El auto de Timothy se detuvo ante una casa tradicional, una casa de dos plantas con su baranda de madera blanca, y una gran guirnalda colgada en la puerta. Dentro de la casa se veía mucha luz, en la sala se podía observar a varias personas hablando, y en el fondo de la sala se veía un gran árbol que no podía verse más navideño con sus luces relampagueando. Vera no se movía del asiento del auto, parecía estar clavada en él, tal vez era porque tenía miedo a ser descubierta en su mentira. Timothy al verla tan callada y pensativa, tomó la mano de Vera y le dijo: ¡No tengas miedo Vera! Allá dentro solo hay personas, no elfos gigantes que van a comerse tu cabeza… ¡Eso crees! No conoces a mi familia Timothy. Ellos no son como tu familia, en especial mi madre, si a ella no le agrada

