Capítulo 4

1330 Words
La noche pronto está sobre nosotros, el par de desconocidos que estamos en la playa compartiendo una botella de vino, nos vemos alcanzados por la fuerza de las emociones contenidas, pues como buscando calor el uno en el otro subimos al auto y en ese extraño frenesí de deseo, calor y necesidad de afecto nos besamos. Jamás había hecho esto en mi vida, pero de algún modo se siente bien, el capo del auto está levantado, el aire cálido y frío de la noche se asenta sobre nosotros, pero el calor de nuestros cuerpos, generado por el contacto de nuestros labios nos hace ignorarlo, se siente bien, mis manos mágicamente se encargan de los botones de su camisa blanca, sus manos van a las tiras de tela que sostienen mi enterizo, quizá la ropa interior que mamá me había dado había Sido mi mejor elección para este momento, pronto soy yo quien está debajo de él y el capo del auto, es cerrado, nuestros cuerpos poco a poco perdiendo su cobertura y sus manos tocando los espacios de mi que no sabía que existían, comienzan a reaccionar, espacios de su cuerpo masculino que no sabía que encajaban con él mío. Estoy confusa pero extasiada, tan confusa que mis emociones son volátiles pasando de confusión, placer, dolor, llanto pero también algo cálido y hermoso en mi interior, la humedad de nuestros cuerpo y sus besos marcando mi piel, somos dos desconocidos que en la mañana, al salir el sol, volverán a ser lo que hoy hasta este momento éramos DESCONOCIDOS, que tal vez nunca debieron llegarse a conocer, pero por ahora, eramos esa mitad del otro que nos complementaba perfectamente. [...] El suave rumor de las olas llegando a la playa me despierta, haciendo que me dé cuenta que me encuentro en un auto con alguien a quien solo he visto en unas pocas ocasiones, los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente haciendo que me sienta avergonzada como anhelante, solo estoy arropada por un abrigo costoso, el cual rápidamente acomodo sobre mi parte superior cubriendo mis pechos, busco desesperadamente mi ropa interior y una vez la encuentro me la coloco junto con mi pantalón del enterizo, intento encontrar el bra del conjunto de lencería pero si sigo buscando puedo despertar al cómplice de mi locura, pues justo ahora es lo que menos deseo. Observó su atractivo rostro unos minutos, notando lo largas que son sus pestañas, y lo ondulado y suave que es su cabello, mi impulso puede más que yo, así que acaricio suavemente su cabello dejándolo fuera de su rostro, sonrío y tomando mis pertenencias, bajo del auto, escenario de mia más recientes y primeras pasiones. La playa a comenzado a llenarse de personas así que rápidamente corro fuera de ella y tomo un taxi. Al subir al taxi, busco desesperadamente mi brasier y la guía de mis realices, pero nada aparece entre las prendas que tome, solo un abrigo costoso de hombre y un pañuelo que va en uno de los bolsillos, sé justo ahora que está es una de las más grandes y descabelladas locuras que ehe hecho en mi vida, pero aunque podría estar avergonzada y aturdida, solo me siento algo decepcionada, por el hecho de que el tiempo no se haya podido detener un poco. Cuando me doy cuenta estoy frente a la puerta del resort, corro por el lobby y entro al suite, el cual está algo desordenado pero nadie a la vista, tomo mis maletas y mis cosas y salgo rápidamente de allí, para volver a subir al taxi rumbo al aeropuerto. — Gracias señor, quédese el cambio — digo mirando repetidas veces tras de mi intentando notar que nadie me persiga. Sé que no estaba bien lo que acabo de hacer, pero era lo mejor que podía hacer en ese momento, no quería verme involucrada en cosas extrañas con un hombre a quien tan siquiera había visto, pero justo ahora lo que aún no imagino, son las consecuencias de mi actuar apasionado y poco racional. Cuando regreso a casa y cierro la puerta me siento completamente a salvo, aunque con la incómoda sensación de haber abandonado parte de mi ropa interior en manos de un completo extraño. «Bueno, no es por completo un extraño» pienso recordando la sensación de su piel en mis manos, la sensación de sus labios en los míos y la sensación de como nuestros cuerpo se complementan. Sacudo mi cabeza intentando aislar los pensamientos y recuerdos que me llegan a flashes de la noche anterior, esto debe quedarse en el pasado, dónde pertenece, nunca nos volveremos a ver y eso está bien, ambos fuimos débiles en manos de un extraño y ahí nos quedó un recuerdo pero nada más. [...] Con el paso del tiempo los recuerdos de aquella noche han comenzado a quedar atrás, aún llegan a mi mente en momentos inesperados, pero ya no es cl si yo los llamará a mi, ellos solos se aparecen en mi mente, lo que me preocupa un poco son las extrañas sensaciones e incomodidades que he comenzado a sentir en los últimos días, el caso es que no es tan extraño, pero en parte lo es, bueno, será mejor que wno le de vueltas al asunto. — Jackie, Jackie — llama Jack desde la parte trasera de la cocina de su restaurante, que conecta con el patio de mi pequeño departamento — ¿Qué ocurre Jack? — pregunto —¿Quieres soufle de queso? — pregunta sin responder a lo que le he preguntado, y bueno es aquí donde todo a vuelve raro, pues extrañamente no me gusta el queso o al menos no en ciertas preparaciones cómo está, sin embargo, me he vuelto una fan del soufle desde hace un mes. — Claro que quiero, ya voy — digo y rápidamente tomo una sudadera y bajo las escaleras. Jack me espera en la entrada de su restaurante con una gigantesca porción de soufle, corro hacia él y rápidamente tomo mi soufle. —Gracias Jack — digo mientras el me mira extrañado — ¿Estás segura de que estás bien? — pregunta y yo asiento. — Deberías ir al médico, usualmente no comes soufle, me preocupa que pueda hacerte daño que comas tanto en estas últimas semanas — dice y yo niego. — Jack, todo está bien, no pasa nada, al menos no nada malo, o eso creo — digo y dando media vuelta subo las escaleras a mi departamento. Desde hace una semana estoy trabajando desde casa, debido al agotamiento qu estoy experimentando, asi que hago mi trabajo vía virtual para ofrecer mis guía nutricionales a las personas interesadas en mejorar sus hábitos alimenticios. «Vaya, náuseas otra vez, tal vez Jack tiene razón y yo deba ir a visitar al médico» pienso y busco el número en mi teléfono. — Buenos días consultorio del doctor Jonah Newman — dice la voz de la contestadora, espero el menú de acción y selecciono el número 2 para citas medicas. La cuestión es ¿Cómo rayos voy a explicar mis síntomas? cambio de gustos alimenticios, náuseas, retraso menstrual y agotamiento rápido, al igual que somnolencia, creo que he leído de ello en algún lado, pero no recuerdo donde, en fin... La voz de la operadora responde "Su cita ha sido programada para el día de mañana a las 10:30 am" Anoto la información y rápidamente termino la llamada, termino mi soufle y decido salir a caminar un rato, caminar siempre me ayuda a despejar mi mente y a sentirme mejor. Quizá estaba pensando demasiado las cosas y eso estaba comenzando a atrofiar mi salud, pero aún a mi pesar, eso no era suficiente para que dejara mi preocupación, por lo extraños síntomas e incomodidades que estaba presentando, así que lo mejor era ver a alguien que supiera y pudiera darme las respuestas que necesitaba. Aunque sin duda alguna jamás me hubiera esperado lo que me diría el médico.
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