El sonido crujiente de la nieve bajo las ruedas del auto, hacia pensar a Vera en lo que habia pasado en la cafetería.
Vera estaba sorprendida por la forma en como la había defendido Timothy, él era un completo desconocido pero parecía entenderla a la perfección, como no lo hacía ni su propia familia.
Era verdad lo que aquella mujer había dicho, su ex esposo Charlie la había llamado durante semanas, desde que su mujer y él habían terminado su relación, Charlie se había mudado a la casa que un día fue su hogar.
Lo que no era cierto era que ella no había querido firmar la venta de la casa, lo que Vera no quería era ver la sonrisa de idiota de su ex marido.
La última vez que ella respondió a una de sus llamadas de Charlie lo escuchó decir: Sé que me sigues amando Vera, y que por eso no has querido casarte de nuevo a pesar de ser una mujer bella…
Vera, tú y yo podemos recomponer nuestras vidas, podemos retomar nuestra relación, solo tenemos que olvidar lo que pasó y seguir adelante como si nada hubiera sucedido…
Además Vera, un divorcio no solo es asunto de uno de los dos… ¡Tú también contribuiste para que eso pasara! Estabas obsesionada con la idea de tener un hijo y te olvidaste de que soy un hombre… Uno muy ardiente…
Imagino que te han hecho mucha falta nuestras noches de pasión, Vera cariño, solo di que deseas que vuelva y en un minuto estaré en la puerta de tu departamento y te traeré de vuelta a nuestro querido Búffalo, dónde fuimos tan felices…
Vera nunca lo escuchó arrepentirse de haberla engañado, tampoco lo escuchó pedirle perdón, todo lo que Charlie le dijo estaba teñido de excusas y de culpa hacia ella.
Vera siempre soñó con tener una familia numerosa, en cambio Charlie solo deseaba tener una mujer que lo complaciera.
En su primer y único año de casada, Vera tuvo dos abortos espontáneos de seis semanas el primero y ocho semanas el segundo, y cuando por fin cruzó el umbral de lo peligroso, ella estaba tan emocionada y feliz que fue a ver a su médico, él le dijo que todo estaba de maravilla en su embarazo.
Ella creyó que su esposo estaría feliz con la noticia, pero nada fue como lo esperó.
Su familia la culpó y la familia de Charlie también, todos inclinaron la balanza a favor de su ex marido, él se encargó de que así fuera mientras ella estaba recuperándose en el hospital.
Por eso al ser dada de alta del hospital, Vera tomó sus cosas y se mudó a New York. No pasó mucho tiempo para que la aventura de Charlie terminara en una decepción, buscándola para pedirle que volviera con él.
Pero Vera nunca más creería en él ni en otro hombre.
Sus pensamientos le traían recuerdos dolorosos, el frío, la nieve, formaban imagenes en su memoria y fue imposible para Vera evitar las lágrimas.
Al verla Timothy detuvo su auto al lado de la carretera bajo un hermoso árbol adornado con luces doradas.
Poniendo sus labios sobre los de Vera la besó una y otra vez, luego le dijo: Hoy soy tu novio, y como tu pareja no quiero que pienses en cosas tristes, y ya que vamos a cenar con mis suegros, y con … ¿Cómo dijo tu madre que se llamaba?
¡Ah sí; Pablo! Bien, pues como Pablo, es de quien te quieres deshacer, y yo de una mujer fascinantemente fribola e interesada en mi dinero, vamos a hacer un trato Vera…
¿Un trato? ¿De qué estás hablando Timothy?
Escucha Vera, y no pongas esa cara como si quisiera secuestrarte o algo parecido, de hecho, tú me secuestraste a mí, me arrastraste a ésta divertida y fascinante charada…
Verás Vera, tú y yo tenemos algo en común, los dos sufrimos una horrible desilusión, los dos tuvimos el corazón hecho pedazos, y ahora nos enfrentamos con la actitud hipócrita de quiénes un día fueron parte de nuestras vidas…
Te seré totalmente sincero Vera, en casa de mi abuelo está la que fue mi prometida y mi hermano, y por eso mi abuelo invitó a una mujer para que yo no pareciera un perdedor ante ella y mi hermano…
Al igual que tu madre invitó a ese tal Pablo para que no parezcas una perdedora ante tus hermanos…
La mirada de Timothy era transparente, él estaba siendo sincero, y tenía mucha razón, los dos estaban pasando por lo mismo, estaban siendo obligados a salir con alguien que no deseaban y eso hizo que Vera lo admirara.
Timothy continuó: Tengo en la cajuela de mi auto el regalo que le envío el amigo a mi abuelo, debo ir a dejárselo a su casa…
Así que se me ocurrió una idea… Tú serás mi novia ante el abuelo y todos en su casa, así me deshare de la mujer que eligió el abuelo para mí y yo seré tu novio, o prometido, como lo desees ante tu familia y ese tal Pablo…
Vera sonrió al escuchar el loco plan de Timothy y con una sonrisa dibujada en los labios le respondió: Sí hubiera una joyeria cerca, un anillo de compromiso con un gran diamante, haría más creíble nuestra historia…
Ella lo decía en broma, lo que pensaba decirle a Timothy era que sí aceptaba su propuesta de ayudarse mutuamente. Pero Timothy se volvió de frente, puso sus dos manos sobre el volante, arrancó su auto y dijo: Entonces, tenemos un trato…
Luego dijo: Por cierto Vera, tienes unos labios exquisitos, y como tu novio te informo que me encanta besarlos…
Vera no sabía si Timothy lo decía en serio o estaba bromeando porque sonreía, lo que sí era verdad era que desde que se habían dado el primer beso, Timothy la había besado cada vez que tenía una oportunidad.
Respondiendo con una sonrisa bromeó diciendo: Gracias, a mí también me gusta tu boca, y puedes besarme cuanto te plazca, eres mi prometido…
¿Hablas en serio? Dijo Timothy volviendo su rostro para mirarla
Vera respondió: Si; Tenemos un trato, ¿no?
¡Oh sí, tenemos un trato! Respondió Timothy, y sin que Vera lo esperara, Timothy bajó la velocidad para besarla otra vez. Ella sonrió como si todo lo que estuviera pasando fuera un juego.
Timothy y ella terminaron riendose, los dos eran cómplices de una charada y lo estaban disfrutando.
Para que todo fuera más creíble, Timothy llevó a Vera a una joyeria y compró un hermoso anillo de compromiso con un gran diamante.
Una vez lo puso en el dedo de Vera, la besó, como si aquello fuera real y estuvieran muy enamorados.
Vera olvidó por unos instantes lo impresionante del anillo clavando su mirada en los ojos de Timothy, el momento se tornó íntimo, como si traspasara el tiempo.
Timothy tomó de la cintura a Vera y la volvió a besar, los brazos de Vera rodearon el cuello de Timothy mientras sus manos acariciaban el sedoso cabello de Timothy.
Se habían olvidado que eran vistos por los de la joyeria, hasta que se escuchó un carraspeo, el dueño de la joyeria se sentía un poco incomodo al verlos besarse tan profundamente, en especial que él y su esposa minutos antes de que entraran Timothy y Vera a la joyeria habían discutido.
La esposa de aquel hombre lo miraba fijamente y con sus ojos le reprochaba ser tan seco y poco romántico con ella.
Timothy sin mirar al hombre extendió su tarjeta para que se pagara el anillo, cuando el hombre le devolvió la tarjeta a Timothy, la esposa del sujeto le dijo: Tienen una maravillosa conexión, cuiden su amor y les dará frutos perdurables…
Vera y Timothy se miraron a los ojos, como si sus almas entendieran el mensaje que acababa de decirles la mujer, ellos no eran una verdadera pareja, pero entre ellos si existía una conexión, que cada vez que se besaban sentían profundizarse más.
Una vez salieron de la joyeria era hora de ir a la casa de abuelo de Timothy, Vera se retocaba el maquillaje mirándose en el retrovisor, cuando Vera iba a volver a poner labial en su boca, Timothy le dijo: Ponte solo un poco de brillo, tienes unos labios preciosos Vera, no necesitas ocultarlos tras una máscara labial…
Ella se sonrojó, estaban ante la entrada de la mansión del abuelo de Timothy, y él estaba actuando como un hombre enamorado, Vera no encontró ni un pequeño rastro de hipocresía en sus palabras.
Con el brillo labial en su mano, Vera solo retoco su boca qué aún ardía por un beso de Timothy, curiosamente sus labios estaban rojos, y lucían más hidratados que nunca.
Timothy bajó del auto y como todo un caballero le abrió la puerta a Vera para luego tomarla de la mano.
El mayordomo saludo a Timothy y él presentó a Vera como su prometida.
Para el mayordomo aquello era absolutamente cierto, el majestuoso anillo en el dedo de Vera lo decía a gritos, el nieto favorito del señor Reynolds estaba comprometido con una preciosa mujer.
Emocionado con la noticia el mayordomo dirigió a Timothy y a su prometida al salón donde se hallaban el abuelo y sus invitados.
Al llegar el mayordomo con sumo placer anunció: El joven Timothy y su bella prometida la señorita Vera han llegado…
Un silencio sepulcral se hizo en el salón, la ex prometida de Timothy, ahora esposa de su hermano y madre de sus gemelos, se quedó mirando fijamente a Vera.
Su mirada puso nerviosa a Vera, se podía notar que le desagradaba la presencia de Vera allí.
El señor Reynolds se acercó a su nieto para darle un abrazo, y para conocer a la prometida de su nieto. De lo nerviosa que estaba Vera lo saludo en italiano.
Con una gran sonrisa la esposa del abuelo de Timothy vino hacia ella y la saludo como lo hacen los italianos, dandole un beso en cada mejilla, sosteniendo por unos minutos una corta conversación en italiano con Vera.
La esposa del señor Reynolds era tan simpática y agradable que Vera se sintió muy cómoda hablando con ella, ganándose de inmediato la simpatía del abuelo de Timothy.
¿Van a quedarse a cenar con nosotros? Preguntó el abuelo
No podemos abuelo, los padres de Vera nos están esperando, de hecho abuelo ya vamos tarde. Solo quise pasar a dejarte el obsequio que te envió tu amigo…
Extendiendo su mano Timothy le dió la bolsa con los vinos favoritos de su abuelo que le había enviado su amigo.
Llamaré más tarde a mi amigo para agradecerle, pero… No van a negarse a compartir con nosotros una copa de vino antes de irse. Quiero hacer un brindis por tu bella prometida y por un feliz matrimonio…
Vera miró a Timothy y éste le sonrió, ella estaba nerviosa y para calmarla Timothy le dio un beso en los labios que la hizo suspirar.
¡Oh que hermoso es el amor! ¡Hacen una hermosa pareja! Exclamó la esposa del abuelo, el señor Reynolds sonrió y levantando su copa dijo: ¡Por mi nieto Timothy y su preciosa prometida, Vera! ¡Salud!
Todos levantaron sus copas, pero no todos se veían felices ni le deseaban felicidad a Timothy.
Pero Timothy sonreía feliz abrazando a Vera con su copa en la mano. Antes de hacer el brindis Timothy besó a Vera diciendo: Esto es por ti mi amor…