del lado de la caja, estoy en mi móvil hundida viendo videos en la red social, mientras disfruto de un cono de chocolate y maní, delicioso, por cierto. Al terminar coloque el letrero en abierto, así que nuevamente suena las campanillas de la puerta y al subir la mirada noto que es nuestra vecina y gran amiga de mamá. Me sonríe y toma una de la cesta, elige las cosas para su compra, yo dejo el móvil a un lado y continúo disfrutando de mi cono. –Gahil, que hermosa estas hoy... –Trina me sonríe y coloca su compra delante de mí. – ¿Y Gisela? Creí que la vería contigo acá en la tienda –niego mientras empiezo a facturar sus cosas. –Está terminando un vestido para mi hermana, supongo que aun esta en ello, ni siquiera ha dado un vistazo por acá –me encojo de hombros y asiente. –Tranquila Gahil, que nos atiendas tú es perfecto, siempre con tu enorme sonrisa y tu buen ánimo. Asiento sonriente y le agradezco, procedo a darle su cuenta y ella cancela su compra, se despide, no sin antes dejar un saludo para mamá, se ven todos los días, pero siempre están al pendiente la una de la otra. Nuevamente quedo solas, pero eso solo es por unos segundos, un nuevo cliente llega, pero en este momento es un gran conocido y amigo. Podría decir que hace compras todos los días, quisiera que fueran necesarias, pero solo lo hace para venir a verme. Aramis Caprio es un gran amigo, así lo ven mis ojos, piel morena, ojos mieles –muy claros–, su cabello castaño, un cuerpo atlético, una muy bonita sonrisa, tan cautivadora y dulce. Para Aramis, soy todo lo contrario, siempre me confiesa su amor y gusto por mí, siempre logro una manera nueva de rechazarlo, tiene una gran autoestima que nunca, pero nunca se siente derrotado, siempre refuerza su manera en declararse. –Mi preciosa, Gahil, que maravilloso es verte –él toma una revista y unos dulces, lo observo. – ¿Chicle? –niego. – ¿De mora? Tu favorito –esbozo una sonrisa y asiento. –Está bien, Aramis, gracias –coloca sus cosas en la encimera y le doy el monto, ya me lo sé de memoria. –Aramis, ¿Cómo se encuentra tu padre? –esboza una sonrisa. –Se encuentra mejor Gahil, gracias por preguntar, aún debe ir a terapias, pero ya está obteniendo más motivación –me hace sonreír y asiento. – ¿Ya decidieron donde ir mañana? –olvide que Irene lo invito, vive con el afán de querer emparejarnos. –Irene aún no se decide, quizás en cuanto sepa te informara –le sonrió. –Disfruta tus dulces y revista, gracias por el chicle. –Nos vemos mi dulcinea. Eso me hace reír un poco y me despido de él, quedo sola en la tienda y tomo asiento, y de pronto ocurre, me quedo muy pensativa. Si muy dentro de mi algo se encendiera por Aramis, desde hace mucho tiempo hubiera aceptado su amor hacia mí, pero mis ojos solo lo miran con ternura y amistad, a veces es tan complicado obligar al corazón a algo que no desea desde lo más profundo. Suspiro, lo hago porque de verdad detesto que de pronto me encuentre pensando en ello. Aramis es una gran persona, es bueno y amable, siempre está allí, para lo que necesite él lo está, cuando lo de papá siempre estuvo para darme consuelo, lo adoro, pero no comprendo cómo es que para la edad que tengo, pienso en todo, menos en quizás, ¿Enamorarme? Espabilo y esfumo todos esos pensamientos de mi cabeza, para no sentirme sola enciendo la tele, coloco un canal de noticias y en este momento es un programa de chismes y variedades. Lo dejo allí y vuelvo mi mirada al móvil, las voces de las entrevistadoras se escuchan, a veces siento que no sería capaz de lidiar con todo lo que lidian los famosos o personas importantes, eso no es vida. –Sí, sí, está recién llegado a Florencia, es cautivante, es un muy reconocido empresario, continuando el linaje de su familia, pero dicen los rumores por allí que tiene novia, ¿Quién será la afortunada? –en ese momento paso a enfocarme en la noticia. –Al parecer comenzara un nuevo negocio en Florencia, claramente propio y estará una larga temporada en esta mágica ciudad –la rubia que habla se ve entusiasmada mientras menciona al empresario. –Quien este con Santos Muzzir es afortunada, él es un sueño de hombre para todas sus seguidoras, solo esperemos tener muy pronto una entrevista con él, sería maravilloso y quien sabe y descubramos quien es la afortunada. La foto del empresario aparece en la tv, tiene un cabello castaño oscuro y abundante el cual lo tiene recogido. Barba muy pronunciada, una mirada oscura, cejas algo finas, un perfecto cuerpo atlético –robusto realmente–, en las fotos ni siquiera expresa una sonrisa, continúan hablando de él y vuelvo la mirada al móvil. Me da cierta curiosidad, así que de inmediato busco en sus r************* , me aparece su **, la red más utilizada y donde te sientes cerca de tus artistas favoritos. Presiono su perfil y noto que tiene una gran cantidad de seguidores, por suerte puedo ver sus fotos y videos ya que esta desbloqueado su perfil. Me entretengo viendo sus fotos, la gran mayoría son eventos importantes, cenas y luego algunas en kayak. Es obvio que es un deporte que practica, una foto en particular llama mi atención, en ella sale esbozando una sonrisa, la gran cantidad de comentarios es abrumante, todas sus seguidoras le dicen lo bien que se ve sonriendo y que debería hacerlo más seguidos, lo detallo e inconscientemente esbozo una yo. – ¿El motivo de tu sonrisa? –doy un salto y suelto mi móvil por la impresión. – ¡Dios! ¡Paulette! ¿Por qué apareces así? –la veo sonreír y me agacho para buscar mi móvil. –Lo siento hermana, estabas tan absorta en el móvil que ni siquiera escuchaste las campanas –ya con el móvil en mi mano me incorporo. – ¿Cómo estás? –sonríe y le imito. –Bien, gracias, solo me entretuve en **, ya sabes, maquillajes, vestidos –asiente y toma un caramelo. – ¿Mamá? –Paulette siempre desde que está con nosotros le ha llamado de esa manera, se siente muy bien cuando lo hace. –Debe estar enojada, se suponía que debía venir antes, pero se complicaron las cosas. – ¿Entonces qué haces aquí? Ve con ella, no le hagas esperar más. Ríe y asiente, se despide con prisa, pero no sin antes tomar más caramelos y pide que los anote en su cuenta de –caramelos que nunca cancelara–, dejo mi móvil a un lado e intentare ver otras cosas en la tv. _ Al terminar mi jornada en la tienda subí de inmediato a mi habitación, ya son cerca de las nueve de la noche, froto la toalla en mi cabello húmedo, dos golpes a la puerta y procedo abrirla. Mamá aparece con dos tazas de chocolate y galletas, le sonrió y termina por entrar, se sienta junto a la ventana mientras cepillo mi cabello. Siempre lo hace, aunque siempre le digo que no hay necesidad, debe subir las escaleras y a veces me preocupa mucho, pero deje de decirle que no lo hiciera, está sola en casa, muy poco Paulette duerme en casa, cuando esta tan hundida en su trabajo ni siquiera viene a casa, incluso fue muy grato tenerla por un rato el día de hoy. – ¿Te lo pensaras? –dice y le miro, me acerco a ella y tomo asiento a su lado, la vista desde mi ventana es hermosa. –No es obligatorio, Gahil, es solo si tú deseas aceptarlo. Después de mi corto descanso me uní a la visita de mi hermana, me dio la noticia de que hay una vacante para marketing digital en una nueva empresa, una donde ella también será parte, yo estudié para eso, pero no lo ejercí porque preferí quedarme con mamá en la tienda y así no dejarle sola. –Si estás pensando en mí, quiero que dejes de hacerlo, sabes que puedo con la tienda Gahil, tu eres muy buena en lo que haces, tu... –Mamá, ¿La tienda? ¿Tus ratos como costurera? ¿Estás segura? Es muy tentativo el trabajo que Paulette me dijo, pero, ¿Dejarte sola? No es lo que quiero –me mira fijamente y toma mi mano, acaricia el dorso de esta. –Solo es ir y darle un vistazo, yo veré la manera de buscar a alguien para que me ayude en la tienda cuando tenga otros trabajos, eso es lo de menos, yo solo quiero que tu hagas lo que sabes hacer, Gahil –esbozo una sonrisa y la observo. –Desde que Calum nos dejó, tu no haces nada más que estar a mi lado y no es lo que quiero mi amor –asiento y tomo una galleta de la bandeja. –Está bien, me lo pensare, solo porque eres insistente y porque sé que si papá estuviera aquí, estaría igual de insistente que tú. Mamá sonríe feliz, ambas tomamos de nuestro chocolate y comemos galletas, al terminar me recuesto en la ventana –exactamente en el alfeizar–, esta tiene un largo cojín acolchonado y perfecto para pasar un rato. Recuesto mi cabeza en las piernas de mamá, ella en silencio comienza acariciar mi cabello y eso logra que sienta muy relajada. Cierro mis ojos y disfruto de este momento junto a mamá, ambas en silencio la una con la otra. Desde que Calum se marchó, me volví aún más unida a mamá, Paulette de igual manera, aunque ambas somos muy diferentes, siempre tenemos algo en común, el amor que su padre y mamá nos brindaban cada día, mismo que disfrutamos y atesoramos con mucha fuerza. Mi móvil suena, me incorporo y lo busco en mi mesita de noche, mamá se despide dejando un beso en mi frente y deseándome buenas noches. Al marcharse, con prisa apago la luz, cierro la puerta con llaves y me dejo caer de espaldas sobre la cama, desbloqueo mi amado móvil y noto que es un mensaje de Irene. Irene: Hotel Glance a las 19hrs, fiesta en la terraza, no olvides tu bañador ;) ¿Mi bañador? Por Dios, estará haciendo un frio del carajo, pero esto es cada año con Irene. Siempre buscando la manera de hacer de su cumpleaños el mejor y más alocado. Le confirmo mi asistencia y dejo mi móvil a un lado, hace mucho tiempo que no salgo de fiesta, así que espero pasármelo muy bien a su lado y claramente con Aramis, necesito despejar mi mente, necesito momentos inolvidables en mi vida

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